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Por fin disfruté como se debe

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Viernes 5 de mayo de 2023.

Mientras el Uber me llevaba a la casa del chico que acaba de conocer por una aplicación yo estaba muy tranquila, pero pensaba qué estaba pasando. Desde cuándo tenía esa necesidad desesperada de coger con alguien. Tenía en mente sus fotos, y algunos videos que él me acababa de mandar masturbándose. Sin mucho éxito tapaba mis pechos con mi abrigo puesto que no me había puesto corpiño y la liviana y apretada musculosa que llevaba dejaba ver mis pezones parados.

Al llegar al edificio de golpe olvidé su nombre, pero no me importó. Toqué el timbre y abrió la puerta de su casa. Nos saludamos y me hizo pasar. Fue al instante que nos dimos cuenta que ya teníamos un vínculo y nos dimos un beso en los labios.

Él sirvió vino y agua para mí. Probé unos sorbos de su copa pero quería estar totalmente consciente así que seguí tomando agua. Hablamos muy vagamente de algunas cosas típicas, trabajo, estudio... Realmente no recuerdo porque no era lo que me importaba. Sabía que estaba ahí para un encuentro casual y nada más.

Empezamos en el living. Estábamos de pie, apoyados en la parte de atrás de un sillón. Dejamos nuestras bebidas y nos miramos de manera penetrante. No dijimos nada. Nos empezamos a besar y acariciar despacio y cada vez más fuerte mientras teníamos los cuerpos pegados.

Él me acariciaba el pecho y me masajeaba hasta que levantó mi remera y me empezó a chupar los pezones. Respirábamos con fuerza.

Cada tanto yo le lamía el cuello y mordía el lóbulo de su oreja. Lo sentí gruñir despacio. Después nos besamos un poco más y empecé a tocar su entrepierna por encima del pantalón. Ya estaba muy duro.

Lo masajeé hasta que él se desabrochó el cinturón y empecé a tocarlo por encima del bóxer. Todavía con la remera levantada me agaché frente a él, le bajé la ropa interior y empecé a lamer su pija bien despacio.

Pasaba mi lengua lentamente de abajo hacia arriba, desde la base de su pene hasta la punta, hasta que empecé a metérmela en la boca y chuparla de a poco. Él me agarraba del pelo y tiraba un poco de él. Cada vez me entraba más y más en la boca hasta que me tocaba la garganta.

Entonces me puse de pie para besarnos un poco más. Él aprovechó para desabrochar mi pantalón y acariciarme por encima de la tanga. Yo mientras tanto lo masturbaba. Empezaba a suceder lo que estaba esperando con tantas ganas.

Entonces corrió mi ropa interior y empezó a rozarme toda, sin nada de por medio. Me susurró "era verdad que te mojás mucho" y seguido a eso me introdujo un dedo en mi concha.

Gemí de placer mientras él metía y sacaba su dedo de mí, cada vez con más fuerza. Ambos gemíamos y de golpe paramos para poder irnos a su cama.

Subimos y apagamos algunas luces. Sólo quedaba una luz tenue.

Yo tenía algo de ropa pero él nada. Se acostó y yo me puse sobre él. Mi cuerpo separaba sus piernas así que seguí con lo que más me gusta hacer, chupársela bien. Seguí lamiéndole la verga, cada tanto la escupía para mojarla. Le pasaba la lengua de arriba a abajo, le lamía los huevos y la base de ellos. Me dio vía libre para bajar más y lamer su ano mientras con las manos lo masturbaba. Lo disfruté mucho, y él gemía como loco de placer mientras mi lengua jugueteaba por toda su entrepierna.

Volví a succionar su pene una y otra vez. Lo escuchaba darme indicaciones y cada vez que hacía lo que él me pedía lo sentía disfrutar todavía más.

Entonces me pidió que me sacara la ropa y así lo hice. Quedamos desnudos. Ambos. Nos besamos y tocamos. Él apretaba mis tetas, las lamía y mordía. Con la punta de su pene golpeaba mis pezones. Se recostó y yo me arrodillé a su costado. Mientras lo chupaba un poco más él me metía los dedos una y otra vez.

Si verga estaba empapada y lo escuchaba decirme que la chupaba muy muy bien. Agarraba mi cabeza con locura para marcar el ritmo y teníamos muchísima confianza, tal que guio mi mano para que, muy despacio, le metiera un dedo en su intimidad, sin sacar su pene de mi boca. Escuché su placer, estaba tan rica... Cada tanto la metía hasta mi garganta y paraba cuando sentía una arcada pero al instante volvía a chuparla y morderla un poco.

Estuvimos así unos minutos hasta que me detuvo y te dijo "querés que te coja?" Casi le supliqué que sí. Entonces me puso boca abajo en la cama, agarrándome el pelo con fuerza. Me nalgueó el culo y me gritaba que lo levantara mientras me nalgueaba cada vez más fuerte. Esa furia me calentó todavía más. Entonces me metió uno o dos dedos, no estoy segura. Y con la otra mano masajeaba mi clítoris pero con fuerza. Cada vez más brusco. Yo gritaba y gemía del placer.

Él seguía metiendo y sacando sus dedos, escupiéndome la concha para mojarla todavía más hasta que yo no daba más y me aparté. Entonces él se levantó y fue a buscar un preservativo. Mientras se lo ponía yo agarré mi lubricante para ayudar todavía más. Volví y me senté en la cama. Él me miró con la pija parada y ya protegida. Se subió a la cama y se puso delante mío. Separó mis piernas. Le pedí que fuera despacio. Me miró y con la punta de su pija me rozó el clítoris unas cuantas veces. Entonces bajó un poco su pene y lo puso delante de la entrada de mi vagina. Muy despacio empezó a meterlo. Gemí muchísimo, sentí cada centímetro suyo entrando en mí hasta que entró por completo.

Empezó a entrar y salir a ritmo, flexionó mis piernas sobre mi pecho, lo tenía de frente gimiendo mi moviéndose todo el tiempo, escuchando mis gritos. Cada tanto agarraba una de mis tetas y la apretujaba con locura.

Seguimos así, después me puso de costado y siguió cogiéndome así. Hasta que paramos. Se sacó el preservativo. Hicimos una pequeña pausa. Entonces me preguntó si podíamos coger por atrás. Le dije que podíamos intentar. La verdad es que nunca había logrado disfrutarlo del todo.

Me recostó boca arriba. Y empezó a masturbarme, tocando mi clítoris primero y metiendo sus dedos en mi vagina. Entonces agarró mi lubricante y se llenó los dedos con él. Su mano derecha empezó a masajear mi ano muy despacio. Yo estaba disfrutando mucho de placer así que me relajé y dejé que metiera un dedo por ahí sin oponer resistencia.

Su otra mano hacía muy bien su trabajo, estaba demasiado caliente. Empecé a sentir como hacía distintos movimientos en mí culo y creo que introdujo más dedos, ya no estoy tan segura, sólo sé que cada vez me gustaba más. Movía sus manos con locura y mi ano estaba muy abierto, más de lo que creí. Su mano que estaba en mi clítoris me volvía loca y yo estaba casi en la puerta del orgasmo así que lo detuve.

Pidiéndole que parara porque iba a acabar y quería que me la metiera. Se puso delante mío otra vez, como la primera vez que me la metió. Quiso que no usáramos protección pero yo insistí, entonces se puso uno y bañó su pija de lubricante. Le pedí que por favor fuera muy despacio, que me iba a doler. Entonces me besó y tranquilizó. Me relajé. Puso su pene delante de mi ano y empujó muy despacio. Hice fuerza para relajarme. Él masajeaba mi clítoris para ayudarme. Empujó un poco más y entró la cabeza. Grite de placer y de sorpresa porque no me dolió. Él iba muy despacio pero yo, al darme cuenta que no me dolió, le pedía más.

Entonces metió un poco más su verga, llegó a la mitad. Gemí tanto de placer. La metía y sacaba y cada vez que la volvía a meter entraba un poco más. Hasta que sentí su cuerpo chocando contra el mío, por completo. Eso solo significa que había entrado completa. Yo estaba tan sorprendida de que no me estaba doliendo y que lo disfrutábamos tanto los dos. Siguió meriendo y sacando su pene de mi culo una y otra vez. Yo gemía y gritaba cada vez mas. Me miró y me dijo "me vas a acabar?" Entonces agarró mi mano y la puso en mi concha para que me tocara mientras me cogía el culo.

Empecé a rozarme mientras lo sentía por atrás cada vez con más placer, seguí y seguí hasta que lo sentí llegar, como nunca desde todas partes de mi cuerpo: llegó el orgasmo. Grité y grité tanto mientras mis piernas chorreaban mis líquidos. Lo gocé y disfruté mientras él me la seguía metiendo. Entonces empecé a temblar del placer.

El paró de a poco, dándome lugar para que disfrutara. Despacio salió de dentro mío y yo grité. Se recostó a mi lado y se sacó el forro. Yo seguía disfrutando pero quería que él también lo hiciera, entonces me arrodillé a su lado y empecé a chupar su pija una y otra vez mientras la apretaba con mi mano.

Sentía cómo se ponía muy muy dura y la sangre se transportaba a través de ella. Él gemía y apretaba mi cuerpo, hasta que corrió mi mano despacio y él empezó a masturbarse mientras yo lamía una y otra vez la cabeza de su pene. Sentí su cuerpo tensarse así que ya iba a venirse. Metí su pene en mi boca, la parte que me dejaba libre su mano y no paré de chuparlo hasta que lo sentí explotar.

Llenó mi boca de leche, con un grito ahogado seguido de gemidos. Con mi boca llena seguí chupándola un poco más mientras él sentía placer, hasta que finalmente me aparté y me tragué todo su jugo. Me acosté a su lado, en su pecho y ambos gemimos hasta calmarnos.

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