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Una ex e hijastra me reciben en su casa
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Tiempo de lectura: 6 minutos

En este viaje a Bogotá a llevar a mi patrona me quedé en casa de mi xx pareja y su hija.

Anoche nos sentamos a comer, tipo 8, mientras llenábamos el estómago en la cabecera de la mesa mi ex, la que el día anterior me dejo seco me hacía guiños… mientras su hija mi ex hijastra, comía. La cual como te conté hace meses, me la papeé varias veces, incluso ya después de casada, me miraba sin decir mucho que digamos.

Terminamos de comer, charlamos un rato y como tenía que levantarme temprano me fui a la alcoba donde me estoy quedando, la que queda al lado de Marcela la hija, con la que comparto el baño entre su alcoba y esta. Su madre mi ex, Elizabeth, Eli, está en la alcoba de al frente. Me doy una ducha rápida con agua súper caliente. Me meto desnudo debajo de las cobijas y mientras mamo gallo con el celular, espero a ver cuándo aparecerá Eli, quien se insinuó durante la cena.

Pasaron 20 minutos y se abre despacio la puerta del cuarto, entra Eli en su bata de baño y sonriendo, deja caer la bata y su cuerpo de ya casi 60 años, se ha mantenido bien, no hay carnes colgando, algo de estrías, pero todavía se ve apetecible. Se mete en la cama y me dice me quede callado, que no hagamos ruido, que su hijita de 35-37 años está al lado.

Me coge sin preámbulos por los huevos y se mete mi flácida verga en su boca, su lengua juega con mi glande y succiona fuertemente, mientras mi mediana verga siento como va creciendo en esa cavidad tibia y húmeda. Le toco su panocha y siento que está súper mojada, está caliente y temblorosa.

La noche anterior me dijo que llevaba años sin sexo. Le metí un par de dedos y roce su clítoris excitándola aún más. Se montó encima de mí y cogiendo mi ya dura verga se la fue metiendo y empezó a cabalgar suavemente y así fue subiendo el ritmo, mientras yo le apretaba y tocaba los senos. Uno que otro gemido salía de los dos. Eli se estaba desquitando de su sequía.

Eli se acostó sobre mi pecho y al oído me dijo “métemela en el culo”, se levantó y cogiendo mi verga la puso a la entrada de su culo, y sentándose se la fue metiendo hasta estar toda adentro, empezó a cabalgar, a gemir, mientras la nalgueaba y pellizcaba sus pezones.

Por el rabillo del ojo vi como la puerta del baño entre las alcobas se abría un poco y note qué Marcela nos estaba observando.

Marcela no sabe que me di cuenta que nos está mirando seguí dándole por el chiquito a su mamá, ella podía escuchar los gemidos de placer de su madre y podía ver como mi verga entraba y salía por entre las nalgas de su progenitora.

Marcela abrió la puerta un poco más y entró al cuarto por detrás de la espalda de su madre yo me asusté un poco y abracé a Eli, así evitaba que se volteara y se diera cuenta que Marcela estaba allí. Marcela muy atrevida se acercó y extendiendo su brazo desde atrás muy cuidadosamente me acarició las pelotas Esto me excitó mucho ya le metí en el culo de su madre. Su madre estaba ya casi que se llegaba y a mí no me quedó otra alternativa que venirme también entre altos gemidos y suspiros quedamos los dos exhaustos sobre la cama. Marcela se retiró, cerró la puerta del baño y se fue a su alcoba.

Pasó un rato y me di cuenta que ya eran las 11:30 de la noche y habíamos dormido unos minutos. Eli me dio un beso en la mejilla, me acarició la verga y se fue a su alcoba.

Apagué la lámpara de la mesita de noche y me acosté a dormir.

A eso de las 2 o 3 de la mañana no puedo estar seguro, sentí como se metía en la cama, era Marcela, se me acercó al oído y me dijo que ella quería lo que le había dado a la mamá. Yo estaba cansado, pero estas oportunidades no se pueden dejar pasar, sabía que me tenía que levantar temprano, pero ni eso me permitió que me negara. La abracé, nos besamos, le acaricié todo el cuerpo como lo hacía cuando tenía 20-21 años, su depilado pubis la hacía parecer a sus 35-36 años todavía una chiquilla con sus manos acariciaba mi verga y rascaba los huevos con sus uñas tenía unas ganas de comerme esos labios vaginales que hacia tanto tiempo no disfrutaba.

Marcela al contrario de su mamá es un poco más flaca con un culito redondito, unas piernas largas y una cabellera también larga.

Mientras Marcela me mamaba la fui volteando hasta quedar en 69 y me empecé a comer esa deliciosa panocha que ya casi no recordaba esos dulces fluidos embadurnado en mi cara y me iba atrás en el tiempo recordaba todos esas veces que la pasamos juntos en eso estuvimos por ahí 15-20 minutos y después me acosté boca arriba y la penetré dulcemente. Marcela me miraba, no decía nada, cerraba los ojos y sólo gemía, los dos estábamos como un paraíso. Así estuve como 5 a 6 minutos, ya yo no estoy para los trotes de Marcela así que tocó voltearse y así estuvimos un rato más.

Disfrutamos un rato más, hablamos de cosas inconsecuentes, recordamos y luego me dio un beso en la mejilla y se fue a su alcoba. Ya al fin pude dormir un rato y me levanté un poco tarde esta mañana, pero bueno vamos a ver qué pasa yo creo que me va a tocar mudarme porque a este ritmo me van a acabar y no voy a poder volver de vuelta a Barranquilla.

Al fin hoy viernes también me voy a quedar en la casa de Elizabeth y su hija Marcela. Antes de regresar a la casa compré una cenas para poder ofrecerles a mis ex mujeres y llegué a eso de las 7:30 ni Elizabeth ni Marcela habían llegado todavía, arreglé la mesa, puse las viandas en la cocina y me fui a bañar.

Hacia las 8 o 8:10 de la noche ya yo estaba vestido, escuché que en el baño de Elizabeth alguien se estaba bañando y Marcela todavía no llegaba, me recosté 20 minutos y para ese entonces ya Elizabeth estaba vestida y Marcela se estaba bañando. Salí al pasillo y les pregunté a qué horas querían cenar ya que yo había traído la cena y me gritaron cada una desde su cuarto que en 20 minutos saldrían.

Ya eran aproximadamente las 9 de la noche, fui a la cocina serví la mesa me senté en la cabecera y esperé a que llegaran a sentarse. Las dos llegaron al tiempo a la mesa, ambas están arregladas como si fueran a salir después de cenar. Elizabeth se sentó a mi derecha y Marcela al frente de ella a mí izquierda. Cada uno se sirvió un poco de comida, empezamos a cenar, a charlar, nos reímos un rato recordamos viejos tiempos, en fin un rato agradable.

Cómo a los 10 minutos de estar cenando y charlando siento que me están sudando la pierna derecha debía ser quien estaba a mi derecha y 23 minutos después mi pierna izquierda. Marcela estaba haciendo lo mismo qué iba a hacer yo. Ambas sin saberlo estaban tocando mis piernas con sus pies, me imagino que ninguna de las dos sabía que la otra estaba haciendo lo mismo. Como si nada. Terminamos de cenar recogimos y ya recogieron la mesa y llevaron toda la cocina, salí a la sala, encendí el televisor. Me senté a ver lo que estaban dando.

Habíamos terminado de cenar, ya eran las 10 de la noche, los tres veíamos televisión y 30 minutos después decidimos irnos a descansar a dormir. Agradecieron la cena, yo les agradecí por tenerme en la casa, nos decimos buenas noches.

Yo entré a mi cuarto, me quité la ropa, quedé en boxers, me metí a la cama y me dispuse a dormir. No había pasado ni media hora cuando la puerta se abrió sigilosamente y entró Marcela, ya no llevaba puesto el vestido con el que cenó, tenía solo una tanguita blanca que le cubría su rasurado coño, y dejaba ver sus hermosas nalgas.

Me sonrió y se acercó al borde de la cama puse mi libro en la mesita de noche, le agarré las manos y la atraje hacia mí, nos besamos suavemente y nos acostamos el uno junto al otro. Mis manos recorrían su cuerpo, su delicada piel se llenaba de pequeños montículos erizándose mientras sentía que su tanguita se mojaba sobre mi muslo. Le fui quitando la tanguita y fui bajando mientras le besaba los senos su estómago llegando a su cuquita, La encontré perfumada, metí mi lengua entre sus labios acaricie su clítoris con mi falo bucal, con una mano le acariciaba un seno, y con la otra el ojete del culo.

Marcela y yo en la arrechera del momento seguimos magreándonos, comiéndonos por todos lados, no quedó presa sin mordiscos. Saboreamos nuestros sabores en cada centímetro de nuestros cuerpos, penetramos todos los orificios de ambos. Ya casi dos horas y estaba Marce siendo empalada en su hermoso culo, cuando, se abre la puerta y entra su madre, mi ex, Eli, quedé quieto mientras Marcela que le daba la espalda seguía con su sube y baja.

Eli se acercó y Marce al verla quedó de piedra, se tensionó y no dijo nada, mi verga dentro de ella empezó a desinflarse. Elizabeth la miró diciéndole como se le ocurría estar en estas, que como se comportaba como una zorra y encima con su ex marido. Marcela rápida y furiosa, le contestó “usted lo ha dicho, su ex y yo tenía la necesidad de calmar esta sequía con alguien de confianza y su ex me dio la oportunidad y no se venga aquí como mosquita muerta si hace unas noches yo vi como Daniel la enculaba a usted también. 1 2 3 más bien abra su mente mami querida y únase a nosotros ya usted la vi culeando con él y pues usted también ya me vio con su verga en mi culo venga y disfrute que éste se nos va mañana o pasado mañana venga sobe sus huevos como hice yo sin que usted se diera cuenta mientras la enculaban hace unas noches.”

Elizabeth Lo pensó un par de segundos y con una sonrisa cogió mis huevos y los apretó se subió en mi cara bajó su coño y lo único que me tocó hacer fue sacar mi lengua y meterla entre sus labios que bien mojados estaban ya. Elizabeth y su hija se tocaron más nunca, se besaron ni se comieron. Pero entre las dos terminamos madrugados y bien cansados, una noche inolvidable, madre hija y yo su ex marido y ex padrastro.

Ya hoy estoy de vuelta en mi casa y esa noche sólo es una memoria de unos días de disfrute.

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