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Paulina raptada

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Paulina, una joven como tantas en sus 21 años, se había independizado recientemente y mudado a una casita de suburbio en las afueras de una ciudad rural.

Como todas las mañanas tomo un desayuno rápido y salió a correr su par de kilómetros habituales, se preocupaba mucho de mantener una buena figura, pues de esta dependía en mucho su sustento y el éxito en su trabajo.

Comenzó a correr por el sendero que pasaba frente a su casa y que también llegaba hasta una vieja granja semiabandonada. Corría escuchando su música preferida y absorta en sus pensamientos. ¿Que debía mejorar en sus shows, que podía implementar?

Cuando pasó por frente a la granja no se percató que era observada por aquellos ojos crueles y lascivos. El hombre se puso de pie en su porche y después que espero un momento salió para seguirla.

Como vio que no la alcanzaría decidió ocultarse y esperar su regreso al costado del camino.

Después de un rato Paulina venía de regreso sin enterarse de nada, él le salió al cruce por detrás y la golpeo en la cabeza.

Poco a poco fue volviendo en sí, abrió los ojos lentamente, no comprendía que pasaba, todo estaba en una nebulosa, de pronto se quiso mover y no pudo, probo de mover las piernas y no lo logró. En eso siente que alguien le arroja un cubo de agua helada por el rostro y el torso, esto termino de despabilarla.

Estaba tendida boca arriba en una cama mal oliente y sucia, se ve que haría mucho tiempo no se cambiaban esas sabanas. Frente a ella sentado en una silla a los pies de la cama estaba el hombre más sucio y repulsivo que pudiera imaginar.

Trato de hablar pero no pudo y sintió el sabor agrio en la boca, el hombre la había a amordazado con un trapo sucio y un poco de cinta.

Hola Paulina, al fin nos conocemos personalmente y el placer es todo para mí, bebe. ¿Te imaginas quién soy? Hablamos mucho todos los días en tu chat, lo que tú no sabías es que somos vecinos, no tuviste mejor suerte que mudarte a mi vecindario.

“Adivina que va a pasar ahora? Pues que vas hacer todos tus shows y los que yo invente, para mí y gratis, sin exigir tokens ni nada de esas estupideces.”

El hombre se puso de pie y se aproximó a ella a la altura de su torso, saco de su bolsillo dos pinzas de ropa y puso uno en uno de los delicados pezones de Paulina, ella emitió un chillido agudo y empezó a respirar aceleradamente, presa del miedo, la sorpresa y el dolor.

Dio la vuelta lentamente hasta el otro costado de la cama e hizo lo mismo en el otro pezón. Ella volvió a gemir, una lagrima le asomo por el rabillo del ojo. “¿Vas a llorar? ¡Pero si recién comenzamos?” Miro su entre pierna, un coño afeitadito y apetecible para cualquiera que lo viera por la cam, pero ahora estaba ahí frente a él, en persona, a su merced. ¿Qué le haría primero? Acerco su mano, tomo su clítoris con el pulgar y el índice tirando hacia arriba y allí coloco otra de las pinzas. Paulina aulló de dolor sin poder moverse, pues estaba fuertemente atada a los extremos de la cama con brazos y piernas extendidas.

“¿Cuántas veces prometiste esto en tus transmisiones?, era hora de que lo cumplieras. ¿Verdad?” Metió cuatro dedos en su coño y comenzó a masturbarla fuerte, mientras lo hacia las pinzas en los pezones y el clítoris de Paulina se movían haciendo más agudo el dolor.

Paulina tenía los ojos muy abiertos y no dejaba de emitir gemidos ahogados por aquel trapo sucio que casi la atragantaba, lo sentía muy atrás en su garganta.

“Ya estas mojada eh? Te está gustando, tu mente dice que no, pero tu coño dice sí.

Vamos al siguiente paso entonces”. Sobre una mesa había una gran vela que alumbraba la habitación, el hombre la tomo y se la mostro a la asustada chica. “¿Sabes que se hace con esto? ¿No? ¡Ahora vas a ver!” Y de improviso dejo caer un chorro de cera caliente en su vientre.

Aaaaggg! Gimió Paulina. “¿Quema eh? ¡Probemos en las tetas! Y derramó otros dos chorros sobre sus pezones que aún estaban con las pinzas en ellos.

Auuuggghh, nauuufff pedía ella retorciéndose, pero el vertió un gran chorro desde el medio del pecho hasta el coño de ella, regocijándose de su trabajo. ¿Cuantas veces había soñado con tenerla así para él?

Cuando Paulina sintió la cera caliente en su clítoris y escurrir dentro de su vagina, no pudo más y se desmayó.

Otra vez la despertó el agua helada, pero esta vez no estaba acostada, esta vez colgaba cabeza abajo con los brazos cruzados y atados a la espalda. Ya no tenía mordaza, el hombre quería que su boca estuviera libre para lo que planeaba hacer.

“¿Te acordás que siempre prometes la lluvia dorada? “Bueno ahora lo vamos hacer, bebe” “Estas loco le dijo ella” “¿Ah estoy loco? ¿Así que sos puro cuento? Y tomó la gran vela que tenía en la mano y la apoyo sobre el ano de ella. “¿Vas a abrir la boca?” “No” dijo ella tajante.

“Bueno, tú me obligas” y empujo el extremo filoso y desparejo de la vela de seis centímetros de diámetro en aquel anito prieto y delicado, lo hizo sin consideraciones, de un empujón se lo hundió 10 cm, Paulina no tuvo más remedio que gritar y allí el aprovechó para inundarle la boca con su orina. Le metió más la vela en el culo hasta que ya no entro más y luego la saco casi totalmente y la volvió a meter esta vez de un empujón.

Paulina gritaba por el dolor en el culo, al tiempo que se ahogaba con la orina de él, aaaghh, auggg, glup, glup, auuggg, aahh!

“Esto es un anal y una lluvia dorada” dijo el

“Ahora el detalle final, el Figging” Colgada como estaba y con el culo abierto, le metió una mano entera de jengibre pelado en su ano, a los pocos momentos Paulina empezó a retorcerse pero no podía gritar, otra vez estaba amordazada, esta vez por el mismo trapo, pero él había tomado la precaución de mojarlo bien en orina.

Mientras Paulina se retorcía cada vez más, presa del calor en su interior y del asco en su boca, él fue hacia una pared y descolgó una herramienta de campo. “¿Sabes qué es esto? Un rebenque, se usa para azuzar a los bueyes.

Y comenzó a golpearla con él, el cuero curtido al sol, se enroscaba en el cuerpo de Paulina, dejándole listones color rojo. Giraba producto de estar colgada y de retorcerse por el dolor, no sabía si la golpeaba en el frente o atrás, así estuvo dos horas, hasta que el hombre exclamo exhausto.

“Bueno creo que ya tenemos suficiente, para un video bdsm, con esto podemos hacer mucha plata. ¿Verdad amor? ¡Espera que te saco ese trapo! “Si y bájame de acá. Hijo de puta te esmeraste para hacerlo ver real, va hiciste todo real, menos el rapto” y él le responde… “Y soy tu Depravado, amor”

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