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Sentada en la falda de mi hijo
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Era septiembre. Pasamos la mañana cargando el coche. Nuestro hijo, Toni se iba a la universidad y lo íbamos a acompañar. Eran las 12 de la mañana y hacía casi 30 grados fuera. Toni, mi esposo y yo estábamos sudando bastante cargando el coche. El maletero ya estaba lleno y en el asiento trasero no cabía mucho más. Toni volvió a la casa para sacar lo último de sus cosas.

Le oí salir de casa… Me di vuelta y lo vi llevando su televisor de pantalla plana de 42 pulgadas.

-"¿Dónde vas a poner el televisor?", escuché preguntar a su padre.

– "No lo sé, pero no quiero dejarlo… Lo meteré en el asiento trasero moviendo algunas cosas", me dijo.

Mi esposo miró en el asiento trasero y le contestó:

– "No lo creo, hijo."

– "Podemos ponerlo en el centro del asiento delantero inclinándolo hacia atrás y en el hueco que queda detrás, me sentaré", respondió mi hijo Toni.

– "Entonces, ¿dónde va a sentarse la mamá?"

Pude ver en su cara que estaba tratando de encontrar una solución.

– "Tengo una idea", dijo… Abrió la puerta del lado del pasajero… Puso el televisor en el medio… Luego entró, se sentó y dijo:

– "Vamos a probar… Mamá se sienta aquí, a mi lado"

Traté de sentarme al lado de mi hijo… Podía sentarme, pero la puerta no se cerraba… No soy una mujer alta… Mido 160 cm altura y peso sobre 53 kilos… Pero mi hijo es distinto… El mide casi 185 y pesa sobre los 90 kilos.

– "No soy yo quien está ocupando todo el asiento, eres tú… Esto no va a ser posible… Te diré una cosa, deja el televisor y, cuando volvamos a verte, te lo llevaremos nosotros."

– "De ninguna manera", respondió él cuando salí del coche y me paré en la puerta.

– "Decídete, Toni, que hace calor aquí afuera y se nos está haciendo tarde."

– "Ok, mamá… Ya lo tengo… Puedes sentarte en mi regazo."

– "Toni, son cinco horas en coche hasta llegar", dijo su padre.

– "Lo sé, pero mamá no pesa mucho… ¿Qué dices, mamá?… ¿Te importaría ir sentada en mi regazo?"

– 'No, no me importaría… Me sentaré en tu regazo si quieres… Pero si es demasiado incómodo, tendremos que hacer más paradas de descanso", le dije mirando a mi marido… Él estuvo de acuerdo.

– " Bien… Bañémonos para estar más frescos y salimos a la carretera lo antes posible", dijo.

Mi ducha no duró mucho… Como estaría sentada en el regazo de mi hijo durante cinco horas, tendría que usar algo realmente cómodo… Mis jeans serían demasiado ajustados… Además, hacía demasiado calor para ponérselos… Miré en mi armario y encontré un vestido de verano de tipo corto que llegaba a la mitad de mis muslos, con brazos sin mangas… Se abotonaba por el frente y me lo puse… Cuando terminé de abotonarlo, noté que mostraba mucho mi sostén… Me lo quité de nuevo, me quité el sujetador y me volví a poner el vestido.

Me miré en el espejo… Realmente no necesitaba un sostén… Incluso a los 41 años, mis tetas aún estaban tiesas… Me puse unas pequeñas bragas blancas y eché una última mirada al espejo.

‘Para ser madre de un hijo de dieciocho años, todavía me veo bien… Sé que a mi marido todavía le gusta mi aspecto… Me folla al menos cinco veces a la semana’, pensé… Oí la bocina del coche.

Corrí escaleras abajo, cerré la puerta con llave y me dirigí al coche… Mi hijo ya estaba sentado… Me senté en su regazo y al mirar hacia abajo noté que mi vestido apenas cubría mis muslos… Se subía bastante alto… Mi hijo llevaba pantalones cortos holgados y una camiseta… Cerré la puerta del coche.

Me alegré de llevar este vestido… Podía sentir la parte posterior de mis piernas desnudas pegadas a las piernas desnudas de mi hijo.

– "¿Como estas?", le pregunté a mi hijo.

– "Bien, mamá, realmente no pesas nada… No hay problema."

Miré por encima de la televisión a mi marido.

– "¿Tienes suficiente espacio para conducir?", le pregunté.

– "Claro", respondió él… Sólo pude ver su cabeza.

– "¿Puedes siquiera verme?"… Me reí.

– "Sólo parte de tu cabeza, querida… ¿Estás cómoda?"

– "Sí, estoy cómoda y voy bien así"… Me moví en el regazo de mi hijo.

– Mi marido encendió la radio… Mientras escuchaba la música empecé a sentir algo duro en mi culo y me moví, pero no se fue… También noté que mi hijo estaba muy callado.

‘No estaba allí cuando me senté por primera vez’, pensé.

Entonces me di cuenta de lo que estaba sintiendo… A mi hijo se le estaba poniendo tiesa la polla… Podía sentir cómo le crecía.

‘Dios mío… ¿Cómo de grande la tiene?… ¿Creerá que no puedo sentirla entre la grieta de mis nalgas?’, me preguntaba.

Me miré las piernas… Mi vestido se había levantado un poco más… Casi podía ver mis bragas… Las manos de mi hijo estaban en el asiento a cada lado de mí… Me pregunté si él podría ver qué tan alto se me había subido mi vestido… Me di cuenta de que me gustaba la idea de que mi vestido estuviera alto… Me dio un poco de emoción saber que podía darle apuro a mi hijo… Llevábamos casi una hora en la carretera… Sabía que mi marido no podía ver lo alto que estaba mi vestido porque la televisión lo bloqueaba todo a su vista… Sentí que mi hijo se movió y cuando lo hizo su polla terminó en la parte de atrás de mi culo… Deseaba que intentara algo.

– "¿Cómo te va, hijo?", le pregunté.

– "Estoy bien, mamá… Y tú, ¿cómo te sientes?"

– "Me gusta lo que estoy sintiendo… ¿Se están cansando tus brazos donde los tienes?", le respondí.

– "Sí, es un poco incómodo."

– "Ponlas aquí para ver si se siente mejor… "¿Así qué tal?", le dije mientras le cogía las dos manos de él y se las colocaba en mis muslos desnudos.

– "Sí… Así es mucho mejor."

Miré hacia abajo… Cuando puse sus manos sobre mis muslos, puse las palmas hacia abajo… Sus pulgares descansaban en el interior de mis muslos, muy cerca de mis bragas… Me gustó como estaban… Deseé que él los moviera y tocara mi coño… Yo sabía que él no lo haría… Cuanto más sentía sus manos sobre mí, más quería que él me tocara… Así que puse mis manos sobre las suyas… Esto parecía muy inocente… Comencé a frotar la parte superior de sus manos como cualquier madre lo haría, pero tenía algo diferente en mente… Miré a mi marido… Me gustó la idea de las manos de mi hijo sobre mí con mi esposo allí mismo.

Mientras le frotaba las manos, intenté moverlas un poco por mis muslos… Él no me ofreció ninguna resistencia… Me levanté un poco para poder apartarme un poco la falda… Miré hacia abajo y pude ver mis bragas… Sus dedos estaban muy cerca de tocarlas.

Levanté su mano derecha y la puse en mis bragas… Él dejó su mano allí… Abrí mis piernas un poco… Cuando lo hice, su mano cayó entre mis piernas… Cogí su mano y la apreté contra mis bragas… La mano de mi hijo estaba ahora en mi coño cubierto por las bragas… Podía sentirme mojándome… Yo quería más… Cuando quité mi mano, él mantuvo su mano sobre mis bragas… No la estaba moviendo ni nada pero si estaba dejando que sus manos descansaran en mi coño… Esperé a que él comenzara a mover sus dedos… Nada… Tal vez tenía miedo… Yo sabía cómo arreglar eso.

Cogí su mano y la moví hacia la parte superior de mis bragas… Cuando noté que sus dedos estaban por encima de mis bragas, presioné su mano contra mi cuerpo y lentamente deslicé sus dedos entre mis bragas y la piel desnuda… Seguí moviendo su mano hacia abajo hasta que pude sentir las puntas de sus dedos tocando la parte superior de mis labios vaginales… Empujé su mano más abajo pero no pude poner su mano entre mis piernas debajo de mis bragas para que pudiera sentir mi coño porque mis bragas estaban demasiado ajustadas para nuestras dos manos.

Finalmente, sentí que intentaba mover su mano más abajo para poder encontrar la entrada de mi coño… Cuando saqué mi mano de debajo de mis bragas, mi hijo puso bien su mano en mi coño… Subí mis caderas, enganché mis pulgares a cada lado de mis bragas y me las bajé hasta las rodillas.

Tan pronto como hice esto, sentí que Toni movía su mano para poder poner sus dedos en mí… Mis bragas me impedían abrir más las piernas para que él me tocara como quisiera.

Antes de que pudiera mover mi mano para quitarme las bragas, Toni usó su otra mano y comenzó a bajármelas hasta mis tobillos…

Levanté mi pierna para que él pudiera quitarme las bragas… Ahora si que podía abrí mis piernas todo lo que quisiera… Esto era todo lo que necesitaba… Yo estaba tan mojada que me hundió dos dedos a la vez dentro de mi coño… Dejo escapar un gemido bajo.

– "¿Estas bien?", me preguntó mi esposo mirándome de reojo… Le Sonreí y le dije:

– "Estoy bien… Al principio pensé que sería un problema sentarse en el regazo de mi hijo, pero realmente no lo es… Esto no va a ser un viaje tan malo", le estaba diciendo a mi esposo con los dedos de mi hijo metidos hasta el fondo en mi coño.

– "¿Queréis que paremos?", preguntó.

– "No… Cuando estemos un poco más lejos ya veremos."

– "¿Y tú, Toni, puedes aguantar hasta llegar un poco más lejos?"

– "Sí, mamá. Puedo aguantar hasta llegar mucho más lejos."

– "Bien… Cuanto más lejos lleguemos, mejor y más me gusta", le contesté.

– “Tú, vas bien, ¿no es así, cariño?", le pregunté a mi esposo.

– "Sí… Prefiero no parar", me respondió.

Me giré, miré a mi hijo y le dije:

– "Yo tampoco quiero que pares."

– "¿Cómo te va con tu mamá en tu regazo?", le preguntó mi esposo a mi hijo.

– "No hay problema, papá… Mamá sigue moviéndose para ponerse en una posición no se sienta incómoda… Se levanta de vez en cuando para aliviar la presión", le respondió a su padre al tiempo que hundía sus dedos aún más profundamente en mi coño.

Toni estaba empezando a mover sus dedos dentro y fuera de mí… Tuve que morderme la lengua para no gemir… Apreté mi mano contra la suya y empujé su mano con fuerza en mi coño… Quería que él supiera que quería que él profundizara más en mí… Él captó la idea y hundió sus dedos en mí tan profundo como pudo. Comencé a mover mis caderas al ritmo de sus dedos.

Miré a mi marido… Menos mal que la televisión estaba bloqueando su vista… Si pudiera ver a su hijo con los dedos en el coño de su madre, realmente no sé qué haría… Todo mi cuerpo estaba empezando a responder a sus dedos.

Sin previo aviso, sacó sus dedos de mí y me sentí decepcionada… Pero eso no duró mucho… Mi hijo comenzó a desabotonar mi vestido… Comenzó por el botón superior y llegó hasta inferior y mi vestido se abrió e hizo que mis pezones se pusieran rígidos.

El frente mío estaba totalmente desnudo para que mi hijo hiciera lo que él quisiera hacerme… Y comenzó a correr sus manos arriba y abajo de mi cuerpo y acariciar mis dos tetas… Levanté mis caderas y saqué mi vestido de debajo de mi culo… Mi hijo entendió por qué.

Bajó las manos para abrir sus pantalones cortos… Tuve que levantarme para que él pudiera llegar a su cremallera… Levanté mis caderas aún más.

– "¿Va todo bien, cariño?… ¿Te sientes incómodo en el regazo de nuestros hijos?… ¿Quieres que me detenga para que puedas sentirte más cómoda?", me preguntó mi esposo.

Mientras, Toni bajaba su ropa interior y sentí su polla caliente… Me senté de nuevo sobre él… Su polla estaba presionando contra la parte de atrás de mi culo desnudo.

– "No, estoy bien, querido… Si me muevo bien, creo que me voy a ponerme realmente cómoda… ¿Y tú, Toni?… ¿Hay algo que deba hacer para que estés más cómodo?… ¿Necesites que haga algo?", les dije a mi esposo e hijo.

Toni puso sus manos a cada lado de mis caderas y me comentó:

– "Si te levantases un poco podría colocarme mejor, mamá"… Yo entendí perfectamente lo que mi hijo me estaba diciendo.

Levanté mi culo en el aire tan alto como pude… Sentí que una de sus manos se apartaba de mi cadera… Yo sabía lo que estaba haciendo… Empecé a bajarme de nuevo sobre Toni y sentí la cabeza de su polla en la entrada de mi coño… Me bajé más y su polla se deslizó fácilmente dentro mi coño… Cuando me la estaba clavando hasta el fondo, gemí… No pude evitarlo.

– "¿Estás segura de que no quieres que pare?", me dijo mi marido mirando a través del espejo retrovisor.

– "No,… no,… no te detengas, quiero que sigas… Estoy bien así al menos durante la siguiente media hora… ¿Y tú, Toni… Podrás aguantar media hora más, así como estás?"

– "Sí, mamá… Cuando te volviste a sentar sobre mí, me posicioné para no tener ningún problema… Necesito levantarme sólo un momento… ¿De acuerdo?"

– "¿Quieres que me levante contigo?"

– "No… Solo quédate en mi regazo y te levantaré conmigo"… Dicho esto, mi hijo levantó sus caderas y me clavó toda su polla en mi coño… Casi me corrí en ese momento.

"Aquí, déjame ponerme un poco más cómodo". Moví mi culo hacia atrás y hacia adelante haciendo que su polla se moviera más dentro de mí más… Mientras montaba la polla de mi hijo, miré a mi esposo… Toni todavía estaba metiéndome su polla tan fuerte como podía.

‘Si él supiera… Aquí estoy desnuda, follando a mi hijo con mi esposo justo a mi lado… Vaya puta que estoy hecha’, pensaba.

– ¿Cuando crees que podremos volver a estar con Toni después de que él se quedé?, pregunté a mi esposo.

– "Con todo el trabajo que tengo será difícil poder volver en mucho tiempo, pero no es un viaje tan largo… Puedes ir tú sin mí", me respondió.

Hablar con mi marido con la polla de mi hijo dentro de mi coño, me puso aún más caliente.

– "¿No te sabrá mal por no venir cada vez que yo lo haga?… Vendré todo lo que pueda… ¿Te parece bien, Toni?", le dije a mi hijo.

"Mamá, puedes venir todas las veces que quieras… De hecho, cuanto más vengas, más me gustará"… Cuando terminó de decir que me volvió a clavármela con fuerza.

"¿Qué tan pronto crees que vendrás, mamá?", me preguntó.

– "Pronto, Toni… Muy pronto", le respondí.

comencé a mover mi culo de un lado a otro sobre su polla… La única parte de mí que se movía era mi culo, mientras mantenía mi cabeza quieta para que mi esposo no se diese cuenta de lo que estábamos haciendo.

Sentí que venía un orgasmo… Quité las manos de Toni de mis caderas y se las puse en mis tetas para que me las apretara… Esto fue demasiado… Sentí que onda tras onda de placer me golpeaban y todo lo que pude hacer fue tensar mi cuerpo… Duró unos buenos treinta segundos.

Fue el orgasmo más largo que he tenido… Exhausta me recosté sobre mi hijo pero él todavía no había terminado conmigo… Siguió metiendo su polla hasta que noté como sus piernas se enderezaron y mi hijo comenzó a disparar su semen dentro de mi coño… Podía sentirlo llenándome… Se sentía muy caliente… Me quedé quieta hasta que él vació su polla dentro de mi coño… Los dos estábamos agotados.

– "Hay un letrero que dice que hay un lugar para comer a unos diez kilómetros más adelante… ¿Tenéis hambre?", nos preguntó mi esposo.

-"Sí, papá, podría comer algo", dijo Toni.

Yo me di vuelta y miré a Toni… Él me estaba sonriendo.

– "¿Y tú, mamá?… ¿Crees que podrías comer algo?". Me preguntó.

– "Estoy bastante llena, pero creo que podría comer un perro caliente o algo así", me respondió sonriente.

Me agaché para recoger mis bragas y cuando lo hice, sentí que la polla de mi hijo se me salía del coño… Puse mis pies a través los orificios de mis bragas y me las subí.

Justo después de sacarme la polla de mi coño, mi hijo se inclino y me metió el dedo en el coño otra vez… Yo le di una palmada juguetona en su mano y retiró el dedo… Me terminé de subir las bragas y me abotoné el vestido… Noté cómo mi hijo metía su polla en sus pantalones y cerraba la cremallera.

– "Después de comer, ¿cuánto tiempo nos queda de viaje en coche?", le pregunte a mi esposo.

– "Alrededor de dos horas… ¿Podréis aguantar eso otras dos horas?

– "A no me importa, si Toni puede aguantarme sentada en su regazo otras dos horas. ", le dije a mi esposo.

– "¿Qué dices, Toni?… ¿Te importa que la mamá se siente en tu regazo por otras dos horas?", le dijo su padre.

– "Claro… Las primeras dos horas han pasado bastante rápidas y muy bien… Me imagino que las próximas dos horas serán iguales o incluso mejores", le respondió a su padre.

– "Pensé que al menos alguno de los dos se estaría quejando", dijo se padre.

– "Yo no tengo ninguna queja, hijo… Sino todo lo contrario?"

– "Mamá, yo no me quejaría aunque el viaje durara más."

– “Gracias hijo, intentaré hacer que las próximas dos horas que nos quedan de viaje sean buenas para ti."

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