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Mónica, la mamá tetona de Marcos
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Era una mañana de sábado y el sol comenzaba a iluminar la habitación de Marcos. El joven se despertó con hambre y se dirigió a la cocina buscando algo para desayunar. Al llegar a la cocina, encontró a su madre leyendo su teléfono.

Su madre se llamaba Mónica. Una mujer de 46 años, estatura media, pelo negro largo, muy voluptuosa. Vivían solos desde siempre (esa es una larga historia, cuando el papá de Marcos los dejó). Ella usaba siempre una bata sin corpiño por las mañanas. Y Marcos, que ya había cumplido los 18 años de edad, no podía dejar de mirarla.

"¡Buenos días, mamá! ¿Podrías masturbarme, por favor?", dijo Marcos. Hacía días que se había decidido a que eso suceda.

"No, ya te dije que eso no va a pasar nunca", respondió su madre sin levantar la vista.

"Pero mamá, tengo la pija muy parada. ¿No puedes hacermela rápido?", preguntó Marcos.

"No, no puedo. Buscá algo en la tele y haztela tú mismo", dijo su madre con un tono un poco brusco. Y se cerró más la bata rosa.

Marcos se sintió frustrado y enojado por la respuesta de su madre. "¿Por qué siempre sos así? Nunca haces nada por mí", respondió con un tono elevado.

Su madre se levantó de su silla y se acercó a él con una mirada furiosa. "¿Cómo te atreves a hablar así? Yo te he dado todo lo que tienes y no puedo estar siempre a tu disposición para hacer lo que quieras", le reprochó su madre.

La discusión continuó durante algunos minutos más, mientras Marcos trataba de hacer que su madre cambiara de opinión y ella se mantenía firme en su postura. Finalmente, Marcos decidió irse a su habitación.

Marcos era jugador de básquet, alto, flaco pero con músculos. Media dos metros y su pija 23 cm. Era gruesa. Pero el todavía no tenía experiencia con las mujeres. Estaba en su primer año de la universidad (Sistemas) y 6 veces por semana entrenaba. Mónica trabajaba como gerenta de recursos humanos en una multinacional. Vestía muy bien y con camisas con escotes generosos.

Al día siguiente, Marcos volvió a despertarse con la pija en alto. Se dirigió a la cocina en busca de algo para desayunar. Al entrar, encontró a su madre nuevamente leyendo el telefono, con su bata rosa algo abierta. Casi podían verse sus enormes pechos blancos, de pezones rosados no tan grandes.

"Mamá, ¿puedes masturbarme, por favor?", preguntó Marcos con un tono más suave esta vez. Realmente tenia muchas ganas.

Su madre lo miró con preocupación y respondió: "Hijo, no estoy bien. He estado sintiéndome muy cansada últimamente y no he podido dormir bien. Necesito ir al médico para que me revisen". Penso que con eso lo calmaría. Se sentía muy incomoda con esos pedidos.

Marcos se sintió mal por haber discutido con su madre el día anterior y se ofreció a ayudarla a preparar el desayuno. Juntos, prepararon una tortilla con jamón y queso y la compartieron en silencio. Luego fueron al médico.

En los días siguientes, Marcos se encargó de preparar el desayuno sin pedir nada mas y ayudar a su madre con las tareas de la casa mientras esperaban los resultados de los exámenes médicos de su madre. Finalmente solo fue la presion alta. La tensión en la casa disminuyó y ambos se mostraron más cariñosos y preocupados el uno por el otro.

Al tiempo Marcos volvió a insistir. Y Mónica cada vez más firme.

Una noche, mientras salía del club, Marcos fue atropellado por un auto que pasó a alta velocidad. Por suerte, el accidente no fue grave, pero tuvo una torcedura de tobillo que lo obligó a caminar con muletas durante tres meses.

Su madre estaba preocupada por la salud de su hijo y lo cuidaba con esmero, preparándole comidas nutritivas y ayudándolo en todo lo que necesitaba. Marcos se sentía agradecido por la atención de su madre, pero también frustrado por no poder moverse con facilidad y sentirse limitado en sus actividades.

A la noche Mónica le preparaba una bandeja que llevaba a su habitacion y notó que el animo de Marcos mejoraba a medida que ella usaba escotes mas grandes. Es que sus pechos eran perfectos, grandes, blancos, emocionantes.

Marcos ya no le pedía nada pero ella notó que al dejar la bandeja sus pechos se balanceaban mas si usaba su bata rosa. Entonces todas las noches iba con su bata y dejaba que su hijo le mirara las tetas por un momento. Eso llego a excitarla mucho y se masturbaba llena de culpa.

Una noche todo paso los límites. Ella hizo lo de siempre, acerco su bandeja y dejo que se abriera su bata, sus tetas salieron todavía mas y noto que Marcos movia su mano debajo de la sabana. Se estaba masturbando. Y ella no lo detuvo.

Al otro día paso exactamente lo mismo y ya con el paso del tiempo era comun que ella deje la bandeja con mas lentitud… o camine directamente con la bata casi abierta "porque hace calor". El cambio era rotundo, ella se paseaba por su casa casi en tetas.

Con el tiempo, la torcedura de tobillo mejoró y Marcos pudo volver a caminar con normalidad. Pero el incidente lo había hecho reflexionar sobre las tetas de su madre. Necesitaba su paja. Más que nunca. Mónica sabía que lo había estado provocando.

Habló con su madre y le expresó su deseo de que por favor lo masturbe. Esta vez era en serio. Ella estaba en la cocina, con la bata abierta. El tenia su pija enorme fuera del short de deportes. Era como un mastil inmenso. A Mónica se le iban los ojos.

Finamente aceptó. Le pidió que se sentara en la silla de la cocina. Allí ella se arrodilló y tomó la pija de su hijo con suavidad. Empezó a subir y bajar mientras lo miraba.

Una chispa brillante apareció entre sus ojos y comenzó a crecer hasta formar un hilo de luz que los unía. El hilo era delgado y delicado, pero muy fuerte y resistente. Podían sentir la conexión que había entre ellos.

Ella lo agarró con su mano izquierda por los testículos, con mucha suavidad, embolsandolos, con la derecha seguía la paja.

— esto querías Marcos?

— si… ma… era esto… uffff

— me estás mirando mucho las tetas… Sabes que soy tu mamá como vas a hacer eso?

— es que me encantan ma…

— bueno no sabia que se te paraba tanto la pija hijo…

— si mami, tanto…

— mirame a los ojos, dale así

— si ma, te miro

Entonces Mónica se metió la pija en la boca y lo siguió mirando. Empezó su sube y baja, sus tetas colgando, se quitó la bata y se bajo la ropa interior hasta los tobillos. Mientras le chupaba la pija él le acariciaba los cabellos.

— ma… voy a acabar ya…

— mmm shlup ya? (ella le respondió con la pija en la boca)

— ufff ya y si me hablas asi más…

— mmm te gusta ahhjjjj que te bable asi tu mamitah

— acabo….

Empezó a acabar mirandola a los ojos. Ella lo seguía mirando. Su mirada era de una profunda emoción. Mientras él se contorsionaba ella tragaba todo. Luego le pasó la lengua por la pija y lo mandó a la ducha. Mónica fue a su habitación a masturbarse.

Pueden enviarme sus comentarios a [email protected]. Me gustaria intercambiar con quien guste de estos relatos morbosos u otro tipo.

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