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Mi tía, mi prima y la montaña (5): Una amiga curiosa
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Al día siguiente me desperté al poco de salir el sol, aunque no se veía por las nubes que se habían creado.

Cuando baje a la cocina mi tía ya tenía sobre la mesa un suculento bollo de moras.

—Hola sobrino! Que tal has dormido?

Me dijo con su media sonrisa cínica.

—Fenomenal tía!

Contesté acercándome hasta ella para darle un tierno beso en los labios.

Como el día anterior, se había maquillado un poco y lucía una bata corta muy floreada con un generoso escote.

—Estás guapísima! Le dije cogiéndola de las manos y mirándola de arriba abajo.

—Gracias cielo! No me suelen decir piropos, jajaja!

—Prueba el bollo que he hecho, a ver si te gusta!

—Está buenísimo tía! Que lleva?

—Es una receta secreta que no puedo desvelar!

A los pocos minutos sonó la bocina de un coche.

—Debe ser Marta! Comentó mi tía.

—Hola señora Fina!

—Hola Marta! Que alegría verte, apenas te dejas ver!

—Ya sabe que estoy muy liada con la granja! Hola Gus!

Dijo al verme con una sonrisa que llenó su cara.

—Estás preparado?

—Si, claro!

—Pues vamos!

—No os adentréis mucho en la montaña que amenaza tormenta!

Gritó mi tía mientras montábamos en la furgoneta que tenía Marta. Se había puesto una especie de bata azul que iba abotonada por delante y un ancho cinturón de cuero la ajustaba a su cintura, eso hacia que sus tetas se marcarán más notoriamente. Las botas de montaña que llevaba tampoco era un símbolo muy erótico. No llevaba maquillaje, tan solo se había perfilado los labios con el carmín rojo del día anterior.

—Que contenta estoy de que quisieras venir!

—Yo estoy encantado! Acabo de llegar y estoy deseoso descubrir cosas nuevas!

—Jijiji, como las de ayer?

Río con cara de niña traviesa. Estaba claro que se refería a sus tetas, cuando me las mostró en la cocina.

—Ese fue un descubrimiento interesante! Contesté con sutileza.

—A ver si lo que te voy a enseñar hoy te parece igual de interesante, jijiji!

Su cara de niña traviesa me hacía gracia, pero a la vez me ponía. No entendía cómo, pero mi polla había comenzado a emerger.

Después de varios kilómetros de cierto coqueteo botando en el coche por el terreno irregular, llegamos a una puerta que daba acceso a un recinto cerrado de gran amplitud. Bajamos para abrir el portón y lo volvimos a cerrar después de atravesarlo con el coche. Creo que condujo durante un kilómetro más hasta que llegamos a una zona arbolada donde había un gran cobertizo abierto por ambos lados y una cabaña de madera a unos metros de él.

Cuando bajamos de la furgoneta el cielo se había oscurecido y comenzaba a chispear. Las ovejas que andaban sueltas por el inmenso recinto parecían prever la lluvia y correteaban hacia el cobertizo.

—Has visto cuántas ovejas tengo?

—Pues veo que muchas!

Nos metimos bajo el cobertizo y me llevo hasta un recinto vallado donde había varios borreguitos con pocos días. Cogió uno que comenzó a lamerle la cara.

—A qué es bonito!

—Es precioso!

La lluvia comenzó a arreciar y comenzaron a sonar truenos.

—No crees que nos deberíamos de ir?

Le insinúe con cierto acojono. Nunca me había encontrado en una montaña con una tormenta así.

—Tranquilo, esto es normal por aquí! Nos resguardarnos en la cabaña!

Soltó al borrego y tiro de mi mano para correr hacia la cabaña. No estaba tan cerca como parecía y nos mojamos bastante.

—Encenderé la chimenea para secarnos!

La cabaña era pequeña. Una única ventana proporcionaba la escasa luz que entraba de la calle. Una pequeña mesa cuadrada con un par de sillas, un viejo mueble en el que había varios libros en la parte alta, y enseres de cocina en la parte baja, y un camastro en un lateral era todo lo que contenía. La chimenea estaba en la pared frente a la puerta y varias pieles de oveja cubrían el suelo que había frente a ella.

Al momento ya había un buen fuego que proporcionaba más iluminación y también calor.

—Será mejor que te quites la ropa para que se seque si no quieres resfriarse, jijiji!

Yo estaba al lado de la puerta y ella, ya descalza sobre las pieles de espaldas al fuego. Mientras gestionaba en mi cabeza lo que había dicho, se quitó el ancho cinturón y comenzó a desabrochar los botones de la bata. La abrió para quitársela y volví a ver sus tetas con los grandes y largos pezones erectos. Llevaba unas pequeñas bragas de un color claro que dejaban escapar parte de la mata de bello que debía de cubrir todo su coño. Las caderas apenas eran pronunciadas pero marcaban algo de forma acabando en unos muslos delgados, pero fuertes. Cuando dejó caer la bata sobre las pieles fue una escena que habría puesto dura mi polla, pero no fue necesario pues ya la tenía totalmente tiesa desde el cobertizo.

—Vamos! Quítate la ropa y ven junto al fuego!

Enmudecido ante esa visión, me bajé los pantalones y me quité la camiseta. También puse mis botas junto al fuego quedándome a medio metro de ella sobre las pieles.

Puso las manos sobre mis hombros y las tetas se pegaron a mi pecho. Mis bóxer estaban totalmente abultados y sentí como su pelvis se pegaba fuertemente contra la mía y temí que me partiera la polla. Me miro a los ojos y vi en los suyos el reflejo del tintineo del fuego.

—Te gusta el sonido que hace la lluvia sobre el tejado? A mi me encanta!

—Es… muy… interesante! Contesté con torpeza sintiendo que me faltaban las palabras. Su amplia boca me sonreía a escasos centímetros esperando que yo hiciera algo con la mía. Abrí los labios y penetre con la lengua entre los suyos. A los pocos segundos ella me devoraba con su gran boca. Sus brazos habían rodeado mi cuello y frotaba sus bragas contra mis bóxer. La rodeé con mis brazos y baje lentamente con manos hasta llegar a su pequeño culo. Mis manos lo abarcaron casi al completo y sentí su redondez y dureza.

—Tenia ganas de volver a besarte!

Susurró contra mis labios sin dejar de frotarse contra mi polla.

—Yo a ti también! Contesté con falta de sutileza.

Sin perder su sonrisa traviesa, sacó una larga y carnosa lengua y comenzó a lamer mi pecho bajando lentamente hasta llegar a los bóxer. Tiro de ellos hacia abajo hasta hacerles caer al suelo. Mi polla salió totalmente tiesa, como si fuera una estaca que hubieran clavado en mi regazo. Agarró las tetas con sus manos y comenzó a sobarla con ellas.

—Te gusta? Preguntó con su espléndida sonrisa mirando hacia arriba.

Con la boca entre abierta con una mezcla de asombro y placer, asentí con la cabeza como si fuera un robot.

—Se hacer muchas cosas, sabes!

—Estoy seguro de ello!

Contesté pensando en lo que sería capaz de hacer. Sacó la lengua y me lamió el capullo como una perra lame a su cachorro. Después soltó las tetas y agarrándome el tronco lo levantó para lamer mis huevos de la misma forma. Abrió la boca y engulló uno de mis huevos provocándome un calambrazo. Yo miraba desde arriba tensó, y me pareció que sonreía con la boca llena. Después hizo lo mismo con el otro huevo provocándome la misma reacción.

Lo sacó de la boca y engulló mi capullo para darle lengüetazos en el interior. Desde luego, esa chica tímida sabía lo que se hacía. Sus labios avanzaron por el tronco venoso con una presión suave y precisa. Sentí a mi capullo empotrarse en su garganta, pero no paró ahí. Continuó avanzando haciendo que la atravesará dándome un placer brutal.

Se la sacó casi entera y volvió a introducirla hasta chocar con sus labios contra mis huevos.

—Joderrr! Nena… vas a hacer que me corra! Susurré entre jadeos.

Se la sacó de la boca y dio de nuevo unos lametazos al capullo.

—No quieres correrte?

Me dijo mirando hacia arriba con esa cara de niña traviesa que acostumbraba a poner.

—Ufff, claro que me quiero correr! Tan solo te avisaba!

—Te contaré algo! Me dijo con sonrisa de niña mala.

—Eres el primer chico con el que estoy!

—Eso me halaga!

—Jajaja! He dicho el primer chico, no el primer hombre! Contestó divertida ante mi comentario.

—Ah, entonces has estado con algún hombre?

—Claro, como crees que he aprendido a hacer esto!

Y nada más decirlo volvió a engullir mi polla por completo.

—Ahhh! Diosss! Como me estás poniendo!

Jadee casi temblando al sentir cómo mi polla penetraba de nuevo en su garganta.

—Y qué hombre ha sido el afortunado?

Pregunté sabiendo que era su padre, pero su respuesta me sorprendió aún más.

—Han sido dos, jajaja! Me respondió con aparente inocencia y naturalidad.

—Dos?

—Síii! Aunque a lo mejor te parece raro!

—Por qué tendría que parecérmelo?

—Porque han sido mi padre y mi tío Nico, su hermano!

Aunque lo de su padre ya lo sabía, con lo de su tío aumentaba mi morbo a gran velocidad.

—Bueno, no es lo más normal, pero a veces pasa!

Contesté intentando no parecer sorprendido.

—Si me guardas el secreto te lo cuento!

—Por supuesto, seré una tumba! Contesté con rapidez deseando oír esa historia.

Hizo que me tumbara sobre las pieles frente al fuego. Podía sentir la fuerte lluvia chocando contra el techo y algunos silbidos que provocaba el fuerte viento al colarse por alguna rendija. Se arrodilló entre mis piernas y comenzó a chuparme la polla de nuevo. Sentía sus tetas chocar contra mis muslos cada vez que bajaba y engullía mi polla entera. Su cabeza subía y bajaba con los labios presionando el tronco venoso. Yo jadeaba cada vez con más fuerza y me sentía a punto de explotar. Agarré su cabeza y comencé a moverla al ritmo que me gustaba y después de un par de minutos mi polla comenzó a soltar chorretones de leche.

Ella siguió chupando y tragando todo lo que salía, a la vez que apretaba con suavidad mis huevos. El último chorretón me dejó abatido, y solté su cabeza a la vez que dejaba caer la mía contra las pieles. Ella siguió chupando lentamente hasta dejarla seca y brillante. Se la sacó de la boca y me sonrió.

—Te ha gustado? Me preguntó con esa cara traviesa.

—Ufff, ha sido brutal!

—Gracias, he practicado mucho, jijiji!

Era obvio con quién lo había hecho, ella misma me lo había confesado sin ningún pudor, pero el morbo me pedía que lo volviera a repetir.

—Con tu padre, supongo!

—Claro, y con mi tío algunas veces, aunque a él le gustan más otras cosas, jijiji!

Seguía de rodillas entre mis piernas y sus tetas colgaban con los pezones estirados apuntándome. Alargué las manos hasta llegar a ellos y los toque con los dedos. Estaban duros y deliciosos al tacto. Abrí las manos y abarque las tetas con ellas, joder, que duras las tenía la muy zorra!

—Te gustan?

Parecía la niña preguntona de la clase.

—Tienes unas tetas muy bonitas!

—Mi padre me lo ha dicho muchas veces!

Avanzó de rodillas entre mi cuerpo hasta ponerme las a la altura de la boca. Saqué la lengua y lamí uno de los pezones. Después el otro hasta que me puse a chuparlo. Nunca había visto unos pezones tan largos y me encantó sentirlos dentro de la boca. Ella no dejaba de mirar cómo lo hacía. Metió la mano bajo la teta que le chupaba como si me fuera a amamantar. Su cara era como la de una niña que está jugando.

—Chupa bebé, chupa fuerte!

Me susurró apretando la teta contra mi boca. Empecé a chupar con más ganas apretando los pezones con mis labios.

—Ufff, así es como me gusta! Dijo cerrando los ojos para sentirlo más.

Conseguí arrancar varios gemidos de su extensa boca, cada vez que la abría para jadear provocaba más mi excitación. Me acababa de correr, pero mi polla seguía tan dura como al principio, algo que a mí mismo me sorprendía.

El morbo ocupaba mi mente de una forma constante. Cuando deje de chuparle los pezones le pregunté de nuevo.

—Te los chupa así tú padre?

—No, es a mi tío al que le gusta, y me los chupa más fuerte!

—Y qué más le gusta?

—Le gusta chuparme entera! Jijiji!

—Entera?

—Si, empieza por el cuello, después las tetas, el vientre, y cuando llega al chocho ya estoy más caliente que una estufa! Y apenas me da unas chupadas me corro como una loca!

—Y te hace algo más?

—Suele venir una vez a la semana por casa, pero el día que viene me hace de todo y consigue que me corra varias veces, pero lo que más le gusta es métemela en el culo diciéndome que me lo va a reventar, jijiji!

Sus palabras desbocaban mi mente. Todavía no se había quitado las bragas y me puse de pies invitándola a que ella también lo hiciera. Me separé un metro y le pedí que se las quitara mientras la miraba. Sonrió y tiro de ellas hacia abajo hasta dejar que cayeran al suelo. Abrí los ojos como platos al ver la maraña de pelo rizado que cubría el centro de sus piernas. Era un triángulo perfecto en el que apetecía perder mi mano. Di un paso para cubrir el metro que nos separaba y pasé una mano por detrás para agarrar su pequeño culo. Abrí la otra mano y la puso sobre su triángulo de bello rizado. Estaba mullido y disfrute de ese placer mientras la besaba. Ella se agarró a mi cuello y me devoró la boca con ansia desbordada. Mis dedos encontraron la raja entre el espeso bello y percibí la humedad y el calor que desprendía su interior. No paraba de mover su pelvis buscando mas profundidad. Dos de mis dedos penetraron hasta los nudillos y la oí gemir pegada a mi boca.

—Anggg! Más! Anggg!

Comencé a meter y sacar los dedos a más velocidad. Despegó su boca de la mía y comenzó a gemir contra mis labios.

—Siiii! Así! Diosss! Ahhh! Que caliente estoy ya!

Sus palabras y gemidos chocaban contra mi boca y me puse frenético. Los dedos de mi mano trasera se clavaban en su pequeño culo como garfios, y por delante le metía los dedos a una velocidad endiablada.

—Te gusta perra? Le dije sin pensar que podría ofenderla, pero su respuesta fue inmediata.

—Dame fuerte, que soy tu perra! Ahhhh!

No le dio tiempo a más, empapó mis dedos con una tremenda corrida que acabó saliendo de su coño y empapando también la maraña de pelo. Jadeaba agarrada a mi cuello con un ligero temblor en todo su cuerpo.

—Uffff, que guarrilla estaba ya!

Yo no sabía que hacer ni que decir, su excitación parecía constante y esto no había acabado. A los pocos segundos bajo una mano y agarró mi polla que seguía como una estaca.

—No quieres metérsela a tu perra?

Me susurró haciendo que me tragara mis propias palabras.

—Estoy deseando! Pude balbucear entre los besos arrebatados que me daba colapsando mi boca. Me agarró de la mano y me llevó junto a la mesa de madera. Se inclinó sobre ella abriendo las piernas y paso los dedos por su coño para después llevarlos mojados al agujero de su culo. Lo frotó con ellos mientras yo miraba y acabó me tiendo la punta de su índice para abrirlo. Ese culito pequeño y redondo me ponía como un verraco.

—Vamos, fóllate a esta perra! Me incitó abriendo la maraña de pelo con dos de sus dedos.

Como un obseso sin capacidad de razonar, metí la polla entre la raja que me mostraba hasta el mismo fondo de su vagina. El empujón fue tremendo y dio un grito que fue silenciado por el fuerte ruido de la lluvia. Agarré su pequeño culo y lo abrí con mis manos para ver el delicioso agujero. A la vez que la embestía de nuevo con fuerza sacando otro gemido de su gran boca.

Sus delgados muslos se abrían a cada pollazo que le daba, hundir mi polla entre esa mata de pelo negro, era una sensación diferente, además de deliciosa. Sentía que la habría, que la reventaba a cada penetración, pero su vagina se adaptaba apretándose contra mi polla de una forma increíble.

Ella misma había abierto su culo con los dedos y ahora parecía tener vida propia.

—Dame más fuerte! La oí pedir agarrándose a la mesa.

Embestí con más ganas a la vez que le metía un dedo en el culo.

—Te voy a reventar!

Le grité descontrolado.

—Aghggg! Diosss! No lo creo! Mi tío me da más fuerte y no me revienta!

Me quedé descolocado ante su reto, el dichoso tío volvía a aparecer. Su culo se había abierto y le introduje dos dedos. La lujuria me desesperaba y ese pequeño culo me estaba volviendo loco.

—Te gusta esto, zorra!

Las embestidas de mi polla y la penetración anal con mis dedos la dejaron sin palabras, y de su boca ya solo salían fuertes gemidos guturales. Su cuerpo dio varios estertores y su coño empapó mi polla con otra corrida abundante. Seguí dándole con fuerza hasta que mi polla estalló de nuevo. La leche salió a borbotones y su coño se desbordó. La mezcla de corridas ya caía entre sus piernas como una catarata. Paré de embestir medio exhausto y mi polla salió de su coño chorreando. Me aleje como un metro para ver la figura de su culo abierto y tembloroso, la madeja de pelo que afloraba entre sus muslos y el líquido resbalando entre sus piernas. Era una escena que se perpetuaría en mi mente.

Giró la cabeza sin perder la postura y me miró con sus ojos grandes y su nariz aguileña.

—Diosss, como envistes! Pareces un toro bravo! Nunca me había puesto tan puta! No quieres mi culo?

“Joder, es insaciable!” Pensé jadeante sin saber que responder.

En ese momento sonó su móvil.

—Es mi padre! Me dijo al verlo con las piernas chorreando.

—Hola papá!

—Donde estas!

—Con las ovejas! He venido a enseñárselas a un primo de Laura y nos ha pillado la tormenta.

—Vale, pues no salgáis. Ahora subo con el cuatro x cuatro a recogeros, la furgoneta no es segura con esta lluvia!

—Vale papá!

Colgó el teléfono y volvió a besarme, más bien a devorarme con su gran boca.

—Ufff, como me ha gustado!

Susurró agarrada a mi cuello.

—A mi también!

—Que pena que venga mi padre! Tenía ganas de que me la metieras en el culo, como hace mi tío, jijiji!

“Joder con el puto tío!!”.

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