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Unas vacaciones con mis tías (16): En espera de la fiesta

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-Ti estás loca!

-Para nada! Creo que a mamá le gustará, y a ti… también, jajaja!

-Creo que el polvo te ha sentado mal!

-Me has dicho que mamá se quedó con ganas de algo más!

-Bueno, solo dijo que en ese momento le apetecía chupársela!

-Pues a eso me refiero. ¿No te apetece darle ese gusto?

-Joder, pero aquí, en casa de las tías… no sé, lo veo complicado.

-De las tías me encargo yo. Lo que tengo que saber es si tú estás dispuesto.

-Dispuesto a qué exactamente?

-Pues a follártela mientras se la chupa al camarero!

Me quedé mirando al firmamento, quería imaginar la escena, pero mi cerebro no era capaz. Pensar en ver a mi madre chupándomela a un tío era algo que mi subconsciente rechazaba, pero mi hermana fue muy insistente.

-Ya verás como se lo pasa de vicio, los dos sabemos que necesita una buena sesión de sexo después de estos últimos aburridos años.

Al final acepté y ella me dijo que se encargaría de todo.

Al día siguiente me levanté tarde. Cuando llegue a la cocina para desayunar estaba tía Sole con una camiseta que apenas le tapaba las bragas. La verdad es que el despertar cada día en esa casa era un desayuno fantástico para los ojos, y por su puesto para el estómago. En la mesa había bollos, tostadas, fruta, vamos, ya les gustaría a algunos hoteles ofrecer algo así.

-Hola tía!

-Hola Pedrito! Me contestó con su voz dulce y encantadora.

-Y las demás, donde están?

Mi tía sonrió de una forma extremadamente pícara.

-Se han ido a tomar algo, y de paso a preparar una pequeña fiesta.

-Una fiesta?

-Sí cariño! – me dijo acercándose para acariciarme el pelo – aunque creo que tú ya sabes algo!

Joder, mi hermana no había perdido el tiempo, la muy zorra ya se lo había contado todo nada más levantarse. Mi mente daba vueltas pensando en mil cosas, pero mi tía me había puesto sus grandes tetas pegadas a mi cara y ante ese hecho, mi mente se negaba a cualquier pensamiento coordinado. Las tetas parecían querer reventar la ajustada camiseta y los pezones se marcaban queriendo atravesarla. Al instante mi polla se activó como si le hubieran puesto pilas nuevas y la neurona de salido que gobernaba mi cabeza dirigió mis palabras.

-Hoy no llevas sujetador, verdad? Dije sin ningún control en mi vocabulario.

-Pues no cielo! Lo he hecho por si te apetecía chupar un poquito! Contestó con su voz dulce y candorosa.

Al momento bajó sus manos y comenzó a subírsela lentamente. Su tanga negro con unos livianos encajes apareció entre sus contorneados muslos tapando el adorable bello que cubría su centro. Siguió subiendo y afloraron las dos hermosas tetas totalmente desnudas iluminadas por los fulgurantes rayos de luz que entraban por la ventana.

No tuve que hacer nada, tan solo abrir la boca y con un pecaminoso movimiento uno de sus grandes pezones quedó envuelto por mis labios. Comencé a chuparlo con suavidad a la vez que aplastaba mi cara contra las tetas. Mis manos se abalanzaron hacia su culo para abrazarlo y apretarlo mientras su cuerpo comenzaba una danza sensual y afrodisíaca.

No tardé en levantarme de la silla para abrazarla y restregarse contra su hermoso cuerpo. Su mano bajó para meterse entre nos bóxer y agarrarme la estaca en la que se había convertido mi polla.

-Uy, cómo se ha puesto esto! Dijo tirando de mis calzoncillos para sacar la polla.

-Ummm, como me apetece chuparla! Susurró agachándose para metérsela en su dulce boca y comenzar a devorarla como si fuera un jugoso manjar.

Noté como la engullía con habilidad haciendo que atravesará su garganta para comérsela entera. Lo hizo varias veces provocando que mis neuronas se descontrolaran y dejará de funcionar el ser racional que llevaba dentro. Tiré de sus brazos hacia arriba para ponerla de pies contra la encimera, le baje las bragas de un tirón y con la polla en mi mano busqué su deliciosa raja. Ya estaba jugosa cuando coloqué el capullo contra ella y de un empujón le inserté mi polla que parecía vivir en una perpetua dureza. Comencé a arremeter con ganas, esas ganas constantes que nunca me faltaban, sintiendo como mi estaca se hundía una y otra vez en lo más profundo de su vagina. Había abierto sus piernas subidas en sus sandalias de tacón y apretaba mi culo a cada empujón.

-Diosss, cielo! Como me gusta que me des así!

La oí decir entre jadeos mientras me comía sus tetas como un hambriento depredador.

-Siii, síii! Ahhh! Sigue! Sigue, que me voy a correr! Intentó gritar, aunque su dulce voz se lo impedía.

Al momento sentí como una bocanada de flujo caliente empapando mi polla y mis huevos. Me sentía impotente para darle más fuerte en esa posición, y la subí a la encimera dejando medio de su abundante culo fuera. Le puse las piernas sobre mis hombros y comencé a embestir de nuevo mirando la expresión de su cara. Me encantaba ver esa cara, con una mezcla de dulzura felina, y sentí de nuevo sus jadeos sobre mi boca.

Su culo se balanceaba al borde de la encimera mientras le daba pollazos como un energúmeno.

-Joder Pedrito, cómo estás de fiera esta mañana! Susurró de nuevo jadeante.

-Me encanta! Dame más! Vas a hacer que me corra otra vez!

Yo no decía nada, tan solo apretaba los dientes y embestía sintiendo como mi polla estaba a punto de explotar!

-Ahggg! Ahhhg! Fueron mis únicos sonidos agarrado a sus muslos cuando mi polla comenzó a soltar leche.

Era primera hora de la mañana y le solté leche para llenar un tazón.

-Ufff, que despertar más delicioso tienes, hijo! Me dijo con su voz cándida antes de irse a la ducha.

Me salí al jardín y me tumbé en el césped sobre una toalla, y al momento llegó tía Candi.

-Vienes sola? Le pregunté al verla en la puerta del salón que daba al jardín.

-Sí, he dejado a tu madre y a tu hermana con Esteban para que se conocieran mejor!

Dijo con sonrisa perversa mientras yo miraba su cuerpo marcado por un vestido ceñido que dejaba ver sus bonitos muslos estilizados por unos altos tacones.

Yo estaba más salido que nunca. Ese primer polvo mañanero con tía Sole parecía haberme activado como si me hubieran puesto pilas nuevas. La miré con deseo, vamos, con ganas de desayunar por segunda vez.

-Estás para comerte, tía! Le dije sin cortarme tumbado de lado sobre la toalla.

-Y por qué no me comes? Me gritó desde lo alto de las escaleras.

-Porque estás muy lejos!

Se deshizo de los altos tacones y bajó los escalones con movimientos ondulantes. Se acercó lentamente para que pudiera ver cada curva de su cuerpo que exhibía con sensualidad. Se tumbó a mi lado y me susurró sobre mi boca.

-Estoy suficientemente cerca?

Sus palabras atravesaron mis labios como un vendaval de lujuria y no pude reprimir besarla lamiendo el interior de su boca y mordiendo sus sensuales labios.

-Estáis locas haciendo caso a mi hermana!

Le dije al despegar mis labios.

-Conocemos a Esteban, y sé que tu madre se lo pasará bien! Aunque no creo que tú hermana se quede atrás!

Susurró con sonrisa felina mientras tocaba mi polla por encima de los bóxer.

-Vaya, como tienes esto de crecidito!

-Ha sido al verte! Estás imponente con ese vestido!

-No te gusta más lo que hay debajo? Me dijo meneando su cuerpo de forma sexy.

-Me encantan esas tetas y ese coño ardiente que tienes!

-Quieres verlos?

-Por supuesto! Nunca diría que no a algo así!

-Subamos a mi habitación. No quiero que Sole se ponga celosa!

-Creo que no lo hará, ya ha tenido un buen desayuno!

-Vaya, no se pierde una, jajaja!

Subimos a su habitación y se quitó el bonito vestido para dejarme ver su carne enfundada en la deliciosa ropa interior.

-Sigo?

-Sigue, pero no te quites las medias ni el liguero.

Se había medias y un ligero muy sexy y me apetecía follarla con ello puesto. Se quitó las bragas y el sujetador y comencé a babear, sus duros y turgentes muslos adornados con sus precisos labios genitales me ponían cardíaco. Me acerque hasta ella y después de besarla con algo de exceso de furia comencé a comerle las tetas mordisqueando sus duros y grandes pezones. Ella tiró de mi bañador hacia abajo cayendo a mis pies. Mi polla ya se había erguido preparada como un cañón para la batalla. Me fui agachado a la vez que lamía su cuerpo en mi camino hasta llegar al centro de sus muslos. Sentí ese olor especial a sexo y pase mi lengua entre los deliciosas labios. Sentí como se iban abriendo a la vez que vislumbraba el abultado clítoris. Pasé la lengua por el y emitió un leve jadeó a la vez que abría el coño con sus propias manos. Comencé a lamerlo y a succionarlo con ganas y sus rodillas se doblaron levemente cuando una bocanada de flujo mojó mi boca.

-Que bien lo haces cabron!

-He tenido buenas maestras!

-Quiero chuparte la polla antes de que me recientes el coño con ella!

Dijo tirando de mi cabeza hacia arriba para después inclinarse ella. Si, no se agachó, la muy guarra se inclinó para que viera su culo mientras me la chupaba, era una verdadera maestra.

Fueron unas chupadas sensacionales. Después de lamer mi capullo como si fuera un helado, se la metió en la boca y avanzó hasta tragársela entera. La sacó hasta el capullo y volvió a hacer que penetrara varias veces llegando a hacer que mi boca jadeara.

-Joder tía, si sigues así te voy a llenar la boca de leche!

Creo que llegó a sonreír con toda la polla dentro, a mi tía Candi la creía capaz de eso y más. Sacó la polla de su boca con lentitud dejándome ver cómo pasaba cada centímetro entre sus labios. No sé que me pasaba, pero cuanto más follaba más quería. Llegué a pensar si mis tías me habían dado alguna pócima, seguro que algo de brujas tenían. Me besó mordiéndome el labio inferior con verdadera lujuria y después se giró para inclinarse apoyando sus manos sobre la cómoda. El espejo estaba delante y ella misma veía su cara de puro deseo. Me coloqué tras ella admirando sus poderosos muslos adornados con el liguero, realmente estaba para echarle un polvo bestial!

-Vamos cabroncete, métemela bien a fondo! Quiero sentir como me la sacas por la boca!

Mi tía Candi sabía cómo provocarme, aunque yo tampoco necesitaba mucho. Puse una mano sobre su duro culo mientras con la otra dirigía mi polla hasta los labios mojados de su coño. Mi capullo hinchado penetró con facilidad, empujé hasta que toda mi polla desapareció dentro de su coño sintiendo como abría esa deliciosa carne.

-Diosss, que polla tienes! Gritó mirándome a través del espejo.

-Me agarré con las dos manos a sus caderas y comencé a bombear apretando mis dientes, esa bruja había despertado toda mi furia.

-Te gusta así, tía? Le dije enfatizando en el parentesco s la vez que embestía con ganas.

-Me encanta, sobrino! Pero dame fuerte y no pares! Quiero que mis piernas chorreen hasta el suelo.

La visión de sus piernas abiertas subida en los altos tacones, las medias sujetas por el liguero hasta la mitad de sus muslos y su coño abriéndose y cerrándose me habían puesto frenético. Embestí con más ganas y no tardó en jadear.

-Me voy a correr! No paresss!!

Me pidió con la cara desencajada. Jadeaba como una posesa cuando sentí como su coño se Empapaba a la vez que su cuerpo daba fuertes estertores.

-Sigue! Sigue! Quiero más! Sácamela por la boca!

Me increpó moviendo su duro culo. Nunca la había visto tan ansiosa y mis embestidas eran tan brutales que prácticamente la levantaba del suelo a cada pollazo. Le salivé el culo y le metí un dedo hasta el fondo. Me sorprendió con la facilidad que se le había abierto pareciendo que el dedo le sabría a poco.

-Diosss, si, síii! Mete más dedos! Ábremelo bien!

Efectivamente le había sabido a poco. Le metí dos y el delicioso agujero los encajó como un guante. Después de pajearle el culo varios segundos con dos dedos me pidió más.

-Más dedos joder! Quiero sentirme llena!

Cada una de sus frases hacia crecer mi excitación, junté los cuatro dedos y comencé a penetrar en su culo pensando que no pasaría de las primeras falanges.

-Síii! Sigueee! Más adentró!

Para mi sorpresa entraron los cuatro dedos apiñados abriéndole el culo de una manera espectacular.

-Te gusta, ehh, cabron!

Me gritó mirando mi cara a través del espejo. La miré y vi como resoplaba empañando el cristal.

-Diosss, me voy a correr otra vez! Gritó mientras todo su cuerpo empezaba a temblar estrepitosamente.

Volví a sentir un torrente de flujo caliente que desbordó su coño y comenzó a chorrear entre sus potentes muslos.

-Para! Para! Gritó de nuevo al ver que no paraba de embestir como un animal.

Paré pensando que le pasaba algo dados sus fuertes temblores. Para mi sorpresa se dio la vuelta jadeante y pudo decirme.

-Ahora quiero que me folles la boca y me la llenes de leche!

Mi polla chorreaba flujo como una esponja cuando se la había sacado, era un verdadero cuadro verme así. Se fue hacia la cama y se tumbó boca arriba dejando la cabeza cayendo fuera de la cama por la parte de los pies. Me quedé mirándola con cara de despistado, me enfrentaba a algo que no conocía.

-No te sorprendas! Esta es la mejor forma para que entre entera en mi garganta! Mi dijo con naturalidad.

Me acerqué con la polla todavía como un mástil y abrió su boca. La polla comenzó a penetrar y pude ver cómo llenaba su garganta que se hinchaba al paso de mi dura estaca.

Fue una sensación deliciosa. Puse las manos bajo su cabeza y comencé a bombear con suavidad experimentando una sensación acojonante. Me quito las manos de su cabeza y las llevó hasta sus tetas y aprovechó cuando la polla salía para decir.

-Apriétamelas con ganas! Quiero que te corras como un cerdo!

Solo me faltaba oír algo así. Dios, si que se las apreté con ganas mientras bombeaba su garganta. Nunca había follado una boca de esa manera y estaba a punto de correrme pero me aguanté para continuar sintiendo esa sensación.

Después de más de tres minutos ya no pude más y mi polla explotó como un volcán. La primera sacudida paso directamente a su estómago, en la segunda, estaba mi polla saliendo y lleno su boca pero fue capaz de tragársela. La tercera se desbordó saliendo entre sus labios y cayendo por las mejillas. La cuarta le hizo toser y le encharco toda la cara. Sus arcadas provocaron que mi polla saliera chorreando semen y parte de él se esparció por su bonito pelo.

Busqué la cama y me tumbé a su lado jadeante para tomar aire. Pasaron un par de minutos en silencio, las respiraciones agitadas y el olor a sexo llenaban la habitación. Ya cuando me sentí con fuerzas para hablar, susurré.

-Joder, tía Candi, que alto has puesto el listón!

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