Hola a todos.
Soy el sumiso de DominAma, y por deseo suyo, quería compartir lo que me ocurrió ayer, en un relato reflexivo que ella me ordenó hacer para analizar dos situaciones que viví el mismo día, y para ayudarme a mejorar y seguir siendo su sumiso perfecto.
Lo dejo a continuación, pero os anticipo que este relato tendrá pronto una segunda parte.
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Ayer podíamos decir que he tenido un mal día, con situaciones poco afortunadas en conversaciones con mi Ama. Ella me ha ordenado que reflexiones sobre ambos momentos del día y que deje mi reflexión por escrito de cara a poder analizarlo si en el futuro fuera necesario, así que allá voy.
Lo primero es poder distinguir los dos momentos del día en los que no estuve bien. De cara a poder distinguirlos, creo que podría hacerse enumerándolos de la siguiente manera:
1.- Mi inseguridad y miedo a no estar a la altura
2.- La poca transparencia de mis sentimientos
Como la reflexión va para largo, los trataré de forma individual e iré abordándolos por separado. En este relato/reflexión, voy a hablaros del primero de mis fallos de ayer:
1.- MI INSEGURIDAD Y MIEDO A NO ESTAR A LA ALTURA
Estábamos hablando por la mañana de las ganas que tenemos de vernos por fin después de más de cinco meses apasionantes en los que nos estamos conociendo, pero que me llevan a tener mucha ansiedad, ya que estuvimos a punto de vernos tres veces, y en todas ellas ocurrieron situaciones extraordinarias que no nos permitió ponernos piel.
El caso es que en un momento dado me preguntó cómo me veo. Cómo lo llevo en mi opinión, y le contesté que estoy contento con mi desarrollo durante estos meses en los que he conseguido quitarme clichés que tenía de toda mi experiencia BDSM, de haber conseguido también adaptarme a las exigencias del día a día que Ella me impone, y en general a mi crecimiento a sus pies.
Lo curioso es que para nada se trata de una forma hedonista de aproximar esta respuesta. En su gran mayoría me atreví a ponerme un notable en base al feedback que Ella me da. Con cierta frecuencia me dice que está muy contenta de mi actitud, de mi comportamiento y de mi desarrollo como Su sumiso. Y ni que decir tiene que cada vez que Ella me da su feedback, es un regalo para mis oídos, y un chute de energía para seguir creciendo a sus pies.
Sobre todo porque mi Ama me conoce y sabe que siempre quiero más. Que nunca me conformo y que si tengo un 7, quiero un 8. Si tengo un 8, un 9… y cuando alcance el 10, querré seguir creciendo a Sus pies y mantener esa excelencia como sumiso a la que aspiro, pero con mayores exigencias y retos por Su parte, porque en eso nos parecemos. Ambos somos intensos y siempre queremos más.
El caso es que le justifiqué mi notable en base a mis progresos, y también en base a su propio feedback. La noche anterior Ella misma me dijo que estaba muy contenta conmigo y que estaba en un notable alto, pero esa mañana de viernes, se encendió Su piloto de “apretar” y comenzó a hacerme dudar de mi propia nota, con preguntas que poco a poco hacían que mi hasta entonces seguridad en mi buen comportamiento, se fuera diluyendo como un azucarillo.
Sin darme cuenta me fue acorralando pregunta tras pregunta. Con su ironía, con sus preguntas abiertas que me hicieron re-evaluar mi supuesto notable para de primeras aceptar que al menos sería un 6, pero cercano a aceptar un 5 al no ser capaz de darle un poco de altura a la presión que Ella me estaba ejerciendo… y acabar diluyéndome, pasando de tener la certeza de que lo estoy haciendo bien, a aceptar que no lo estaba haciendo mal.
En ese proceso de degradación de mi nota media, empecé a pensar en mis fallos, y a cambiar la ponderación de los mismos. He cometido un fallo muy grande que a punto estuvo de causar que mi Dueña se desprendiera de mí. Por suerte no lo hizo, pero imagino que en momentos de inseguridad, esa situación me hizo pensar que era difícil tener un notable con fallos como aquel.
Además, en mis obligaciones diarias, tengo fallos con cierta frecuencia y, aunque haya alguna cosa que he conseguido superar (no sin fallos constantes y esfuerzo), lo cierto es que los fallitos (como a Ella le gusta llamarlos) también tiraron para abajo de mi confianza.
Empecé a pensar que realmente no soy tan buena puta, como presumo de ser. Que no soy tan buen sumiso, y que quizás aún no estoy a Su altura. Que quizás no soy la zorra que Ella desea tener a sus pies. Y me vine abajo. Pero lo peor es que en ese proceso… en esa espiral descendente, olvidé agarrarme a lo más importante de mi vida: ELLA.
Fue Ella quién me había dicho unas horas atrás que está muy contenta conmigo. Con mi progreso, con mi actitud, con la evolución que estaba teniendo y la forma en la que me estaba adaptando a Ella. Porque yo llevo años en esto, pero jamás tuve un Ama como Ella. Ni un tipo de dominación tan psicológica. Tan de mente. Tan de “cargas de profundidad”, y con una Dómina tan intensa y a la que le gusta jugar apretando… porque disfruta humillándome, y yo disfruto de verla relamerse de placer en el proceso.
Pero tenía que haberme agarrado a mi sensación inicial, que hoy mantengo, pero que con su presión no fui capaz de mantener. Y no solo eso. Tendría que haberme agarrado a algo mucho más importante. Fue Ella quién me había dicho (y mis sensaciones diarias así lo corroboran) que está muy contenta de tenerme. De poseerme. De mi comportamiento, mi actitud y mis progresos.
Mi aprendizaje es claro, y Ella me lo ha repetido con frecuencia en estos cinco meses. Confía en ti. Cree en ti. Valórate. Por mucho que te humille, por mucho que te apriete. Sé tú. Ella se enamoró de mi seguridad, de mi confianza… no puedo mostrarle algo que no soy, porque entonces verá sangre y apretará hasta límites insospechados.
Sé que seguiré cometiendo fallos, porque Ella sabrá llevarme al error. Estaré perdido y se aprovechará de ello al límite. Pero he de mantener mi esencia. Creer en mí, y saber que por mucho que me humille, Ella está orgullosa de mí, y me quiere mucho… aunque me haga daño en momentos puntuales o me haga llorar.