Una mamá adoptiva con tetas gigantes (Parte 3)
Cuando entré al baño Paula estaba enjabonada de pies a cabeza, me metí a la regadera y le dije que si quería ayuda. ‘Está bien -me dijo- enjabóname toda mi niño’, eso me prendió aún más. No perdí tiempo, mis manos se abalanzaron sobre esas dos enormes ubres