Después de seis meses de una cuarentena que pareciera interminable, el papá de Dora quien arrendaba un local como bar está hasta el cuello de deudas. Principalmente con Gerardo, un usurero que le prestó dinero para poner el bar.
Todo iba de maravilla, dora y su amiga Andy trabajaban como meseras los fines de semana, muchos clientes solo iban para verlas. Ambas de veinte años, jóvenes pero sobre todo hermosas. Aunque son chaparritas, sus piernas son bien formadas y con los shorts que usaban de uniforme, el culo se les veía redondo y delicioso. Además sus culos son de esos que se les mete cualquier prenda entre las nalgas, culos come trapo. Los clientes miraban sus culos y dejaban buenas propinas, algunos intentaba invitarlas a salir aunque nunca aceptaron. Pero llegó la pandemia, es insostenible pagar renta. Los productos caducaron y la deuda se triplicó con Gerardo.
Su padre tenía varios mensajes y correos, ella sabía todas sus contraseñas, así que supo después de leer todo que era imposible pagar, también leyó que le exigían un pago inmediato o que tomarían represalias. “¿Quieres que nos arreglemos con tu hija?” Decía en repetidas ocasiones. Así que Dora le confió todo a su amiga Andy, ambas preocupadas analizaban posibilidades imposibles para resolver aquella deuda. Hasta que Andy tomó la iniciativa.
—Hola, soy Andrea. La mesera del bar —escribió sin dudar y recibió respuesta inmediata.
—Hola chiquita, Mira que agradable sorpresa. ¿Que se te ofrece?
—Voy a ser directa, sé que el papá de Dora te debe dinero.
—Me debe la vida ese perdedor.
—Pues no tiene para pagarte, que solución se puede dar. No hay manera de echar a andar el bar, debes entender.
—Bueno niña, eso es problema entre él y yo, tú no te metas en cosas de mayores.
—Me meto porque lo amenazas con hacerle daño a mi amiga.
—¿dañó? Me quiero coger a esa pequeña perra, y ti también, ¿quieren ayudar ese viejo? Pongan las nalgas. Bye.
Andy platico durante la noche y parte de la madrugada con su amiga, Dora se negaba rotundamente. Aunque sabía que era capaz de todo por ayudar a su papá.
—¡guey le das las nalgas a todos, ¿qué más da cogerte a ese pendejo?
—Es que lo odio, no lo puedo no ver al hijo de mil putas —Dora ponía todo su odio cada que hablaba.
—¿Pues si pero entonces que, vas a dejar a tu papá a su suerte? Es más, te acompaño para que no se quiera pasar de listo ese cabron.
—No, no se… ya mejor me duermo. Mañana platicamos.
Al siguiente día, nuevos mensajes de amenazas aparecieron en el correo de su padre, quien aceptó un trabajo como repartidor para solventar los gastos de la casa. Entonces tomó su teléfono y le mando un mensaje a su amiga.
“Va, me lo voy a coger”
A su vez, Andrea le mando mensaje a Gerardo diciéndole que Dora aceptaba tener se o con él para pagar la deuda de su padre.
—Mira no es tan fácil, es mucho dinero.
—¿pero tu dijiste que…?
—Si pero no mames, sería el palo más caro del mundo. Por esa lana si tendría que ser mi puta mínimo unos dos meses.
—¡No chingues!
—Ayúdale.
—¿Como? —Andy sabía perfectamente cómo.
—Entre las dos pagaran más rápido. Me avisas, los intereses del préstamo siguen corriendo.
Después de unas horas y sin consultar a Dora. Andre respondió.
—Ok, ¿dónde?
Después de ver la dirección, por fin le mando un texto a su amiga para decirle los términos. Ambas con vestido y sin maquillaje.
—¡es que no mames!
—¿que? A mi también me va a coger ese cabron y yo solo lo hago por apoyarte.
—Por puta, llevas, meses sin coger.
—¿entonces no?
—Siii carajo si, ni modo que me raje.
—total solo paramos el culo y ya.
Al menos eso pensaban. Al llegar el día, ambas caminaron hasta el lugar de la cita. Una pequeña bodega con apenas una pequeña sala. Les invito licor pero lo rechazaron. Camino tras ellas mirando como las flores de su vestido se metían entre sus nalgas. Traía la verga tan dura que podría cogerlas ahí a medio pasillo, pero sabía que tenía que disfrutar de ese par de manjares. Sin maquillaje se veían aún más jóvenes e inocentes.
Puso una silla en medio de la sala y con una seña le indico a Dora que se sentará. Mientras Andrea hizo lo propio en el sillón y pude ser espectadora de como Gerardo metía su mano debajo del vestido de su amiga para sobar sus tetas mirándola fijamente a ella.
—Siempre supe que me las cogería, no sabía cómo ni cuándo, pero estaba seguro de que serían mías —ambas en silencio intercambiaban miradas mientras Gerardo con un tino exacto escupía sobre cada pezón de las pequeñas y suculentas tetas de Dora, para luego lamerle el cuello y bajar hasta poder chupar sus pezones. Al estar detrás de ella, Dora podía sentir el bulto enorme rozar su nuca.
Para Andrea era como ver uno de esos vídeos porno dónde un tipo maduro tiene sexo con jóvenes. Notaba como Dora contenía el aliento, miraba como su respiración comenzaba a cortarse y su ritmo cardíaco subía. Al igual que el de ella.
—Ahora híncate —Dora obediente se arrodilló, estaba mojada y asustada. Cuando vio que una enorme verga salía del pantalón de Gerardo, pensó en salir corriendo. Pero era demasiado tarde. Sintió como la cabeza con residuos viscosos de aquella verga le pegaba en las mejillas y frente. Cerró los ojos hasta que el golpeteo termino y sintió como rozaba sus labios. Al abrir los ojos miro arriba la imagen de Gerardo riendo feliz.
—Abre tu boquita, chúpame la verga. Y tú ven acá que le vas a ayudar —le dijo a Andrea indicándole que se colocará al lado de su amiga.
En cuanto comenzó a chupar, Dora sintió como Gerardo empuja bruscamente su verga hasta meterla en su garganta. A ella leerá difícil por el grosor mantener la boca tan abierta. Se le dificultaba respirar y empujaba con ambas manos a Gerardo para poder jalar aire. Andrea miraba como la cara de su amiga se transformaba al recibir aquella verga, por el esfuerzo le escurrían lágrimas por las mejillas.
—¡Haaaahh! No quiero así.
—¿No quieres que…? Sirve de algo y agarrarle las manos a esta pendeja—Andrea la sujetaba con fuerza mientras Gerardo metía con fuerza y mantenía su verga dentro de su boca, Dora apenas emitía pequeños ruidos guturales. Si baba en forma espumosa salía por el costado de sus labios y por la nariz. Solo le permitía tomar un poco de aire y volvía a meter su verga hasta el fondo. Dora apretaba fuerte las manos de Andrea que estaba ya muy excitada de ver a su amiga ser usada como una puta. Luego por fin saco su verga mientras Dora jalaba aire como desesperada.
—Te toca —le dijo a Andrea y le jalo la cabeza.
—Haaaagh haaaagh
De inmediato sintió dolor en su garganta y al igual que su amiga empujó de las piernas a Gerardo, pero ya la tenía bien sujeta de la nuca y no dejaba que se moviera. Con la mirada y un movimiento de ceja Dora entendió que era su turno de sujetar a su amiga.
—haaaagh no mames no tan brusco que me haaaa
—¿Más despacio putita? —Dijo mientras apretaba su verga hasta el fondo de su garganta.
—Déjala que respire —dijo Dora y obedeció, saco su verga mientras Andrea escupía y jalaba aire intercambiando miradas con su amiga. Luego ella misma fue por la verga y mirando fijamente a Gerardo comenzó a mamar, si amiga empujaba su cabeza para que entrara más verga y miraba como se iba sofocando. Apenas les permitía tomar un par de segundos de aire y volvía con ambas que tenían la cara revuelta de lágrimas, sudor y saliva.
Luego de un rato por fin las tomo de la mano y las empujó sobre el sillón, con sus dedos tocaba ambos culos levantados. Ellas se miraban con gestos de dolor incrédulas una de la otra por el aspecto sucio de sus caras.
—¡No en el culo no! —dijo Dora y Gerardo hizo todo lo contrario. Al igual con Andrea.
—¡Me duele me duele me duele aaaah!
—Así me gusta que griten pequeñas putas, voy a disfrutar mucho cobrando está deuda. Tu padre estará orgulloso de ti.
—¡Auchs aaah!
—¡Ya cabron aaah aaaah!
—¡Las quiero ver besándose!
—¿Qué? —dijo Andrea enojada.
—¡Que se besen putas!
Ambas se miraron fijamente, mientras la verga de Gerardo empezaba a penetrar sus culos, junto bien sus culos para hacer más fácil la tarea de ir de uno a otro mientras escuchaba sus gemidos. Fue Dora la que acerco sus labios para rozar los de Andrea que entre todos correspondió a su beso, sus lenguas intercambiaban fluidos y pequeños pujidos.
—Ven que fácil —Giraban la cabeza de vez en vez para ver la cara de satisfacción de Gerardo que iba cada vez más rápido en sus embates contra sus culos redondos y suaves. Cada que sentía que iba a terminar se tomaba su tiempo para volver a cogerlas.
Luego las recostó una encima de la otra en un 69 ambas inmóviles sabían que seguía pero se negaban a tomar la iniciativa.
—Bueno nenas a chupar panocha —les dijo celebrando con aplausos y metió su verga en Andrea que estaba arriba. Los genitales de Gerardo chocaban con la frente de Dora que se resistía un poco a lamer, pero Andrea estaba como loca chupando y pasando su legua por todos lados. Cada que su legua se asomaba la verga de él le tallaba un poco, aun así siguió lamiendo con su lengua el clítoris de su amiga.
—¡Eso putitas eso eso! —Gerardo ya no aguantaba más apenas saco su verga el semen chocó contra las nalgas de Andrea y escurrió a la cara de Dora que respiraba con la boca cerrada para que no entrara nada. Pero Gerardo le tapo la nariz y tuvo que abrirla, el líquido viscoso escurrió dentro de su boca, al igual que la verga de Gerardo. En esa posición aquella enorme verga pudo entrar aún más, Dora sentía que le reventaría la garganta, se sacudía pero el cuerpo de su amiga sobre ella le impedía zafarse.
—Si te mueves duele más pendeja —Andrea bajo de encima de ella y asombrada veía como le levantaba un bulto dentro de la garganta de Dora. Entraba y salía mientras ella intentaba estar inmóvil.
—Gaagh haagh hago hago
Por fin saco su verga y se la dio a mamar a Andrea que seguía asombrada por el modo brutal de tratarlas. Escuchaba a si amiga hacer sonidos horribles a un costado, tratando de respirar y de pasar ese dolor intenso que sentía en la garganta.
—Mmm mmm mm —Andrea sintió el bombeo dentro de su boca, Gerardo termino por segunda vez y el semen estaba en su boca.
—Compártelo —Le dijo señalando a Dora, Andrea se acercó a ella u se besaron nuevamente. Esta vez con más pasión. Se sentían sucias, usadas, humilladas y excitadas.
Mientras tanto Gerardo se vestía y hablaba por teléfono como si ellas no existieran. Por fin les bajó la temperatura y trataban de limpiarse con las manos. Se acomodaron sus vestidos aunque parecía que les hubiera pasado un huracán encima.
—Espérame compadre, no no no. Un par de negocios que tengo que checar —Dijo acercándose y tocando les el culo, luego lapo la bocina de su celular y les dijo— Nos vemos el viernes. Buen trabajo nenas.
Ambas caminaron en silencio hasta la puerta y dos calles después por fin pronunciaron palabra.
—¡HIJO DE SU PUTA MADRE!
—si no mames, te metió la verga hasta el cuello.
—Me dolía bien cabron y no me ayudarás.
—¿Te gustó?
—Pendeja… Si
Con la mirada gacha viajaron de regreso a casa, aun oliendo a semen. Mientras Gerardo con algunas fotos, promocionaba unos culos entre sus amigos y socios que desesperados por el encierro estaban urgidos de coger un buen culo. Y estos no eran cualquier culo, eran los culitos más ricos del barrio.
Para el próximo viernes ambas llegaron puntuales, los vestidos seguían buscando espacio entre sus nalgas y ellas iban metalizadas a ser usadas por Gerardo. Le abrió la puerta y de entrada hurgaba entre sus nalgas, palpando sus culos redondos y duros. En medio estaba una especie de sillón redondo y giratorio. Ambas se miraban pensando en para que sería eso.
—Váyanse desnudando y se besan.
—Oye, no nos trates como objetos
—Ja ja ja si, ¿entiendes que son mi putas hasta que cubran la deuda? Bueno, hoy le van a bajar mucho a ese peso de tu papá —no entendieron de que hablaba, pero se fueron quitando el vestido para recostarse sobre el sillón.
—¿Que se besen? —se escuchó desde otra habitación. Y Dora de mala gana se puso frente a Andrea que sonrió.
—Ven acá pendeja —Se besaban como si fueran novias, sus manos avanzaban por sus cuerpos desnudos.
—Besas bien rico —le dijo Dora.
—Es porque me gustas, estás bonita y bien sabrosa —dijo mientras sobaba sus tetas.
Cuando regresó Gerardo les aventó un par de antifaces, de esos negros como para dormir.
—Pónganselos —les dijo mientras bajaba su pantalón y sabana su verga grande y dura. En cuanto se los pusieron sintieron como las jalaba de los pies y jalaba del cabello para meter su verga en sus bocas, está vez despacio y pausado. Iba de una a otra boca mirando a esas dos nenas recibir su miembro con total normalidad.
Ambas sintieron como les amarraba las manos tras la espalda, luego escucharon ruidos. Eran voces masculinas. Aunque no veían nada, reconocían las voces de algunos. Eran clientes y conocidos del bar.
—Soñé con estas viejas
—¿Sabes cuántas chaquetas me hice pensando en estás perras?
—Por fin…
—¡HEY SOLO ORAL! —Dijo Gerardo casi gritando
—Con eso me conformo—dijo Beto, un señor regordete que vendía hot dogs en la esquina del bar y al que reconocieron por su tono cantado de Veracruz.
Dora se resistía a abrir la boca, sentía como chocaban en su cara vergas de diferentes tamaños, el olor le penetraban en la nariz. Así que el refugio de aquellas vergas fue la boca de Andrea que ya percibía el sabor en su lengua y jalones desesperados de pelo para que cambiará de una a otra mientras todos festejaban y soltaban risas bruscas.
—Mira mija, acá se trata de pagar la deuda de tu papito, si no quieres no hay pedo, pero en unos meses será igual o mayor lo que me deba y ya veré como lo cobro. Así que abre tu boquita y chupa esas vergas putita —Le dijo al oído mientras jalaba su pelo para intimidarla más.
—¡Abre! —Dijo a modo de orden y Dora separo sus labios. Roberto un señor cincuentón que vendía periódicos fue el primero en meter su verga.
—¡Puta madre que rico! —exclamo fascinado.
El sillón redondo giraba, así que solo lo movían y tenían a alguna de las dos con la boca dispuesta a devorar sus vergas.
—Ni en sueños me imaginé esto —se decían uno a otro codeándose uno a otro. Algunos se estiraban para meter sus dedos en alguno de sus agujeros, a lo cual respondían con gemidos de dolor fácilmente sofocados por alguna verga.
Algunos se vinieron casi de inmediato, aun así se sentaron junto a ellas para sobarles el culo, apretar sus tetas o solo admirar a ambas, sujetas de manos y vendadas de los ojos mamar de manera infinita. Sus hombros ya tenían manchas de semen, otros mojaban su cabello con los chorros de leche tras los que aún resistían seguían poniendo sus vergas dentro de ambas bocas.
Luego de que todos, terminaran en todas partes tenía rastros de la batalla, sentía su cara pegajosa, el cabello, los hombros, pero sobre todo tenía dañado el orgullo. Dora conocía y veía de manera constante a cada uno de esos señores a los que les había chupado la verga. Aún con la venda en los ojos tenía vergüenza. No hizo ningún ruido o reclamos hasta que dejó de escuchar voces y su amiga Andrea le retiraba el nudo de sus muñecas tras su espalda y la venda de los ojos. Con una toalla le limpiaba la cara, aunque Dora sentía que le embarraba más. Regreso Gerardo ya cambiado y sonriente.
—Niña, no solo van a pagar la deuda. Sus culos serán una mina de oro —Dora estaba a punto de romper en llanto así que Andrea la abrazo.
—No puedo —dijo Dora con voz cortada.
—Pero ya pudiste cabrona.
—Ya dile —Dijo Andrea y Dora la miro con extrañeza
—¿Decirme que? —pregunto.
—¿En serio no te imaginas?
—¿Que cosa?
—Fue tu papá —dijo Andrea.
—A él se le ocurrió que para no perder su negocio, me cogiera a su nena.
—¡NO ES CIERTO! —incrédula los miraba con odio a ambos.
—Es la verdad, que ganó con mentirte. Pero hasta se podrían ganar buen dinero.
Durante más de una hora le explicaron cómo su padre planeo todo, no quería perder su negocio. También supo que Andrea y Gerardo tenían sexo desde mucho tiempo atrás y que era la única manera de ella aceptará. Además supo que ese día, en realidad solo ella estuvo mamando vergas, la venda era para que no se diera cuenta que Andrea solo se la chupo a Gerardo. Así que estaba casi saldado el préstamo, una sesión más y quedaría liquidado.
Durante los siguientes días, su padre hablo con Gerardo. Buscaría un préstamo bancario para pagarle. La única razón para eso eran las burlas que recibía de sus vecinos y amigos. Que le mandaban fotos del rostro de Dora lleno de semen. "Amigo, yo cambio el mobiliario del bar pero déjame coger con ese bomboncito", "que rico me la chupo tu nena, ¿Cuánto por cogérmela?" Si padre no pensó que esto sucediera, imaginaba que tendría sexo con Gerardo y listo. Así que acepto reunirse con el fin de semana.
Cuando llegó al lugar, nervioso buscaba las palabras para salir bien librado de ese embrollo, pero apenas entró se le borraron las ideas y se hizo realidad su peor pesadilla. Todos a los que su hija les mamo la verga estaban ahí. El panadero, el de la refaccionaria, los dos taqueros, el de los hot dogs, el del puesto de periódicos, Gerardo y hasta el pastor de la iglesia cristiana lo miraban burlones. Entre todos lo agarraron y lo sujetaron a una silla mientras el gritaba lleno de cólera. Luego apareció Dora, de la mano de Andrea. Ambas con el uniforme del bar. Gerardo fue muy claro con Dora, deuda saldada y nadie jamás hablaría de lo ocurrido o se las verían con él. Además de un incentivo económico. Una sola regla… Dile todo a papá.
—Hola papi, mírame. Me van a coger todos ellos. ¿Te gusta?
—Por favor hija, perdóname, no hagas algo de lo que te vas a arrepentir.
—¿A quién quieres que le chupe la verga primero?
—¡Hija por favor basta! No necesitas hacer esto.
—Abre bien los ojos papi, me van a coger todos, voy a ser su putita.
Ante la vista de su padre le iban arrancando la ropa, mientras le llenaban de besos el cuerpo, otros tocaban sus nalgas, pronto el brasier salió volando. Cuando arrancaron su pequeña tanga su padre pudo ver su panochita bien rasurada o solo un poco pues los dedos del panadero la sobaban desesperadamente.
—¡Hija por favor perdóname! No lo hagas… —apretó los ojos, no quería ver, pero un golpe de Gerardo lo obligó a abrirlos.
—Lo vas a ver todo hijo de puta.
Andrea estaba muy cachonda y en cuanto vio que su amiga se arrodilló, la acompaño y ambas comenzaron a mamar vergas como todas unas expertas.
—Mira que rica verga tiene este cabron, mete tu verga hasta mi garganta haaaagh haaaagh —Dora, como una auténtica actriz porno mamaba vergas y le sonreía a su padre con baba corriéndome por el mentón.
—Órale puta a mamar —gritaban por todos lados mientras ellas chupaban.
Temerosos tocaban a Andrea mirando de soslayo a Gerardo que con una gran carcajada y un gesto les dijo:
—Es lo mismo, solo es mi puta. Hoy se las comparto.
Enseguida todos comenzaron a meterle mano hasta dejarla desnuda, Gerardo sostenía la cabeza del padre del papá de Dora.
—¡Se le está parando al muy cabron!
—¡Chuparla a tu jefe! —gritaron algunos.
—¡Órale!
Dora hizo como que no escuchaba, fue Andrea la que a gatas se acercó y le bajo el cierre, en efecto tenía la verga dura como piedra.
—¿Te calienta ver a tu hija de puta?
—¡Basta Andrea por favor para!
—Mira que panochita tan rica, se rasuro para que le metieran toda la verga!
—¡Me van a coger papi!
—¡Cállate ya Dora! —Dijo su padre tratando de disimular el placer que recibía de la boca de Andrea. Entonces Gerardo la empujó para ponerla en cuatro y metió su verga bien fuerte.
—¡Dile todo!
—¡Aaah me está metiendo la verga papito! ¡Me duele papi! ¡Mmm que rico me cogen papito haaa!
—déjala ya cabron
Andrea le jalaba la verga fuertemente a su padre, mientras el veía a un par colocarse frente a la boca de Dora para que siguiera mamando.
Parecía que se ahogaba metiendo esas vergas hasta el fondo de su garganta, luego tomaba aire y continuaba el tortuoso relato a su padre.
—¿Te gusta cómo me trago sus vergotas papi? Muévete deja se la chupo un poco…
Movió a su amiga para poder quedar frente a su padre que pataleaba tratando de que no lo hiciera, cuando tuvo su verga en las manos sonrió.
—Te lo va a chupar tu nena
—Basta por favor Dora mi amor no lo…
En cuanto sintió la tibia saliva envolver su verga, cerró los ojos, apretó los dientes y rezo para no sentir placer. Pero era imposible, solo abrió un poco los ojos y vio la cara hermosa de su hija comiéndole la verga sin piedad, detrás de ella el panadero la cogía con brutal singularidad y la sonrisa burlona que odiaba.
—Ven ayúdame
—¿Se lo chupo a tu papito?
—Si, que nos vea.
—me toca
Detrás de cada una de ellas nuevos cuerpos ocuparon la posición, pronto se escucharon los ruidos como aplausos que daban cada que chocaban con sus redondos y dulces culos. El aire olía a sexo. Ambas se turnaron para chupar la verga de su padre que trataba de resistir pero sentía como se acumulaba el semen y estaba a punto de estallar. Para su fortuna, por así decirlo. Las hablaron y cargaron.
—Abrázate bien putita
—Siii
Sujeta al cuello de Gerardo la levanto, por detrás uno más le cargaba el culo y con trabajo pero al final encontrando sus agujeros comenzaron una doble penetración.
—¡Papi me duele! ¡Papi me están rompiendo mi colita aaah aaah!
A un costado y a falta del cuerpo atlético de Gerardo, dos viejos panzones hablaron un sillón para que Andrea subiera a su verga y el otro buscará con éxito meter su verga en su culo.
—Me duele me duele me duele viejo puerco
—Puta de mierda que culo tan apretado perra
—¿Te gusta? Aaaah aaah métemela más mas, que rico se siente.
Su padre con lágrimas en los ojos miraba como su nena se había convertido en la puta de todos esos hijos de perra.
—¿Te gusta? —pregunto Gerardo.
—Siii que rico que me metas tu vergota, me gusta que usen mi colita. ¡Mírame papi rebotó como puta! ¡Haaaah! Que ricoooo!
Andrea apenas podía gemir un tercero ya ocupaba su boca, mientras le daban una doble penetración sintiendo el sudor el olor y la excitación de esos hombres tocando la y penetrándola por todos lados.
A Dora le acabó dentro del culo uno de los taqueros, su padre miraba como el semen le escurrían de su colita y al taquero con los ojos en blanco dando gracias a dios.
—¡YA ESTARÁS CONTENTO CABRON HIJO DE PUTA! —grito el padre de Dora mirándola sus nalgas escurriendo semen.
—Pues… No, todavía no…
Gerardo bajo a Dora y mientras se perdía en una pequeña bodega, el panadero y otro más aprovecharon para cogerla por ese culo glaseado. Regreso con un par consoladores doble y empujando a ambos, acomodo a Dora en cuatro y fue por Andrea que ya tenía una descarga de semen en la boca. Nalga contra nalga les metió los consoladores en ambos agujeros y con unas nalgadas fuertes les indico que comenzarán.
Sus culos chocaban y los consoladores se perdían dentro de ellas, sus gemidos eran impresionantes. Incluso ellos se detuvieron un momento para apreciar esa pista insólita y hermosa. Luego volvieron a la carga, acercaban sus vergas para que ella chuparan. Poco a poco fueron acabando, mientras Andrea tragaba semen disfrutando del sabor y la sensación del bombeo en sus labios, Dora cerraba los ojos cada vez y el semen chocaba en su cara o pelo, algunos chorros iban hasta su espalda y bajaban hasta sus nalgas sirviendo como lubricante.
—¡Ahora estoy contento!
—¡Hijo de mil putas! ¡Te odio puto de mierda!
—Al contrario, dame las gracias… Ya no tienes deudas ja ja ja
La risa estruendosa de Gerardo contagió a los demás que con sus vergas flácidas miraban a esas dos nenas chocar sus culos con la cara roja por la excitación. Fue hasta que el último le aventó su semen en la frente a Dora que Gerardo las detuvo.
—Falta que le saquen la leche a uno —Dijo mirando a su padre.
Andrea sonrió y de inmediato fue a comerle la verga, Dora se limpiaba un poco los ojos pues los tenía pegajosos.
—Mira papi, me llenaron de leche
—Y falta la tuya —agrego Andrea dejándole espacio libre a si amiga para que continuará chupándosela a su padre.
—¡Que rica verga papi! ¡¿Se te pone dura con tu hija?!
—Andrea basta, Dora no…
Su padre ya no aguantaba, su semen iba a salir expulsado en cualquier momento. Dora lo sintió y comenzó a masturbarlo mirándolo fijamente.
—¡Dame mi lechita papi!
—Mójale la cara, anda salpica su carita —le decía Andrea
—¡Dame mi leche papiii! Dámela, lléname la cara de semen, quiero tragarme los dámela siii papi!
Todos estaban esperando el momento, miraban como se retorcía en su silla tratando de evitar su eyaculación. Pero fue imposible y un chorro largo y espeso recorrió la cara de Dora que ya solo podía ver con un ojo pero mantenía la mirada en si padre. El segundo chocó en su nariz y ajo por ambos lados de sus labios.
—Que rica lechita papi, me mojaste toda la cara, mira como me está escurriendo.
Efectivamente, su padre veía como al hablar su semen se metía en su boca, creaba un efecto viscoso entre sus labios. Un par de chorros más se quedaron en las manos de Andrea que seguía masturbándolo con fuerza, luego Andrea chupo la punta, recogiendo en su boca los restos de semen.
Gerardo hablo claro con todos, lo de ahí no saldría a ninguna parte y en ninguna platica. Todos sabían que hablaba en serio. Mientras desataban a su padre, Dora y Andrea seguían besándose, compartiendo el semen de su padre, quien tomo su ropa y salió sin decir una palabra.
—Yo digo que en el fondo le gusto —dijo Gerardo sonriendo.
—Ambas se vistieron y así sin limpiarse salieron de ahí. Iban tan cachondas que poco les importó que las vieran así, incluso era una de sus fantasías. La gente en el transporte las miraba mientras ellas reían como niñas traviesas.
Pasaron días sin dirigirse la palabra, solo un "ya está el desayuno" o "buenos días" fue hasta el fin de semana que su padre entro a su cuarto jalo las cobijas.
—Con restricción de horario y muchas medidas sanitarias, pero ya podemos abrir el bar.
Dora salto de alegría y lo abrazo, ambos se sentían extraños. Aun así durante el día con ayuda de Andrea limpiaron y dejaron impecable el lugar. Por la tarde ya tenían a su primer cliente. Se había corrido un rumbos y en unas horas el lugar estaba lleno. Sus uniformes seguían luciendo espectaculares, sus culos redondos captaban las miradas y sus bolsillos las propinas. Muchas manos tocaron sus nalgas sin ningún tipo de queja. Al final del día, exhaustos contaban el dinero. Su padre recibió un sin fin de propuestas por aquellas chicas. El chapoteo como pudo con un nudo en la garganta les platico a ambas que reían divertidas.
—Tranquilo papi, déjalos que imaginen lo que quieran. Mientras sigan viniendo.
—Es que nunca hablamos de lo que pasó…
Dora lo interrumpió con un beso en la boca que lo dejo desconcertado, luego Andrea hizo lo mismo para despertarlo.
—No hace falta papi, estamos bien.
—Si, muy bien —agrego Andrea— Pero vámonos, estoy muerta de cansancio.
En la esquina Gerardo esperaba a Andrea que corrió a él mientras Dora y su padre subían a un taxi. Comenzaba un nuevo viaje increíble en sus vidas.
@MmamaceandoO