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Obsesión cornuda, Liz (Parte 2)

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No hablé con Liz ese día. Ella envió 25 mensajes y me llamó 7 veces, no estaba listo, no tenía idea de que decir ¿Que me encantó escucharlo llamarla puta? ¿Que estaba celoso por qué se tragó su esperma y no el mío? ¿Qué me sentía cachondo y a la vez celoso y furioso? ¿Qué pasaría si ella quería verlo otra vez? No tengo idea de cómo reaccionaría, empujándola más a sus brazos o explotando furioso. Mejor no hablar con ella aún.

Al otro día en la escuela no tuve escapatoria, ella estaba al lado de la puerta de mi salón. Me vio y sonrió débilmente, pero no nos acercamos, una enorme muralla invisible nos dividía.

– No respondiste…

– Me ocupé demasiado con la tarea y unas tonterías de mi papá – improvisé.

– Ok… – decía viendo el suelo – ¿Estás enojado? – preguntaba preocupada, alzando la vista.

– Para nada, ¿por qué? – dije rápidamente, no estaba molesto realmente, sólo confundido.

– No sé, ¿por lo de César? – preguntó viéndome preocupada, me enterneció.

– No para nada, en serio – quise tranquilizarla, la abracé dulcemente y la besé, sonaba la chicharra para la primera clase.

– Te amo – me decía desesperada.

– Yo también te amo – le dije dulcemente, ella sonreía por fin, nos despedíamos.

En clase los ruidos histéricos de ella atragantándose con la verga de César venían a mi mente, también recordaba como él la llamó puta, se me helaba la sangre y la verga se me ponía dura.

Llegaba el recreo y ver a César platicando con Mariyan me tranquilizaba, como si nada hubiera sucedido, como si todo hubiera sido una pesadilla. Ella y yo pasamos el tiempo en el recreo como la mejor pareja del mundo, tomados de la mano y besándonos de vez en cuando, como si todo estuviera bien, me sentí aliviado, hasta que él pasó a lado nuestro, verlo fue atroz. Me sentí devastado, patético, furioso, celoso, confundido, nervioso y por alguna estúpida razón, cachondo. Por fortuna el recreo acababa y no tuve que hablarlo con ella.

Llegaba la hora de salir y no quería verla, no soportaría estar con ella, necesitaba tiempo para pensar las cosas y no explotar, era viernes así que sería fácil evitarla el fin de semana que no nos veríamos en la escuela, le dije por mensaje que mi padre me había llamado y necesitaba ayuda en el taller, no sé si me creyó, pero me dijo que estaba bien y me fui de la escuela tan pronto como salí sin despedirme de ella en persona. Básicamente no hablamos, no hubo llamada telefónica y la charla en redes sociales fue escasa y el sábado igual, parece que ambos nos negábamos a hablar del tema.

Fue un fin de semana difícil, habíamos hablado poco y me sentía triste, luego recordaba los gemidos de él y los histéricos ruidos orales de ella, me masturbaba como loco y me sentía basura de nuevo, el domingo decidí que eso tenía que parar. Hablaría con ella, lo arreglaríamos, no era la gran cosa, ¿cierto? y me dije a mi mismo que la recuperaría al otro día en la escuela.

Fue inútil. El lunes ella se comportaba fría y distante, por mensajes no lograba captar su humor, en persona me quedó claro que no estaba molesta, más bien parecía nerviosa o confundida, como yo. Pero como buenos adolescentes inexpertos e idiotas, no hablamos del tema, era demasiado grande para nosotros. Cuando llegó la hora de salir de clases me moría por ir con ella a su casa, la busqué rápidamente cuando dio la hora de la salida y ella seguía evitando mi mirada y sonriendo nerviosamente.

– ¿Nos vamos? – dije con naturalidad.

– De hecho, tengo que ir a ayudar al local – respondía rápidamente, era común, me sentía maldecido.

– Ok, te acompaño pequeña – dije dulcemente tomando su mano.

Fuimos caminando al negocio, por fin parecíamos hablar más, incluso toqué su lindo trasero y la besé varias veces antes de llegar ahí, como un tarado dejé el tema difícil hasta el final.

– No estoy enojado por lo de César – dije firmemente.

– ¿Lo prometes? – decía preocupada, la sentí vulnerable, la abracé pegando su frente a la mía.

– Lo juro, te amo, nada cambiará eso, ni lo del jueves – dije firmemente y le di un pico cariñoso en los labios.

– ¿Nada? – preguntó con inseguridad.

– Nada, pequeña – nos besamos firmemente – ¿Han hablado? – pregunté intentando aparentar tranquilidad.

– Ammm no mucho, solo nos saludamos o así – decía nerviosa – Él quiere de nuevo, ¿tú crees? Jaja – su tono nervioso no la abandonaba y reía fingidamente, me veía esperando.

– Jajaja está pendejo – dije firmemente y la abracé para que no viera mi cara de miedo, por fin conectábamos de nuevo.

La despedí en la puerta del negocio de su padre, con besos y palabras de amor. Caminaba a casa feliz, me sentía tranquilo de nuevo y noté que ella había dejado su cartera en la bolsa lateral de mi mochila, ella a veces la ponía ahí porque en su pequeña mochila no cabía una cosa más, la llamé ahí mismo, no contestó y regresé al negocio. Cuando llegué me encontré con la horrible sorpresa de que no estaba, la chica que atendía el negocio me decía que ella se había ido apenas llegó porque había olvidado algo en casa, no había modo, fuimos directos de la escuela a ese lugar, me mareé, caminé lentamente a su casa, cuando llegué y vi que el candado del barandal no estaba, casi se me detiene el corazón, no tuve el valor de tocar, le envié un mensaje con trampa.

“¿Cómo te va en el local mi amor?”

Casi una hora y por fin contestaba diciéndome que estaba aburrida haciendo inventarios. Tenía la esperanza de que me dijera que en efecto había ido a casa por algo. Pasé una hora más en la esquina pensando, envié otro mensaje.

“Oye, marqué al local y me dijeron que fuiste a tu casa por algo, iré a darte tu cartera, la olvidaste de nuevo en mi mochila, mensota jajaja”

Ella tardó casi 20 minutos en contestar.

“No, no te preocupes, me la das mañana, vine por unos formularios que necesito para los inventarios”

No iba permitirle salirse con la suya.

“Ya voy caminando jajaja ahorita llego en 15 minutos pequeña, no te preocupes”

Ella leía, pero no contestaba, me escondí detrás de una camioneta en la esquina y 2 minutos después se abría la puerta y ella salía junto con César, el corazón casi se me sale del pecho, me puse furioso, quise ir ahí, gritarles y golpearlo en la cara, se me puso la verga como piedra, sudaba frío, sentí que me desmayaba… Ellos reían nerviosos y ella lo despedía con un beso en los labios, él le tocaba el culo y se iba por la otra esquina. Estaba destrozado y cachondo, no sabía que pensar, todo era mi culpa, de no ser por mí, nada de esto hubiera sucedido. 10 minutos y fui directo a tocar su puerta con la boca seca, el corazón a tope y la verga erecta. Ella abría definitivamente nerviosa, me saludaba sin verme a los ojos, le entregué la cartera y entré.

– De hecho, voy de salida… – me decía débilmente mientras yo caminaba hacia dentro.

– ¿Me dejas hacer una llamada? Me quedé sin saldo – dije rápidamente apegándome a mi plan.

– Si, claro – decía rápidamente dándome su celular, era común, ella siempre tenía plan ilimitado que le pagaba su padre.

Marqué un número en su celular, ella parecía arrepentirse de inmediato, estaba definitivamente incómoda viéndome fijamente, esperé a que mi amiga Saraí contestara.

– ¿Bueno? – dije fingiendo no escuchar – ¡¿Bueno?! ¡No te escucho! espera – dije rápidamente y entré al baño sin darle oportunidad a mi novia de detenerme, ella definitivamente quiso hacerlo, lo vi en su cara.

Me encerré en el baño, abrí WhatsApp y revisé al azar, no podía creerlo, era demasiado, estaba tan nervioso que mis dedos manchaban la pantalla con sudor, no sabía ni por dónde empezar, fingía tener una conversación con mi amiga en voz alta para que Liz escuchara, estaba seguro que ella estaría en la puerta. Decidí tomar capturas de pantalla, guardar el material y enviármelo todo por correo desde su celular, cuando vi el correo en mi celular, eliminé toda la evidencia del suyo. Respiré, intenté mantener la calma y salí sonriendo del baño tranquilamente, ella estaba tan cerca de la puerta que pude verla echándose atrás, cuando extendí la mano ella prácticamente me arrebató el aparato.

– Tengo que irme – dijo nerviosa.

– Claro, yo tomaré un camión aquí fuera.

Salimos en silencio y sin tomarnos de la mano, ella iba con los brazos cruzados y nos despedimos fríamente en la esquina, sin besos, sin decirnos que nos amábamos. Corrí a mi casa y comencé a revisar el material, estaba emocionado de algún retorcido modo. Abrí el correo, intenté empezar en orden, lo primero eran capturas de una conversación con su amiga el día que lo vio por primera vez, el jueves.

– ¿En serio se la chupaste? Que puta envidia jajaja – decía Samara.

– ¡Le sabe deliciosa! ¡La tiene enorme! ¡Hasta las bolas le lamí! Jajaja.

– ¡Que maldita envidia! ¿La tiene más grande que tú novio? ¿Te tragaste su corrida pinche Liz asquerosa? Jaja.

– La tiene casi el doble que mi novio, neta la tiene ¡ENORME! Se eyaculó todo en mi boca jaja Obvio me tragué su corrida jajaja no quería decepcionarlo.

– Te odio tanto jajaja – decía la amiga.

– Casi me encuera, me quería quitar los calzones, pero no andaba depilada y me dio pena jajaja.

¿Esa era la única razón? ¿Evitó hacerlo por vergüenza con él y no por mí? Me sentí tan traicionado, estaba histérico, dejé de leer eso y salté a la conversación que había tenido con él ese día.

– ¿La boca te sabe a mi corrida? jaja – decía él.

– si jaja toda amarga.

– jajaja ¿mañana de nuevo?

– En serio? Es que tal vez Franco quiera venir…

– ¿Así se llama tu novio? Deshazte de él y me comes la verga de nuevo…

¿Al siguiente día? Cuando yo me negué e irónicamente entonces les di la oportunidad, me sentí tan estúpido, no podía seguir leyendo, necesitaba ver los vídeos, había tantos videos… El primer video era del viernes, apenas al siguiente día cuando yo le mentí para no ir con ella a su casa. No me importó nada, saqué mi verga erecta y comencé a masturbarme, le di al play.

El vídeo comenzaba con ella de pie y riendo, vestida con su lindo uniforme de colegiala, él grababa y Liz reía nerviosamente y comenzaba a bailar de manera sexi, algo torpe y nerviosa, se quitaba la blusa, yo estaba más cachondo que nunca en mi vida, se quitaba la falda riendo un poco y solo llevaba debajo un cachetero azul a juego con su brassier, ella no llevaba esos shorts rojos de licra de siempre, iba preparada para mostrarle algo lindo, me sentí tan celoso y patético.

Se retiraba el brassier de espaldas y el corazón casi se me sale cuando ella se daba la vuelta y podía ver por primera vez en mi vida sus lindas tetas y sus preciosos pezones cafés, no eran para mí, y ni siquiera era en vivo, un año y medio contra 2 días de él, sus pequeñas, redondas, firmes y lindas tetas las coronaban esos perfectos y pequeños pezones cafés, ella estaba tan cerca que él extendía una mano y le acariciaba un pecho.

Él exigía que se quitara los cacheteros dándole la espalda, ella obedecía riendo nerviosamente, se daba la vuelta y bajaba sus cacheteros lentamente sin doblar las rodillas, apuntando con su lindo trasero a la cámara, su culo era increíble, tal como lo imaginé tantas veces, algo pequeño, pero tan redondo, tan firme, tan lindo y respingado. Me sentí una mierda viendo por primera vez el precioso culo de mi novia al desnudo en un vídeo que ni siquiera grabé yo, ni era para mí, aun así, estaba dispuesto a disfrutarlo, tal vez como mecanismo de defensa o tal vez algo oscuro y retorcido dentro de mi amaba que él pudiera disfrutar el precioso culo de mi novia antes que yo.

Ella se quedaba con su precioso culo al aire unos segundos a petición de él, César le tocaba las nalgas un poco. Ella se ponía de rodillas y él enfocaba hacia su verga, una verga enorme, ver ese enorme pedazo de carne me hacía sentir patético, larga y gruesa, una cabeza gigantesca, unas bolas enormes, algo peludo, el grueso y pálido tronco tenía las venas marcadas y estaba rojo y húmedo en la punta, una verga muy superior a la mía, la vida es tan injusta…

Le daba una mamada profunda y él enfocaba bien la linda cara de ella y su obscena verga enorme, ella iba hasta abajo y daba unas arcadas escandalosas viendo fijamente a la cámara mientras él gemía.

– ¿Te gusta mi verga puta? – decía lujurioso entre sus gemidos, mientras los labios de mi novia abrazaban perfectamente su verga.

– Si – respondía con tono lujurioso.

– ¿Te gusta más que la de tu novio? – decía con sorna, ella reía nerviosa.

– Si… Está mucho más grande – decía lujuriosa y enseguida devoraba hasta abajo su verga, él la empujaba con su mano libre y gemía profundamente mientras ella daba una arcada y hacia una cara de asco.

El espectáculo era de primer nivel, desnudos, ella chupando esa verga enorme, haciendo caras, dando arcadas, él la empujaba salvajemente con su mano libre y gemía profundamente llamándola puta, ella no lo detenía ni se quejaba. Ver cómo abría la boca esforzándose por abarcar esa enorme verga me obsesionaba, parecía tan desesperada y lujuriosa. La mamada subía de velocidad, él se ponía de pie rápidamente y tomaba su nuca con fuerza, gemía como histérico y pude ver la parte que sobresalía de su verga fuera de la boca de mi novia cómo palpitaba y se retorcía con violencia, ella hacia una cara de asco escandalosa, aunque parecía honesta, podía escuchar sus ahogadas arcadas por la verga de él, que gemía a todo pulmón.

– Enseña antes de tragar – decía entre sus gemidos mientras ella apretaba los ojos y la verga de César seguía dando saltos violentos dentro de su boca.

Sacaba su verga lentamente de la boca de mi Liz, ella abrió y pude ver su espesa y enorme corrida blanca, bastante abundante, ella cerraba la boca, echaba la cara hacia abajo, tragaba con dificultad y alzaba la cara con un gesto de asco abriendo la boca para mostrar que había tragado.

– Que buena puta eres – decía y ella reía un poco, el video terminaba.

No podía parar, estaba furioso, incrédulo, nervioso, emocionado y me masturbaba como loco, simplemente di play a otro video.

Ella grababa en primera persona, estaba acostada en la cama boca arriba, con las piernas abiertas y él colocaba la cara entre sus piernas, no podía creerlo, ¡¿En serio?! ¡¿Le daría sexo oral?! ¡Maldita sea! ¡Puta perra! ¡Rogué tantas veces por lamer su coño o su culo! ¡Maldita infeliz!

Él acercaba la cara rápidamente a su coño perfectamente depilado, no podía creer que se hubiera depilado para él, su lindo y pequeño coño se veía delicioso, César le abría las piernas por completo, hundía la cara entre sus piernas y ella gemía profundamente enseguida mientras él comenzaba a lamer, jamás la había escuchado gemir, me heló la sangre, me puso la verga dura, me aceleró el corazón. Ella gemía desesperada y sincera, le acariciaba la cabeza con la mano libre, él alzaba la vista y podía ver su lengua entrando en su coño, ella se retorcía como gusano.

– ¡Así, así! ¡Ay César! – decía histérica y movía demasiado la cámara.

Él le quitó el celular y lo colocaba rápidamente sobre la mesa a lado de su cama, dando un show espectacular, ella acostada con las piernas abiertas, las rodillas levantadas con los pies sobre la cama, completamente desnuda, él también desnudo y acostado con la cara hundida entre las piernas de mi preciosa novia puta. Mantenía sus manos sobre los muslos de ella para mantener descubierto su postre, la comía profundamente y ella se retorcía como gusano viéndolo fijamente con ambas manos puestas delicadamente sobre la cabeza de él. Liz gemía profundamente y podía escuchar los obscenos sonidos húmedos de la lengua y boca de César tronando en la deliciosa vagina de mi novia, ella perdía el control, apretaba más su cabeza contra su coño, cerraba los ojos y dejaba caer su nuca sobre la cama mientras se retorcía ante la lengua de él, levantaba la cadera para restregarle el coño en la cara, él tomaba firmemente su lindo trasero con ambas manos y se hundía por completo entre sus piernas, mi linda novia no paraba de gemir y retorcerse. Él sacaba la cara de entre sus piernas y ella alzaba la vista.

– Ponte de perrito – le decía él desesperado, se me aceleraba el corazón mientras ella se levantaba y adoptaba la posición exigida, él tomaba el celular y enfocaba el precioso culo empinado de mi novia, tan empinada y entregada que podía ver su húmedo coño fácilmente, quise verla así tantas veces… Estaba tan nervioso que me sentía desmayar, él no se la follaria, ¿verdad? ¡No no no! No podía hacerlo.

César volvía a colocar el aparato donde mismo y hundía la cara de nuevo para lamerle el coño, estaba decepcionado y aliviado al mismo tiempo de que no tomara su inocencia, él tomaba su lindo trasero con ambas manos y podía ver perfectamente como lamía de arriba abajo su coño y lengua jugueteando, ella se retorcía y gemía como loca, él subía un poco y se quedaba lamiendo entre sus hermosas nalgas, ella se retorcía un poco y reía nerviosa al sentir donde estaba él.

– Tu culo sabe delicioso – decía lujuriosamente lamiendo de nuevo enseguida él lindo ano de mi novia mientras ella reía nerviosa.

Él comía profundamente el lindo y respingado culo de mi novia con sus preciosas nalgas completamente contra su cara, verlo con la cara hundida en el precioso culo de mi novia y su boca metida entre sus preciosas y redondas nalgas me ponía celoso y cachondo como el carajo, quise hacerlo tantas veces, rogué tantas veces, me masturbé tantas veces fantaseando al respecto…

Las risas nerviosas se convertían en pequeños gemidos y él parecía casi meter la lengua en el apretado y lindo culo de mi novia, tomaba el celular desesperadamente, le dio la vuelta a ella para acostarla boca arriba, comenzó a grabar en primera persona, y se sentó sobre su pecho, le ponía las bolas en la boca y ella comenzó a chuparlas enseguida, él se masturbaba con fuerza y enseguida eyaculaba sobre su linda cara. Una corrida asombrosa, tan abundante que ella terminó con la cara completamente cubierta, tan espesa que sólo escurría lentamente un poco, tenía la cara cubierta de su espesa y blanquecina corrida, un ojo cerrado y cubierto, e incluso un poco en el cabello, sonreía nerviosamente mientras él reía un poco. El vídeo terminaba.

Revisaba a toda velocidad el material, videos y fotos, siempre desnudos por completo, ella dándole mamadas desesperadas, él comiéndole el culo y el coño suciamente, corridas en la cara y la boca de ella, incluso una en su lindo trasero a cuatro patas. El viernes, sábado, domingo e incluso ese mismo día (lunes) se habían estado divirtiendo lamiendo y saboreando sus cuerpos a mis espaldas. Por eso ella estuvo tan ausente, pasaba la tarde comiéndole la verga y dejando que él lamiera sus deliciosos agujeros. Tantos videos, tantas fotos, tantas conversaciones morbosas, me sentí tan idiota, tan patético, tan superado, tan traicionado y tan cachondo de que todo eso hubiera sucedido a partir de mi propia idea y sólo una tonta conversación en Facebook. Ellos prácticamente no se hablaban y 2 días después ella estaba desnudándose con él, tragándose sus amargas y abundantes corridas y él estaba lamiendo partes de su cuerpo que yo ni siquiera había visto nunca en un año y medio de noviazgo.

Cuando vi la miniatura del último video grabado ese mismo día, hace sólo una hora no podía creerlo, le di al play sin pensarlo.

Él acomodaba perfectamente el celular de perfil, toma perfectamente encuadrada hacia la cama de mi Liz. Ella esperaba desnuda y sonriendo en la cama, él se acostaba en la cama y ella se volteaba para sentarse en su cara haciendo un 69, ella se posicionaba encima de su cara y comenzaba a darle una mamada comenzando el 69. Eso me ponía más celoso que nada, ¡era tan jodidamente perfecto! El lindo trasero desnudo de ella sobre su cara, ¡mientras él recibía placer por su boca! ¡Carajo! ¡Maldita sea! ¡PUTA PERRA DE MIERDA!

César tomaba con ambas manos el precioso culo de mi novia mientras ella se castigaba así misma introduciendo todo lo que podía de su verga, él se retorcía y alzaba la cadera para ir más profundamente. De pronto ella se levantaba y le restregaba su precioso trasero en la cara por completo sentada sobre él mientras le jalaba la verga y gemía retorciéndose sobre su cara, la vista era tan hipnótica, tan perfecta, ella desnuda sentada sobre su cara restregándole su lindo trasero, ver la cara de él completamente cubierta con el precioso culo de mi novia me hipnotizaba, ella gemía ante su lengua y movía aún más su precioso trasero, lo odiaba y admiraba tanto, fantaseé mil veces con eso.

Estaban en un perfecto 69 complaciéndose uno al otro, algunos minutos y él daba vuelta a la posición y quedaban 69, pero él encima de mi novia, él reincorporaba medio cuerpo y dejaba de complacer con su boca a mi novia, se dejaba caer sobre la cara de ella que hacía arcadas escandalosas, él gemía y alzaba la cara al techo disfrutando mientras movía la cadera penetrándole la garganta. Él penetraba la cara de mi novia en ese “69 egoísta” y de pronto le clavaba la verga cuanto podía, gimiendo escandalosamente y ella hacia arcadas escandalosas tragando su espesa y asquerosa corrida una vez más, mientras podía ver la verga de él palpitar violentamente dentro de la boca de mi Liz.

Salí corriendo de mi casa aún cachondo, tenía 9 mensajes de ella, le dije que iba para su casa y necesitábamos hablar, ella no contestó. Llegué y ella abrió la puerta sin decir nada, entré y ella me veía sin acercarse.

– Necesitamos hablar – dije nervioso sin perder la erección.

– Necesito ir al loc

Ella intentaba hablar nerviosa y torpemente, sin verme a los ojos, la interrumpí a media frase.

– No necesitas ir a ningún lado… Estabas con él – dije firmemente.

Ella se quedó de piedra viéndome, analizándome, parecía triste y que casi lloraba, yo no sabía que le diría o que quería exactamente, fui ahí guiado por mi verga y por la necesidad de querer confrontarla cara a cara.

– Ven – dije con la mayor tranquilidad que pude, se sentó a mi lado con los brazos cruzados.

– Me dejarás… – dijo triste viéndome a los ojos y le rodaba una lágrima.

– No – dije con tono serio, ella me vio sorprendida – Pero quiero respuestas, quiero saberlo todo y quiero que seas honesta – ella asentía y se limpiaba el rostro.

– Claro claro, si – decía con rapidez, parecía aliviada.

– Te gusta mucho chupársela… – dije con tono funesto.

– … – ella bajaba la vista, sus brazos seguían cruzados, no dijo nada por una eternidad de 2 segundos – La verdad si… – dijo por fin sin verme a los ojos y se me bajaba la sangre a los pies.

– Te desnudaste con él… – dije débilmente.

– Lo siento, en serio… – dijo en voz baja.

– Siempre quise verte desnuda – le dije a modo de reproche.

– Lo sé… Perdón sólo… Sólo pasó – dijo torpemente.

– Debiste decirme la verdad, tal vez hubiéramos podido ponernos de acuerdo, ¡no fue justo! – dije molesto, ella alzó la vista y me veía melancólica.

– Es que será novio de Mariyan mañana, solo queríamos aprovechar el tiempo, ya sé que fui una pendeja, ¡perdón! Debí decirle que no… – decía triste y tomaba mi mano buscando conciliar, quise soltarme violentamente, fui débil y no lo hice.

– ¿Cómo lo sabes? – pregunté con tono molesto, no quería perder el mando.

– Me dijo hoy… – decía débilmente – Así que ya no lo veré, dijo que hoy sería la última vez, mañana le pedirá ser su novio y quiere hacer las cosas bien – decía firmemente.

Me ponía furioso que él desechara el lindo culo de mi novia cuando quisiera, sin mucho interés ni problema, él solo quería divertirse y no se lo ocultaba ni siquiera a ella por educación y me ponía más furioso pensar que ella lo llevó diario desde el jueves buscando aprovechar cada minuto desesperadamente, me enfurecía que ella supiera que él sería novio de su amiga y no le importaba ser su entretenimiento temporal.

– ¿Te folló? – dije con la voz quebrada, no quería preguntarlo, tenía miedo de la respuesta, en mi apuro e histeria no había visto todos los videos ni leído todas las conversaciones, podía haber sucedido y yo no saberlo aún.

– ¡No no! eso no – decía rápidamente, no sé si me sentí más aliviado o decepcionado – Lo juro, en serio, eso no – decía rápidamente buscando mi cara con una leve sonrisa, yo asentí débilmente – Él lo pidió mucho… No sé, no me atreví… – decía débilmente.

– ¿Por qué? ¿Lo intentó? – pregunté, ella parecía vulnerable y honesta, era el momento.

– No sé… Por ti… – decía, pero no supe si creerle – Si lo intentó… y casi lo logra – se me heló la sangre.

– Cuéntame – exigí histérico.

– Ayer... estábamos desnudo en mi cuarto y él se acostó arriba de mi... – se detenía viéndome, asentí, la verga me iba explotar – Se acostó arriba de mi y lo intentó... Solo una vez y le dije que no, en serio – remataba rápidamente – Casi la mete y me dolió, le dije que no y me quité, creo que se enojó, me insistió mucho y me preguntó si era virgen, le dije que si y no me creía – me veía por un segundo – No te enfades, ¿ok? – me veía preocupada, solo negué con la cabeza – Le mostré nuestras conversaciones, donde tú me rogabas para quitarme la falda o esas cosas... – decía avergonzada.

– O donde te pedía que follaramos y tú te negabas... – dije herido, ella asintió bajando la cabeza.

– Solo para que dejara de insistir y me creyera, solo por eso – dijo débilmente.

– ¿Qué dijo? – pregunté aún herido, ella me veía en silencio – Solo dímelo.

– … Se rio un poco porque a él si lo dejé lamerme y quitarme la ropa... – dijo débilmente sin verme a los ojos – Me preguntó cuánto llevábamos y porque contigo no me había desnudado y todo eso, siguió insistiendo en follar, pero ya no lo intentó – decía firmemente, la humillación estaba completada, incluso él sabía que había llegado más lejos.

– Esta fue la última vez – dije afirmando.

– Si si, mañana será novio de Mariyan, incluso hoy me preguntó si en serio no quería perder mi virginidad con él – decía con seguridad, me hacía sentir jodidamente celoso que esa fuera la razón de que se alejaran y no yo.

Nos quedamos abrazados sin decir mucho más, me fui de ahí confundido y al otro día pude ver el espectáculo cursi de como él le pedía a Mariyan ser su novia, flores y una pancarta gigante, me tranquilizó. Pasaron semanas y no hablábamos más de César, nunca los vi hablando, pasaba el tiempo y nuestra relación sanaba.

3 semanas y volvíamos a la normalidad, con lo bueno y lo malo, lo bueno de estar bien y alegres otra vez, y que ella me diera mamadas de campeonato de nuevo, lo malo que yo no me atreviera más a pedirle que se desnudara, no iba poder soportar que ella me rechazara y no quería que ella lo hiciera a fuerzas, así que ella mantenía la ropa puesta, otra vez éramos inmaduros y evitábamos el asunto.

Todo estaba "bien" pero seguí viendo esos videos y leyendo esas sucias conversaciones, me masturbaba como loco viendo el material una y otra vez, me preguntaba si ella hacia lo mismo y mi imaginación volaba, odio admitir que de algún retorcido modo deseaba que ella lo estuviera viendo en secreto, pero cuando revisaba su celular y no encontraba nada, me decepcionaba y aliviaba.

Un día até cabos leyendo entre líneas esas conversaciones, parecía claro, estaba seguro que sí. Estábamos en su casa y la idea me acosaba cruelmente, no podía dejarlo pasar, no soportaba más, tenía que hacerlo, no sabía porque, pero tenía que hacerlo.

– ¿Sabes? – dije nervioso.

– ¿Qué? – decía con desinterés, no tenía idea, me reí nerviosamente, respiré profundamente.

– He llegado a la conclusión de que él ya no quiso verte porque no quisiste follar con él jaja – reí nerviosamente, ella se puso nerviosa enseguida.

– ¿T-Tú crees? – tartamudeó torpemente – No creo, fue por Mariyan – decía firmemente y parecía casi decepcionada de pronto, ella en serio creía su fachada de niño bueno.

– Ayer leí las conversaciones de nuevo, estoy seguro – dije nervioso, ella sabía que tenía esas capturas, pero el tema era tabú.

– ¿Aún las tienes? – preguntó casi molesta, pero proseguía enseguida – ¿En serio crees que haya sido eso? – preguntaba curiosamente, de pronto ella parecía tener una epifanía mientras veía el suelo, podía ver en su mirada que pensaba mil cosas, analizaba, la verga me crecía poco a poco.

– Si – silencio absoluto, ella mantenía la vista clavada al suelo con esa mirada pensativa, podía sentir mi corazón golpeándome el pecho, tenía la boca seca, me humedecí los labios, respiré profundamente y lancé la bomba – Estoy seguro que si se lo pides él lo hará... – dije nervioso, ella no levantaba la mirada.

– Pedirle... que me folle – dijo débilmente.

– Si... – silencio absoluto de nuevo, sentí que me desmayaba – Deberías pedírselo... – dije con la respiración agitada.

– O-Ok… – dijo torpe y débilmente, se me helaba la sangre, no podía creer que ella simplemente aceptara de nuevo, sin decirme que estaba loco u ofenderse, ni siquiera verme sorprendida, ambos aceptábamos que ella le entregará su virginidad y ni siquiera lo hablamos realmente, ella lo deseaba a él tanto que estaba dispuesta a pedírselo, me sentí tan insignificante.

– Si, llámalo – dije nervioso y jodidamente emocionado, no podía dejar que lo pensara demasiado y se arrepintiera, creo que ella pensó lo mismo, tomó su celular y marcaba de inmediato.

Puso el altavoz y escuchamos como daba tono… uno, dos, tres, cuatro veces, buzón de voz.

– Márcale otra vez, tal vez lo tenía lejos – dije desesperado, ella solo asintió igual de desesperada y marcaba de nuevo.

Uno, dos tonos... Él contestaba.

– ¿Bueno? – respondió él y ella me vio con mirada histérica.

– Ho-hola ¿cómo est-?

– Oye estoy con Mariyan, no puedo hablar – decía él rápidamente interrumpiéndola.

– ¿Ella escucha? – preguntó aterrada.

– No, entré al baño, estamos en Burger King... Ya sabes que ya somos novios, no podemos hablar – dijo él seriamente.

– E-Es que pensé algo – tartamudeaba torpemente – ¿No quieres venir mañana a mi casa? – dijo con tono patético.

– No, ya sabes que ya no – respondió con firmeza.

– Podríamos hacer eso que querías – decía rápidamente casi interrumpiéndolo, él no respondía de inmediato, ella agregaba desesperada – ¿Cómo ves? – preguntó desesperada.

– ¿Follar? ¿Follar en serio? – dijo firmemente, condicionando más que preguntando.

– S-si eso – casi tartamudeaba, él se quedaba en silencio – ¿César? – exigía respuesta desesperada.

– Llego a tu casa a las 3, voy y dejo a Mariyan a su casa y voy contigo, ¿ok? – ella me lanzaba una mirada histérica, nerviosa, definitivamente emocionada.

– Si, ok, aquí te espero – dijo rápidamente.

– Ok, te veo mañana, me tengo que ir – dijo rápidamente.

– Si, ¡bye! – dijo emocionada, César solo colgó.

(9,41)