Nuevos relatos publicados: 18

Mi amigovio Cain

  • 22
  • 9.201
  • 9,20 (10 Val.)
  • 0

Gracias por seguir leyendo mis relatos, les recuerdo mi nombre: soy Paulina, una mujer travesti a tiempo completo esto básicamente quiere decir que actualmente estoy totalmente definida en mi rol femenino, salgo vestida de mujer a la calle y realizó la totalidad de mis actividades como tal, incluidos los trámites relacionados a mi negocio y a mi hogar.

El relato que hoy les contaré narra la ocasión en que conocí a uno de los que hasta el día de hoy es de mis mejores amigos, quizá puedo llamarle “amigovio”, pues es tan buenísima onda que puedo llamarle tanto para que me invite a ver una peli al cine, salir a cenar en plan de amigos, casi compadres, o tener la confianza de poder llamarle para decirle que tengo ganas de una verga de buen tamaño y gordísima a las 2 de la madrugada y venga a mi departamento a atender mis necesidades…

Eso es ser un excelente amigo, no creen? Le digo “Oso” de cariño, pues es muy alto, (mide 2.02 m, imagínense la dotación para compensar el tamaño de este hombresote!!), Pero su nombre es Caín, en el momento en que lo conocí él tenía 34 años y yo 28.

Este relato tuvo lugar en la CDMX, sucedió en el año 2015, cuando tenía yo 28 añitos recién cumplidos, ya para ese momento era yo todo lo que hoy ven, salía completamente a la calle con ropas femeninas, realizaba todas mis tareas y pendientes del hogar, atendía a mi negocio y acudía a casi todos mis compromisos familiares y de amistades en mi rol de mujer independiente, justo en uno de esos compromisos es que mi relato empieza, ojalá y les guste.

Eran las 6 pm de un jueves de quincena, normalmente tomo el contraflujo de eje central para que me lleve a mis rumbos, en las U.H. de Tlatelolco, sin embargo a una de mis mejores amigas se le ocurrió la formidable idea de vernos para tomar un trago, pues ella tenía una ruptura amorosa reciente y requería el apoyo del resto de las niñas del grupito que nos juntamos, todas nosotras niñas Tv o Trans, y como sinceramente yo aprecio mucho a esta amiga, le confirme mi asistencia, así que tenía que llegar a su departamento en la colonia Portales, cerca de la estación de metro con el mismo nombre.

Gracias a la hora y por la fecha de cobro de todos los trabajadores el transporte público estaba asquerosamente lleno, típico de la ciudad de México, el viaje estaba siendo tedioso y hasta cierto punto frustrante, pues entre estación y estación se subía más gente y esto provocaba atrasos y que el tren tardará en avanzar, en una de estas estaciones en las que subió muchísima gente me aplastaron y terminé recorriéndome hasta la puerta contraria, pise el pie de un señor de la tercera edad, así que decidí sostenerme de la puerta que se mantenía cerrada entre estaciones.

Llegando a la estación de San Antonio Abad el tren freno bruscamente de nueva cuenta por lo que el tipo que venía detrás de mí termino dándome un delicioso “arrimón”, mi pudor femenino me hizo pensar en voltear a reclamar, pero de verdad no me podía ni mover, además este hombre se adelantó y dijo:

C: ¡Ay!, perdón señorita, no quiero molestarla pero mire Usted qué lleno va el transporte…

Yo Volteo mi rostro lo más que puedo, y aunque no alcanzó a ver por completo el de ese tipo, valoro el hecho de que se disculpó, y pienso que en verdad pudo tratarse de un accidente, por lo que yo le contesto sonriente:

P: No se preocupe, lo entiendo… esto está a reventar!

Por mente pasan mil sensaciones, principalmente la excitación. Es que este Caballero ha quedado completamente pegado a mis espaldas, de manera que me doy perfecta cuenta del comienzo y final de su erección.

Su verga ha quedado exactamente en medio de mis nalgas. Quizá para este punto debería hacer hincapié en mi vestimenta pues para esa noche había seleccionado usar: una faldita con pliegues en color negro bastante cortita quizá para ir en metro, una blusa de tirantes color blanco, una gabardina en color vino poquito más corta que la mini falda que estaba usando, llevaba unos botines al mismo color de la gabardina. De ropa interior llevaba un sensual conjunto de tanga oculta penes y un lindo bra con almohadillas y efecto push que me regalaba ante las lujuriosas miradas varoniles un hermoso escote que de verdad aparenta mucho más de lo que en verdad yo poseo, como siempre en mi compañero bolso llevaba todo lo necesario para sobrevivir en mi día a día, maquillaje, perfume, Kleenex, mentas, preservativos, lubricante, teléfono celular y cartera.

La imagen que me regalaba cualquier espejo de mi apariencia era de verdad suculenta, si bien esa noche la intención era tomar un trago y consolar a la amiga en su dolor, no estaba cerrada a darme un acoston si es que la noche y el destino me cruzaban ante el camino de un delicioso ejemplar del sexo masculino, y este hombre, que decir hombre… hombresote!! Me estaba tentando y de una forma muy cínica, pues mi falda se ha metido entre mis nalgas empujada por la tremenda erección de hasta este momento el desconocido y alto caballero.

El transporte comienza su marcha, el movimiento provoca que éste hombre parezca que me está penetrando; me siento tan excitada que le facilito el movimiento haciéndome hacia atrás. Él se da cuenta y decide pasar su brazo derecho hacia adelante por lo que me veo completamente prisionera de su abrazo. Nadie se da cuenta. Todos van ensimismados en sus pensamientos. Siento el respirar de éste perfecto desconocido en mi oído derecho, me excita aún más. Yo me dejo hacer todo lo que se le ocurre, un delicioso cachondeo, sin prisas ni agitación. De paso me siento protegida, segura en el abrazo de gigantesco hombre.

Alcanzó a percibir un delicioso y masculino aroma a loción, me doy cuenta que el desconocido va vestido casualmente sin llegar a ser formal, por lo que deduzco que es joven. La piel de su mano se ve morena y rugosa, lo que me dice que seguro se dedica a alguna profesión ruda, por lo que me siento más emocionada todavía, pues este tipo de hombres son mi debilidad: altos, anchos, rudos, fuertes, morenos y sumamente cachondos, en pocas palabras… se me adelantaron los reyes magos!

Increíble… Al llegar a la siguiente estación en vez de haber descenso de pasajeros ocurre lo contrario, suben tres personas más por lo que quedo aún más apretada contra la erección del desconocido, suerte para él, suerte para mí... para ambos. Así comienza nuevamente la misma escena del trayecto anterior.

En mi pensamiento sonrío. Soy una mujer travesti con mucha suerte, pues ese día por mi cabeza paso en algún momento, quizá más de una vez cancelar mi compromiso con mi amiga, sin embargo como ya lo repetí antes, ella estuvo para mí en el pasado cuando lo necesite, así que decidí acompañarla, y sin embargo ya pasaba por mi cabeza de nuevo cancelar mi asistencia a dicha reunión, pero esta vez invocaría un pacto sagrado que existe entre nosotras: -

No cancelarnos nunca o faltar a alguna de nuestras reuniones, salvo casos excepcionales- Bueno chicas, como les explico? Me encontré con un hombre gigante en el metro mientras venia para acá, y me enamoro con una erección que prometía ser de una gruesa vergota... Si! Seguro lo entenderán… Me llamarán puta, pero lo entenderán… De pronto mi desconocido seductor me interrumpe de mis pensamientos, pues me susurra al oído:

C: Te gusta lo que hago?

Ladeo la cabeza lo más que puedo para poder verlo, con una seña le pido que acerque su oído:

P: Me encanta lo que me haces… Pero me fascina más lo que logró sentir… Me faltan cinco estaciones para bajar.

C: En serio? ¡Qué causalidad! Yo también bajo en esa estación...

Entonces tenemos un momento en el que podemos mirarnos a los ojos, por lo que me percato que este hombre es el tipo de ejemplar del sexo masculino que fácilmente me atrae. Nuevamente el me interrumpe de mis pensamientos diciéndome en un tono tierno, casi embelesado:

C: Pero qué hermosa eres! Vas a una fiesta? Alguna reunión?

P: Si, me quedé de ver con unas amigas en el departamento de una de ellas en por el metro portales.

C: Que bien! Reunión de niñas supongo… O llevarán a sus novios?

P: Jajaja!! No… Ellos no están invitados… tenemos algunas cosas que platicar... cosas de niñas.

C: Y existiría la posibilidad de robarte un rato antes de que llegues a tu compromiso?

P: No deberías de tentar a una así!!! Podría decirte que si!!!

Algunas de las personas a nuestro alrededor comenzaban a mirarnos de manera indiscreta, por lo que él me dijo:

C: Mejor conversamos un momento cuando bajemos ¿sí?

P: Claro!

En todo lo que duro lo que nos faltaba del trayecto, él aprovecha para hacerme sentir su virilidad en toda su extensión. De verdad que me excitaba bastante cómo lo estaba haciendo. Al fin llega el momento de bajarnos. Afortunadamente a pesar de la calentura no sudé por lo que mi arreglo y maquillaje se siguen viendo perfectos. El me ofrece su brazo, gustosa le ofrezco el mío y comenzamos a andar hacia un lugar del pasillo en el que no hay nadie por el momento. Entonces, por fin podemos presentarnos, el comenzó diciendo:

C: Me llamo Caín y es un gusto conocerte.

P: Yo soy Paulina, y también es un gusto conocerte.

Entonces, tras nuestra presentación formal, por fin puedo observarlo bien, es por mucho más alto que yo, de facciones gruesas, manos grandes y fuertes, robusto, me gusta la gravedad de su voz, el retoma la conversación, pues me pregunta:

C: Entonces, me darías la oportunidad de robarte antes de que llegues con tus amigas?

Dude un par de minutos antes de poder articular mi respuesta:

P: E… en verdad no puedo, ya había quedado con ellas…

C: Y yo no te estoy pidiendo que las dejes plantadas, solo que llegues un poco más tarde, además, pude notar que lo dudaste…

P: Así es… Lo dude porque no puedo mentir de que me llamaste la atención… pero dime, Porqué piensas que debo aceptar tu invitación? Tu esposa no se enojara? Pude mirar en tu mano tu anillo de matrimonio…

C: Pues referente a eso, no hablaré mal de ella, pues es una buena mujer, sin embargo ya no es la misma mujer con la que yo me casé hace 3 años, además, decidiste quedarte un momento conmigo, lo que me da quizá la pista de que tú tampoco estés muy bien con tu novio, yo por mi parte te confieso que lo que quiero es no llegar tan pronto a mi casa, pues ya por todo es una pelea tras otra. Invitarte un café, una cerveza, una copa no es invitarte a que seamos infieles a nuestras parejas, simplemente me da la oportunidad para conocerte y para decirte que eres una mujer muy hermosa y que sería un desperdicio dejarte ir sin intentar ser tu amigo. ¿Suficiente?

P: Suficiente. Me gustaría tomar un café contigo.

C: Un café será! Sé de un lugar aquí cerca para no desviarte ni quitarte mucho tiempo. Gracias por aceptar mi invitación!

Yo le sonreí y él me respondió totalmente emocionado. Decidí no decirle que soy una mujer travesti, aunque yo misma en un pasado me había puesto la regla de oro de no ocultar mi condición a nadie que conociera improvisadamente o que me presentarán, pues debido a mis rasgos en verdad femeninos tuve algunas malas por no decir pésimas experiencias, sobre todo con hombres que intentaban ligarme, y daba la casualidad de que este hombre era un gigantón y si se molestaba o algo podría lastimarme sin problemas, pero pensé para mí misma “Se ve que es una buena persona y no me sentiría bien decepcionarlo. Al cabo sé que no va a pasar de tomar un café y después... desaparecer para ir con mis amigas” (qué ingenua soy).

Volvió a ofrecerme su brazo y nos encaminamos al café que él conocía por aquí, resulto ser un Toks por la Av. Municipio Libre, al entrar nos recibió el encargado de asignar mesas:

Encargado: Buenas noches ¿Señor?

C: Montiel.

Encargado: Sr. Montiel, ¿lugar para dos personas?

C: Sí, dos personas por favor.

Encargado: Claro Sr. Montiel, área de Fumar o no fumar?

C: Permítame-voltea hacia mí que estoy viendo las revistas y me pregunta-¿Fumas Paulina?

P: No, no fumo.

C: Ok, no fumar está bien.

Encargado: Ok señor, señorita, por aquí por favor.

Camino segura de mí misma, contoneo mi cadera de forma que siento que varias miradas masculinas se posan sobre mí. El jefe de Piso acomoda una silla, yo me coloco frente a ella, tomo los pliegues de mi falda con ambas manos y al sentarme el Jefe acerca la silla, todas las miradas están puestas en mis piernas las cuales cruzo a propósito de manera sensual.

Cain se sienta frente a mí y pasamos un buen rato conversando, es un hombre inteligente. Me siento a gusto a su lado pero sé que el final se acerca. Entonces, esperando no tener problemas le digo:

P: Estoy muchísimo muy a gusto contigo pero ¿qué crees? ya tengo que irme.

Caín toma mis manos y las acerca a sus labios, las besa delicadamente, y me dice:

C: No sabes cómo agradezco el que me hayas permitido conocerte.

P: Yo también te agradezco toda la caballerosidad que te caracteriza.

C: Me vas a dejar acompañarte a casa de tu amiga, ¿sí?

P: Claro, te lo agradezco, pues ya es tarde y no me va a gustar ir sola en una colonia que no conozco.

Mientras el pide la cuenta me disculpo para pasar al tocador, y mientras me dirijo para allá vuelvo a sentir las miradas de los hombres que se posan básicamente sobre mis torneadas piernas. Después de mi aseo bucal aprovecho para retocar mi maquillaje, aplico lápiz labial, acomodo todo mi vestuario y salgo del tocador.

Al salir del lugar nos dirigimos a tomar el transporte que me lleva rumbo a la casa de mi amiga, Caín me propone tomar un taxi que nos lleve a la dirección de mi amiga y en ese mismo taxi él puede dirigirse después a la suya, sin embargo yo le insisto en tomar el trolebús de municipio Libre, pues le dije que sería más divertido, Caín entiende mi indirecta y al abordar el transporte público este va de nueva cuenta con muchos pasajeros de manera que Caín vuelve a acomodarse detrás de mí, un tanto para protegerme y otro tanto para aprovechar la situación, yo siento nuevamente su dura erección en mis nalgotas, las cuales movía discretamente para premiar el caballeroso trato que Caín me estaba dando, entonces le dije:

P: En la siguiente calle bajamos, mi amiga vive 2 calles para adentro.

C: Claro bonita.

Cuando descendemos del transporte público, sin decir nada más Cain me voltea de frente a él y deposita uno de los más ricos besos en mis labios entreabiertos. Este hombre besa delicioso, introduce su lengua y la pasea de adentro a afuera. Sus manos rodean mi cintura. Después las va pasando lentamente hacia atrás hasta quedar ligeramente sobre mis nalgas.

C: Discúlpame, pero es que te estoy deseando como un loco. Eres muy bonita…

P: Yo también estoy disfrutando el momento, descuida, no te disculpes.

C: Entonces ahora sí te lo pido, no vayas con tu amiga, escapemos juntos un rato y seamos infieles…

P: Pensé que no lo pedirías!

Sin pensarlo más nos dirigimos a un discreto hotel sobre Tlalpan, antes de cruzar una calle me vuelve a sostener y me planta otro delicioso beso, tan rico como el primero, entonces yo siento la necesidad de poner las cosas en claro, le digo:

P: Espera, antes de que continúes deseo decirte algo.

Se separa lentamente mirándome con extrañeza.

C: Que sucede? Acaso no te gusto?

P: No... Digo, definitivamente si… no es eso, lo que pasa es que no soy lo que tú crees.

C: No entiendo, que debo creer que eres tu… mujer bonita?

P: Justo eso… Soy una mujer travesti...

C: ¿Travesti?

P: Así es... espero me disculpes, puedes retirarte si lo deseas. No soy mala persona y te lo estoy demostrando antes de que te adentres más en el momento.

C: Déjame decirte que te ves y eres tan increíblemente femenina. Sin embargo, pude percatarme de tu condición de inmediato, pues soy muy observador, y al igual que tú, tampoco soy mala persona, pues ya te lo demostré siendo un caballero contigo todo este tiempo.

P: Eso es verdad, aún deseas estar conmigo?

C: En verdad aún te queda duda? Entonces seré más honesto aún… Las mujeres como tú son mí completa debilidad…

Sin más que decir vuelve a aprisionarme entre sus grandes brazos, y me besa por tercera ocasión provocando mi entrega total, nos tomamos de la mano como una parejita de novios y sin que quede duda alguna de que ambos queremos que ocurra lo mismo, entramos al hotel.

Cuando nos asignaron la habitación, apenas entramos y cerramos la puerta nos fundimos en un beso más largo y apasionado que los 3 anteriores, estaba convencida de que este hombre era experto utilizando su lengua, sus fuertes manos recorrieron toda mi espalda, mis brazos, mis nalgas, mis piernas. Siento su gran erección a la altura de mi estómago, pues Caín en verdad es un hombre muy alto.

Estoy sumamente excitada, por lo que no me resisto más, con mi mano derecha aprisiono su miembro por encima de su pantalón, el acaricia mis nalgas con sus dos manos, las pasea sobre toda la extensión de las mismas, entonces pasea unos de sus dedos por en medio de ellas, donde la tela de la tanga se pierde, me retiro un poco, dejamos de besarnos, lo miro lo más putona que puedo y muerdo mi labio inferior, bajo mi vista hacia su entrepierna, mi mano sigue acariciando su gran bulto, entonces comienzo a hincarme de manera lenta, hasta que quedo frente a su evidente erección que súplica por ser liberada de su pantalón, desabrocho su cinturón, retiro el broche de su pantalón y no tengo más problemas para jalarlo hasta el piso, me excito al ver que lleva una trusa tipo bikini muy ajustada, lo que hace que se vea un miembro prominente.

Acerco mi rostro a esta zona de Caín y me llega el afrodisíaco olor de una verga deseosa de ser atendida, entonces me percato que hay una mancha de líquido seminal en la tela de su trusa, acerco mis labios para plantar un beso justo encima de donde estaba el rastro del preciado líquido masculino de este hombre, por tal motivo mis labios quedan impregnados de la afrodisíaca sustancia, saco mi lengua y comienzo lamer por encima de esta mancha, es un sabor agradable algo salado. Caín comienza a despojarse del resto de su ropa mientras yo sigo hincada delante de él.

Le ayudo a quitarse los zapatos, los calcetines y su pantalón. Cuando Caín se encuentra casi desnudo me toma de los hombros y me acerca nuevamente hacia su gordísimo bulto, que implora por ser liberado de su prisión, yo acepto gustosa y comienzo a pasear todo mi rostro por encima de éste mientras paso mis manos hacia atrás tomándolo de las nalgas. Después de un rato, cuando mi impaciencia y mi calentura no me dieron para más, comience a deslizar su trusa hacia abajo, y para mí deleite comenzó a aparecer ante mi el miembro masculino de este gigante, de repente salta completamente hacia afuera al estar libre de la trusa que lo aprisionaba.

La vergota de Caín es una delicia: 20 cm de gorda y larga verga, (bien medidos por mi en otro encuentro posterior), completamente descubierto del glande, brilloso por los líquidos emanados, libre de vello púbico y mi fascinación… un gordo par de huevotes cargados de deliciosa testosterona en forma de semen.

Agarro está deliciosa vergota con mi mano derecha levantándola hacia arriba, saco mi lengua y comienzo a recorrer toda su extensión, comenzando en sus huevos y hasta llegar a la cabeza, giro mi lengua alrededor de ella, enseguida abro mis labios y comienzo a engullirla poco a poco, saboreando cada centímetro.

Llego hasta la base de este miembro delicioso y comienzo la retirada, veo cómo van quedando rastros de mi saliva mezclada con su líquido preseminal. Me siento tan excitada que comienzo a realizar movimientos de mete y saca cada vez más rápidos y profundos. Escucho que Caín emite gruñidos por el placer que le estoy proporcionando. Realizo una y mil caricias en este miembro con mi lengua, con mis labios, lo masajeo con las manos.

Después de un rato Caín me pide que me levante, al hacerlo me pide que me ponga de espaldas y me incline sobre el respaldo de un sillón que se ubicaba a la entrada de la habitación, yo le obedezco de forma sumisa, e incluso abro mis piernas y todo mi culo queda a la vista y al alcance de sus manos que comienzan a acariciarme, mete sus dedos en el triangulito de la tanga y comienza a jalar hacia arriba, siento como el hilo de la misma aprieta mi ano, deseo facilitarle aún más el trabajo de satisfacerme, por lo que paso mis manos hacia atrás y abro mis nalgotas, al tener Caín libres sus 2 manos utiliza una para estimular mi ano mientras con la otra se masturba su gran vergota, contemplar como este hombre gigante se zangolotea su inmenso miembro masculino es una visión deliciosa y cachonda.

Entonces Caín se incorpora y acerca su miembro a mi y comienza a pasearlo en toda la extensión de mis nalgas, de repente comienza a golpearlas con su pene... qué delicia, se escucha como una ligera cachetada, eso me excita aún más, coloca su pene en mi ano por encima de la tela de mi tanga, se siente enorme, amenazante, yo termino por suplicar:

P: Ya, ya, ¡ya por favor!, ¡Hazme tuya!

C: Sí bonita! lo que tú me pidas…

Retira con sus dedos la tela de la tanga, se hinca y comienza a pasear su lengua en mi ano, lo está lubricando, preparándolo para ser penetrado, yo le ayudo abriendo más mis nalgas, siento como comienza a introducir uno de sus dedos... gimo de placer. Siento como retira su dedo y comienza a introducirlo nuevamente acompañado de otro, me siento lista para recibir su vergota.

C: Ahora sí amor, te voy a hacer mía, eres una delicia.

Se levanta y comienzo a temblar de emoción. Me percato que Caín extrajo un condón de su cartera, por lo que me siento tranquila, este hombre es precavido, además de consiente, pues además de la protección que proporciona el preservativo es más confortable la penetración gracias al lubricante que trae incluido el látex.

Caín recarga la gorda cabezota de su verga en mi ansioso orificio anal y comienza a empujar lenta y suavemente, hago énfasis en la lubricación que me regala tanto el látex del preservativo que Caín utiliza y de la comida de culo que previamente me dio, pues esto en conjunto está permitiendo que la penetración sea más sencilla y placentera, Caín no se detiene por nada y sigue penetrándome hasta que al fin siento como su vientre ha quedado pegado a mis nalgas.

He sido penetrada por este gigantón de la manera más tierna y suave que recuerdo en los años anteriores. Caín es en verdad comprensivo y consiente del tamaño que posee su verga de hombre gigante, por lo que cuando pedí un momento para acostumbrarme al gordo invasor que resguardaba celosamente en mi pequeño agujerito trasero, no se molestó y ambos nos quedamos quietos un rato disfrutando cada cual su placer, yo el grosor y largo de su pene y él la presión de mi ano. Entonces me pregunto:

C: ¿Te gusta Paulina? Puedo comenzar a bombearte?

P: ¡Sí amor!, me fascina, eres muy tierno… Por favor cógeme!! Hazme tu mujer…

Caín comienza a retirarse hacia atrás, me estoy volviendo loca por el placer, qué delicia es la gorda vergota de este hombre… nuevamente vuelve a penetrarme hasta el fondo, hace este movimiento no sé cuántas veces... va incrementando la velocidad de sus embestidas, yo gimo como una puta completamente poseída por sus dotes y le suplico:

P: ¡Ah, ah, ah! ¡Qué rico siento!, ¡No te detengas por favor!

C: ¡No Pau, no me voy a detener! ¡Qué delicia de Mujer! ¡Qué nalgotas tan hermosas! ¡Son mías, son mías!

P: Haaa!! Si Papi, soy tuya!!! Ahh… Coges riquísimo Caín… Ahhh Que vergota!!! Que suerte tiene tu mujer!!!

C: Shhh… ahorita tu eres mi mujer!!! Mi puta!!!

Caín afianza sus manos sobre mis caderas, el mete y saca es más rápido y comienza a hacerse algo violento, con una de mis manos libero mi pequeña verguita de mi tanga y comienzo masturbarme al ritmo de la penetración.

C: Paulina!!! ¡Estoy por terminar!!!

P: ¡Adelante amor! ¡Lléname de ti!

Se afianza con más fuerza, entierra todo su pene y comienza a descargar todo su semen, es increíble pues a pesar del látex del condón yo logró percibir sus chorros de semen mi interior. De manera simultánea yo termino también, ambos estamos temblando de las piernas, siento como comienza a reducir su erección dentro de mi ano, comienza a sacar su pene y al hacerlo el condón se sale y un poco de su semen comienza a resbalar por mis piernas, de manera automática recojo este hermoso líquido con mis dedos para llevarlo con ellos a mis labios y degustarlo ante la lujuriosa mirada de Caín. Entonces me dijo:

C: ¡Qué delicia de mujer! ¡Qué suerte encontrarte! Tu novio es el afortunado…

P: Definitivamente la suertuda es tu esposa, por tener a su disposición la verga de un gigante!!

C: La verdad es que estamos tan mal que tiene más de 6 meses que no hacemos nada...

P: Que mal por ella… Qué bueno para mí!! Volveré a verte, ¿verdad?

C: Por supuesto chiquita hermosa!! Está vergota estará siempre que tú quieras!!

De esta manera conocí a Caín, es como un “amigovio”, no hemos podido llegar a más pues nunca se ha decidido a divorciarse por completo de su esposa por su hijo, sin embargo y como ya lo mencioné al inicio, este hombre a estado para mí en las buenas y en las malas, al fin y al cabo… Un buen amigo y con dotes de gigante!!

FIN

Agradezco sus comentarios a mi correo:

[email protected].

(9,20)