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Vainilla y piel canela (Viri)

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Ambos éramos jóvenes ella se llamaba Viridiana, pasaba mucho tiempo en su casa; yo no era su primera vez, pero a ella le encantaba la relación que ambos teníamos. Era muy delgada, brazos finos y piernas torneadas acorde a su cuerpo, eran finas, pero no como un palo. Mas bien se marcaba su chamorro y era glorioso en esa piel, su piel morena, cabello chino largo. Había tenido novias con cabello chino, pero jamás una que saliendo de bañar y al secarse los caireles se acomodaran solos.

Ella vivía en un piso de apartamento grande, la conocí en una salida a una finca en Morelos, cuando nos conocimos jugábamos un juego de mesa y yo la veía, era hermosa con esa sonrisa y esa voz de niña inocente. había muchos alacranes en el paraje donde estábamos y ella atrapo uno, lo guardo e incluso me hizo una vela con el que aun guardo y cada vez que la miro recuerdo como fue nuestra primera vez.

No la pasábamos encerrados en su cuarto besándonos, de pronto cuando la iba a visitar ella salía de la regadera y se cambiaba en la recamara donde yo la esperaba. Veía caer la toalla y su espalda fina, y su piel tostada me excitaban demasiado. Su trasero hacía una forma de un corazón pequeño y perfecto cuando se agachaba para ponerse en pantalón y mi pene me delataba siempre, sabía que ella lo miraba pero las primeras veces le costaba tocarme a pesar de que me seducía, supongo que era pena mostrar que se moría por hacerme el amor.

En una de las visitas continuas y después de haber hablado del tema llegamos a su apartamento, entramos a su recamara y comenzamos a besarnos, traía unos jeans y una blusa holgada y yo unos jeans y una playera. comencé a besar su cuello y le puse su mano en mi pene. Ella no sabía si apretarlo o acariciarlo. Solo lo froto y después lo apretó un poco. Yo tocaba sus pechos y comencé a levantar su blusa y desabrochar su pantalón. Ella se desabrocho el sostén mientras yo me quitaba el pantalón con todo y el boxer. Las ansías eran tantas que solo aventé los tenis por doquier me senté en su cama y ella se puso frente a mi. Me estaba quitando mi playera y mientras descubría mi rostro mis ojos miraron su estomago y su pantalón desabrochado. levanté un poco la mirada y vi sus pequeños y hermosos pechos. Eran redondos y abultados, podía cubrilo con mi mano y tenía pezones negros tan negros que me imaginaba que sería una experiencia excitante si lactaran ver caer una gota de leche haría que la intensidad fuera tal como en una película porno. Habían pasado ya 3 años desde mi primera vez pero seguía viendo porno.

Comencé a oler su piel, su ombligo justo de frente y mientras le quitaba el pantalón besaba su estomago y lamía su ombligo. Ella reía pero le gustaba, quité su pantalón, y ella se quito las zapatillas para que pudiera despojar por completo las prendas. Su vagina estaba depilada y muy húmeda. Yo acaricie sus piernas mientras seguía besando y lamiendo. besaba su abdomen y lamia su clítoris mientras mis manos recorrían sus piernas hasta llegar a su trasero. Toque su vagina húmeda y un poco de su miel escurrió por su entre pierna. Me puse en píe, Mi pene salivaba de lo excitado que estaba y comenzamos a besarnos mientras mis manos se dirigían a tocar sus pechos. Sus pezones estaban muy duros y ella susurraba palabras de amor en mi oído, mientras yo comenzaba a pegar mi pene a su vagina. Odiaba eso porque hacia que me viniera muy rápido la primera vez que estaba con alguien, en parte era excitación y querer estar dentro de ella. Su piel era tan suave y el sabor era a una fragancia con aroma a canela y vainilla suave. Tal vez era la juventud pero aun recuerdo el sabor de su piel y era inigualable. Sus besos llevaban ese sabor neutro y siempre acompañados de mucha saliva al final, Yo succionada su lengua y me comía toda su saliva, quería literal comerla a besos.

La giré mientras nos besábamos y le frotaba el pene en su mojada vagina, la recosté debajo de mi y ella acomodó mi pene dentro de ella. Lo froto un poco, yo estaba tan excitado que cuando sentí que ella lo había metido un poco yo lo metí hasta el fondo y comencé a arremeter contra ella. Ella Gimió y me abrazo fuerte por la espalda mientras apretaba los dientes. Yo arremetía fuerte y rápido, Lo hacía muy rápido mientras ella me abrazaba. Yo sentía como se mojaba mas y mas, Metí mi pene hasta el fondo y no me moví.

Escuché su dulce voz decir

-Te veniste?

No! le respondí cansado.

Quería sentir todo, sentir como mis testículos se mojaban. Como debajo de ella estaba todo mojado. Miraba sus pechos y los chupaba, los succionaba como si en verdad quisiera que saliera leche de allí Fue tal la sensación que estaba a punto de venirme y me salí.

Un poco de esperma salió pero ella no lo noto, Odie siempre la posición de misionero porque hacía que me viniera muy rápido y en esta ocasión no quería que terminara así. Ella me empujó hacía un lado para ponerse encima de mí. Era una escena increíble ver su piel tostada.

Estoy a punto de venirme, le dije.

-Eso es lo que quiero mi amor que nos vengamos juntos.

Se puso encima de mi y comenzó a moverse sutilmente. Me vendó los ojos, nunca entendí por que y comenzó la danza del vaivén. Sentía su cadera moverse mientras acariciaba sus piernas. Ella Se agaco para besarme mientras me cogía suavemente.

No, no quiero venirme dentro, le dije

A ella no le importó y comenzó a gemir. me incorporé un poco, yo estaba vendado así que solo sentía. Chupaba su pezón y sentía en mi pene como su estrecha vagina no permitía que desde dentro saliera nada pero por fuera su miel tocaba y mojaba mis testículos y se depositaba en mi trasero. Estaba excitado, y ella gimiendo y arañando mi mecho hasta que no pude mas, eran tantas sensaciones que aventé mi cabeza hacía atrás, la azote contra el colchón y la almohada y levanté mi pelvis. Ella apretó tan fuerte su vagina que por un momento sentí en no podría venirme, debí levantarla, no se cuanto pero vino el primer disparo, sentí como si semen salió fuerte, en un arco de nuevo levante mi pelvis y de nuevo el semen salió, por ultimo baje súbitamente la pelvis para recostarme bien y salió el tercer pero sutil disparo. Ella se inclino hacia mi pecho. Me abrazó y quería salirse. Yo no quería que eso pasara, quería seguir dentro así que solo la abracé.

Nos besamos y sentía todo, soy una persona un poco asquerosa con los olores pero esa habitación ese día no dejo de oler a canela y vainilla.

(9,50)