Rosa está en Buenos Aires trabajando de empleada doméstica. Todo marcha aparentemente bien, pero el hijo de los patrones cree que puede disponer de ella, no solo para las tareas domésticas.
El destino quiso que la hija de un amigo se metiera en problemas en Houston y que tuviera que ser yo quien la auxiliara. Su padre cansado de esa malcriada me pide que la eduque. Al intentarlo, esa pelirroja decide intentar seducirme sin saber adónde nos iba a llevar esa fijación