Nuevos relatos publicados: 0

Necesito pijas

  • 2
  • 12.594
  • 9,14 (7 Val.)
  • 4

Relato de una puta en pandemia.

Mi nombre es María, trabajó de puta tres veces por semana, tengo seis clientes fijos, que elegí entre varios hombres del pasado.

Ruben es el más antiguo de mis hombres, besa profundo mi conchita y mueve su lengua dentro mío de tal forma que lo mojo integro, mientras él me mira fijo ,mientras grito y ruego que me meta sus dedos en el culo, pido siempre más

Carlos, es él que sigue después que Ruben, su verga es dura y prominente y me penetra muy despacio, sabe que la quiero toda adentro, que necesito esa pija clavada en mí, por mucho tiempo.

Martin, un dulce de 19 años con ganas de ser bien cogido por una buena hembra, un pibe que busca que le traguen la leche, gota a gota…

Roger, un brasileño color ébano que tiene unos huevos negros grandes y llenos de semen blanco, que cuando acaba se cubren y se vuelven brillantes y suaves.

Gerardo es italiano, es puerco, chancho y muy porno, me coge el culo como nunca, me orina las tetas y luego se pajea entre ellas, las muerde cuando están repletas de leche, y refriega los huevos en ellas y busca que yo los lama y escupa.

Y Román, él es albino, su piel es perfecta, y nunca pensé que una verga tan clara y rosada, sería tan rica, la chupo con pasión y dedico toda mi sabiduría para tragarla entera, me ahogo y lo miro y se le ponen duro los pezones rojos…

Dos veces a la semana suelo dedicarme a cada uno, mi cuerpo queda totalmente extasiado, les confío algo, necesito pijas todo el tiempo y largas sesiones de penetrantes vergas y lamer leche.

Hasta que llego la pandemia.

Imagínense, ¿cómo pude soportar tanto tiempo sin que me cojan?, no… de ninguna forma

Hable con mis hombres y les propuse hacer burbuja sexual, de los 6, cuatro me dijeron si.

Nos mudamos a una casa muy cómoda y fui la reina de las putas para ellos, que manera de ser cogida, las escenas amatorias eran superlativas, no tenía un orificio sin penetrar, Martin el de 19, no dejaba de chupar mis tetas mientras me cubrían la boca dos vergas, la del brasileño y la del italiano.

Román, fue el más exótico en estos encuentros, amaba ser penetrada por los dos, y ver mi cuerpo rosado entre la piel blanca y negra, chupar esas dos pijas a la vez, me genera mucha putez, lamer las dos cabezas juntas y acariciar sus huevos a la vez, es fantástico.

Un día entre los cuatro decidieron cogerme hasta dejarme exhausta, empezaron a manosear mi cuerpo entre tres y otro me penetraba el culo, amo ver como dos chupan mis tetas y otro me lame la concha, y sentir una pija dura en el culo es mi delirio.

Ellos acaban mucho todos, en algunos días cada uno me acabo más de tres veces, amo ver como sus leche me recorren la piel, mi culo repleto de leche de negro, se mezcla las acabadas del resto y como una gran yegua siento que ese líquido cae por mis piernas.

Uno de ellos se arrodilla, toma mis caderas por atrás, introduce su pija en mi culo, yo arrodillada también, de espalda, el abre mi concha con las manos y otro se pone boca arriba y chupa, se acercan dos y chupo sus pijas, que placer de los dioses.

Luego el que chupa concha se para y chupo las tres vergas a la vez y uno más tarde se acuesta y me clavo la pija en la concha, doble y me preparan para la triple…

Cuando me dilatan bien tengo dos vergas en la concha y una completa en la garganta, la más gorda y grande y me cogen llenando mi cuerpo de leche.

Así pasamos los días de encierro, cogiendo duro…

La pandemia terminó y nosotros seguimos juntos, ya que yo necesito pijas…

(9,14)