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Mi tía, mi prima y la montaña (8)

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Una situación comprometida.

Marta se puso el vestido con rapidez y se sentó junto a la ventana con un libro en la mano. Mi prima y yo nos metimos en el sobrado con la ropa en la mano tas la cortina de sacó. El tipo de cortina nos permitía ver todo el espacio donde se encontraba Marta pues tenía más luz, mientras que nosotros estábamos prácticamente a oscuras.

Encontramos un silla vieja palpando y me senté sobre ella mientras Laura lo hacía sobre mi regazo.

–Me vas a partir la polla prima!

–Joder, es que apenas hay sitio!

Mientras susurrábamos entró Nico, el tío de Marta. Era algo más alto que su padre, pero igual de fornido.

–Hola pequeña! Que haces aquí sola?

–Me he venido a leer mientras papá se echa la siesta!

–Jajaja, le he oído roncar al entrar en casa. Seguro que iba bien de vino! –comentó a la vez que se acercaba a Marta para darle un beso en la mejilla.

–Y tú, que haces aquí? No te esperaba hoy!

–Me apetecía verte, pequeña! Tenía ganas de tocar tus tetitas! –dijo sin cortarse.

–Ya has comido? –le preguntó Marta.

–Si. Y cuando estaba tomando el café en el bar, Toñi me la ha puesto dura enseñándome sus tetas, jajaja!

–Te las ha enseñado?

–Solo una parte con esos escotes que se pone, jajaja! Pero no se ha conformado con eso y cuando ha salido a recoger los vasos que había sobre las mesas me ha pasado el culo por la bragueta, jajaja!

–Y te la ha puesto dura?

–Compruébalo tú misma, jajaja!

Si el padre de Marta daba algo de miedo, el tío lo daba aún más. Sus brazos eran como mis piernas, y la anchura de su espalda era como un armario ropero.

Laura tampoco se cortó, y le bajó la cremallera del pantalón para hacer la comprobación que la había sugerido. Metió la mano y sacó una enorme polla en plena erección.

–Pues si que te la ha puesto dura, jajaja! –comentó Marta aguarrada con una mano al tenso y venoso tronco.

Noté cómo Laura movía el culo sobre mi polla aplastada al ver esa indomable verga.

–No te muevas, que me la vas a tronchar! –susurré a su oído.

Se levantó un poco y toqué con las manos su hermoso culo desnudo. Era delicioso tocar las dos sandías separadas por una gran raja. Cogió mi polla, que seguía como la lanza de un caballero a punto de batirse, y se la introdujo en su mojado coño bajando con lentitud.

–Qué haces? –pregunté asustado viendo tan cerca al tío de Marta con el armatoste fuera.

El fuerte ruido de la lluvia ahogaba el sonido de nuestros susurros, y Laura me contestó.

–No pensarás que voy a aguantar viendo cómo se la folla sin hacer nada!

La muy puta pensaba follarme mientras miraba lo que hacían a través de la cortina. Marta había comenzado a lamerla la enorme fresa que sobresalía al final del tronco. Tenía la boca grande, y no tuvo problemas para metérsela en la boca en pocos segundos. Podíamos ver cómo sus mejillas se abultaban al succionar el enorme rabo. Estaba claro que no era la primera vez que se comía ese pepino viendo cómo lo chupaba a la vez que le masajeaba los grandes huevos que colgaban.

–Por qué no te quitas el vestido para que pueda ver tus tetitas! –sugirió Nico manoseándolas por encima de la tela.

–Es que está papá en casa y podría aparecer por aquí!

–Venga, no seas tonta! Pedro se pasa la mitad del día borracho. No creo que salga de casa con esta lluvia!

Nico la agarró de la cabeza con su enorme mano de gorila y condujo de nuevo la polla a su boca. Marta volvió a darle varias chupadas tragándose media verga.

–Tu también te has comido eso? –le pregunté asustado mientras subáis y bajaba el culo sobre mi polla.

–No me he comido la tuya?

–Pero esa… es más grande!

–Es igual que la tuya tonto! Jijiji!

–Pues me parece más grande!

–Por qué la ves en otro cuerpo! Pero la tuya es más dura y jugosa, ummm! No veas cómo la siento atravesar me, ahahah! –intentó reprimir el gemido cuando bajó el culo por completo para insertársela entera!

–No tío! Si quieres me doy la vuelta y me subes el vestido! –oímos a Marta.

–Vale, cariño! Me encanta ese culito que tienes!

–Pero hoy nada de encularme, que la última vez fuiste muy bruto y todavía me duele! –mintió Marta.

–Lo siento pequeña, pero es que no puedo remediar ponerme así de bruto cuando te lo veo!

Marta se levantó y se dio la vuelta para inclinarse sobre la mesa. Nico le levantó el vestido y tiró de las bragas hacia abajo para pasar la mano por la abundante melena.

–Pero si lo tienes mojado! –dijo con extrañeza.

–Es que mi padre me ha estado dando antes de irse a dormir!

–Jajaja, y ha podido?

–Más de lo que te imaginas!

Nico se agarró la verga y la metió entre la selva rizada. Un leve gestó de la cara de Marta nos hizo saber que se la había clavado hasta el fondo en el primer empujón.

–Ummm, que jugosito que le tienes pequeña! Se nota que te lo ha lubricado bien mi hermano, jajaja!

Nico no esperó ni a terminar la frase. Su polla comenzó a entrar y salir como un pistón bien engrasado haciendo que las tetas de Marta se balancearan sobre la mesa.

–Es que ha echado una buen cazo de leche!

–Se nota! Todavía te huele el chochito a polla, jajaja! Y más que te va a oler cuando te suelte yo un buen manguerazo!

Nico se había agarrado a la pequeñas caderas y ya le daba unos buenos empujones.

Laura comenzó a subir y bajar las deprisa. –Joder como me pone ese cabron!

–Te gusta cómo… le da?

–Ya verás cuando se ponga verraco. Es como un oso furioso!

Ya no dije nada, tan solo metí las manos bajo sus brazos y abrace sus grandes tetas. Era una delicia hundir los dedos en esa carne mientras sentía como mi polla la atravesaba cada vez que bajaba.

–Deberías decírselo a tu padre! –comentó Nico mientras le sujetaba el delgado cuerpo para que no se desplazará por los pollazos.

–Ufff, no sé si le iba a gustar!

–Pedro se deja llevar bien, y a lo mejor hasta le gusta que te empotremos los dos a la vez!

Marta no contestó con rapidez, pero vi como le cambiaba la cara. Pude atisbar como sus labios formaban una leve sonrisa algo diabólica.

–No sé, ya veré!

Nico aumentó las embestidas. Realmente parecía un oso embistiendo el delgado cuerpo de Marta. Casi la levantó del suelo en los últimos empujones antes de correrse. Pensé que la iba a reventar cuando empezó a emitir gruñidos mientras se corría. El cuerpo de Marta parecía un guiñapo sin peso entre sus rudas manos. Le debió de soltar una buena corrida, pues cuando esa boa constrictor del coño de Marta todavía salpicaba leche. Marta se dio la vuelta con rapidez y se agachó para coger la verga chorreante y metérsela en la boca.

–Ummm, que bien lo haces putita!

Después de darle varias chupadas y unas buenas lamidas la sacó de la boca brillante y seca.

–Lo hago mejor que la Antonia?

–Ufff, ya le gustaría a ella chuparla así de bien!

Laura se tapó la boca para no hacer ruido al sentir que se corría. Noté como una catarata de flujo llenaba su vagina hasta salir por la vulva y empaparme los huevos.

Nico se guardó la polla y le dio un suave beso a Marta en los labios.

–Eres una putita deliciosa, pequeña! –le dijo como despedida antes de irse.

Cuando cerró la puerta, marca corrió la cortina y vio a Laura con la cara desencajada todavía balanceándose sobre mi polla.

–Que cabrones! Habéis estado follando! “Joder con las expresiones de la tímida!” pensé mientras sentía mi polla casi al límite.

–Diosss, que corrida me he pegado! –fue la respuesta de Laura.

–Pues a mí me ha dejado ardiendo! Y te he reservado el culito! –me dijo guiñándome un ojo.

–Pero no has dicho que te dolía? –pregunté jadeante.

–Jajaja, eso solo ha sido una excusa para que no me lo abriera el. Estoy deseando que me lo abras tu!

Tiró de Laura para que se levantará de mi regazo, y después me agarró de la mano para llevarme hasta las suaves pieles que había en el suelo junto a la chimenea.

–Vamos puta, tírate al suelo que te vas a tragar todo el semen que llevo en el coño! –dijo desnudándose de nuevo.

La tímida Marta cada vez me dejaba más alucinado. Laura la obedeció como si fuera una perrita obediente y se tumbó boca arriba. Marta se arrodilló sobre su cabeza en sentido contrario y se inclinó hasta casi poner la boca sobre su coño. Yo me había quedado de pies, mirando el pequeño culo de Marta como si estuviera hipnotizado. Apenas tenía abierto el sonrosado agujero, pero la piel que lo cerraba parecía tener vida propia.

Sabía lo que quería y me arrodillé tras ella con la polla totalmente tiesa. No me había corrido con Laura, pero ahora pensaba llenarle el culo de leche a Marta.

–Así, así! Chupa bien toda el semen de mi tío que me ha dejado el coño encharcado!

Puse el capullo contra el tímido agujero y apreté suavemente mientras las dos se comían ambos coños. El oscuro agujero se abrió como si esperara mi capullo y lo engullo como si fuese una boca ávida de carne. Toque sus largas redonditas y duras y casi sin esfuerzo la mitad de mi polla se metió en su recto.

Pensé en su padre y su tío, y sus grandes vergas. Cuántas veces habrían entrado en ese pequeño culo? Estaba demasiado excitado, salido y caliente como para seguir pensando, así que comencé a empujar. Mi polla se coló entera al primer empujón, me vino a la cabeza de nuevo las pollas de padre y tío metiéndose en ese agujero con cierta asiduidad. “pues si que tienen que haberle dado vidilla al culo de esta zorrita tímida!”

Comencé a bombear escuchando las sonoras chupadas que le estaba dando mi prima en el coño y mi mente se volvió a activar. “Tanto le gusta a mí prima chupar semen?”. Era una pregunta recurrente, pues el coño de Marta chorreaba cuando se arrodilló como si le hubiesen abierto un grifo dentro.

No esperé ni un segundo más, y comencé a embestir brutalmente. Marta no gritaba, tan solo chupaba el coño de mi prima con más ganas a cada pollazo que le atizaba. Fueron dos minutos de embestidas brutales hasta que la leche acumulada en mis huevos salto a plena presión. Noté cómo temblaba, y ya no sabía si era por mi polla o por las mamadas que le daba mi prima.

Solté una buena cantidad de leche hasta pararme. Tenía el corazón a mil, y mi boca cogía aire sin parar. Ellas también fueron aflojando sus chupadas, parecía que las dos se habían corrido, y acabamos amontonando los cuerpos sobre las pieles.

Marta se retorció para besarme y sentí el sabor a coño que manaba de su boca. También el olor a sexo era brutal en el pequeño cuarto, pero casi no me dejó disfrutarlo con su ansia por saber.

–Te ha gustado mi culo?

–Es estupendo!

–A mí me han encantado esos pollazos que le dabas, aunque mi tío me da más fuerte, jajaja!

Mi prima se revolvió por el otro lado y comenzó a chuparme la polla. Estaba claro que le gustaba el sabor a semen. Estuvo chupando un buen rato hasta que me la dejo como los chorros del oro.

–Ummm, que rica está! –fue su expresión al acabar.

Yo ya deseaba irme de allí para que no siguieran hasta dejarme sexo, y Marta me ayudó sin saberlo.

–Vamos a vestirnos rápido que mi padre ya se habrá levantado!

Lo hicimos con rapidez sorprendiéndome que mi polla seguía dura. Nunca me había pasado eso.

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