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Una desconocida me masturbó en el camión

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Eran ya las 6.30 am, ya iba retrasado para el trabajo. En la parada del camión ya había mucha gente y pues a esperar que el camión no viniera muy lleno. Falsa esperanza. Jajaja quien viva en la CDMX me entenderá, a esa hora ya todo el transporte público va muy lleno para todos lados.

Por fin llegó el camión después de una espera de 20 minutos aproximadamente. Logré subirme y quedé en la parte delantera apretujado entre las personas. Cuando me di cuenta, una chica venia justo detrás de mí. Lograba sentir el rose de sus nalgas en las mías y eso me empezó a excitar. Automáticamente busqué de acomodar mi mochila para que mi mano fuera rosando sus nalguitas tan deliciosas. Ella traía unos leggins cafés que permitían ver y sentir un trasero muy delineado y sumamente tentador. Cuando después de varios intentos y rozamientos vi que no había problema, sujeté mi mochila a mi cinturón para tener la mano libre y la acerqué aprovechando el movimiento del camión hasta que quedé tocando ente sus nalgas de manera más fuerte. Podía sentir en calor que emanaba de esa piel tan suave y rica al tacto. Comencé a tener una erección y la verdad, no me importaba mucho que alguien se pudiera dar cuenta.

Algunas personas empezaron a bajar por la parte de atrás y obviamente nos fuimos recorriendo. Yo buscaba ir quedando siempre detrás de la chica que, al parecer, no le molestaban las caricias que le venía proporcionado. Ella solo me dejaba irla sintiendo.

De repente se paró una persona y ella se sentó. Justo en ese momento pensé que eso sería todo, pero cual sería mi sorpresa que enfrente de mi venía una señora sentada, de aproximadamente unos 50 años. Vestía con falda negra hasta las rodillas, medias negras y un escote discreto pero que anunciaba unas tetas grandes.

Me llamó la atención que se le quedaba mirando a mi pene que gritaba por salir del pantalón. No lo dude, discretamente metí las manos a las bolsas del pantalón y bajé mi bóxer por dentro. Dejado mi pene solo cubierto por la tela del pantalón. Ella al darse cuenta de esto puso su mano sobre el pasamanos del asiento. Esta quedaba justo a la altura de mi pelvis.

La gente se movió un poco hacia atrás y me dio el espacio perfecto para acercar mi cuerpo hacia ese asiento. Cuando en un acelerón del camión nos movimos bruscamente, aproveche para repegar mi miembro sobre su mano. De verdad pensé que solo me dejaría rosar el dorso de su mano, pero mi excitación creció cuando con sus dedos empezó a acariciar discretamente la cabeza de mi pene. En ese momento mi mente se nublo de adrenalina y deseo y comencé a frotarme más efusivamente contra su mano y su brazo. Yo deseaba tanto explotar, pero me contuve, quería seguir disfrutando de esta experiencia que llevaba buscando por mucho tiempo y por fin era real.

Tuve la fortuna que la señora que iba sentada junto a ella se fuera a bajar y aproveché para sentarme.

En ese momento puse mi mochila a un costado de mi pierna para dejar espacio suficiente para que la señora siguiera acariciándome. Cuando pudo, fua bajando el cierre y muy diestramente saco mi pene. Yo estaba que no podía creer esto. Llevaba la verga de fuera justo a medio camión lleno de gente. Eso colmó mi cabeza de excitación. Para ese entonces ya estaba sumamente lubricado y el líquido seminal chorreaba y llenaba su mano.

Ella siguió moviéndola hasta que por fin lancé un chorro de leche hirviendo que impacto en el respaldo del asiento de enfrente, mi pantalón y parte de mi mochila.

Ella me miraba de reojo y sacó un pedazo de papel para limpiarse la mano.

Justo en ese momento íbamos llegando al metro. Yo esperé a que se bajara la mayoría de gente para poder guardar mi miembro y medio acomodarme.

Ha sido de lo más excitante que he vivido en el transporte.

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