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Quiero darte el culo

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A ti que me lees: quiero darte el culo. Sé que, a escondidas, en secreto y clandestinamente ingresas a este portal de relatos y haces fantasías en tu mente, imaginando que eres el protagonista de las mil historias disponibles.

No imagines más: soy una travesti encerrada en mi secreto y nadie lo sabe, y hoy estoy semidesnuda para ti, calzando apenas unas exquisitas sandalias doradas de tacón de aguja, sostén de encaje y una bata rosada transparente levantada hasta la espalda. Mi piel suave y delicada, contrasta delicadamente con los colores de mi ropa.

Estoy en la cama, en cuatro patas agachando la cabeza y esperando que entres en mí.

Hace mucho calor y hoy he salido del closet para ti. Empino mi redondo trasero y te muestro mi agujero, estoy caliente y no puedo más… quiero darte el culo, ¡desflórame! ¡desvírgame! ¡poséeme!

Estoy ansiosa de sentir la cabeza lubricada de tu miembro fuerte, grande, gordo, caliente y duro abrirse paso dentro de mí borrando la inocencia de mi ano, entrando rico en mi recto y sintiendo tus testículos chocar con mis nalgas.

Estoy muy apretada pues soy virgen del culo y quiero ser tuya. Quiero que sientas como aprieto con mi esfínter tu verga, succionándote hacia dentro de mi cuerpo. Quiero que mi agujero abrace totalmente tu miembro.

Quiero sentir el sudor de tu cabeza chorreando en mi espalda, pues será señal de que te está siendo difícil penetrarme, aunque yo quiero entregarme fácil pues sueño con tu pene delicioso haciéndome al fin mujer.

Quiero darte el culo, sin compromiso, sin ponerte dificultades, sin ponerte límites, no rehusaré ser tu esclava sexual para complacerte en tus mas pervertidas órdenes y con un chasquido de tus dedos, de rodillas atenderé tus instrucciones, suplicándote que me des tu verga en todo mi cuerpo.

Quiero sentir la dureza y a la vez suavidad del cilindro de carne que te hace un macho, deseo que la frotes por mi cara, pecho, cuello, piernas, pies, nalgas y espalda. Me muero de las ganas de mamarte y sentir en mi garganta tus líquidos seminales.

Te entrego mi culo, te entrego mi virginidad anal. ¿Me deseas con minifalda? ¿con vestido corto? ¿Con vestido largo y que veas como se esconden mis pies en las sandalias por debajo de la tela? ¿me deseas solo en medias blancas, liguero, hilo dental y sostén de encaje? te lo suplico: ¡ordéname lo que quieras, pero borra la inocencia de mi agujero! ¡estoy desesperado por sentirme mujer!

Dame duro por el culo con tu verga y mientras me bombeas con ganas y fuerzas de hombre, no prestes atención a mi micropene que es un simple adorno estorboso, más bien disfrútame de la forma en como por causa de ti gimo, grito, te declaro un rey del sexo y muevo mi cintura a la vez que me penetras con todas tus ganas.

Mientras me hago la paja en solitario en mi cama desnudo en esta tarde, me enloquezco: Genoveva, la mujer que hay dentro de mí, al fin sale dando alaridos de placer y justo en este momento, con la esperanza de que el semen de mi pequeño miembro llegue a mi boca, para saborearlo deliciosamente pensando que es un chorro del tuyo, estallo y eyaculo, soñando -una vez más- que me haces mujer ¡y que te estoy dando el culo!.

(Esto es solo una fantasía mía, una imaginación virtual de lo que añoro, ahora guardo en su closet a Genoveva)

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