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Relación con mi hija
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Antes que todo quiero aclarar que lo que yo escribo no es real, solo producto de mi imaginación. Una vez aclarado esto, empecemos.

Mi hija y yo somos como una pareja de esposos. Dormimos juntos, ella me hace la comida cuando voy a trabajar, lava y por supuesto cogemos también. La propia pareja.

Todo comenzó cuando mi hija Paula tenía 18 años y yo 40. Empezó cuando me divorcie con su madre por los problemas que tenía y ella se quedó conmigo porque mi ex mujer se iba a mudar y ella no se quería ir así que se quedó conmigo. Tiempo después de irse su madre, empecé a notar como algo cambio. Ella empezó a vestirse más provocativa y más sexy.

Empezó a usar más shorts cortos, camisas cortas y cosas de ese estilo cuando estaba en casa. No le di importancia porque pensé que se debía a qué estaba creciendo, pero para que negarlo, si se veía muy bien. Tenía un culo muy lindo y las tetas a pesar de que no eran muy grandes eran muy lindas.

Un fin de semana, baje a desayunar y ella estaba en la cocina solo en brasier y bragas, yo me sorprendí, pero no dije, ya que me gustó la sorpresa y que se me había parado la verga. Termine de bajar las escaleras y me le acerque por atrás y la abrase.

– Buenos días, princesa.- Le di un beso en la mejilla y la eché hacia atrás para que su culo, pegara con mi verga parada.

– Ay, buenos días, papi.- Ella se voltio, me piso las manos al cuello y me abrazo, restregandome las tetas a mi pecho.

Me aleje y me senté en la mesa y ella me dio el desayuno.

-Toma, papá, buen provecho- Me dejo el desayuno, me dio un beso en la mejilla.

-Cariño, y ¿eso que estás en ropa interior?

-Ay, papi es que hay mucho calor y me siento mejor así. ¿Te molesta?

– No, para nada. Es más me parece que te ves muy linda.- Ella se sonrojó, bajo lo cabeza y me dice:

– ¿Te parece?

– Claro que sí, mi amor. Tienes lindo cuerpo.

– Gracias, papá. ¿Sabes? Me puse así para ti.- Se volvió a sonrojar, pero no bajo la cabeza y se acercó más a mi.

– ¿Si? ¿Y por qué?

– Porque, quiero que me hagas tuya papi, quiero ser tu mujer. – Al decirme eso se sienta sobre mi y me dice:

– Mmmm, papi la tienes parada y dura!!

– Mi amor se puso así por ti, cuando te vi así casi desnuda. ¿De verdad quieres ser mi mujer?

– Siii, papi. Hace mucho estás solito y necesitas una mujer y quiero ser yo. Quiero darte amor, quiero ser tu mujer, te quiero dar hijos, quiero todo contigo papi. ¿Tu quieres?

– Claro, mi cielo. Sería el hombre más feliz del mundo, si fueras mi mujer. Pero esto no lo sabes nadie porque no lo entenderán ¿ok?

– Si, papá lo que tú digas. Hazme tuya por favor!!

– Por supuesto, bebé.

Entonces le agarré de la cintura para empezar a moverla encima de mi verga. De inmediato se me puso como un fierro de lo duro que lo tenía.

– Si, mi amor muévete así. Ponselo duro a papi.

– ¿Lo hago bien papi?

– De maravilla, hija. Sigue así. Mmmm, que rico.

– Si papi, que rico. Quiero hacerte feliz.

– ¿Sabes cómo me harías feliz, princesa?

– ¿Cómo papi?

– Chúpame la verga, para darte lechita ¿Quieres?

– Siiii que rico, todo para hacerte feliz.

En eso se levanta, se agacha y me baja los shorts. De inmediato sale la verga bien dura y mojada. Entonces le tomo la mano y la se la pongo en la verga para que me masturbe.

– Agárrala, princesa. Y mueve la mano de arriba abajo.- Lo comienza hacer suavemente – Más rápido, mi amor – Rápido acato la orden y comenzó un movimiento más rápido – Mmmm así, cariño. Ahora mételo a tu boca y chupalo cómo a una paleta. Ahhh, ahhh. Mmmm, así perrita. Que ricooo!!

Siguió un rato así hasta casi hacerme venir. Entonces la pare y la hice subir. La besé y la subí a la mesa para chuparle el coño. Le baje las bragas y comencé a chupar como un demente.

– Ah!!!, Ahhh!!!.Que rico papi, siii. Chupame, mi amor. Soy tuya, hazme venir.

Le metí la lengua, mientas le agarraba las tetas y se las apretaba. Ella gemia, gritaba, hasta venirse en un chorro

– Ahhhh, siii papi. Que rico.- Me separé de su coño para subir y besarla, le metí la lengua e intercambiamos saliva un rato esperado que se relajara para meterla la verga en ese coño virgen, que me llamaba.

– ¿Lista para ser mi mujer?

– Siii papi, quiero ser tu mujer.

– Así será, mi amor.

La besé. Me agarré la verga y la guíe hasta ese apretado coño, que sería mío.

– Prepárate putita, vas a ser mí.- Se lo fui metiendo poco a poco, hasta me, hasta meterlo todo.- ¿Te duele?.

– Un poco, pero, mmmm, ahhhh. Sigue papi, muevete, cógeme duro, quiero que me llenes de leche. – Al decir eso, comencé a darle duro como me pidió, entraba y salía con fuerza. Ella gritaba y gemía pidiendo más. – Siiii, dame, dame. Cógeme, soy tuya papi. Dame leche!!

Entraba hasta que las bolas le pegaban al culo.

– Toma, perra, tómalo todo. Ahhh, ahhhh. Siiii, tomo tú leche puta.

– Siiii, ahhhh. Me vengo papi. Dame leche.

Me vine como nunca después de semejante cogida. Varios chorros de leche entraron en ella. Al salir de ella, el semen y la corrida de ella, salieron de su coño hasta tocar el piso. Con el la respiración acelerada, me dice:

– Que rico estuvo. Ahora soy toda tuya.- Y me besó.

– Si mi amor eres mi mujer. A partir de hoy vas a dormir conmigo. Te amo.

– Te amo más papi.- Nos besamos y nos fuimos a mover sus cosas a la que sería ahora nuestra habitación.

Bueno, hasta aquí llega mi primer relato, espero les haya gustado. Acepto recomendaciones o si quieren que suba sus historias con gusto lo hago. Escríbanme al correo por cualquier cosa [email protected].

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