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Me las da en el baño
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Ocurrió en el año del 2010, en México celebrábamos el Bicentenario de la independencia, había celebraciones por todos lados y yo ya llevaba tres años trabajando en el taller, mis aventuras con Karina habían pasado, tenía una novia que trabajaba en una fonda y la verdad era una época tranquila. 

Para ese entonces yo tenía 21 años y a pesar de ser joven me había vuelto un don juan o tal vez alguien con suerte, porque admito, no soy muy agraciado ni la tengo enorme, pero creo que se estar en el lugar adecuado en el momento indicado.

Laura, era la secretaria que en aquel entonces tenía 19 años, era lata, casi 1.80 cm, de buena pierna, flaca, pero de nalga ancha, la verdad se veía bien, ella ya era madre, pero en aquel entonces se separó del susodicho y andaba dándole entrada a rodos.

Yo siempre me mantuve al margen, sobre todo porque un auxiliar le tiraba mucho la onda y ella lo retribuía, una ocasión los encontré besándose y supe que él ya era su macho o eso pensé hasta aquel día.

Era un viernes de diciembre, todo estaba muy tranquilo, algunos compañeros se fueron de vacaciones y nosotros esperábamos la hora de salida, fue entonces que comencé charlar con Laura, yo llevaba una buena relación con ella, para esto el auxiliar fue uno de tantos que no estaba, ese día ella no llevo el uniforme, llevaba una falda de mezclilla y sus tenis, una blusa pegada, la verdad se veía muy sabrosa.

L: ¡Ya quiero que sea navidad!

T: ¿Así? ¿Por qué?

L: Para que me traigan a mi muñeco, ¡jajá!

T: Jajá, tremenda, ¡pues no estaría mal que me trajeran una muñeca!

No sé si ella me estaba vacilando o no, pero esa charla comenzó a desatarme, ambos hablábamos ay en doble sentido y lanzándonos indirectas.

T: Laurita, si no anduvieras con aquel, ¡te invitaba a salir!

L: ¡Invítame!! ¡Yo no soy de nadie!

T: ¡Pero no que andas con el!

L: ¡Y que! eso te detiene?

T: ¡A mí no me detiene anda!

L: ¡¿Entonces?!!

Sin decir más me acerqué a ella y la comencé a besar, su lengua entro en la mía y sus manos agarraron mi cara, sin perder el tiempo comencé a acariciar sus ricas piernas.

Baje a su cuello, ambos estábamos en la oficina, los demás andaban en su rollo, la jefa y el dueño ni sus luces, mis manos recorrían esas piernas largas y blancas y mi verga comenzó a reaccionar erectándose poco a poco.

T: ¡Laurita!! ¡Cómo me gustas!

L: Me gustaría andar contigo, ¡pero no se puede!

T: Exacto, ¡no se puede! ¡Pero igual otra cosa sí!

L: ¿Cómo qué?

Seguí besándola y metí mi mano debajo de su falda, ella abrió los ojos y trato de sacármela, pero mi fuerza era ms, comencé a rosar con mis yemas sus labios vaginales, ella lanzo un suspiro y un ligero salto.

Le besaba el cuello mientras hacía a un lado su calzón para sentir una cuca peluda, de esas de los años setenta, pero que saben a gloria.

L: ¡Espérate, uhm!

T: ¡Nadie nos ve!

L: ¡Pero, uhm, ya basta!

T: ¡Que rica la tienes, uhm!

Laura puso su mano en mi verga que ya estaba dura y comenzó a sobármela con suavidad por encima del pantalón, yo le metía dos dedos con suavidad, apretando el clítoris, sintiendo cada vez más su humedad, ella me apretaba la verga y me la sobaba rápido, la verdad yo también sacaba liquido pre seminal!

Finalmente, su orgasmo detuvo la acción, sus espasmos los podía sentir con mis dedos, me mordía el labio, ¡yo la tena a reventar!

Laura se puso de pie y tomo aire, yo me acomodaba la verga, me miro moviendo la cabeza con una sonrisa, se asomó por la ventana y después se dirigió al baño.

Yo estaba súper caliente, así que sin decir más me pare y al seguí, mire que los chicos jugaban un juego de mesa típico de las fábricas, fue entonces que entre al baño donde Laura tenía la ¡falda arriba!

L: ¿Qué haces?

T: ¡Laurita, no me dejes así!

Como bestia me lance a besarle las piernas, ella no daba crédito a lo que pasaba, se quedó quieta e ida, no sabía si gozar o aventarme, mientras mis manos acariciaban sus nalgas que se sentían tan bien.

Me levanté y le di un beso cerrando la puerta del baño y bajándome los pantalones ante su mirada atónita.

T: ¡Perdón! ¡Pero necesito entrar en ti!

Laura miro mi verga gorda, parada y mojada, se acarició el cuello y se arrodillo para darme una rica mamada.

T: ¡No maches, que rico chupas!

L: ¡Que grosor! ¡Me encanta una verga así!

Laura me la mamaba riquísimo, yo me retorcía, la joven sabía mamar muy bien la verga, de la punta a los huevos, no dejaba ni un cm sin probar.

L: ¡Que dureza, no pudo creerlo!

T: ¡Ponte, para que te monte!

L: Pero ¿dónde?

T: ¡Aquí! ¡Mira, agáchate!

Apoyándose en el lavabo, se empino, yo baje su calzón completamente y le subí la falda, sus nalgas se veían riquísimas, Laura ya escurría, ¡así que la tome de la cintura y la comencé a penetrar!

L: ¡Ay!!! ¡Uhm!!

T: ¡Que rico aprietas uhm!

La tome de las nalgas y la embestía, Laura es 10 cm más alta así que se empino de tal forma que yo no me tuviera que alzar, ¡eso la hacía verse amos deliciosa!

L: ¡Hay!!! ¡Qué rico uhm que rico!

T: ¡Laurita!!! ¡Mamacita, que rico aprietas!

L: ¡Me encanta tu grosor, ah!!

T: ¡Pues tómalo, cómetela toda!

Laura comenzó a moverse sola, yo miraba la acción mientras jugaba sus tetas, ella se empujaba y se hacía para adelante, luego se movía en círculos haciéndome gemir!

L: ¡Nos van a escuchar, agh!!

T: ¡No me importa, uhm!!!

L: ¡Y si nos corren? ah!!

T: ¡Habrá valido la pena!

En ese lapso ella comenzó a venirse y tener otro orgasmo, ¡la adrenalina y la velocidad de mis embestidas la tenían tan caliente que me pidió algo muy excitante para mí!

L: Cuando te vengas, ¡me los das en la cara!

Su pedido me puso más salvaje, jamás había hecho eso, venirme en la cara de una mujer, comencé a embestirla rápido, dándole de nalgadas y estrujándola contra el lavabo.

T: ¿Quieres tu leche?

L: ¡Si!!

T: ¡Sácamela, uhm, sácala!

L: ¡La quiero, si, así, uhm, ya dámela papi, dámela!

Sentí como mis bolas se inflaron y se la saque, ¡Laura se agacho tan rápido como pudo y mi semen comenzó a salir!

T: ¡Si!! Trágatela uhm, aquí está tu leche!

L: ¡Que rica!!! ¡Su olor, uhm, mira cuanta es, no deja de salir!

Y mientras yo estaba orgasmeando, Laura se ponía su mascarilla de semen, que mujer tan caliente.

Una vez terminada la acción, nos limpiamos y primero salí yo y después ella, nos volvimos a sentar y charlamos un poco de lo sucedido, después me fui a mi lugar ya que llego la jefa.

Laura se fue antes de la fiesta de fin de año, pero yo aún tenía más aventaras por vivir.

Tyson.

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