Mi novia empezaba a chuparle la pija a mi amigo con ganas, estaba como desaforada, se la introducía lo más profundo que podía y se quedaba ahí unos instantes mientras le pasaba la lengua por todos los costados de la verga.
Le conté lo que me pasaba y después de mucho charlar, me confesó que mi marido se reunía todas las semanas en casa de un compañero de trabajo soltero a jugar a las cartas y entre todos pagaban a una puta y el que ganaba se la tiraba.