El verano ya asomaba su cara y había que empezar a limpiar la piscina, ya que habían anunciado un verano muy caluroso, a pesar de estar solo a mediados de mayo, el sol ya picaba sobre la piel, yo estaba en el último curso de facultad y tenía los nervios a flor de piel por los exámenes que se acercaban y nada más terminar estos, mi cumpleaños y como decía mi padrastro cumpliría los dos patitos, 22 años.
Mi madre se había divorciado de mi padre siendo yo un bebe, nunca llegue a conocer a mi padre biológico y nunca tuve la necesidad de conocerlo debido a que mi padrastro entro en mi vida siendo yo una niña y siempre lo vi como a mi verdadero padre, era un hombre muy atento y cariñoso, aunque muy ocupado debido a que era el director de una gran empresa, mi madre por el contrario era más desprendida, menos atenta y por supuesto menos cariñosa, se pasaba el día de compras con sus amigas, jugando al golf o simplemente hablando de sus cosas en el club de campo, muy pocas veces estaba en casa y era curioso que yo viera más a mi padre que a ella.
Hace no más de un año, mi madre contrato una empresa para hacer un nuevo jardín y su mantenimiento que no era poco, entre los jardineros estaba él, un chico de mi edad, guapo y simpático, parecía ser el jefe de todos los que venían porque siempre se quedaba el último para recoger y que todo estuviera en perfecto estado, la verdad que desde un principio me atrajo bastante, me encantaba verlo trabajar, era muy metódico y cuidadoso, pero cuando se tenía que ensuciar se ensuciaba como el que más y en esos momentos era cuando más disfrutaba viéndole, en camiseta o sin ella, mostrando sus músculos con el cuerpo sudado, era todo un espectáculo de ver.
Hablábamos a menudo y conectábamos bastante bien desde un principio, hasta que mi madre nos vio un día juntos y estuvo a punto de despedirlo simplemente porque estábamos hablando conmigo, mi padre medio para que se quedara y mi madre como no, me dio una clase de elitismo, con este no, porque no es nadie me llegaba a decir como si a mí me importara.
Solo bastaba que mi madre me dijera todas aquellas tonterías para que me interesara más por él, parecía que mi madre ya había escogido por mí, seguro que el hijo de alguna de sus amigas del club de campo, decía que yo debía aspirar a algo más que un simple jardinero y aquel fin de semana cuando me soltó aquello mi paciencia se agotó, estaba estudiando en mi cuarto cuando le vi a solas en el jardín, ya era tarde y estaría terminando de recoger cuando saltaron todos los aspersores empapándole entero, le veía reír y correr de un lado a otro con su perro jugando los dos mientras se mojaban, era una escena muy divertida que me hizo dejar los libros por un momento, sobre todo cuando se quitó la camiseta y dejo su torso denudo, en ese momento algo me paso, un escalofrío recorrió mi cuerpo, allí estaba él con sus pantalones vaqueros mojados, la fina lluvia de los aspersores cayendo sobre su cuerpo, un cuerpo envidiable seguro que por muchos chicos y soñado por nosotras.
Al día siguiente ya estaba hablando con él otra vez, incluso coqueteando un poco y dejando que él tirara el sedal para que yo picara, era como si nos conociéramos de toda la vida, los gustos, las ambiciones, la forma de ser o incluso de reír, poco a poco nos íbamos conociendo más y me iba sintiendo a gusto en su compañía, incluso para declinar salir con mis amigas algunos días, en ese momento no lo sabía, pero me estaba enamorando de él.
Toda una semana hablando desde que terminaba los trabajos hasta que se hacía noche cerrada, a la cuadrilla solo les faltaba ya llenar la piscina y terminarían los trabajos, pero sabía que él se quedaría revisando y regando todas las semanas, el sábado no les llevo mucho y a las cinco de la tarde ya habían terminado, mis padres como de costumbre no estaban y no les esperaba hasta la noche, saque unas cervezas y Rubén que así se llamaba y yo nos pusimos hablar sentados al borde de la piscina, hablábamos y reíamos sin parar, me metía con él comentándole y señalándole que se había dejado manchitas al fondo de la piscina y que a ver si las quitaba antes de llenarla.
– A ver donde, pero baja aquí y señálamelas.
– Pues justo donde señalas tu jajaja.
– Pero baja que no te como
– Mira, aquí…
No pude decir más por qué Rubén me había tirado un cubo con agua mientras se reía, me había empapado toda la camiseta pegándose la tela a mis pechos, parecía que estábamos en un concurso de camisetas mojadas, mis senos casi transparentes y mis pezones se clavándose en ella, me quite los mini pantalones que llevaba quedándome con la braga del bikini, riéndome sin parar, mirándole con ansias de venganza así que cogí la manguera, la abrí y empecé a mojarle, reíamos y corríamos dentro del vaso de la piscina.
Rubén me había arrebatado la manguera mojándome ahora él sin piedad, mi risa y mis gritos de auxilio rebotaban en las paredes de la piscina que hacia eco, chillaba y gritaba riéndome, corriendo salía de la piscina por las escaleras y él detrás de mí, ya en el césped corriendo como una pata mojada me cogió tirándome al suelo, los dos forcejeábamos y nos reíamos sin parar, estaba sentado encima de mí a horcajadas sobre mi vientre, cogiéndome de las muñecas sin que pudiera moverlas, fue entonces cuando lo sentí y notaba que a él le pasaba lo mismo que a mí, la atracción era mutua y poco a poco las risas se calmaron y agachándose despacio me beso en los labios.
Un impulso, un beso, los dos en silencio tirados en el césped mirándonos fijamente sin decir nada, esperando, deseando que volviera a ocurrir, pero en vez de eso me pidió perdón y se levantó, me quede tumbada pensando en lo que había pasado en porque se había levantado y sin darle tiempo a reaccionar corrí deprisa antes de que se marchara llamándole y abrazándole le empecé a besar, a recorrer mis labios por los suyos hasta que reacciono fundiéndonos en un apasionado beso y a la vez que sentía entrar su legua en mi boca, su mano recorrió rápido mi cuerpo metiéndose por debajo de mi bikini apretando mi vulva al mismo tiempo que mi mano buscaba por debajo de su bañador su pene.
Rubén empezó abrazarme, a lamer mi cuello mientras que sus manos presionaban mis glúteos y me acercaban hacia él notando su pene ya como una barra dura entre mis manos que presionaba mi vientre, mi mano subía y bajaba por el tronco de su pene, pasando con suavidad la palma de mi mano sobre su glande, los dos estábamos deseosos el uno del otro, los dos habíamos escrito ya hace tiempo ese final y su comienzo cuando una de sus manos por debajo de mi bikini me apretaba un glúteo y la otra acariciar mi clítoris suavemente con las yemas de sus dedos bajando lentamente por el interior de mis labios para penetrar en mi vagina con ellos.
Andando a trompicones llegamos a la zona del cenador, los dos nos íbamos masturbando y suavemente le empujé hacia una tumbona que estaba detrás de él haciendo que se tumbara en ella y empecé a gatear sensualmente sobre él sin perder su mirada, como una gata en celo le empecé a bajar el bañador, liberar aquella hermosa polla que me estaba escondiendo de mí, lamiendo su glande con cariño, mi lengua la recorría de un lado a otro, bajando y subiendo por ella como si fuera un helado, un helado ardiendo, saboreándolo todo, metiéndolo en mi boca, arriba y abajo, pequeños mordiscos y succiones de su glande empezaron arrancarle pequeños jadeos, mis manos iban acompañando el pequeño baile de mi boca y se deslizaban suavemente por todo su contorno, veía como disfrutaba, como le excitaba y mientras yo me preparaba notando la humedad entre mis piernas.
Ahora ya solo mi boca comiendo de su pene, bajando y subiendo, mis manos no paraban de acariciar su torso subiendo por él con las palmas de las manos extendidas, subiéndole la camiseta mojada y dejando desnudos sus abdominales y pectorales, le miraba de reojo mientras tenía su polla todavía en mi boca, jadeaba con los ojos cerrados y con sus manos enredados en mi pelo acompañando a mi cabeza subir y bajar por su polla, una vez más succionaba su glande y lamía su contorno mordisqueándolo con los labios para descansar y poder respirar un poco.
Empecé a quitarme la braga del bikini y gateando un poco más me senté a horcajadas encima de él, con su pene frotándose contra mi sexo, estaba tan mojada y no solo por fuera, sino por dentro que mis labios humedecidos de mi flujo hacían que su polla se deslizara por ellos como en una pista de hielo ardiente, haciéndole una paja con ellos, moviendo mis caderas hacia delante y hacia atrás, sintiendo sus manos apretar mis pechos por encima de mi camiseta mojada, mis movimientos cada vez más rápidos y acompasados por él, viendo como su polla asomaba por delante de mí, solo parte de su glande se libraba de la succión de mis labios y no siempre.
Estaba realmente excitada, realmente caliente como Rubén, y levantándome un poco sobre la tumbona coloque con mi mano su glande en la entrada de mi vagina y empecé a bajar despacio, muy despacio para que su glande empezara a penetrar en mi interior, para que su polla se fuera enterrando más y más dentro de mi vagina, hasta sentirla totalmente dentro de mí, haciéndome que me estirara hacia atrás con mi boca abierta sin que de mí saliera ningún sonido, solo mi respiración que exhalaba el aire despacio.
Me apoyé sobre su pecho con mis manos cuando empecé a subir y bajar con mi cuerpo, sacando y metiendo su polla de mi vagina, Rubén me quitaba la camiseta mojada con suavidad, ahora si podía tocar y disfrutar de mis pechos y de mis pezones tremendamente hinchados, en silencio mirándonos con pasión subía y bajaba, 1,2 3 veces que su polla me penetraba, 4,5, 6 hasta diez veces baje y subí metiéndola tan dentro de mí que empecé a gemir de placer, no pudiendo aguantarme y rellenando aquel cenador al aire libre de nuestros pequeños gritos, Rubén me la estaba metiendo como él tantas veces había soñado semanas atrás.
Me tumbé encima de él para besarle, nuestros labios estaban fundidos en uno solo al igual que nuestras lenguas que disfrutaba de un baile interminable, Rubén me cogió de la cintura y levantando su pelvis empezó a follarme, subiendo y bajándola haciendo que su polla me entrara una y otra vez con fuerza y con rapidez, empezaba a sentir el fin de la carrera que hasta ahora era de fondo, con un spring por su parte que me hizo soltar sus labios y empezar a gritar, Rubén seguía metiéndomela y con su boca succionaba mis pezones y lamía mis pechos.
Ninguno de los dos aguantaba más, ninguno de los dos quería terminar aquel maravilloso baile que ya hacía tiempo que nuestros sexos practicaban, con unos gritos bastante altos envolviéndonos a los dos me eche hacia atrás, apoyándome con mis manos sus piernas y haciéndome de apoyo cuando empecé a mover mis caderas hacia delante y hacia atrás, su polla se deslizaba dentro de mí, dentro de mi vagina que a la vez que gritaba empezaba a llenarse de flujo, apretaba mis muslos y mi vagina contra su polla, haciéndole que empezara a gritar, el roce de nuestros sexos era increíble así como las sensaciones que los dos estábamos teniendo.
No paraba de moverme cuando un ardor en mi vientre empezó a recorrer todo mi cuerpo, a paralizar mis piernas e impedir que me moviera, en ese momento Rubén me había llenado mi vagina con toda su polla y empezó también a expulsar como un volcán su leche, llenándome entera, sintiéndola golpearme con fuerza, caliente, los dos uníamos nuestros gemidos y gritos al aire, sudorosa me desplomaba contra él jadeando, feliz por haber follado con él.
Los dos estábamos exhaustos, estaba tumbada sobre su cuerpo besándonos y su pene poco a poco iba resbalando y saliendo de mi vagina, sentía como gotas de su semen caían fuera de mi vagina, dándole un beso solo con los labios me levante para lavarme, pero antes cogía la cerveza que habíamos dejado a medias al borde de la piscina para saciar un poco mi sed, mientras andaba desnuda por el césped Rubén me miraba fijamente, le pase su cerveza y me cogió de la mano para darme un beso, ya era tarde y me debería ir a duchar y él se tendría que ir también, mis padres no tardarían en llegar, pero estábamos los dos todavía demasiado excitados.
Rubén se levantó y cogiéndome de la cintura con una mano me empezó a besar nuevamente en mi cuello, nuevamente nos besábamos apasionadamente, uníamos nuestros cuerpos desnudos y despacio paso a paso nos desplazábamos por el cenador, sentía como su pene estaba nuevamente como la primera vez que se lo toque, tremendamente duro, pero no podíamos, no teníamos tiempo, mis padres podrían venir en cualquier momento, pero ya no había razón que valiera ya los dos estábamos en otra cosa, en otro momento, en otro tiempo, en otro mundo en los que solo existíamos él y yo.
Al final me topé con la mesa del cenador que me sirvió de tope y de asiento a la vez, ahora los dos frotábamos nuestros sexos, nuestros cuerpos, mis pechos se hundían en su torso con mis pezones tremendamente sensibles, una y otra vez nuestras leguas se juntaban fuera de nosotros en un baile frenético, Rubén me cogió de los glúteos y me elevo un poco en la mesa para sentarme, colocándose entre mis piernas, flexionándolas y separándolas iba buscando mi rajita para poder volver a meter su pene dentro de mí, pasaba su glande una vez más entre mis labios vaginales, golpeando mi clítoris.
Cogiéndome de la cintura, mis brazos se apoyaron en sus hombros, pasando mis manos por detrás de su cuello entrelazando mis dedos, sin decirme nada eleve suavemente mi pierna derecha y la coloque sobre su hombro izquierdo y a continuación hice lo mismo con mi pierna izquierda apoyándola en su hombro derecho, sentí en ese momento que su glande estaba en la entrada de mi vagina y sin hacer ningún movimiento se introdujo dentro de mí y yo echaba la cabeza hacia atrás con la melena cayéndome sobre la espalda, la sentía meterse más y más hasta tenerla dentro, mis ojos se cerraban y mi boca se me abría dispuesta a gemir pero sin poder emitir de momento sonido algunos.
Mi cuerpo formaba una V perfecta, su polla dentro de mi vagina empezaba a entrar y salir de mi cuerpo, Rubén cogiéndome de los glúteos empezó a mover sus caderas hacia delante y hacia atrás, esta vez no tarde ni 10 segundos en empezar a gemir, parecía que el sonido se hubiera fundido, solo se oían mis gemidos, los pequeños empujones sobre mi cuerpo, los vaivenes de la mesa, nuestra respiración ahora desacompasada y fuerte, sus jadeos y por fin un poco de brisa que hacía que las hojas de los árboles se movieran y nos acompañaran con su sonido.
La V se rompía por momentos cuando él se acercaba a mí para besarme, pero la V se rompió por completo cuando sentí un nuevo orgasmo en mi cuerpo, no podía mantenerme sentada y mis dedos se separaron, cayendo suavemente mi cuerpo con mi espalda sobre la mesa, con mis piernas todavía elevadas sobre sus hombros, Rubén seguía metiéndome su pene cuando yo gritaba del placer que una vez más un orgasmo inundaba mi cuerpo, entonces me sujeto con sus manos mis piernas y quitándoselas de los hombros me las subió formando un ángulo de noventa grados con mi cuerpo, me las junto y seguía empujando su pene contra mí metiendo y sacando su polla ahora con más ímpetu y más rápido hasta que estallo en un tremendo grito de placer, llenándome una vez más con su semen mi vagina.
Fue ese y no otro el momento elegido por mis padres para hacer su aparición en el jardín atraídos por mis gritos, pillándonos en esa postura en la que yo me dejaba follar por el jardinero.
¿Jardinero? Rubén no era un jardinero cualquiera, mi madre nos gritaba a los dos por igual, mi padre me miraba con tristeza y a él con odio, pero mi madre nos gritaba por igual sin hacer una distinción entre los dos, decía cosas incoherentes como que si dos hermanos, que vergüenza y otras cosas que realmente los tres nos quedamos extrañados mirándola.
Mi madre en sus desvaríos decía que Rubén era mi hermano mellizo, mis padres cuando se separaron tenían a dos bebes, una niña y un niño que al divorciarse con apenas un año una y casi tres el otro nos separaron yo me fui con mi madre y él con mi padre, hacia no menos de un año que mi padre biológico había muerto y Rubén se había quedado al frente de la empresa y mi madre para ayudarle, pero sin querer saber nada de él le había contratado para aquella obra y posterior mantenimiento, era todo un embrollo que nadie entendía, pero a lo que nos atañe a Rubén y a mí sé que nos queremos, hermanos o no nunca lo quisimos saber y tras echarme mi propia madre de su casa empezamos una vida en común.
Nunca volvía a saber nada de ella, sin embargo mi padrastro siempre nos ha echado una mano, sin saberlo al principio la empresa de Rubén empezó a tener varios contratos más y más tarde al casarnos mi padrastro tras acompañarme al altar nos regaló un piso e invirtiendo en la empresa de Rubén, él no sé si termino de creerse la historia de la loca de mi madre, para él siempre seré su niñita y Rubén el hombre que me hacía feliz, para mi Rubén hermano o no el amor de mi vida que un día de mayo con 22 años nos enamoramos.