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Por fin mamá nos concede el primer anal con nosotros
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Hola amigos lectores, soy Yesica y después de un buen rato de no escribir, aquí estamos esperando que les sigan gustando nuestras anécdotas. Bien dicen que dos cabezas piensan mejor que una, ya no me acordaba del rico sexo que tuvimos con nuestro amigo Mario en el cerro del Tepozteco. Y haciendo memoria, les voy a contar lo que siguió después de ese día con mi mamá y luego con Mario.

Después de bajar el cerro, nos fuimos a tomar unas cervezas en el centro del pueblo. A mi mamá no le gustaba el sabor de la cerveza, así que pidió unas ViñaReal, pensando que por lo dulce no tendrían tanto alcohol, pero al ser una persona que no tomaba, con dos o tres ya se veía más que contenta. Estaba muy alegre.

Gery y yo platicamos con Mario, le pedimos que fuera muy discreto con lo que había visto y lo que habíamos hecho ese día, él era muy tímido, serio y de confianza. No le conocíamos alguna novia y en pláticas futuras, me confesó que esa vez en el cerro, había sido su primera vez. Nos dio su palabra que no diría nada. Ya casi por la noche nos acompañó a la caseta en la carretera para tomar el autobús a nuestra casa, el cual iba muy vacío y la poca gente que llevaba en su mayoría iban dormidos.

Por el alcohol que bebió mi mamá iba muy caliente, nos sentamos ella y yo juntas, y en cuanto se apagaron las luces del autobús nos comenzamos a besar, ella no tardó en subir su blusa y sacar sus pechos para que se los chupara, me atraía con fuerza a su pecho y yo con la misma fuerza, chupaba y mordía sus ricos pezones. Tratábamos de gemir lo menos posible. Gery se dio cuenta de lo que hacíamos, así que le hicimos un lugar, de modo que mi mamá se montó sobre nuestras piernas, dándonos una teta a cada uno, mientras con nuestras manos acariciábamos sus nalgas y panocha sobre el pantalón. Ya nos urgía llegar a casa. En mi cabeza no dejaba de pensar que esa podría ser la noche en que Gery y yo podríamos disfrutar del culo de mamá. Y así fue.

Llegamos a la casa, mamá fue la primera en entrar al baño. Gery y yo no dejábamos de tocarnos, mientras nos desnudábamos, le dije que esa noche quería verlo hacerle el culo a mamá, él se puso más caliente con mi propuesta, tanto que me tomó de la mano y nos metimos al baño junto a mi mamá, quien casi se terminaba de bañar. La seguimos cachondeando bajo la regadera, Gery se dedicó a comerle el culo, ella lo disfrutaba, pues yo veía el modo en que echaba el culo hacia atrás, buscando más profunda la lengua de mi novio. Nos secamos y la llevamos a nuestro cuarto.

Seguíamos muy calientes, pues a mi mamá no se le había pasado el efecto del alcohol. Recostados nos besábamos los tres al mismo tiempo, nuestras manos se aferraban a lo que podíamos, nos agarrábamos las tetas, las nalgas, nuestros sexos. Aunque mi mamá disfrutaba de mi cuerpo, una de sus manos no soltaba la verga de Gery y se la jalaba. Recuerdo que lo recostó boca arriba, ella se inclinó a darle una rica mamada, lo hacía como desesperada, llenando su tronco de saliva. Yo al verla con el culo levantado me coloqué tras ella, recogí la humedad entre sus labios vaginales con la punta de mi lengua, disfruté de su sabor y me bebí ese fluido tan delicioso. Volví a a hacer lo mismo y ella levantó más el culo, se veía hermosa moviéndolo frente a mí, recogí de nuevo su humedad de un extremo al otro y me dirigí a su hermoso y apretado ano. Aunque ya en otras ocasiones lo habíamos disfrutado, penetrándola con nuestros dedos y lenguas, esa noche ella lo disfrutaba mucho más que otras veces, pues movía su culo buscando que mi lengua entrara más profundo, yo trataba de complacerla acariciando con mis dedos su clítoris, la escuchaba tratar de gemir, mientras chupaba la verga de mi novio, eran sonidos muy estimulantes. Sin sacar mi lengua de su ano, ella se vino sobre mis dedos, tan húmeda y rica su venida, mientras abarcaba su panocha con la extensión de mis dedos, ella movía su cadera extendiendo más su orgasmo.

Se quedó recostada sobre el abdomen de Gery y con las nalgas al aire, yo estaba escurriendo entre mis piernas y ni siquiera me había tocado. En la posición que ellos estaban, me monté sobre la cara de Gery, él me recibió y al instante se puso a hacerme un delicioso oral, coloqué mis manos sobre su pecho y me moví de tal manera que aprovechaba la dureza de su mentón, su nariz y lengua, para después de un rato venirme tan fuerte, haciendo presión sobre la nariz y boca de mi novio, sabiendo cuánto le excitaba que lo dejara por algunos instantes sin respiración, él solo se aferraba a mis piernas y me atraía con fuerza hacia él, mientras veía como se hinchaba más su verga y se movía a un lado de la cara de mamá, tan delicioso orgasmo que tuve.

Mientras Gery bebía mi orgasmo, me incliné para quedar a la altura de su verga, dura y llena de venas, esperando a ser vaciada, pues él aún no se venía. Le dí besos suaves a su tronco y ahí estaba el rostro de mi mamá, con sus mejillas coloradas por el todavía efecto del alcohol. Comencé a chupar con fuerza la cabeza de su verga, mientras subía y bajaba, mi mamá comenzó a sobar sus huevos y a estirar su escroto, ella ya sabía del placer que le provocaba el dolor a Gery. También acercó su boca al tronco, haciéndole un rico oral a dos bocas. Mi mamá y yo no tardamos en ponernos calientes de nuevo, pero quería tenerla más caliente, de modo que fuera ella quien pidiera ser penetrada por el culo. Gery se tendría que aguantar un poco más para venirse.

Soltamos su verga y nos incorporamos en la cama, arrodilladas una frente a la otra nos besábamos. Abrazadas, con el roce de nuestros pezones se nos ponían más duros, llevé mi mano a su entrepierna y sentí su humedad, jugué un rato entre sus labios vaginales y sus gemidos no tardaron en salir entre nuestros labios. Me recosté en la cama y la acomodé para hacer un 69, ella sobre mí y de nuevo con su hermoso culo en alto. Alternaba mis mamadas en su panocha y su ano, ella se ponía más caliente con cada caricia, al punto en que de nuevo se movía buscando mi lengua más profunda. Sin hacerle señas a Gery se acercó a mi cara, me dio un rico beso en los labios, compartimos la humedad de la panocha de mi mamá, yo volví a comerme su vagina y Gery se dedicó a penetrar con la lengua su ano, ella gemía de tanto placer y seguía con su movimiento de caderas, echando el culo hacia atrás. Gery se apartó para ponerse un condón, recuerdo que habíamos conseguido unos de sabor y fue uno de esos el que se puso, al instante me llegó el aroma y más cuando se acercó a mi nariz y al ano de mamá. Ella ya sabía lo que se venía, hundió mas su cara entre mis piernas, levantó más su culo y yo con mis manos abrí sus nalgas, creo que no hubo necesidad de lubricante, desde hacía un rato ya estaba un poco dilatado su culo, aun así Gery la penetró con cuidado.

Yo podía sentir cómo mi mamá trataba de resistir de algún modo, pero al mismo tiempo levantaba más el culo, mientras yo abría lo más que podía sus nalgas, Gery tomando su tronco con una mano hacía presión en su ano y de a poco entraba primero la cabeza de su verga, ahí, mi mamá soltó un gemido de dolor y los tres nos quedamos quietos, unos segundos después pude ver cómo escurría saliva de Gery por el condón, pues él escupía para usarla como lubricante, sentí la lengua de mi mamá en mi vagina, yo hice lo mismo en la de ella mientras disfrutaba ver cómo de a poco, mi novio presionaba e iba desapareciendo su rica y gorda verga en el ano de mamá, pasó un buen rato, hasta que pude tener los huevos de Gery casi rozando mi cara.

Y luego empezó a salir y entrar de apoco mientras mamá gemía y se aferraba a mis piernas, también echaba el culo hacia atrás, sin duda comenzaba a disfrutarlo. Al poco rato Gery ya entraba y salía sin dificultad de su ano y yo recibía el sabor del condón, pues de algún modo escurría su saliva y sudor e iban a dar a mi boca, mezclándose con el sabor de la vagina de mamá, quien al estarlo disfrutando, empezó a darme una rica mamada en la panocha, yo le abría más mis piernas demostrando cuánto me estaba gustando lo que me hacía, con mis manos acariciaba su espalda a ratos y también tomaba de las nalgas a Gery, siguiendo su ritmo para de algún modo sentir la penetración en ese hermoso culo de mamá.

Vivir y ver algo tan caliente así de cerca, me tenía a mil, los gemidos de mamá y de Gery, más estar abierta de piernas recibiendo un rico oral, me hizo venir intensamente, tanto que empapé su rostro y ella recibió mi orgasmo en su boca, gimiendo me fui quedando quieta de a poco, observando como entraba y salía la verga completa de Gery en el culo de mamá. Fue él quien al poco rato, dando una metida intensa al grado que sus huevos chocaban con los labios vaginales de mi mamá, se venía dentro de ella, llenado el condón con su semen. Para ese punto ella ya tenía sus dedos en su clítoris y se masturbaba a su gusto, y tampoco duró en venirse en mi boca, tan intensamente como yo.

Disfruté su sabor mientras veía cómo Gery iba sacando su tronco del interior de mamá, cuando por fin salió su cabeza, se quedó dentro de ella un tramo del condón con la leche de mi novio. Percibí el aroma a frutas mezclado con el interior anal, para mí fue algo rico.

Mi mamá se tumbó a mi costado y Gery en el otro lado, estábamos exhaustos, pero felices. El cuarto se sentía muy caliente y con un aroma sexual entre semen, sudor, frutas, muy rico todo. Así nos quedamos dormidos, tanto que al otro día no hicimos tortas y no fuimos a trabajar. Cuando desperté ya no estaban ni mamá ni Gery en la cama, ella preparaba el almuerzo y Gery se estaba bañando. Todo normal, contentos los tres, nuestra relación era muy bonita.

Gracias amor, me ayudaste a recordar esa rica noche en la que por fin hicimos realidad la fantasía que tanto deseaba, verte hacerle sexo anal a mamá. No recuerdo si te lo agradecí, pero te voy a agradecer que me ayudes a recordar otras ocasiones.

Ya saben si alguien quiere comentar, son bienvenidos sus comentarios. ¡Saludos y besos!

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