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Una cuarentona de muy buen ver

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Llegaba el fin de semana y como cada año, Mayte la madre de mi mejor amigo hacía una fiesta para celebrar el cumpleaños de su hijo, en el que estaríamos invitados todos sus amigos de la infancia, así que un día antes llamé a Mayte para preguntarle si podría ayudarle a preparar todo antes de que llegara el anfitrión de la fiesta, ella entusiasmada me dijo que por supuesto.

El sábado me presenté pronto en su casa, no serían ni las nueve de la mañana, llamé al timbre y Mayte me recibió con un vestido escotado azul turquesa, muy bonito con unos vaqueros negros a juego estaba espléndida, al verla, no pude evitar fijarme en el escote que llevaba y en lo mucho que me ponía desde hace bastante tiempo Mayte, nos dimos dos besos y le di un detalle que había hecho mi madre para la fiesta.

Me dijo que estaba en mi casa, mientras ella se iba a poner la lavadora me senté en un taburete de la cocina tomando unas patatas que me había ofrecido, no podía parar de pensar en Mayte, me empecé a poner cachondo y sin que ella se enterara subí al piso de arriba en busca de la habitación de ella, una vez dentro me dirigí al cajón donde guardaba su ropa interior y le cogí unas bragas de color lila, nuevamente bajé a la cocina, y mientras me masturbaba tímidamente, Mayte me pilló y me dijo, ‘¿qué haces?’, al verme las bragas, me las cogió de la mano y me dijo ‘¿has buscado entre mis bragas?’.

Yo colorado le dije que me las había encontrado tiradas, y supuse que eran de ella entonces, incómodo por la situación mientras Mayte me decía "no me lo puedo creer" le dije que mejor me iba de casa mientras Mayte algo más tranquila me pedía perdón por gritarme entonces, cogió un balón de rugby que tenía en la cocina y empezamos a jugar durante unos minutos con el hasta que nos caímos en el sofá uno encima del otro, de repente la tensión estaba en su mayor punto, y Mayte me cogió de la camisa y me besó, yo le dije que no estaba bien hacer esto, pero Mayte quería recompensarme de algún modo esa pequeña discusión que habíamos tenido antes así que yo como era de esperar acepté gustosamente.

Continuamos besándonos, la verdad es que Mayte besa muy bien, no quería que ese día acabara nunca. Mientras nos besábamos, Mayte llevó su mano hasta mis vaqueros, situándola en mi polla, al notarla dura, me dijo "pero mi amor, ¿qué escondes ahí?" echándose a reír, me puse de pie para quitarme la ropa mientras ella, sentada en el sofá comenzó quitándose la blusa que llevaba, me quedé instantáneamente con la mirada clavada en sus preciosas tetas, observando el sujetador negro que llevaba y en lo ansioso que estaba por quitárselo se quitó los vaqueros junto con las bragas moradas que llevaba entonces y de rodillas en el suelo se llevó la polla a la boca, mientras me la empezaba a chupar, le dije entre susurros, ‘quítate el sujetador para que pueda ver esos preciosos pechos que escondes’.

Mayte por su parte con la otra mano empezó a meterse los dedos en el chocho, a petición suya le metí la polla entre sus pechos para que me hiciera una cubana la cual duró poco, nos besamos y acto seguido Mayte se acomodó y con las piernas abiertas empecé a disfrutar de su delicioso clítoris, seguidamente la penetré por el chocho, esta enseguida empezó a jadear placenteramente mientras me pedía que no parase, minutos más tarde, Mayte retomó de nuevo la mamada que me estaba haciendo anteriormente, a continuación se puso a cuatro patas en el sofá para que volviera a penetrarla por el clítoris, esta inmediatamente empezó a gemir fuertemente, estaba bastante cachonda la empecé a penetrar salvajemente ella por su parte gemía cada vez más fuerte, pidiéndome que siguiera así y no parase mientras le cogía de las tetas.

A continuación y después de que Mayte me la volviera a chupar nuevamente, esta se puso encima, metiéndosela por el chocho nuevamente cabalgándome sus gemidos eran incesantes y muy fuertes frotándose el clítoris mientras le comía las tetas, continué penetrándola Mayte sin parar de gemir me pedía que quería más entre fuertes gemidos hasta que terminé corriéndome fuera, para terminar, los dos terminamos besándonos apasionadamente, mientras Mayte me decía ‘si quieres volver a repetir, dímelo mi amor’. 

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