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Sexo duro en un desconocido

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Un día como cualquier otro yo me encontraba en el colectivo yendo a una entrevista de trabajo. La entrevista salió bien, me dieron el puesto que quería, tenía que empezar a trabajar en 2 días.

Para la entrevista traía puesta una falda algo corta y una camisa ajustada, no tenía corpiño así podría conseguir el trabajo más rápido.

Estaba feliz porque por fin tendría un trabajo de medio tiempo mientras estudiaba.

De camino a casa el sol ya se había puesto y estaba oscureciendo, para colmo tenía que volver en colectivo con la noche.

Por fin, después de tanta espera mi colectivo llegó y yo me subí. Estaba lleno de gente y yo vivo lejos.

Como no había asiento tuve que viajar parada, y mi casa quedaba como a 50 minutos.

En una de esas se sube un señor maduro apuesto y se coloca detrás de mí. Cada vez que pasaba el tiempo el señor se pegaba más y más a mí.

De repente siento como algo duro toca mi culo, era la verga de ese señor, estaba bien dura y la colocaba justo en la abertura de mis nalgas.

Yo me empecé a calentar.

El viejo me toma por la cintura y bien pegado comienza a hacer movimientos de arriba a abajo que se sentían muy rico.

Con una de sus manos comenzó a acariciarme la teta y la otra la colocó por debajo de mi falda manoseándome la vagina.

Con sus grandes dedos corría mi tanga y sacudía mis labios haciendo que me mojara toda.

En eso cambia de dirección su mano y la coloca detrás, metiéndola por debajo de la tanga e introdujo sus dedos en mi vagina.

Quería gritar de placer, pero todos me escucharían.

Estaba gozándolo, el viejo era discreto, pues si alguien se acercaba lo disimulaba rápidamente.

Casi me venía hasta que una vieja amargada nos vio y comenzó a gritarnos haciéndonos un escándalo y gritando al colectivero para que nos bajarán.

-Cerrá el culo vieja mal cogida -le grité.

La vieja se pone más histérica y el pobre colectivero para que dejara de gritar nos bajó a los dos.

El señor la puteó cómo si no hubiese un mañana a la vieja y luego se bajó conmigo.

El lugar en el que estábamos lo conocía bien, pues allí antes vivía. Le dije al señor que había un motel muy cerca de ahí, entonces fuimos.

Comencé bailándole para calentarlo más, su pene parecía que iba a romper su pantalón de lo duro y erecto que estaba.

Ambos nos desnudamos y entonces vi su enorme bate.

Él señor me tomó y me puso en 4 para darme duro, sentía su pene erecto y gordo penetrar mi estómago mientras me abofeteaba las nalgas.

Antes de que me viniera cambió de posición y duramente me puso contra la pared para penetrarme más duro.

Duró así unos 7 minutos y luego se vino dentro de mí. Su abundante leche caliente y espesa me chorreaba y salía de mi vagina para caer al piso.

Desde ese día nos vemos casi siempre para coger duro.

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