Nuevos relatos publicados: 13

Nuestra primera salida a un bar swinger

  • 4
  • 16.976
  • 9,43 (21 Val.)
  • 0

Hace ya 10 años, después de haber estado pensando en si nos animábamos a ir a un bar swinger, por fin tomamos valor y decidimos conocer y vivir la experiencia.

Era un fin de semana como cualquier otro, Janeth comenzó a arreglarse a eso de las 8 pm, me preguntaba, que ropa se podría poner, me dio algunas opciones y por supuesto elegí su atuendo, era un vestido algo corto, permitía ver sus hermosas piernas y con un fuerte movimiento dejaba ver un poco de sus nalgas, se puso unos tacones que hacían ver sus piernas más torneadas.

Eran aproximadamente las 11 de la noche cuando llegamos al bar, este de ubicaba en el centro, se llamaba el rincón de los fiesteros, entre nervios y sentimientos de todo tipo entramos, nos recibió el gerente del lugar y nos acomodó juntó a una pareja, nos preguntó que si era nuestra primera vez que visitábamos el lugar y dijo que la pareja con la que nos sentaría era muy agradable y la pasaríamos muy bien.

Pedimos unas cervezas y comenzamos a charlar con la pareja, les contamos que era la primera vez que íbamos a este lugar y ellos dijeron que cada 15 o 22 días estaban ahí, se veía que hacían mucho ejercicio, cuerpo bien trabajado y la chica vestía muy sexy, nos dijeron que nos relajáramos que podíamos hacer lo que nosotros quisiéramos.

Fue pasando el tiempo y fueron llegando más parejas, se veía que ya se conocían entre ellos, cuando acordamos ya estábamos bailando y de repente yo bailaba con una chava y Janeth bailando con un chico, todo iba bien y nosotros muy divertidos, las chicas se animaron y de subieron a una mesa especial con un tubo para bailar, tenía una vista increíble.

Se podía ver un poco de las nalgas de Janeth y el chico con el que bailó estaba en primera fila junto a mi, tocando las piernas y nalgas de Janeth, me dispuse a hacer lo mismo, cuando se agachó aproveché y metí mi mano entre sus muslos y mis dedos se realizaron hasta su vagina la cual estaba empapada.

Después de un rato nos regresamos a nuestra mesa y platicamos un poco de cómo la estábamos pasando, Janeth me dijo que estaba muy caliente, que el chico con el que bailó aprovechaba cada momento para acariciar su cuerpo y eso la puso muy caliente, la pareja con la que empezamos a platicar nos dijo que si queríamos conocer el cuarto oscuro, que había parejas, chicos y chicas ahí.

Ya muy motivados por supuesto que fuimos a ver de qué se trataba, al entrar vimos muchas sombras, no se veía más que eso, pero se escuchaban gemidos, risas, susurros y claro la música de fondo.

No pudimos caminar mucho, por qué había muchas personas, nos detuvimos y Janeth me dijo tómame por la cintura y no me sueltes, obedecí su indicación y me quedé así, no pasó ni un minuto cuando sentí que Janeth se movía, imaginé que se quería frotar contra mi, ella no decía nada, hasta que no aguanto más y escuché como se escapaban unos gemidos de su boca, escuchaba las pulseras que traía en su mano, baje mi mano por su abdomen y quise tocar su vagina, pero para mí sorpresa alguien tenía sus dedos dentro de su vagina, decidí dejarla disfrutar así que regrese a tomarla de la cintura y frotarme con sus nalgas.

Cada vez la escuchaba más agitada y sus gemidos parecían gritos ahogados, como queriendo no hacerlo, hasta que seguramente no pudo más y parecía estar terminado ahí mismo, de pronto me dijo ya hay que salirnos de aquí, nos regresamos a la mesa pero yo estaba muy caliente ya quería coger, le dije a Janeth que si ya nos íbamos y me dijo que estaba bien, nos despedimos de todos.

En cuanto nos subimos al carro y comencé a andar, abrió sus piernas y comenzó a masturbarse, me dijo que había sido delicioso, que en cuanto entramos al cuarto oscuro, se acercaron muchos chicos y sin poder decir nada, ya tenían sus pechos fuera tocándolos, besándolos y mordiéndolos, que sentía como varios metían sus dedos en su vagina, que tomaron sus manos para llevárselas a la verga de esos chicos, que los estuvo masturbando hasta que sintió como algunos terminaban en sus manos, dijo que había un chavo que tenía una verga enorme y que se acercó a su oído y le dijo que se la quería meter, pero estaba tan caliente que solo escuchar eso y sentir los dedos de él, la hizo terminar.

En cuanto llegamos a casa, no hicimos más que coger y platicar lo que habíamos pasado, fue delicioso, me dijo que si se le había antojado mucho sentir esa verga enorme, que seguramente la abriría por completo, cogimos hasta quedarnos dormidos, desnudos en la cama, cuando desperté ella tenía un juguete en su vagina y seguía masturbándose, seguro recordando lo que vivió en la noche, así que l ayude hasta hacerla gritar de placer.

(9,43)