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Mi mejor amiga Gabriela (Parte IV)

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De algo estaba completamente seguro: mi próximo encuentro con Gabriela sería muy intenso. Luego de lo que ocurrió en mis clases de manejo, que pueden leer en: Mi mejor amiga Gabriela (Parte III), decidí llevar la relación a terrenos más intensos.

Para aquellos que recién se están enganchando a estos relatos pasare a describirme y describir a Gabriela. Me llamo Daniel, tengo 36 años, mido 1.80, de piel morena y constitución esbelta. Gabriela es delgada, mide 1.60 de piel blanca, cabello cortado estilo Bob, posee una mirada bastante sexy, una nariz delicada y redondita, de lindas piernas largas, senos de tamaño medianos y unas nalgas redonditas.

Antes de continuar con la historia creo que debo aclarar que pese a vivir en una de las ciudades más grandes de mi país, los sex-shop con los que se cuenta no están lo suficientemente bien surtidos y, para ser sincero, en mi próximo encuentro con Gabriela deseaba darle rienda suelta a otra de mis fantasías la cual era: usar juguetes sexuales con Gabriela. Luego de salir del trabajo me enfrascaba en horas y horas navegando por páginas web buscando los juguetes sexuales que deseaba, un día, luego de horas de búsqueda al fin pude dar con una página web que tenía en stock muchos objetos que deseaba comprar. Hice mi pedido y según el formulario el envío demoraría máximo 3 días una vez realizado y cancelado el pedido.

Los días pasaban poniendo a prueba mi paciencia, mientras los pasaba mensajeándome con Gabriela. Un jueves (2 días después de haber realizado mi pedido) recibo una llamada de Gabriela.

-Hola, ¿Cómo va?

-Hola, todo bien, aquí preparando una reunión para esta noche. ¿vos? –le respondo

-Bien, ¿estás ocupado? –me dice usando cierto tono de voz que me encanta.

-Sabes que para ti siempre tengo tiempo.

-Más te vale, ¿has visto el Facebook?

-La verdad que hoy no –le digo y era cierto, normalmente los jueves eran días muy estresantes para mi persona.

-Ni sabes quien toca Meraki –me dice toda emocionada.

Meraki es un bar de nuestra ciudad donde en ocasiones tocan bandas en vivo. Una sonrisa se dibuja en mi rostro al escuchar su pregunta.

-¿Quieres ir conmigo? –le respondo directamente.

-Déjame pensarlo –dice haciéndose la interesante y luego de unos cuantos segundos contesta –está bien jaja.

-Gaby y que te parece si luego del concierto nos vamos a otro lugar?

-Sabes que sí –es su respuesta y yo por dentro pensando: no digas pero, no digas pero –pero también sabes que es un poco complicado –finaliza ella.

-Entiendo, no te preocupes.

-Bueno, ¿vamos el sábado?

-Está bien –respondo– te llamó ese día para que coordinemos todo.

-Espero tu llamada entonces… Y… guapo… esa noche deseo sentirte –me dice y corta la llamada.

Aquel jueves lo pasé con una sonrisa de oreja a oreja, pese a ser uno de los días donde más trabajo tenía no lo sentí tan pesado, es realmente increíble como una llamada o una sola frase puede imbuirte de tanta felicidad. Ese día una vez terminada la reunión y una vez se fueron todos me encontré solo en la oficina, me dirigí a mi escritorio, saque mi botella de whisky y me prepare un vaso, lo bebí lentamente con la mirada fija al sofá de la oficina, aquel sofá donde empezó todo esto que ha estado pasando. Recordé con lujo de detalle el cuerpo de Gabriela desfallecido en aquel sofá, totalmente desnuda, con su vagina chorreando mi semen y recordé su expresión de placer. Me bebí el vaso de whisky de golpe y procedí a masturbarme pensando en Gabriela.

Al día siguiente mi alegría se tornó ansiedad, era el tercer día desde que había hecho mi pedido y el envío no había llegado. Ya por mediodía estaba perdiendo la esperanza que el paquete no llegue. Al finalizar la tarde me resigne a que los juguetitos que había comprado para Gabriela no iban a llegar esa semana, fue así como viernes llegó a su fin.

El sábado en la mañana me despierta el celular, al tomarlo compruebo que era Gabriela la que me llamaba.

-Alo, buenos días ¿Cómo estás?

-Buenos días guapo… ¿te desperté?

-No –le mentí– hace rato me desperté, pero sigo en cama.

-Eso es vida –me dice– yo estoy llegando a la oficina.

-Aaah verdad que trabajas sábado.

-Si, ¿a qué hora nos veremos hoy?

-Vaya que estás impaciente –le digo y lanzo una carcajada.

-Es que no te imaginas como me pones –bromea ella.

-Suelo causar ese efecto –le digo– pensaba que nos juntemos a las 8 de la noche ahí mismo en el boliche así llegamos y apartamos una mesa, recuerda que se va a llenar y luego es difícil hallar una mesa libre.

-Me parece bien, y guapo una cosita más… te cuento que arregle unas cositas y esta noche luego del concierto me puedo ir contigo a otro lado… además que te tengo una sorpresa.

-Wow muy bien –contesto al aire ya que me doy cuenta que Gabriela había cortado la llamada.

A veces ella suele hacer eso, corta la llamada de golpe, supongo que lo hace para lograr una salida dramática o misteriosa. Tomo el celular y realizo una llamada para reservar una suite temática para nosotros en un conocido motel de mi ciudad. Finalizando me dirijo a darme un buen duchazo cuando el timbre de la casa suena, al abrir enorme es mi sorpresa al ver que son de la compañía de envío, el paquete que había pedido había llegado. Firmo el recibo y me dirijo veloz a mi habitación a apreciar la compra, abro la caja y una sonrisa se dibuja en mi rostro, todo lo que había pedido había llegado… aquella noche sería LA noche.

Después del almuerzo me dirigí a tomar posesión de la suite, llevé todo lo que había comprado y también la ropa que iba a usar para ir al concierto, guardé en un cajón todos los juguetitos y me recosté en la cama apreciando la habitación, esta era espaciosa, con espejos ubicados en varios lugares, con una televisión enorme, el baño también era espacioso y con abundantes espejos, la habitación al ser una suite temática contaba con una mini habitación que simulaba una aula de escuela, además de poseer un sillón del amor (para referencias visuales googlear: sillón del amor).

Tomo el control de la tv y la enciendo sólo para hacer ruido, al encenderla justo se encuentra sintonizando un canal porno, los que han ido a este tipo de lugares saben que esto pasa siempre, me entretuve viendo la porno, me calenté demasiado que terminé masturbándome pensando en Gabriela y las cosas que quería hacer con ella. El tiempo pasó rápidamente, así que me apresuré a alistarme, me di un buen duchazo y luego de cambiarme me dirigí al boliche a esperar que llegara Gabriela. Ingresé al local y me dirigí al área de fumadores donde encontré una mesa vacía. Me pedí una cerveza y mientras jugaba en el celular para pasar el tiempo me llegó un mensaje de Gabriela.

-Hola Guapo, ya estoy llegando, ¿Dónde estás?

-Hola –le contesto– salgo a esperarte. Ya llegué y aparte una mesa.

Me dirijo hacia la salida no sin antes encargarle a una mesera que por favor nadie se apropie de la mesa. Ya en la calle observo entre los autos que pasan por la calle y diviso a Gabriela a lo lejos, estaba bellísima, pantalones negros al cuerpo, una blusa blanca con un escote generoso, con un maquillaje oscuro que le sienta muy bien.

-¿Esperaste mucho? –me pregunta luego de saludarme con un beso en la mejilla

-No mucho, pasemos rápido para que no nos quiten la mesa.

-¿Hay mucha gente? –me pregunta

-No mucha –le respondo– aunque algo me dice que se llenara pronto.

Entramos al boliche y nos dirigimos a la mesa que ya había apartado, me ordene otra cerveza y Gabriela se pidió vino, brindamos por la noche, por nosotros y por el concierto que empezaría. Pasaron un par de horas y ya notamos como la banda estaba subiendo al escenario, nos dirigimos a un buen lugar para poder escuchar bien y disfrutamos el concierto. Durante el mismo yo me coloque detrás de Gabriela y mientras la banda tocaba los temas que nos gustaban yo la abrazaba.

Luego del primer show nos dirigimos nuevamente a nuestra mesa.

-Dani –me dice mientras enciende un cigarro- ¿lo que sentía entre mis nalgas cuando me abrazabas era lo que creo que era?

-¿Tú que crees? –le respondo

-Lo supuse –me dice mientras expulsa el humo de su boca– ¿qué planes tienes para esta noche?

-Bueno luego del concierto quiero que vayamos a un lugar más íntimo.

-Más te vale –me dice– mira que traigo tu sorpresa en el bolso.

-Supongo que no me dirás lo que es –le digo

-Quiero que sea sorpresa –me dice guiñándome el ojo.

-Ya veremos quien sorprende a quien.

Para el comienzo del segundo show de la banda el local estaba a reventar de gente, nos ubicamos en un lugar desde el cual podíamos ver bien el escenario, la banda continúo tocando, yo nuevamente abracé a Gabriela y empiezo a sentir como su mano empieza a acariciar mi pene sobre el pantalón, se da vuelta colocándose frente a mí, se acerca a mi oído y a pesar del excesivo sonido dentro del boliche escucho que me dice:

-Esta vez me toca a mí frotar.

Y mientras la banda tocaba y el público alrededor se emocionaba, ahí estaba Gabriela frotándome salvajemente el pene sobre el pantalón, siento como me baja el cierre del pantalón e introduce su mano buscando mi pene erecto, no le fue difícil realizarlo, una vez su mano dentro comienza a acariciarlo lentamente. La situación era muy intensa, prácticamente Gabriela me estaba masturbando en público. Mi mente luchaba por controlar mi cuerpo, Gabriela solo apoyaba su cabeza en mi pecho, su brazo rodeando mi espalda mientras que con su otra mano me masturbaba rítmicamente. La situación era demasiado excitante, por ratos Gabriela paraba en su ritmo, supongo que cuando sospechaba que podía vernos alguien del público o en ocasiones aceleraba el ritmo como queriendo hacer que acabe ahí mismo, todos mis pensamientos estaban en controlarme y no terminar, por lo visto este jueguito tenía muy feliz a Gabriela quien ocasionalmente acercaba su boca a mi oído para reírse o susurrarme cosas como:

-¡Dale guapo, acaba rápido o no te animas!!! –me decía mientras se reía

-Ahora yo tengo el control –lo decía con una mirada lujuriosa

-Si te puedes aguantar te daré tu sorpresa –esto lo decía dándome besitos en el cachete

Tengo que confesar que del concierto no preste casi nada de atención, al terminar el segundo show nos dirigimos nuevamente a la mesa.

-Te contuviste demasiado bien –me dice con una sonrisa

-No sabes cuánto me costó –le respondo doy un trago a mi cerveza– ¿te parece si ya nos retiramos?

-Ya no te aguantas jajaja

Me acerco a ella, le hago señas para que se acerque a mi entonces le susurró al oído

-Me estoy muriendo por comerte toda

-Está bien, vamos chico –me dice.

Llamo a la mesera para cancelar el consumo y salimos del boliche, tomamos un taxi al cual le doy la dirección, en el camino Gabriela se acuesta en al siento, usando mis muslos como almohada mientras me cuenta lo bien que la paso en el concierto.

Al tenerla acostada así en el taxi y aprovechando la oscuridad del mismo, mi mano se dirige sin disimulo hacia su escote, apretó uno de sus senos con fuerza, Gabriela ahoga un gemido de sorpresa y continúa hablando para que el taxista no se dé cuenta, mis dedos localizan su pezón y comienzo a jugar con él, apretándolo, estirándolo y estimulándolo con mis dedos. Al darme cuenta que estábamos llegando a nuestro destino me detengo y aparto la mano. Pago el taxi y nos bajamos directo a nuestra suite.

Al entrar a la habitación Gabriela se queda observando todo el ambiente, observa detenidamente el mini ambiente que simula un aula y se queda observando el uniforme de colegiala que cuelga de la pared, yo la abrazo por atrás mientras mis manos buscan desesperadamente sus senos, ella me detiene apartándose de mí.

-Calma –me dice– Dani espera un momento, voy a alistarme, saldré en un momento, puedes pedir algo mientras esperas.

-Está bien… ¿deseas algo en particular?

-Un whisky para mí –dice y se mete al baño

Llamo a recepción y hago el pedido, prendo la televisión cambiando rápidamente el canal y mientras hacía zapping escucho como colocan el pedido en el mueble especial de entregas.

-Gaby –digo elevando la voz– ya llego el pedido.

-Ok –me responde

Ya estaba comiendo ansias, sirvo dos vasos de whisky, dejo uno en una mesita y me llevo el otro conmigo a la cama. Me acuesto y continuo con el zapping, ya me encontraba terminando mi vaso cuando escucho a Gaby.

-Lista Guapo, ¿puedes apagar la tv?

-Está bien –digo y apago el televisor.

-Siéntate en el sofá y cierra los ojos, sino no salgo –me dice

-Bueno.

Me dirijo rápidamente al sofá del amor, me acuesto y cierro los ojos.

-Listo –le digo.

-Ok.

Escucho como se abre la puerta del baño, lucho contra el deseo irresistible de abrir los ojos, escucho como sus pasos se acercan lentamente a mi hasta detenerse a determinada distancia.

-Listo, abre los ojos y disfruta tu sorpresa.

Abro lentamente los ojos, quedo realmente sorprendido, Gaby lleva una lencería de enfermera color negro, medias nilón negras hasta el muslo sostenidas por un portaligas negro, las medias tienen un detalle de red que va del muslo a la cintura, una faldita mini color negro con detalles rojos, guantes negros altos, un sostén con encajes color negro y detallitos rojos, además de una cofia que hacía juego con todo el conjunto. El conjunto en su totalidad, el color negro le sentaba demasiado bien, contrastando con la piel blanca de Gabriela, realmente estaba hermosa.

Gabriela se acerca a mí, intento levantarme, pero ella hace una señal para indicarme que desea que me quede acostado en el sofá del amor, al llegar junto a mi toma mi mano y la coloca en uno de sus senos, empiezo a apretarlos fuertemente, Gabriela levanta el rostro disfrutando como apretó sus pechos, toma mi mano, la baja lentamente por su vientre hasta llegar a su vagina, mis dedos acarician su vagina por encima de su tanga, noto como su tanga se encontraba demasiada húmeda.

-Parece que la que no se aguantaba eras vos –le digo acariciándola bien.

Gabriela solo suelta un gemido y empieza a mover su cuerpo de manera rítmicamente mientras mis dedos acarician su intimidad. Me levanto del sofá, tomo a Gabriela de la cintura y beso sus labios, lentamente siento como su lengua sale tímidamente buscando la mía, el beso se torna apasionado, nuestras lenguas chocando una con otra, mis manos se dirigen a acariciarle las nalgas. Guio a Gabriela hacia la cama, donde le doy un pequeño empujón para que ella quede sentada.

-Ahora te toca cerrar a ti los ojos –le digo

Gabriela toda obediente cierra los ojos, rápidamente saco los juguetitos que compre del cajón, me acerco a Gabriela la beso pidiéndole que no abra los ojos, ella me devuelve el beso apasionadamente.

-¿Confías en mí? –le pregunto al oído.

-Si –me contesta ella toda agitada.

-Aprecio eso, te colocaré algo y esta noche quiero que simplemente disfrutes.

-¿Qué será? –me dice.

Tomo un antifaz y se lo coloco, dejándola sin poder ver nada.

-Quiero que uses esto mientras yo disfruto totalmente de ti.

-Me gusta el rumbo que está tomando esto –me dice mientras se dibuja una sexy sonrisa en su rostro.

-Por si acaso tengo más juguetes que quiero usar en ti –le digo.

Acuesto a Gabriela en la cama, tomo dos esposas de cuero colocándolas en cada muñeca de Gabriela y el otro extremo colocándolo al espaldar de la cama, dejándola inmovilizada y vulnerable. Me coloco a los pies de la cama, tomo uno de sus pies de Gabriela que aún lleva sus tacones, lo levanto acercando mi rostro a él y besándolo, Gabriela queda abierta de piernas para mí, comienzo a besar y lamer sus muslos, Gabriela suelta pequeños gemidos.

-Prepárate –digo suavemente.

Tomo el vibrador clitoriano que compre y lo enciendo colocándolo en la velocidad más suave, el sonido del aparato empieza a sonar por toda la habitación, lo dejo encendido, todavía no lo uso, solo quiero que Gabriela lo escuche.

Empiezo a lamer la vagina de Gabriela, lo hago por encima de su tanga, mi lengua ataca y empiezo a lamerla como si fuera un animal sediento, Gabriela no se contiene y empieza a gemir fuerte, aparto un poco su tanga y continúo lamiendo su vagina, sus labios vaginales y su tanga están totalmente empapados, me detengo y para estar cómodo levanto sus piernas y le saco su tanga, no me aguanto y meto su tanga a mi boca para saborearla, la dejo a un lado de la cama y continuo haciéndole sexo oral a Gabriela, mi lengua empieza a atacar su clítoris, lamiéndolo como loco, Gabriela empieza a retorcerse de placer.

-¿Te gusta cómo te lamo la vagina? A mí me gusta lamerte toda y beber de tus jugos

-Continua… continua –responde Gabriela jadeando.

Introduzco dos dedos a su vagina mientras mi lengua sigue estimulando su clítoris, Gabriela se retuerce de placer, intenta usar sus brazos, pero están firmemente esposados al espaldar de la cama.

-¿Quieres que me detenga? –le pregunto.

-Nooo Dani… sigue… sigue –me dice en tono suplicante

Empiezo a realizar un mete y saca frenético con mis dedos, el sonido que hace su vagina al ser penetrada por mis dedos es increíble, continúo lamiendo su clítoris, chupándolo. Siento como Gabriela está llegando al clímax, de repente Gabriela se arquea y sus piernas empiezan a temblar convulsionando, es sorprendida por un orgasmo brutal. La contemplo como sus piernas siguen sacudiéndose con movimientos erráticos, poco a poco se calma.

-No creas que esto ha terminado.

-Mmmm –es su respuesta.

Tomo el vibrador clitoriano que deje encendido, este aparato tiene una cabeza redonda y un mango largo, apoyo la cabeza en la vagina de Gabriela, esta da un pequeño salto al sentir el vibrador en su intimidad, comienzo a moverlo lentamente, recorriendo sus labios vaginales, noto como Gabriela comienza a mover sus caderas estimulada por el vibrador. Aumento la intensidad del vibrador y con mi mano libre inserto mis dedos nuevamente en su vagina, noto como está totalmente mojada, mis dedos ingresan fácilmente y empiezo a meterlos y sacarlos rápidamente.

-Vamos perrita… quiero que termines nuevamente –le digo

-No… me digas… perra –Dice entre jadeos Gabriela.

No puede decirme nada más ya que de su boca sólo salen gemidos, continuo con el mete y saca frenético, al mismo tiempo castigo su clítoris apoyando con fuerza el vibrador. No pasa mucho tiempo cuando nuevamente sus piernas comienzan a temblar víctimas de un poderoso orgasmo.

Apago el vibrador y a continuación quito las esposas del espaldar de la cama y esposo las manos de Gabriela, me encanta que solo se deja guiar, hago que Gabriela quede arrodillada encima de la cama, libero sus senos del brasiere, noto como sus pezones están erectos, apretó sus senos fuertemente, Gabriela suelta un gemido de dolor.

-Sabes que tus senos me vuelven loco –le digo pellizcando sus pezones con fuerza.

Empiezo a chuparle los senos con fuerza, alternando entre uno y otro, Gabriela gime de placer, realmente me volví salvaje, chupo con fuerza notando como sus senos quedan enrojecidos, no me importa, solo deseo disfrutar su hermoso cuerpo y darle todo el placer posible. Me detengo y guío a Gabriela para bajarla de la cama. La acerco hacia el sofá del amor.

-Ponte de rodillas –le digo.

-Sácame el antifaz –es su respuesta– sabes que me gustan los espejos.

-Primero de rodillas –le digo.

Gabriela obedece colocándose de rodillas frente a mí. Tomo mi pene el cual se encuentra erecto y le doy golpecitos en el rostro, Gabriela abre un poco la boca y yo presiono la cabeza de mi pene en sus labios, Gabriela tímidamente abre la boca y empieza a chupar mi pene. Le saco el antifaz como recompensa, Gabriela continúa chupando y lamiendo mi pene, ahora el que da gemidos de placer soy yo, su lengua recorre mi pene desde su base hasta la cabeza para, a continuación, envolver la cabeza de mi pene con sus labios y empezar a meterlo a su boca completamente chupándolo. No aguanto tanto placer y tomo a Gabriela de la cabeza y empiezo a penetrar su boca como si se tratará de su vagina, noto como Gabriela se sorprende por la expresión que hace con sus ojos. Supongo que ella no esperaba que yo hiciera eso. Inserto mi pene en su totalidad sacándole arcadas a Gabriela, lo mantengo durante unos segundos y luego lo saco totalmente. Gabriela empieza a toser y noto como ella se encuentra chorreando en saliva.

La tomo de las esposas para levantarla del suelo, Gabriela se pone de pie y la acuesto de espaldas en el sofá, me acomodo frente a ella colocando una de sus piernas en mi hombro y comienzo a penetrarla vaginalmente. Mi pene ingresa fácilmente debido a lo mojada que estaba Gabriela. La penetro fuertemente arrancándole gemidos de placer.

-¿Te gusta lo que ves? –le digo- ¿Te gusta ver cómo te estoy cogiendo duro?

-Si… sabes… que si –me responde entre gemidos.

Al penetrarla en esa posición abofeteo su rostro y senos, a Gabriela parece gustarle todo lo que hago, sus gemidos y sus movimientos me hacen que ver que lo está disfrutando, siento como estoy a punto de venirme, me detengo porque tengo deseo de algo más.

-Ven aquí –le digo.

Ayudo a levantarse del sofá, le doy vueltas para ponerla de espaldas a mí, Gabriela entiende lo que deseo y se acomoda en sofá, ofreciéndome su cola. La tomo de sus caderas y coloco la cabeza de mi pene en la entrada de su culo. Empujo hasta meter la cabeza de mi pene en su ano, Gabriela lanza un gemido largo y noto como su respiración se pone agitada.

-Me encanta cogerte así –le digo y a continuación meto totalmente mi pene en su ano, Gabriela suelta un grito de dolor

-Así no –me dice lanzando un grito– me vas a romper toda.

-Lo siento no me aguanto más.

Una vez mi pene ha entrado en su totalidad empiezo a penetrarla fuertemente por el ano, Gabriela entre gemidos y gritos parece gozar todo, ya que mueve sus caderas acompañando cada una de mis embestidas.

-¿Quieres que me detenga? –le pregunto

-Dámelo todo –me responde entre gemidos.

Continúo penetrándola duro y acompaño cada una de mis penetradas dándole nalgadas, Gabriela esta fuera de sí, sus gemidos son fuertes, nuestras miradas se conectan a través de nuestros reflejos en los espejos.

-Te gusta ver cómo te parten el culo, ¿no?

Gabriela solo responde con gemidos, estamos totalmente entregados en el acto, siento como su ano aprieta con fuerza mi pene erecto, lo que hace que mi excitación vaya en aumento. Siento como mi pene se va hinchando, preparándose para eyacular.

-Mmmm voy a correrme en tu culo –le digo entre jadeos

-Siii… lléname el culo de leche –me dice.

El escucharla hablar así hace que me enloquezca, siento como un largo chorro de semen sale de mi pene, mi eyaculación es fuerte, realmente Gabriela me ocasionó un fuerte orgasmo. Al mismo tiempo noto como Gabriela también tiene un orgasmo, sus piernas tiemblan, las mías también. Disfruto sentir como mi pene está dentro de Gabriela, luego de unos segundos lo saco totalmente y busco la cama donde me lanzo rendido, Gabriela queda en el sofá con la cola levantada. Luego de unos minutos Gabriela se levanta del sofá y se dirige a la cama, se acuesta a mi lado y me enseña sus muñecas, entiendo el gesto y le saco las esposas.

Se acomoda apoyando su cabeza en mi pecho y con su mano hace círculos en mi pecho. Realmente esta hermosa en su traje de enfermera sexy.

-Me gustó mucho tu traje –le digo.

-Gracias –me dice– Y a mí me gustaron los juguetes que compraste.

-Y eso que no use todos –le digo.

Gabriela se detiene y se levanta un poco para mirarme directo a los ojos.

-¿Qué otras cosas más compraste?

-Espera que me recupere y lo descubrirás –le digo.

Gabriela me da un beso en los labios y me sonríe.

(Continuará)

(9,40)