Luego de coger por primera vez con mi papá andaba muy caliente siempre. Me encontraba con mi tío José Antonio cada semana y con mi novio unas dos veces, pero no me resultaba suficiente. Supongo que el morbo de hacerlo con mi papá era mayor.
Lo hicimos varias veces con papito, una o dos veces por semana, aprovechando salidas de mamá a comprar o para reunirse con sus amigas. Cada vez nos complementábamos mejor y habíamos añadido al morbo palabras muy calientes. Me ponía a mil cuando me decía “que puta eres hijita”, o “que perra me saliste hija”, me sentía plena y andaba siempre pensando en esos encuentros.
Ninguna de esas veces intentó hacérmelo por la cola. Y yo quería mucho que me lo hiciera por atrás. Sentía mucho placer cuando mi tío José Antonio me culeaba, y quería hacerlo con mi papá. Un par de veces me acomodé en la cama, como hacía con mi tío, para que mi papá se diera cuenta que quería hacerlo por allí, pero él no se dio cuenta y no aprovechó.
Un día no aguanté las ganas y sabiendo que mamá saldría, le dije “papá quiero que hoy me cojas por la cola”. Me miró sorprendido y no me dijo nada pues justo apareció mi mamá. Pero sentí como se había transformado.
Mamá se demoraba en salir y la espera se hacía infinita. Fui a mi cuarto, daba vueltas en la cama. Salí de nuevo, ella seguía allí sin moverse. Finalmente salió.
Ni bien ella se fue, papá se me acercó, se puso detrás de mí, puso sus dos manos en mis nalgas y me dijo ¿hija quieres por el culo? Sin voltear le respondí que sí.
Fuimos a su cuarto. Sin hablar. Sin pensarlo mucho, me acosté boca abajo. Tenía solo un short ligero y un polo encima. Mi papá se acostó debajo de mí, con su cara justo sobre mis nalgas. Sentí como me las recorría olisqueando por encima del short, me estaba ya empezando a deshacer. De pronto bajo mi short y me lo sacó. Se volvió a acomodar en la misma posición y ya sentí su respiración recorrer mis nalgas. Tenía solo una tanguita pequeña y todas mis nalgas estaban a su disposición. Las olisqueó, lamió y beso por un buen rato. Repetía “mi tesoro”, “mi bebe”, “mi amor”. Yo me iba derritiendo con sus besos, resoplidos y lamidas.
Unos minutos después sentí como puso la tanga de costado y separó mis nalgas con sus manos. Sin más preámbulos, puso su lengua sobre mi culito que ya palpitaba, sentí como electricidad recorriendo todo mi cuerpo y temblé. Mi papá comenzó a darme una lamida de culo como nunca antes mi tío José Antonio. Fue deliciosamente salvaje. Tuve un orgasmo sólo con su lengua.
Tras llegar, mi papá me sacó completamente la tanga. Volvió a su posición y seguía lamiéndome. No me di cuenta como se sacó toda la ropa. Yo seguía boca abajo, con los ojos cerrados, sintiendo la magia de su lengua.
De pronto se levantó y se acostó encima de mí. Sentí su piel desnuda sobre la mía. Me dijo al oído “tu mamá nunca quiso darme el culo, ahora el tuyo mi amor será mío”.
Me excito aún más escuchar esas palabras. Le dije “papito soy toda tuya”. En ese momento sentí su pene rozar mi culito. Lo sentí frotarse sobre mi culito y sentí también como mi culito deseaba ser penetrado.
Cuando empezó a empujar, me abrí muy rápidamente. El pene grueso y grande de mi papá entró sin oposición. Me dijo “amor que puta culera eres” y comenzó a moverse rápidamente, con fuerza y hasta con violencia.
Me sentía morir de placer y tuve otro orgasmo. Mi papá estaba enloquecido. Tras unos minutos se levantó. Me dio la vuelta. Puso mis piernas sobre mis hombros, lo que hizo que levante mi culo. Me la metió así. Mi tío José Antonio nunca había hecho esa pose y me resultó perfecta. Sentí todo su pene dentro de mí. Le miraba la cara desencajada mientras me miraba y me decía “que puta eres mi amor, que puta eres hija”.
Se acercó y me empezó a besar. De pronto sentí que la sacó y la volvió a meter. Siguió un rato así, sacándola toda y volviéndola a meter. Comencé a llegar al éxtasis y llegamos los dos juntos. Sentí toda la leche de mi papito llenándome el culo.
Se levantó y se acostó a mi lado. Ambos estábamos exhaustos. Antes de irme, pues mamá podría volver en cualquier momento, me dijo “no pensé disfrutar un culito en mi cama”. Lo besé apasionadamente y le dije “te amo papito”.
Me fui a mi cuarto, me duché y me dormí.