Cuando Patricia me mostró esos juguetes mi mente voló.
Ya tenía tiempo diciéndole de comprar algo así, inmediatamente pensé en la doble penetración que le daría con ese arnés era un paso antes de pasar al siguiente nivel y luego hacerlo con otra persona así que sonreí satisfecho.
Pero claro yo tenía mis fantasías y ella las suyas…
Hola soy Roberto ingeniero de profesión y artista de vocación, me encanta dibujar y pintar es una forma de relajarme y sacar el estrés acumulado durante el día, a mis 25 años tengo la suerte de que las mujeres hermosas se fijen en mí, no, no pretendo ser pretencioso o presumido pero nunca he batallando para encontrar la compañía femenina y gozar con ellas. Mi sonrisa y mi mirada son mis mejores armas según lo que ellas mismas me han confesado, sé que también ven mi altura y mis manos imaginando lo que podría hacer con ellas, aunque son muchas las que miran mi trasero cuando creen que no las veo y siempre, siempre abren la boca cuando nos quitamos la ropa y pueden ver por primera vez mi miembro, aunque es muy satisfactorio follar con una mujer de mi edad o un poco más chica. Disfruto estar con una mujer mayor estar con una de 35, 40, 50 años es toda una experiencia, con ellas no hay puntos medios, a ellas no la elijo, ellas son las que me eligen a esa edad saben perfectamente lo que quieren y cómo lo quieren -si crees que con cinco minutos tendrán suficiente estas muy equivocado.
Desde muy joven descubrí los placeres de una mujer mayor disfrutar de su cuerpo y aprender de su experiencia. Patricia es mi prima. Hace unos tres años descubrimos que entre primos todo, absolutamente todo es más caliente, solo es cinco años mayor que yo pero es ardiente como ninguna, una Pervertida al igual que yo, tal vez por eso nos llevemos tan bien, de todas las partes de la anatomía femenina mi favorita es el trasero y las piernas por eso nunca imaginé enamorarme de su cabello. Con Patricia su cabello y sus labios me enloquecen, esa forma de sonreír y como sus rizos caen sobre su espalda y hombros me encantan, nos vemos una o dos veces por semana no siempre llegamos a la cama, no todo es sexo así que también disfrutamos una buena charla, una nieve, un café o un concierto, pero cuando nos encerramos en un cuarto follamos como locos.
Nos contamos todo (o eso creía) con respecto al sexo, mis fantasías y las suyas son muy parecidas y casi todas las hemos cumplido sin embargo hay algo que aún no he podido hacer con ella y es llevarla a la cama junto con otro hombre para disfrutar y ver como folla con alguien más y tal vez hacerle una doble penetración. Ella se resiste pero por su humedad cuando lo platicamos creo que si le interesa el tema.
Le he propuesto comprar un arnés y así pueda sentir lo que es estar llena por ambos agujeros al mismo tiempo, tal vez si lo prueba y le gusta podamos dar el siguiente paso y hacerlo con un tercero.
Llegué a su casa sin invitación, solo quería verla, charlar y tal vez después de un café quitarnos la ropa y jugar un poco.
Me detuve a observar el árbol de su jardín un enorme Guayacán florecido con sus hojas rosadas que tenían todo el césped cubierto por una alfombra de miles pétalos regados como si fuera la galaxia.
Patricia abrió la puerta con una sonrisa, eran las cinco de la tarde pero aún andaba en pijama una blusa de algodón vieja que dejaba ver la falta de brasier, un pans oscuro y sus chanclas de bob esponja que tanto ama.
—Vaya!!! veo que estás lista para ir de fiesta.
—Jajaja!!! Dejate de cosas que hoy tengo el día libre y no me dieron ganas de salir, pasa que estoy por ver una película.
La seguí hasta la habitación el lugar donde por lo regular vemos la televisión antes de coger, en la pantalla estaba pausada la película "dos tipos de cuidado'' tomé el tazón de palomitas me quite mis zapatos y me puse cómodo para disfrutar.
En la escena de las coplas yo canté la parte de Pedro mientras que Pat cantaba los diálogos de Jorge.
Luego de esa película decidimos ver la de 365 días esa película nos puso en sintoniza de querer imitar otras escenas así que en cuanto la película terminó tome el rol de dominante y simplemente le dije:
—Hoy quiero que te masturbes para mí
¿Te gusta la idea?
—Sí.
Me senté al borde de la cama mientras ella permanecía en pie frente a mí.
Con mi dedo comencé a tocar sus tetas por encima de la tela, seguí la circunferencia que se marcaba en el algodón, toque y acaricie a placer mientras Pat solo estaba quieta y disfrutando, levantó sus manos y las unió detrás de su nuca. Me encanta cuando hace eso, me da total control de la situación como diciendo: soy tuya haz lo que quieras.
Su cuello quedó expuesto así que mis manos subieron decididas hasta él, jale de ella para poder besar su cuello la besé lentamente como si fuera un trámite burocrático, luego el lóbulo, me gusta lamer su oído y sentir su reacción. Mis manos ya estaban en su nuca sosteniendo las suyas me recosté provocando que Pat cayera encima de mí su pelo suelto sobre su cara y la mía fue sexi se veía hermosa, nos besamos hasta que el aire nos hizo falta.
Baje sus pans y ella levantó obediente sus piernas para poder sacarlo, las pantuflas ya se habían quedado perdidas en algún lugar de la habitación desde hacía mucho tiempo.
En unos segundos su cuerpo desnudo quedó frente a mí. Pasé mi vista por sus pechos hermosos y firmes, su cuello largo, sus caderas, el vello que comenzaba a crecer en su monte, sus piernas; es un placer poder ver esas piernas largas y torneadas, los músculos marcados de su muslo, la suavidad de la parte interna, el solo saber que en unos momentos estaré entre ellas me puso duro.
Me saqué la playera de un movimiento y el pantalón cayó después, solo dejé mi ropa interior.
Me puse de pie y abrace a la hermosa mujer que estaba frente a mí, la llene de besos y caricias por todo el cuerpo disfrute el sabor de su piel, el aroma a deseo que desprende por cada uno de sus poros, sonreí y disfrute cuando se le escapó un gemido al besar su pecho, palpe su entrepierna su vulva estaba húmeda, casi pude sentir cómo le palpitaba de deseo.
Con un suave empujón la tumbe sobre el colchón, abrió en automático sus piernas mientras yo permanecía de pie observando, llevo su mano derecha a su sexo
Y cuando iba a comenzar a masturbarse la detuve.
Me agaché hasta quedar a su altura y susurré.
—No, así no, seguirás mis instrucciones para llegar al orgasmo -su sonrisa se ensanchó.
Sé dónde tiene los juguetes así que abrí el cajón y tomé uno de sus antifaces, uno rojo suave al tacto lo coloque sobre sus ojos y me recosté a un lado suyo.
Traté de quedar cerca de su oreja, me encanta como su piel se eriza cuando le hablo entre susurros y mi aliento la toca.
—Comienza a tocarte lento, acaricia tus labios por fuera.
Quiero que los explores para mí.
Estaba concentrada en seguir mis instrucciones. No podía ver pero escuchaba mi voz y eso la moja y al mismo tiempo me pone duro.
—Sigue así, arriba y abajo sobre tu vulva, acaricia todo, solo por fuera.
Toca tu clítoris acariciando suave, de izquierda a derecha, solo un poco.
¿Está caliente?
—Sí
No podía negarlo, podía ver sus dedos brillosos por la humedad.
—Ve más rápido voy a contar hasta el 10, puedes correrte si así lo deseas pero no creo que tan pronto estés lista.
¿O sí? ¿Estás tan caliente mi niña?
Comencé el recuento.
Uno…
Dos…
Tres…
Aumenta el ritmo
Cuatro…
Cinco…
Mis manos tomaron sus pechos acariciando sus tetas eso la pone al cien y hace que llegue más rápido al orgasmo un gemido salió de su boca al contacto de mi mano sobre su piel.
Seis…
Siete…
Ocho…
¿Estás cerca?
Te noto caliente
Su boca se tensó un poco, siempre la pone así cuando se acerca, eso, y sus ojos son mi guía.
Nueve…
Diez…
No se corrió. Dejé de acariciar sus tetas
—Bien, ve lento de nuevo acaricia tus labios, sube y baja por ellos ¿notas la humedad? Desde aquí puedo ver como la sábana ya recibió un poco de tu placer.
Con tu mano libre toca tus tetas imagina que es mi mano la que las toca.
Su mano era como una extensión de mi cabeza que hacía lo que yo quería.
Me encantaba esa imagen de Patricia desnuda recostada con una mano en su entrepierna y la otra en sus pechos.
Sus piernas comenzaron a moverse un poco, estaba inquieta.
—Mete un par de dedos, quiero que los metas y sientas el calor que recibe mi verga cuando entro en ti.
Obediente introdujo el dedo medio y el índice.
—¿Está lo suficientemente caliente para mí?
—Sí
—Aún no mi niña, aún no.
Saca tus dedos, mételos en tu boca, disfruta tu sabor chúpalos como si fuera mi falo recién ordeñado y lo estuvieras limpiando.
La bese y sentí el sabor de su sexo y su saliva entre sus dedos.
Voy a contar de nuevo es otra oportunidad para que te corras, el próximo conteo estará más espaciado.
Toca tu clítoris en círculos ve suave, rápido, busca tu orgasmo
Uno… Dos… Tres…
Toca tu pecho acaricia, estira, pellizca.
Cuatro… Cinco… Seis…
Deje de contar y pegue mi boca a su pezón chupaba y lamía mientras sus piernas estaban moviéndose inquietas.
Siete… Ocho…
La mano que tocaba su teta se aferró a mí, supe que se había corrido cuando apretó fuerte mi mano y sus piernas se tensaron en un temblor incontrolable.
—Gírate, ponte en cuatro.
Cuando lo hizo la vista era espectacular un pequeño charco estaba en la sábana, su culo expuesto, su vulva húmeda y caliente.
Baje mis bóxer.
Tócate sabiendo la vista que me ofreces, sabiéndote totalmente expuesta para mí.
Comenzó a tocarse y me clavé en ella de un solo golpe deje que se acostumbrara a mí un momento antes de comenzar a moverme, llevarla al orgasmo fue fácil estaba lista y prácticamente estaba ahí.
Escuchar y sentir su humedad es mágico.
Salí de ella luego de un orgasmo que la obligó a gritar y agarrarse de las sábanas.
Antes de volver a entrar en ella para poder saciarme Pat se quitó el antifaz y tomó el control.
—Ahora es mi turno de mandar y tú obedeces.
Su mirada oscura me excitó y me dio a entender que lo que venía sería algo épico.
Así que acepte.
Fue hasta otra gaveta y sacó algunos juguetes…
Cuando Patricia me mostró esos juguetes mi mente voló.
Ya tenía tiempo diciéndole de comprar algo así, inmediatamente pensé en la doble penetración que le daría con ese arnés era un paso antes de pasar al siguiente nivel y luego hacerlo con otra persona así que sonreí satisfecho.
Pero claro yo tenía mis fantasías y ella las suyas…
Sacó un par de arneses; uno negro mediano con la mayor parte de su extensión por el lado exterior de las correas y unos cinco centímetros del lado interior, el segundo era un dildo rosa un poco más grande con un arnés negro. También traía en la mano una pequeña jaula de castidad.
—Quiero probar algo, en ocasiones tú has sido un sádico conmigo y me ha gustado, pero ahora yo seré un poco sádica contigo.
Trague saliva pero accedí.
—Muy bien Beto, vas a contar y espero que antes del veinte ya tengas esa polla flácida para poder poner la jaula.
—Jajaja!!! Estás loca!!! Ves lo caliente que es…
La cachetada que cruzó mi cara me impidió seguir hablando, casi al instante que el ardor cruzaba mi cara un fuerte apretón en los testículos sacó mi aire y casi me dobla por la mitad.
—Comienza a contar, que entre más me entretengas peor la pasará tu culo.
Vaya que se lo tomó en serio!!!
Apretaba fuerte y mi voz no salía, aún así traté de contar.
—Uno…
Dos…
Tres…
Cuatro…
Cin… co…
Seis…
Apretó más fuerte mis huevos y tuve que detenerme y doblar un poco las piernas
—Vamos hace unos minutos contabas muy fácilmente.
—Sie Sie Sie te…
Ocho…
Nueeevee…
—Listo, lo ves solo has llegado al nueve eres patético mi niño (dijo mi niño con sarcasmo), la próxima vez quiero que por lo menos llegues hasta el quince antes de que tu pequeña se duerma.
Cuando soltó mis huevos sentí que podía respirar de nuevo, pero solo fue momentáneo porque metió el aro de la jaula y enseguida apretó la jaula sobre mi verga y puso el candado. Guardó la llave en un cajón.
—Quiero que bailes para mí.
Abrí los ojos ante su petición, pero una nueva cachetada me hizo reaccionar así que comencé a moverme con el ritmo de la música imaginaria en mi cabeza.
Pat se sentó al borde de la cama donde permanecían aún el par de juguetes sin usar, me observo divertida mientras trataba de recrear una coreografía decente.
Mientras bailaba tomó el arnés negro y me hizo una seña para que me acercara a ella. Su dedo me hizo una señal muda, yo la conozco bien en varias ocasiones la he usado yo con ella, simplemente me indicó que debía estar de rodillas junto a ella.
—Abre la boca.
Obedecí de inmediato, algo en su forma de mandar me excitaba provocando un pequeño dolor de polla.
Puso la parte pequeña del dildo en mi boca, lo que provocó una pequeña arcada.
—Tranquilo, solo imagina cuando debas chupar uno más grande o tal vez uno real
Debí abrir mucho los ojos porque soltó una risa burlesca y divertida.
Luego amarró el arnés por la nuca, apretó fuertemente las correas.
Recuéstate en la cama con tus pies bien estirados.
Cuando me recosté, pasó su lengua por mi cuerpo, excitándome, provocándome, sabedora de que mi cuerpo reaccionaría sin poder tener una erección completa eso la divertía y extrañamente a mi me excitaba en demasía.
Lamió con dulzura y cuidado mis testículos mientras con una mano acariciaba mi polla encerrada. Casi sentí su sonrisa cuando lo hacía.
Luego se levantó tomó el otro arnés y lo ajustó a su cintura, fue lo último que me dejó ver para que imaginará lo que venía, luego usó el mismo antifaz que ella había llevado para privar mi vista.
Cuando la oscuridad inundó todo mi mundo puse atención a los sonidos la escuché caminar, alejarse de la cama, luego sus pasó sonaron de nuevo más cerca.
Levanta las piernas, sostenlas con tus manos.
Tome mis piernas y las estire hacia mi lo más que pude.
—Jajaja!!! ¿Qué crees que dirían tus compañeros de fútbol si supieran esto?
Te ves patético.
Luego el ruido de un frasco abierto, el olor a menta y su mano untando un gel en mi culo, su dedo invadiendo mi orificio sin pudor ni nada que lo impidiera, mis manos ofreciendo mi culo para ella… Sí, debería ser una escena digna de grabar.
Su dedo dejó de entrar y salir de mí ella se acomodó y cuando creí que lo siguiente que sentiría sería su dildo dentro de mí, se alejó de nuevo volvió subió a la cama cerca de mi rostro, sentí el olor de su vagina cerca de mi cara, disfrute el olor de su mar embravecido, es inconfundible su olor cuando está excitada me dieron ganas de lamer, pero el dildo en mi boca lo impedía, restregó su sexo en mi nariz lo frotó contra ella dándome a desearla aún más de lo que ya lo hacía. Enseguida su peso sobre mi cara se dejó caer sobre el dildo, comenzó a subir y bajar lentamente por él, comencé a disfrutar y fue ahí que sentí una pequeña presión en mi culo, empujaba un frío metal en él.
—Relajate, te quiero dilatado para lo que sigue.
Así que puso lo que imaginé era la misma joya negra que yo alguna vez le regale y pongo en su trasero.
Te vas a ver bien bonito con esa joya engalanando tu culo.
Subió y bajó por el dildo mientras sus jugos llegaban a mi boca, así de excitada estaba, la cabrona lo estaba gozando de lo lindo mientras yo con la verga enjaulada solo podía desear estar libre para correrme.
Ella lo sabía por eso gimió su orgasmo en mi oído, sabe que eso me provoca terminar.
Se levantó liberando mi cara de su peso.
Quito el antifaz de mis ojos, lo que provocó que la luz me obligará a cerrarlos de nuevo hasta acostumbrarme.
—Quiero que veas mis ojos en la siguiente etapa
¿Estás listo para lo que sigue?
Mi cabeza afirmó por mí boca, que estaba seca por lo que venía. Luego sacó la piedra negra que dilataba mi orificio. La dejó junto a mi cara.
—Levanta de nuevo tus piernas putita.
Ábrete para mí.
Así que ahí estaba de nuevo con el culo expuesto y mis manos abriendo mis piernas para ella,
No, me asusto su propuesta, no es que deseara sentir mi culo invadido pero no iba a dejar de ser quien soy solo por el simple hecho de dejarme llevar un poco.
Así que respire profundamente como yo mismo se lo he aconsejado, me relaje, cosa que no impidió que doliera, sentí ardor, una fuerte punzada y como que me rasgaba a pesar de que Patricia lo hizo lenta y cuidadosamente, se detuvo cuando su cintura chocó contra mis nalgas, luego como yo lo hago con ella se recostó sobre mí y me beso.
En poco tiempo mi culo se acostumbró y comenzó a moverse como si fuera yo quien la follaba primero lento me dejaba sentir que ella mandaba, me dejaba sentir cada centímetro del dildo cada vez que salía y entraba en mí para fortuna cada vez con mayor facilidad, el placer apareció en su rostro y en mis entrañas. Comencé a experimentar un placer distinto cada vez que el dildo oprimía mi próstata me deje llevar y lo disfrute.
Sentí como verga crecía dentro de la jaula hasta chocar contra el metal, estaba tan duro que creí que lo reventaría, mi eyaculación ya era inminente mis huevos chocaban comprimidos contra el aro de la jaula, cuando el orgasmo llegó fue doloroso y tan intenso que creí que me daría un infarto la leche cayó sobre mi barriga aunque un poco alcanzó el abdomen de Patricia.
Lo tomó en sus manos y con sadismo lo embarró en mi cara y me hizo tragar mi esperma.
Mis piernas temblaban sin control mientras ella se tumbó sobre mí aun con el dildo dentro y susurrando al oído me dijo:
—Me ha encantado usarte de putita.