Nuevos relatos publicados: 18

Sacando la zorra que llevo dentro

  • 7
  • 30.643
  • 8,50 (4 Val.)
  • 1

Me describiré, me llamo Tatiana, aunque todos me llaman Tati, me casé muy joven y ahora tengo 43 años. Mido 1.68, soy castaña de ojos marrón clarito, bastante morenita, físicamente, aunque no estoy gordita si soy algo nalgona, con tetas normalitas casi una 90 y unos pezones pequeñitos. Vamos creo que soy resultona y todavía atraigo a los hombres.

Mi marido por su trabajo pasa todas las semanas varios días fuera de casa y yo trabajo a turnos en un supermercado, por lo que nos vemos poco. Tenemos una vida sexual normal algo monótona, pero supongo que como todos los que lleva 20 años casados.

El caso es que no se si ha sido el confinamiento o que tal vez mi cuerpo ya este cambiando, llevo un tiempo en el que estoy muy muy caliente. Y solo hago que fantasear con otros hombres. Nunca había pasado de ahí, hasta el pasado verano:

Con el fin del confinamiento, decidimos salir de copas con mis amigas, dos estamos casadas y otra esta soltera. Fuimos a cenar y luego a tomarnos unas copas, todavía no se podía bailar en la pista, pero si en las mesas, no sentamos en una mesa y rápidamente unos chicos nos pidieron si podían sentarse con nosotras y a mi amiga soltera le faltó tiempo para hacerles un hueco.

Estuvimos hablando, bebiendo, bailando, el caso es que las tres nos pusimos muy calientes perreando con ellos (como se dice ahora), pero como los bares cerraban pronto tuvimos que irnos a casa y los dejamos allí plantados.

Las tres vivimos en el mismo barrio, y como cogimos un taxi yo me senté delante, ya que primero deja a mis amigas en una calle y luego me dejaba a mi dos o tres manzanas más lejos. En el coche, no paramos de hablar de lo calientes que nos habían puesto, sin importarnos mucho lo que pensara el taxista.

-Vaya pobres chicos, van a decir que somos unas calienta pollas. Dijo una de mis amigas

-Si, los hemos dejados bien calientes, pobrecitos!!! Bromeábamos.

-Y nosotras que? También nos vamos bien calientes. Conteste yo.

-¡Mira, mira la casada!!! joder como estaba hoy de sueltecita. Dijo mi amiga la soltera

-Si si por un momento pensé que alguno le iban a crecer los cuernos. Contesto la otra.

-Que bobas sois!!! Solo estaba jugando, no decís que soy siempre la corta rollos.

-Si si jugando, díselo al morenito con el que hablabas, hoy has zorreado pero bien!!!

-Ahora al llegar a casa ya puedes despertar a Manuel para desahogarte un poco.

Las tres nos echamos a reír, pensando en lo bien que lo habíamos pasado y seguimos comentando hasta que llegamos al barrio. El taxista dejo a mis amigas y continuo la ruta, era mayor, tenía unos 55-60 años, no había dicho nada en todo trayecto. Iba con su mascarilla puesta, nosotras con la medio borrachera que llevábamos ni nos la habíamos puesto.

-Veo que lo pasaron bien, no? Llevaban tiempo sin salir, no? Dijo rompiendo el silencio

-Si, ya había ganas de salir después de tanto tiempo. Dije por parecer educada

-Y ahora se van bien calientes a casa, no? Y sus maridos durmiendo.

Fue entonces cuando me di cuenta que lógicamente había escuchado toda la conversación, no quería saber lo que debía pensar de nosotras. Me entro un ataque de vergüenza, y no me atreví a contestar, sin embargo si mire de reojo su paquete y vi su bulto en el pantalón. Estaba muerta de vergüenza pero caliente a su vez, de ver como lo habíamos puesto.

Llegamos a mi portal, estaciono en un hueco que había junto a la puerta. Le pregunte cuanto era y le pague y mientras me devolvía los cambios siguió hablándome.

-Ojala tuviera 15 años menos, en mi época las mujeres no eran tan sueltas como ahora. Entonces ni las solteras salían así. Vaya suerte tienen los hombres de ahora!!! Bueno los casados lo tienen difícil para complacer a hembras como ustedes. Y perdone que sea tan directo.

Yo no decía nada, solo lo miraba mientras me daba los cambios, abrí mi bolso guarde el dinero y el seguía hablando, mire su paquete y aquel bulto seguía ahí.

-Espero que por lo menos sea igual de zorra con su marido, y no lo deje caliente como al resto. Me dijo riendo.

En ese momento no sé qué paso por mi cabeza, ni porque lo hice. Pero en lugar de salir del coche, lleve mis manos a su paquete, abrí su bragueta y saque su verga!!! Para su edad estaba muy dura, el dejo de hablar aparto sus manos y se quedó paralizado. Creo que estaba tan sorprendido como yo, ni si quiera él me había pedido que lo hiciera, había sido yo la que había cogido aquella verga y había comenzado a chuparla.

Baje su piel, su olor era muy fuerte, tal vez porque llevaba trabajando todo el día y estaba algo sudada, pero no había macha atrás. Me la puse en la boca y comencé a chuparla, como si fuera una puta de esas que lo hacen en los coches. Al principio me dio mucho asco y se me bajo toda la calentura que llevaba, pero el morbo podía con aquel sabor y aquel olor, me gustaba pensar que era una zorra y lo que debía pensar el taxista, así que me puse más y más caliente, estaba fuera de mí.

Me dijo de ir al asiento trasero, pero le dije que no, porque no tenían ni la más mínima intención de hacer nada con él, creo que solo quería comparte como una puta. No insistió, yo creo que porque ni él se creía lo que estaba pasando y se limitó a pasar sus manos por mi espalda, por mis tetas y por mi coño. Subió mi vestido y tocaba mi rajita y mi culo mientras yo seguía lamiendo.

Comencé a chuparla cada vez más fuerte, y a pajearlo cada vez más rápido, para que se corriera!!! El no paraba de decirme lo zorra que era y eso me ponía a mil.

-Chupa puta chupa!!! Te gusta verdad zorra!!! Sabe tu marido lo puta que eres!!!

Y cosas así, pero aquello en lugar de molestarme me calentaba más y más y el se daba cuenta. Justo cuando se iba a correr y apartarme para que se corriera, me agarro por la cabeza para impedírmelo y grito:

-Ahora no te apartes puta, o pondré todo el coche perdido.

Soltó toda su corrida en mi boca, no fue demasiada, pero si era muy densa y brumosa, tuve que tragarla para poder respirar.

-Te ha gustado verdad? Me dijo mientras intentaba besarme.

Abrir la puerta y salí corriendo hacia el portal, con arcadas todavía del sabor de aquel semen, mientras el me gritaba

-Toma mi teléfono, llame cuando quieras, la próxima carrera es gratis.

No volví la vista atrás, me fui corriendo a mi casa, con una sensación agridulce por lo que terminaba de hacer. Me eche a llorar, porque por un lado seguía caliente y por otro me sentía culpable y muy sucia.

Esa noche y al día siguiente continúe con ese sentimiento de culpabilidad, sobre todo al levantarme y ver a mi marido y pensar lo que había hecho el día anterior.

Todavía no me lo terminaba de creer y pensaba que habría sido un sueño o que tal vez habían puesto algo en mi bebida. Pero pasado unos días, notaba como me calentaba cada vez que pensaba en aquella situación, incluso me ponía mojada cuando recordaba aquel olor y aquel sabor… Me gustaba sentirme así de puta y así de sucia y entonces supe que algo había cambiado en mí.

Sin saber porque aquello había sacado mi lado más oscuro, y desde entonces comencé a fantasear con ser una zorrita.

Estas es la historia que me conto a través de un chat una chica de Madrid, le dije que escribirá un relato con su historia. Me pareció muy excitante y espero que haya muchas mujeres como ella. Si os ha gustado o sois como ella escribir a: [email protected].

(8,50)