Marcela

0
20161
T. Lectura: 5 min.

Todo comienza un día que entré a trabajar a una clínica "prestigiosa" de la ciudad. Haciendo mis quehaceres se me acerca una chica llamada Marcela, que en un principio ingresó a hacer sus labores de aseo. Sin embargo, me di cuenta que ella tenía otro tipo de ojos para mí. Con el paso de los días me doy cuenta que esta chica busca estar a solas conmigo, busca conversar mientras buscaba tocarme bajo cualquier excusa.

Yo en ese momento tenía 22 años, además de inexperto en el plano sexo-afectivo, me hice el tonto ya que podía meter la pata, no di mayor avance. Hasta que un día cuando yo paseaba en uno de los patios del lugar, estaba ella con una de sus compañeras, la llamaremos Teresa, conversaban entre ellas. Al verme, Marcela me saluda, al mismo tiempo que sale este diálogo:

-Oye Teresa, voy a ir a comprar para tomar un té, vengo al tiro, ¿vas a encargar algo?

-Ehhh algo para el pan y azúcar, que se acabó.

-Ya, vengo enseguida.

Cuando se alejó de nosotros, Teresa me dice:

-Oye Luis, Marcela dice que tú le gustas mucho y que quiere tener algo contigo, ¿tú no tienes pareja cierto?

Yo sabiendo que ella era casada le dije:

-No, no puedo porque ella es casada y no me gusta ese tipo de cosas.

Aun así, no sé cómo en un par de días ella me dice que quiere salir conmigo. Le digo que bueno y nos fuimos caminando por el Paseo del mar. Me conversaba de muchas cosas, mientras me tomaba de la mano. Hasta que le digo en un momento que me quiero sentar un ratito porque me sentía un poco cansado así que me acosté en el pasto y ella se acuesta junto a mi. Conversando de un montón de cosas me dice de repente "tú me gustas" imaginen mi cara de la impresión.

Ella es una madre de tres hijos en ese momento con 28 años a lo que le digo no, sabes que tú tienes pareja, yo no puedo hacer es. Ya no importa no hay problema me dijo… y no sé qué pasó en ese momento que en menos de un minuto ya no estamos besando. Muchos besos caricias y me dice me moría de ganas por darte un besito, estoy en el cielo y de repente ya al estar tanto tiempo sin nada le digo:

-Oye Marcela

-Dime

-Dame una teta

-Ehhh nos pueden ver

-Como es de noche nos ponemos la chaqueta en la cara y así nadie nos ve. Pensarán en que nos estamos besando.

Antes de poner la chaqueta se saca su teta y le digo “Uy qué bonita es”. Soy malo para las medidas pero esa cabía completamente en mi mano así que se la se la chupo con alevosía y ella se empieza a excitar, paramos un rato y le dije “sabes qué quiero ir al baño”, “ya -me dice ella- yo también”.

Como estábamos cerca del paseo del mar fuimos unos un lugar que era poco iluminado y con requeridos porque estábamos en el Paseo del mar. Ya pues la cosa es que ella empieza a orinar lo hicimos al mismo tiempo y nos alejamos un poquito más y seguimos en lo nuestro.

Pero esta vez le dije “Oye qué pasó” dice y obviamente en el amparo de la oscuridad me ofrece su generosas tetas y ya que estábamos solos le saco la segunda teta y le digo que están muy ricas. Me alterno entre cada una, se las chupaba al mismo tiempo, le pido a ella que se chupe una teta (me encanta ver eso) y empieza a gemir le digo qué te pasa dice que me excita.

Yo también estoy excitado le dije en serio pasa la mano. Ella me dijo ok pero sácatelo. Cuando digo que ya está afuera los toma con su mano y le da un agarrón tremendo mientras no besamos y le digo que me haga un oral con la chaqueta encima porque pensaba que podía pasar alguien.

Entonces una vez que sale y me vuelve a besar le digo “Oye hazme otro oral porque estaba muy rico, pero quiero ver mientras me lo haces”. Y cuando termina me dijo “ya mucho por hoy”. Lamentablemente quedé con unas ganas tremendas de follarla ahí mismo, pero no se pudo.

Pasaron un par de días y ella entra al turno de noche, nos encontramos mientras yo estaba saliendo de mi jornada y me dijo que estaba muy bien. Nos empezamos a besar y me decía que le encantaban mis besos. Me despedí y le dije que nos viéramos al otro día.

Cuando estaba en mi bodega (bastante alejada del lugar donde debía trabajar) llega ella y me da tremenda sorpresa. Nos saludamos y empezamos a darnos muchos besos. Al yo calentarme me acerco a su oído y le digo:

-Oye Marcela

-¿Qué quieres?

-¡chúpame el pene!

-Bueno.

Me apresuré en meterla a la bodega, antes de que alguien pudiera llegar. Cierro la puerta y nos empezamos a besar más intensamente que afuera, de su boca pasó a su cuello y a los lóbulos de sus orejas, pasando mi lengua alrededor de sus aros. Ella sólo cerraba sus ojos y repetía mi nombre entre gemidos y suspiros. Su blusa tenía broches en vez de botones, los cuales me incitan a abrirla de un tirón y levantar el sostén. Ella me dice:

-¡Oye, se dice permiso!

Yo riendo le mordisqueo suavemente un pezón dando a entender que tenía vía libre. Me entretengo un rato lamiendo sus senos, chupado sus pezones, mordisqueándolos, juntando ambos para mamarlos al mismo tiempo. Me saco el pene, ella se arrodilla y empieza a mamar. Muy rico el oral hasta que se para y me dice que se la meta. Se baja el pantalón y le veo una tremenda mata de vellos púbicos y sin nada más se lo metí. Empecé a follarla muy rápido, ya que podía llegar alguien. Cuando empecé a sentir que me faltaba poco, se lo saqué y empecé a sobar, a lo que ella me dice:

-¿Oye por qué lo sacaste?

-Porque me falta poco y no quiero acabar adentro.

-Dámelo

A lo que ella me empieza a mamar de una forma muy distinta a cuando se hace un oral normalmente. No puedo describir la sensación, pero para que se hagan una idea, era como tener una vaina muy apretada en la boca. Eyaculo sin más, pero con cada expulsión de semen, ella trataba con gula, hasta quedar sin nada. Al terminar ella me mira con una sonrisa de oreja a oreja, le preguntó que sabor tiene y me dice que no sabe pero al principio era dulce, después salado y nuevamente dulce.

No podía salir de mi asombro, ya que las experiencias sexuales en los lugares de trabajo solamente los había leído en noticias, con la conclusión de que los protagonistas habían sido despedidos, pero yo había acabado de tener una y sin nadie que supiera nada.

Así pasaron los días, entre mis labores y cacheteos con Marcela, hasta que me empieza a insinuar cosas:

-Oye Luis, ¿sabes? La xxx xxx tiene una casa en arriendo, es muy bonita y económica, ya que ella vive con su pareja y él le paga todo.

-Ah si? Mira tú.

………….

Durante mucho tiempo ella me lanzaba indirectas muy directas, pero ya mi conciencia me empieza a pesar y me digo "para, esto no está bien" a lo que un día ella me dice:

-¿Sabes? Ya no quiero seguir con esto, porque eres muy frío.

-OK

-¿!Viste!?

……

-Oye Marcela, quiero sexo.

-OK, acompáñame al camarín.

Empezamos nuestro faje como habitualmente lo hacíamos y al quitarle el calzón me doy cuenta que estaba completamente depilada. La subo en el lavamanos y la penetro con movimientos suaves al principio, para luego acelerar y darle con todo. Sonaba como chapoteaba su vagina y su excitación subía, hasta mis testículos estaban blancos gracias a ella. Le digo que me faltaba poco para terminar y ne pude que eyacule adentro. Me negué rotundamente y le saqué mi miembro, a lo que ella instintivamente baja a recibir su porción de leche.

Me empiezo a vestir rápidamente. Al terminar me despido de ella, a lo que me dice adiós, con sus ojos muy tristes. A los pocos días me llama bastante alterada a mi teléfono y me pide que decida si seguimos en lo mismo o no, le pido que hablemos esto más calmadamente, a lo que se niega y pide que responda con un si o no. Al ver hasta donde había llegado la situación le dije que no y me corta.

Esta historia es real, ni siquiera cambié los nombres de nosotros. Quizás me he olvidado de algunos detalles, pero decidí escribirla como una forma de expulsar esto que llevo guardado. No he vuelto a tener algo con chicas en pareja.

Si han llegado hasta aquí les doy las gracias. Acepto críticas constructivas, ya que es mi primer relato y es muy posible que haya errores o algo por corregir.

Hasta pronto.

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí