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Nuestro primer trío: mi esposa, su mamá y yo

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Me daba una idea del deseo sexual que mi esposa Yesica, en aquel entonces mi novia, sentía por el cuerpo de su mamá. En nuestras salidas, cuando pasábamos por las tiendas de ropa decía que tal o cuál prenda se vería muy bien en mi suegra, incluso la ropa interior que veíamos. Y en la cama, después de la propuesta que me hizo de cogerme a su mamá, cada que lo hacíamos era recurrente que me dijera que ya quería verme metiéndole la verga, chupándole la panocha y sus pechos, tenerla abierta de piernas o ponerla de perrita y oírla gemir de placer, todo esto mientras cogíamos.

Y fue en una de esas sesiones de sexo que comprobé mi sospecha, estábamos haciendo el amor, la tenía recostada boca abajo, sus pechos y cara sobre la cama, y en la orilla con sus nalgas en alto, la tomé de sus caderas y le metía la verga rápido, mis huevos se balanceaban entre sus piernas y ella los acariciaba con su mano mientras se masturbaba y me decía que así quería ver a su mamá. Entonces le pregunté si le gustaría cogérsela y me contestó que no sabía si se atrevería, pero que desearía acariciar sus tetas, lamer sus pezones y cuello, besar su abdomen y sus piernas torneadas. ¿Le chuparías la panocha? Y me contestó que sí, que eso le encantaría. Diciendo esto empezó a mover más rápido sus dedos y yo aceleré mis metidas y le dije: "si la convenzo, ¿nos la cogemos entre los dos?", Se masturbó más rápido y mientras se venía me dijo Siii, al igual que ella mi orgasmo fue intenso, imaginando como sería coger entre los tres, me vacíe dentro de su panocha.

Ya tenía más confianza con mi suegra y de algún modo nos llevábamos un poco pesado. Yesica le contó cómo fue nuestra primera vez en el balneario donde me dio su virginidad, y de que estuvo adolorida de su vagina algunos días por el tamaño de mi verga, que no es muy grande, apenas 19 cm, pero teniendo en cuenta nuestras estaturas, yo mido 1.79 y ellas miden alrededor de 1.60, pues si es grande para ellas. Mi suegra pidió que describiera mi verga y Yesica le dijo que la tenía cabezona, larga y gruesa, con muchas venas en el tronco y unos huevos peludos y colgantes por ser grandes también. En forma de broma dijo que le gustaría tener una así, a lo que mi novia le contestó que cuando quisiera, me podía tomar prestado. Esto fue lo que me contó mi novia que platicaron y mi suegra se quedó interesada.

Después de eso, Melinda bromeaba conmigo diciendo que yo tenía más nalgas que ella, a lo que yo contestaba que eso no era cierto, que ella tenía más, se volteaba y parando el culo, decía que si eso creía, a lo que tanto Yesica como yo, contestábamos que ella tenía el mejor trasero. Yesica me dio permiso de empezar a rozar mi verga en las nalgas de su mamá, lo cual empecé a hacer inocentemente al principio, pero como mi suegra no se molestaba, lo seguí haciendo más descaradamente. En una ocasión que Melinda estaba inclinada buscando algo en el refrigerador, yo tenía la verga muy parada, así que me puse atrás de sus nalgas y cuando me sintió duro, se echó hacia atrás y hacia movimientos como si se acomodara para que yo entrara, Yesica nos estaba viendo y fue después de un rato que Melinda se dio cuenta de la presencia de mi novia, se sobresaltó y empezó a pedir disculpas, pero Yesica le dijo que no había problema, que solo tenía que pedirme prestado. Después de eso cenamos, aunque mi suegra estuvo algo seria.

Esto que relato sucedió hace más de 20 años poco antes del año 2000. En mi relato anterior les comentaba que en esos años mi suegra tenía un amante llamado Miguel, de cuál estaba enamorada. Varias noches se iba con él y regresaba al día siguiente con una cara de felicidad, le decíamos que venía bien cogida y nos reíamos. Por esas fechas Miguel amenazó a mi suegra con que si no dejaba a sus hijas y esposo para irse con él, entonces se iba a casar con la novia que tenía, a lo cual Melinda se negó y aquel se casó a las pocas semanas.

Mi suegra estaba triste, así que para animarla y planeando seducirla, Yesica y yo le propusimos irnos de paseo a rentar una cabaña en un balneario en el estado de Puebla, a lo cual sin pensarlo 2 veces aceptó. Acompañé a mi novia a comprar trajes de baño, elegimos un bikini de dos piezas y otro de una sola pieza, un juego para cada una de ellas y Yesica escogió uno para mí, pero no me lo mostró, dijo que me lo daría en el balneario.

Nos preparamos para salir un martes de madrugada, en el coche de mi abuelo que le pedí prestado, llevábamos comida, suéteres gruesos, bufandas y lo que creíamos poder necesitar. Llegamos al balneario como a las 11 de la mañana y el encargado del lugar, nos dijo que si nos dejaba pasar, seríamos los únicos en el balneario, ya que la gente acudía más en fin de semana, y si nos quedábamos cerraría y él iría hasta el día siguiente, lo cual aceptamos. En aquellos años esas cabañas no tenían luz y las albercas eran rústicas, más bien como piletas, así que el encargado nos llevó leña para la chimenea, sábanas limpias para la cama y unas velas para alumbrarnos, después de esto, se despidió y se fue.

Metimos nuestras maletas a la cabaña y yo me salí para que ellas se pusieran sus trajes de baño, cuando salieron y las vi, casi se me para el corazón, como he escrito anteriormente, ellas son unas bellezas y se veían hermosas con sus bikinis, que apenas y les cubría la mitad de las nalgas y de sus tetas. "Cierra la boca que te va a entrar una mosca", me dijo mi suegra mientras se daba una vuelta para que la pudiera ver mejor. "Ahí dentro te dejamos tu traje de baño, nos alcanzas en la alberca" dijo Yesica y se fueron riendo las dos. Entré y lo que me dejaron fue una trusa que no me alcanzaba a tapar nada, mis huevos se marcaban y casi se salían por los lados y el tronco de mi verga se marcaba sin estar erecto. Si se me paraba la verga se me iba a salir. Me enredé una toalla en la cintura y fui a alcanzarlas.

Cuando las tuve de frente, mi verga se empezó a parar pues sus pezones se notaban bajo los trajes y parecía que los pechos de ambas se iban a salir por lo pequeños que eran los bikinis, Melinda me pidió que me quitara la toalla y Yesica pidió lo mismo, sin pena me la quité y vieron como ese pequeño traje no alcanzaba a tapar mi verga, por lo que la cabeza y parte del tronco estaban afuera, se rieron y yo me eché un clavado y ya dentro empecé a salpicarlas con el agua.

Jugamos un rato con unas pelotas que ahí había, luego Yesica propuso que las cargara sobre mis hombros para echarse unos clavados, así que a cada una le metía mi cabeza entre sus piernas, las levantaba y sus vaginas quedaban en mi nuca, yo aprovechaba para acariciar sus piernas y así estuvimos jugando otro rato más. Después propusieron hacer buceo, cada uno debía pasar por debajo de las piernas de los otros dos, así empezó Yesica, que cuando pasó bajo de mi estiró su mano y me apretó la verga, salió delante de Melinda. Siguió mi turno e hice lo mismo con mi suegra, cuando pasé debajo de ella, sin querer pasé rozando sus nalgas y panocha sobre el bikini, lo cual me dejó hacer, y cuando fue su turno, me dio mi apretón de verga, y así estuvimos otro rato más acariciando nuestras partes.

Yesica nos dijo que iría al baño, así que se salió de la alberca y nos quedamos Melinda y yo dentro, entonces recargo su cabeza sobre sus brazos en la orilla de la alberca, yo me acerqué por detrás de ella, levanté sus nalgas y la coloqué a la altura de mi verga, ella se movía rico, como la vez en el refrigerador, buscando la forma de que yo entrara en ella, me atreví a tomar sus tetas metiendo mis manos bajo su traje, por fin tenía ese rico par de tetas entre mis manos, acariciaba sus pezones grandes y duros en parte por lo fría que se estaba poniendo el agua y en parte por lo caliente que se estaba poniendo ella. Le dije al oído "quiero meterte la verga". "Estás loquito, no quiero que tengamos problemas con Yesica", me contestó. Le dije que no se preocupara por eso, ya que ella estaba de acuerdo y aún con eso que le dije ella seguía dudando, pero no dejaba de mover su culo en mi verga y mis manos seguían acariciando sus tetas. "¿Qué quieres apostar a que no vamos a tener problemas? Le dije y ella me contestó "lo que quieras". "¿En serio, lo que yo quiera, sin que pongas ningún límite? Y ella contestó que sí. Yesica ya venía hacia nosotros, y mi suegra intentaba zafarse de cómo la tenía agarrada, pero no la solté, Yesica entró y se acercó a nosotros y le dije: ¿Verdad amor que me das permiso de cogerme a tu mamá? Y le contestó a Melinda: "mamá ya te había dicho que solo tienes que pedírmelo prestado y en verdad sin problema pueden coger". "Ya ve suegra, así que le toca pagar su apuesta en la noche", a lo cual sólo se reía y nos decía que estábamos loquitos. Y tenía razón, tanto Yesica como yo estábamos loquitos por poseerla.

Seguimos en la alberca un rato más, estaba con mi novia y la cargaba dentro de la alberca, me rodeaba con sus piernas y tallaba su panocha sobre mi verga mientras nos besábamos, sin llegar a penetrarla. Luego iba con mi suegra y le hacía lo mismo por detrás, y acariciaba sus tetas, pero nada más, sin besos ni penetración, ya que yo quería que mi Yesica fuera la primera en probar sus labios y su vagina, antes que yo. Nos salimos de la alberca y nos preparamos algo de comer, comimos al aire libre, entramos a abrigarnos y cuando se hizo de noche salimos a ver las estrellas, más tarde, llegó la hora de irnos a la cama, una sola cama para los tres.

Como pudimos encendimos la chimenea, prendimos las velas para tener un poco de luz y nos fuimos a la cama. Yo me acomode en medio de ellas y comencé a calentar a Yesica, besando su boca, subiendo su pijama hasta el cuello y chupando sus pezones, abrace su cintura con un brazo y con el otro brazo metí mi mano en la entrepierna de mi suegra, ella me apretaba con sus piernas y solo las abría un poco para dejarme entrar más, mientras gemía y ponía su mano sobre la mía para hacer más presión sobre su panocha. Me levanté de la cama y fui por una bufanda a mi maleta, me acerqué a Melinda, entendió que le iba a vendar los ojos, así que se incorporó un poco, antes de vendarla, le saque la pijama de arriba, y quedaron sus hermosos pechos a la vista de mi novia y míos, tapé sus ojos y la volví a recostar. Comencé a masajear ese par de tetas hermosas, grandes y firmes aunque por su tamaño se hacían un poco a los costados de mi suegra, tomé las manos de Yesica y las puse sobre las tetas de su mamá, quien se estremeció al sentir las manos suaves y las uñas largas de su hija, pero no las apartó, luego Yesica acercó sus labios a los pezones de mi suegra quien tembló al sentir esa caricia, y así yo tomé entre mis labios también uno de sus pezones grandes y duros, con una aureola también grande y oscura que se veía más marcada por el color de su piel que es clara, mientras Melinda abrazaba nuestras cabezas y nos atraía a su tetas. Le hice señas a Yesica para que fuera recorriendo con sus besos el pecho y el cuello de mi suegra mientras yo comencé a quitarle el pantalón de su pijama, Yesica y yo ya estábamos desnudos, acariciábamos sus pechos e íbamos bajando al mismo tiempo por su abdomen y recorrimos sus piernas, mi suegra solo temblaba, entonces Yesica subió sus labios hasta llegar a los de Melinda quien se resistió un poco, pero terminó por corresponder a ese beso húmedo de mi novia, a quien después de un buen rato le indiqué que se apartara, me monté sobre la cara de mi suegra y ella empezó a succionar mis huevos, Yesica bajó su boca a la panocha de su mamá, quien abrió las piernas y yo se las levanté, tomándola por los tobillos para que mi novia pudiera meter su cara en su raja y saborearla mejor, Melinda puso una mano sobre la cabeza de Yesica y la atraía con fuerza a su vagina estaba a poco de tener un orgasmo, yo me incliné un poco para quedar a la altura de la cara de mi novia y con esto mi verga entró en la boca de mi suegra, quien se vino de una forma deliciosa en la boca de su hija.

Yo me acosté a un lado de mi suegra y atraje hacia mí a Yesica, la monté sobre mi verga y entré con tal facilidad por lo excitada que estaba, acomodé a mi suegra poniendo su panocha en mi cara, olía delicioso su venida y el sabor de la saliva de mi novia, ellas quedaron frente a frente, y mientras Yesica subía y bajaba y se movía adelante y atrás con mi verga adentro yo acariciaba las tetas de mi suegra sin dejar de lamer y chupar su rica panocha. Después de un rato sentí las contracciones en la panocha de Yesica, se estaba viniendo y sus gemidos eran más como gritos de satisfacción, mientras mi suegra me embarrada su panocha en la boca.

Yesica se sacó mi verga y se recostó a un lado de nosotros, entonces bajé a Melinda de mi cara y la acomodé sobre Yesica de modo que sus pechos quedaron juntos, me puse atrás de Melinda, levanté su culo y en ella si me costó algo de trabajo entrar, así que lo hice despacio mientras gemía, Yesica la abrazaba y besaba su cuello, cuando se la pude meter casi por completo empecé unas metidas lentas para ir acelerando poco a poco, y cuando agarre ritmo Melinda gemía entre los labios de mi Yesica, estuve un buen rato bombeando, hasta que esa panocha apretada empezó a contraerse, se estaba viniendo de nuevo, así que apuré mis metidas y en poco rato descargaba mi leche dentro de mi suegra. Estábamos empapados de sudor, las velas casi se consumían y en la chimenea ya solo quedaban brasas. Melinda se recostó en su lado de la cama, yo en medio, Yesica quien me besó tiernamente y me dijo te amo y gracias. Así entre mis brazos se quedó dormida.

Lo que siguió después se los cuento en el próximo relato. Espero les haya gustado, les agradezco sus lecturas y comentarios. Saludos a todos.

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