Probando el sabor de su semen

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T. Lectura: 3 min.

Un sábado casi a la noche, esperaba por mi amigo para ir hasta una cervecería a compartir un momento de tragos y esparcimiento.

Debo decir que ese amigo es mi novio en la privacidad de mi departamento.

Lo esperé ansiosa hasta verlo llegar. En la puerta de la casa lo recibí con un beso en la boca, asegurándome que nadie nos viera en esa situación. Luego salimos a la calle caminando juntos, como amigos.

Fuera de mi casa soy un chico común de barrio. Vistiendo zapatillas, chomba y pantalón jogging debajo del pantalón, llevé puesta un colaless negro. Eso me hacía sentir mujer, más estando junto a mi amado.

Ya en la cervecería, frente a frente en una mesa. Conversábamos mirándonos a los ojos pero sin tomarnos de las manos y menos de hacer otras cosas que hacen las parejas de novios.

Allí había mucha gente y música con alto volumen por lo que se debía hablar inclinando nuestras cabezas sobre la mesa. Me sincere diciendo que llevaba puesto colaless. Él sonrió e hizo un gesto con sus labios dando a entender que le agradaba y se mordió el labio inferior. Interpreté que deseaba devorarme. Me sentí halagada por generar en mi novio ese deseo. Él juntando sus pies, aprisiono los míos por debajo de la mesa. Sonreí. Ese pequeño gesto me encendió y fue creciendo mi excitación hasta que una hora y media después salimos del local rumbo a mi casa.

Apenas traspasamos la puerta. Él me dio una palmada en la cola. Giré mi cuerpo para mirarlo, abrazarlo y juntar nuestros labios. Su pene ya erecto se apoyaba en mi vientre. Podía percibir su temperatura a través de la ropa. Nos miramos a los ojos. Le dije: Eres mi dueño. ¡Deseo ser sola de ti!

Me respondió: Te deseo mucho y puedo demostrarlo. ¿Quieres?

Lo besé nuevamente y comencé a desabotonar su camisa. El, levantó la chomba por sobre mi cabeza, y la quitó.

Yo misma me quite el jogging permaneciendo únicamente con el colaless. Luego bajé por sus piernas el pantalón y el bóxer. Ante mí, se levantó su verga oscura, gruesa y palpitante. Acaricié con mi lengua, su glande. La entré un poco en la cueva de mi boca. Hice movimientos de tragar para que el tronco de la lengua presionara sobre ella.

Él se estremeció y suspiró. Yo sentí náuseas cuando tocó mi garganta. Y moví la cabeza para quitarme esa fea sensación.

El intentó sacarla de mi boca diciendo: ¡Voy a venirme! Yo desesperada me aferré a sus nalgas y apreté mis labios. Necesitaba su semen en mi boca por primera vez, ¡conocer su aroma y sabor! Me siento su mujer y debo conocer todo de él, o todo lo que me permita.

Acaricié sus huevos y el perineo, me sentí tentada de tocar su ano y lo rocé con un dedo. Esa caricia lo desestabilizó.

No pudo contenerse más y me llenó la boca con su descarga de semen.

Sacó su verga un poco flácida, babeada y goteando… Yo abrí mi boca y le enseñé mi lengua llena de su semen. Luego cerré mis labios para tragarlo.

El terminó de quitarse el pantalón y el bóxer. Entramos al baño juntos para ducharnos.

Mi pequeño pene también había mojado el colalees. Me desnude completamente, para entrar bajo la regadera de espaldas a él rodeada por sus fuertes brazos.

Permanecimos treinta minutos en la ducha mirándonos bajo la regadera. Yo colgada de su cuello con mis brazos. Levantado la cabeza para llegar con mi boca a su boca.

El ayudando a que llegue, sosteniendo mis nalgas con sus grandes manos.

Luego de espaldas a su pecho.

Abrazada por la cintura, mientras me besaba las orejas, el cuello y mis hombros, presionaba con la parte alta de mi culo en su pelvis.

Cuando comenzó a recuperar la erección de su pene, me propuso hacerlo en la cama.

Después de secar nuestra piel usando las dos toallas. Me cargó en sus brazos y me dejó sobre el colchón. También se dejó caer sobre mí. Quedando inmovilizada con su peso. Únicamente podía acariciar su espalda.

Él se rio preguntando: ¿Qué piensas hacer sino me muevo?

Le respondí: Esperar hasta que tu tengas ganar de hacer otra cosa.

Nuevamente se río y dijo: ¡Tengo ganas de hacer otra cosa!

Salió de estar sobre mí. Me volteó boca abajo. Separó mis nalgas con sus manos y llegó con su lengua hasta mi ano. Lamió hacia arriba y hacia abajo infinitas veces haciendo que gima de gozo. El esfínter fue cediendo su resistencia inicial hasta quedar laxo deseando ser penetrado por sus dedos. Y así lo hizo. Primero un dedo, luego dos y flexionando sus falanges dentro de mí.

Mi amor pidió que me ponga de rodillas sobre la cama. Se posiciono por detrás y su verga se apoyó en mi ano que deseaba recibirla. No tardó en meterla hasta la base. Y comenzó a bombear fuertemente. Me arranco un grito mezcla de dolor y placer, que ahogué apoyando mi boca en la almohada. Continúe gimiendo y temblando. ¡No podía controlar ningún músculo! Mi pequeño pene expulsó un chorrito largo de semen y pis. Luego lloré sin saber el porqué. Inmediatamente mi novio, tomó muy fuerte mis nalgas y las estrujó mientras me llenó con su leche caliente.

Berta

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4 COMENTARIOS

  1. Muy buen relato Berta, reconozco que lo leo masturbando mi culito y llego sin tocarme. No dejes de escribir que mi cola te lo agradece

  2. Felicitaciones Berta! Prueba juntar su semen en tu boca y luego se besan, les va a encantar. Un beso, preciosa!

  3. Querida Berta. Ya eres una mujer que disfruta totalmente todo cuánto puede brindarte un hombre. Y tu le brindas todo como mujer. El momento es hoy. !!! Sin limitaciones al amar.

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