Para este pasado día de los padres, mi amiga Diana me invitó a un asado para festejarlo. Su esposo quien está en sillas de ruedas pues debido a un derrame cerebral quedó sin algunas facultades motoras y necesita de ayuda para funcionar. Esto pasó hace ya algunos años y con Diana venimos cogiendo desde entonces.
Al principio cogíamos a cada semana unos tres polvos y luego con el tiempo y porque ella sabe que por ahí hay otras chicas, hoy la veo una o dos veces al mes. Esta linda mujer le encanta el sexo anal y, creo que se corre más rico cuando se le da fuerte por el culo y ella me lo ha confirmado; le encanta mi verga en su culo. Ella ha sido cómplice de otras aventuras con otras chicas, no es posesiva y le da morbo saber que otras mujeres han experimentado lo mismo que ella ha vivido conmigo en la cama. Diana hoy ronda los 45 y venimos cogiendo desde que ella tenía los 33 y definitivamente tenemos mucha confianza.
Para el asado ella me mencionó que llegaría una amiga con su hija y desde ese momento un día antes me decía: -Las dos se te van a antojar y te aseguro que ambas quisieran gozar de una hermosa verga como la tuya. Mia me ha dicho en confianza que tiene más de tres años sin probar una verga y que su hija Kati que, acaba de cumplir los 18, Mia me ha contado que ya son dos veces que la ha sorprendido masturbándose. Yo le he hablado de ti a Kati y le he dicho que si en verdad quiere experimentar un buen orgasmo tu eres el hombre apropiado para hacérselo sentir. Ahora a Mia le he dicho que eres un hombre encantador, pero que no le gusta el compromiso.
Sé que ambas te van a gustar, pero me suena imposible que vayas por las dos, aunque conociéndote no me sorprendería que ambas me cuenten la cogida que les diste. – Esas fueron las palabras exactas de Diana, pues solo las copie de su texto para agregarla a mi relato.
Llegué a eso de las seis de la tarde y ya había por los menos una decena de personas haciendo ruido alrededor de la piscina. No tuve la necesidad que me las presentara, eran obvio quienes eran Mia y su hija Kati. Vestían unos bikinis de baño que la parte trasera se les hundía en unos suculentos culos y ambas lucían unos cuerpos esculturales como que si se los hubieran mandado a hacer. Pechos de copas 36 CC y unos culos copiados que según mi calculo la cinta métrica mediría 110 cm.
Llevaba mis anteojos oscuros y eso me dio la indulgencia de mirar directamente a esos monumentos sin que pudieran saber el enfoque que tenía. Diana me las presentó y tuvimos una plática larga y bien entretenida con ambas. Ahí me di cuenta de que Mia es la enfermera del ingeniero Lacrosse, esposo de Diana y que su hija va para la universidad becada.
La verdad si las ven juntas más parecen hermanas que madre e hija. Mia solo tiene 34 años … o sea que la tuvo a los 16 y según me contaba Diana, era el producto de una violación de su padrastro quien pasó 12 años encerrado. Mia nunca formalizó una familia y según cuenta Diana, ella ha tenido parejas, pero nada con sentido familiar. Ella como enfermera es autosuficiente y Diana dice que así se quiere mantener y cuando le habló de mí, le dijo que yo era un hombre igual y que podría ser una buena aventura.
En cambio, con la hija le dijo que la llevaría al cielo, que no habría otro hombre que la hiciera sentir como ella ni se lo pudiera imaginar. Diana le apostaba a que Kati no podría tener una relación sexual más intensa que conmigo. Eso es Diana… creo que lo dice porque en el pasado yo llené ese vacío y al igual que muchas mujeres necesitadas de afecto… sabe que yo puedo llenar esos vacíos de expectativa en la cama.
Creo que esa tarde me le insinué a las dos y más que todo a Mia la madre, pues conversamos más tiempo con ella. Intercambié números celulares con ambas y esa noche nos despedimos con un beso en la mejía y nos fuimos a nuestros respectivos lugares. Tres días después veo un mensaje de texto que me decía lo siguiente:
-Sr. Antonio Zena, he hablado con su amiga Diana y me ha dicho que usted seguramente podría enseñarme muchas cosas… usted debe imaginar a lo que me refiero. Nunca he tenido un novio y mi madre se ha encargado de hacerme sentir un miedo al sexo. Yo quiero experimentarlo y Diana me ha dicho que usted sabe cómo extinguir esos miedos. No sé qué pensará de mí, pero Diana habla que usted es muy discreto y eso es lo que necesito de usted… No soy virgen, me masturbo casi a diario, pero quiero aprender del sexo con un hombre de experiencia como usted. Si no le interesa por favor mil disculpas e ignórelo.
Kati, al igual que su madre medirá un metro con 65 centímetros, de un peso de algunas 130 libras y más que todo ese peso está bien distribuido entre esos pechos y un espectacular trasero. Ese día en la piscina realmente era una delicia verlas a ambas, eran una copia de madre e hija. Cuando recibí el texto solo me llegó a la mente Diana, pues la conozco muy bien y ya me imagino como habrá motivado a Kati para que esta chica de solo 18 años se atreviera a contactarme.
Ah olvidaba decir que Diana es bisexual, con ella y su amiga rusa hicimos un trío. Creo que es la única experiencia lésbica que ha tenido Diana o por lo menos eso me ha dicho ella. Diana es una lesbiana pasiva, no creo que sea muy abierta en ello y creo que se inclina más por los hombres y no sé si tiene otros amantes, nunca me ha contado nada de otras relaciones.
Realmente nunca esperé que esto se diera así de esta manera, pues todo era muy directo, nada de protocolos de conquista. Le dije que cuando quisiera llegara a mi casa y que se trajera su traje de baño para pasarlo en la piscina. Resulta que el día en qué quedamos cayó una tormenta con relámpagos y truenos que de alguna manera le dieron romanticismo a la situación.
Kati llegó por la tarde vistiendo una minifalda colorida y una blusa blanca donde los pezones eran evidentes. Desde el principio los saludamos con un beso en la boca, era evidente lo que ambos queríamos. Y una vez más, me pasaba lo que muchas veces me pasa por la mente en este tipo de situaciones: ¿Cómo una chica así de joven y linda quiera coger con un hombre mayor? -Sabía que esto era más que todo la persuasión de mi amiga Diana… ella en verdad tiene talento para motivar y persuadir.
Cuando le di el beso al llegar también le tomé delicadamente una nalga y ella solo me dio una sonrisa muy linda e inocente. No podía creer que una chica tan joven y bella a sus 18 años no haya tenido alguna experiencia sexual. Yo vestía solo un pantalón deportivo y mi camisa polo y fue obvio como me creció la verga al darle ese beso y haber sentido sus nalgas. La invité a algo de tomar y me aceptó un jugo de naranja y nos sentamos en el sofá y cuando ella puso una pierna sobre la otra le vi su calzoncito que parecía de un rosa muy intenso o fucia. Estábamos de frente y ella parecía un poco callada, quizá nerviosa y le di una observación para quebrar el hielo.
-Eres una chica muy linda… imagino que más de alguno te ha dicho lo bonita que eres.
-Gracias don Antonio, pero la verdad que nunca me lo han dicho.
-Sabes Kati, llámame, Tony. Olvídate del “don”, que si vamos a entrar en confianza solo llámame, Tony.
-Está bien Tony. Usted también es un hombre muy guapo. Sabe don Antonio… perdón Tony; Me gustó ese beso, nunca nadie me había besado la boca.
-¿De veras? Difícil de creer. Yo diría que debes tener muchos admiradores deseosos de besar esos labios muy lindos que tienes.
-No le miento, siempre he tenido miedo dar ese paso. Siento que algo malo pueda suceder. Mi madre siempre me ha dicho que el momento apropiado algún día llegará.
-Me alegro de que te haya gustado. Yo me atreví porque recordé tu texto e imaginé tener el permiso de hacerlo.
-No… no me molestó para nada y si me gustó, no se lo niego.
-Lástima que llueva, me hubiese gustado verte de nuevo en traje de baño.
-Por eso no hay problema, me lo podría poner si gusta verme en traje de baño. -Me lo dijo riendo.
-¿Te atreves a modelarme las bragas que llevas puestas? Me gusta ese color intenso rosado.
-¿Qué? ¿Se me nota el color?
-Soy psíquico. -Le dije riéndome.
Pensé que no se atrevería en el momento, pero ella se paró frente de mí y me pidió que le ayudara a removerle la ropa. Me paré y le di otro beso más intenso mientras le sobaba esas preciosas nalgas que realmente son una gran tentación, son espectaculares. Ella solo me dijo cuando despegué mis labios de los de ella: -Usted me pone bien caliente, me gusta como huele. -Yo solo le sonreí y comencé a removerle esa blusa y por cada botón que desprendía regresaba a darle un beso y sobar esas ricas nalgas. La dejé con su brassier y su falda cayó en el piso y me queda ese espectacular cuerpo de una chica de 18 añitos en su primera relación sexual.
Su piel, ese aroma de la juventud era hipnotizante, una piel humectada, sedosa y realmente esta chica me tenía bien parada la verga que estiraba mi pantalón de algodón deportivo. Le pedí que caminara alrededor y no sé si ella se dio cuenta de las cámaras de seguridad, pero hizo un par de pases y ver a esta chica en ropa interior realmente es una delicia. Su tanguita fucia se le hundía en esos hermosos cachetes que te van hipnotizando en ese vaivén del caminar. Hubiese querido meterle la verga en ese momento, pero antes estaba en darle placer a esta chica y la halé hacia mí mientras me sentaba en el sofá y la guíe para que se sentara frente a mí con sus piernas abiertas.
Esos dos pechos son tan hermosos como sus nalgas y ese brassier se los levanta que parece se quieren salir. Ponía mi cara entre ellos y absorbía su olor mientras masajeaba su rico trasero. Le besaba las tetas por encima paseando mi lengua por todo ese entorno sin descubrir los pezones. Sentía como esta chica había encontrado un ritmo rico rozando su panochita contra mi verga y movía su pelvis con ese ritmo delicioso. Pasé a removerle el brassier y me quedaron esos dos hermosos melones con una areola cafesosa y unos pezones puntiagudos alargados. Mi boca atrapó uno de sus pezones delicadamente y haciendo una pausa le pregunté:
-¿Te gusta que te los mamen fuerte o así está bien?
-No sé… nunca me los habían mamado. Así se siente rico.
-Vamos a intentarlo de diferentes maneras, si algo te molesta o no te gusta házmelo saber. ¿Te parece?
-¡Está bien!
Me dediqué a chuparle las tetas al principio de una forma delicada y luego pasé a halarle los pezones con mi labios, los mordisqueaba, besaba su cuello mientras mis manos seguían entretenidas jugando con sus hermosas nalgas y le daba esa sensación de arañeo que ella reaccionaba cuando le deslizaba mis uñas por su trasero. Hicimos una pequeña pausa para sacar mi verga bajándome un poco el pantalón deportivo que estaba totalmente mojado por los jugos de esta linda niña y mi fluido preseminal. Su tanga estaba más que mojada y parecía que no existía esa barrera de esa tela cuando ella se restregaba mi verga en la entrada de su panochita.
Pasé a una mamada mucho más intensa donde le mordiscaba los pezones y se los halaba ahora con mis dientes y fue cuando me lo dijo: -¡Ay que rico… siento que me voy a correr! Diciendo esto estaba cuando Kati aceleró su vaivén de caderas y me lo dijo de esta manera en un aullido de pura excitación: -Señor Zena, me vengo… no aguanto más, me corro, me corro, me corro Dios mío… me corro. Ella dejó de hacer ese vaivén lentamente… y a pesar de no estar adentro de su vagina aun así podía sentir sus contracciones. Ver su rostro satisfecho me llenó de ese morbo para continuar dándole placer a esta chica.
Me preguntó dónde estaba el baño y le señalé por donde debía ir y escuché el grifo de la regadera en la tina… se estaba bañando. Se tomó alrededor de quince minutos y salió ya maquillada y oliendo rico a su perfume. Yo me fui a las regaderas de la piscina y me di un baño también, pero yo solo me tomé cinco minutos y estaba listo para esta vez darle placer oral. Si nadie le había besado los labios de su boca, lo más probable nunca había experimentado sexo oral. Comenzamos con una breve conversación:
-Usted es admirable… no sé si esa sea la palabra. Nunca pensé correrme como lo hice solo sintiendo su cosa. ¿Me pregunto si eso que usted tiene me cabe?
-Kati, solo quiero saber que te la estás pasando bien. A mí me gusta tomarme mi tiempo, dar placer y solo quería saber si debo usar condones. Mi miembro… estoy seguro que te cabe.
-Sabe, su amiga Diana me aconsejó en comenzar a usar la píldora desde hace tres meses. Ella me decía que en la universidad cualquier cosa puede pasar y era mejor evitar a toda costa algún embarazo. Y ya tengo ese tiempo tomándome las píldoras, pues ella me decía que a mis 18 años ella me iba a presentar a alguien que me mostrara lo que es el sexo. Ahora si usted quiere usar condones es cosa suya. Diana me aconsejó que el sexo es más rico sin nada de eso y que a usted no le gustaba ponerse condones.
-Kati, ¿te puedo hacer una pregunta y que me la contestes honestamente?
-Si diga… yo le voy a ser siempre honesta.
-¿Por qué un hombre de mi edad y no un chico de tu entorno? ¿Por qué una chica de tu edad quiere estar con un hombre mayor como yo?
-Don Antonio… perdón; Tony, le voy a ser honesta. Nunca imaginé estar con un hombre mayor que yo, pero su amiga tiene mucha razón. Usted tiene la experiencia de cómo tratar a mujeres y además usted es un hombre muy guapo. Le voy a ser honesta… yo no miro a un hombre mayor que yo… yo veo a un hombre inteligente, a un hombre guapo que me atrae. La verdad que desde que Diana me mostró su foto, deseaba estar con usted. Y esto es todo don Antonio… si usted no me gustara, si no me atrajera un ápice, un tantito así… no estaría hoy en su casa.
En ese momento la invité a pasar a mi habitación… ella estaba admirada de lo grande que era mi casa. Vio el yacusi, la televisión de 90 pulgadas frente a mi cama y esa vista espectacular del río que pasa en un declive atrás de mi casa. Seguía lloviendo levemente y en ese momento esta chica usaba una tanga roja, un bustier negro y unas sandalias, yo solo me cubría con la toalla con la que me había secado. La lluvia había cesado, aunque el cielo se miraba negro y salimos a la terraza donde se respiraba ese ambiente musgo de la frescura del campo. Ella me dijo sin titubeos lo siguiente:
-Tony, aquí quiero que me desvirgue. Nunca imaginé un paisaje más apropiado que este para recordar un momento así.
-Kati, voy a hacer todo lo posible para que este día sea inolvidable.
-Tony… usted sabe lo que hace.
La abracé por sobre su espalda y mi pene estaba entre esas preciosas nalgas solo bloqueada por este nuevo hilo dental. Le besaba el cuello y le decía que ese culo me fascinaba, que sus tetas me volvían loco y que quería comerle ese precioso culo. Ella me dijo que quería chupar mi verga, que lo deseaba tanto que antes a esto soñaba con descubrir su olor y como sabría. De ella salió y me dijo: Tony quiero chuparle la verga y después, puede hacer conmigo lo que usted quiera.
En la terraza que es un espacio con techo también hay una mesa, un par de sofás y un asiento de cuero que parece banca y que puede servir como cama reclinable. Kati se sentó en este último y quitándome la toalla me tomó el pene ya erecto y me le dio una mamada que no parecía de un amateur… esta chica a través del porno en la red se imaginaba lo que uno quería experimentar.
Llegó al punto de meter su lengua en mi culo y honestamente lo disfruté. No me corrí porque esta niña no sabe jugar con los tiempos y la comprendo, es cuestión de enseñarles como dar placer. Mi verga estaba a mil… gruesa y extendida a sus 22 centímetros y era una delicia ver a esta chica como disfrutaba mamándola y ver como entraba y salía de su boca era ahora parte de este hermoso paisaje. Cuando sentía que me quería venir en su boca hice una pausa para sugerir a otra acción.
Alcancé una de las almohadillas del sofá y lo coloqué en esta banca. Guíe a Kati acostarse y en el proceso le quitaba el bustier y me saltaban esas hermosas tetas y le quité esta nueva tanga que ya estaba de nuevo mojada. Uff… que bonita esa panochita, un rajita rosadita y brillante por su humedad y literalmente sus labios parecían los pétalos de una rosa. A esta panochita le podría llamar una florcita perfecta y muy bien depilada y me daban ganas de comenzar a comérsela en ese instante.
Me fui por encima de ella y comencé a chuparle la boca, besos en el cuello, una mamada breve en esos dos ricos melones y mi lengua iba recorriendo su abdomen, le metía la lengua en el ombligo y esta chica gemía sensualmente y me masajeaba la cabeza. Le besé el monte venus y sus entrepiernas antes de llegar a su cuevita mojadita. Comencé a lengüetear su clítoris de forma lenta y se puso muy tensa, sentí como sus piernas me apretaban la cabeza he hice una pausa y le pregunté:
-¿Todo bien?
-Si… es que es una sensación que me pone tensa.
-¿Quieres que continue?
-¡Si usted quiere!
-Yo si quiero, pero quiero que sea algo que a ti te guste y que no estés incomoda.
-Si está delicioso, pero es que me pongo tensa cuando ya me voy a correr.
-Ok, déjame saborear tu panochita un minuto más y luego pasamos a algo diferente.
Esos jugos estaban dulzones, ricos con un aroma de juventud que esa tarde debí haber pasado horas chupando su panochita y ese hermoso culo. Cuando sentí ese apretón de sus piernas de nuevo hice otra pausa y la invité a ponerse de pie llevándola al sofá donde la puse de perrito. Ver ese culo en esa posición es una delicia. Ver esa marca de sus calzoncitos y ese culo y conchita rosadita goteando es una delicia. Pasé a enterrarle mi lengua en ese culo y se lo chupe por un par de minutos pasando a removerle esos jugos que colgaban con mi lengua en su panochita. Ella me interrumpió sino hubiese seguido pegado a ese culo y me dijo: -Métame la verga cariño, me está poniendo muy tensa.
Le puse mi glande a la entrada y le paseaba la cabeza de arriba abajo y de esa manera me chaqueteaba la verga y que ella solo sintiera la punta. Ella movía las caderas como queriéndose meter la verga y estaba tan desesperada que hasta me lo pidió. Le empujé la verga lentamente y sentí ese paraíso caliente y apretado de su panochita y Kati movía las caderas, aunque oía como que gemía más de dolor, pero ella seguía moviendo sus caderas y se escuchaba ese golpeteo de mi pelvis y sus nalgas y el chapoteo de mi verga entrando y saliendo de su rica cueva.
De repente me comenzó a decir: -Tony siento que me voy a venir, dele mas fuerte, dele fuerte, si, así, así, así… que rico, ¡Me vengo…uff me vengo! -Dejé de pompearle la panocha cuando ya daba gemidos más leves y relajados. Y ella me decía lo siguiente:
-¡Tenía razón su amiga Diana! Usted si sabe lo que uno quiere. ¿Y usted no se ha corrido?
-Estoy esperando si existe la posibilidad de que me corra en tu culito.
-¿Quiere abrirme el trasero? ¿De veras lo quieres?
-Kati, lo deseo con todas mis ganas.
-Bueno, usted sabe lo que hace aquí y si algún día tenía que pasar, que bien que sea con usted.
Kati solo me miraba la pija bien erecta y hasta me vibraba y se levantaba el glande. Ella se levantó del sofá y me beso saboreando nuestros propios jugos y me dijo lo siguiente: -Soy suya, quiero experimentar todo con usted. – Me dio otro beso y le dije que su pusiera de nuevo en cuatro sobre el sofá. Puse una almohadilla en el piso y me he hincado a volverle a comer el culo. Se escuchaba el lengüeteo bien intenso y los gemidos de Kati que me inspiraban a seguirle comiendo el culo.
Esas dos tremendas nalgas estaban deliciosas, potentes y pasé comiéndole el culo unos 10 a 12 minutos y me dijo que pensaba que se iba a correr y este lengüeteo solo fue en ese culo y me dijo de repente: -¡Dios mío, me vengo, me estoy corriendo… que rico Tony, que delicioso! -Le chupé el ojete hasta que se le volvió una especie de cosquilla para ella.
-Por Dios, usted si vuelve loca a una mujer. No ha terminado el día y ya estoy pensado y ver si tiene tiempo para que me coja mañana. Usted me va a convertir en una ninfómana. -Lo decía riendo.
-Cuando gustes puedes regresar.
-No me diga eso, que le puedo tomar la palabra. ¿Y ahora me va a coger el culito?
-¡Lo deseo mucho!
-Ya se lo dije… quiero ser toda suya.
Se puso ella misma de perrito y le he echado una escupida a ese ojete y comienzo la penetración. Qué culito más apretado tiene esta chica y con paciencia se lo fui dilatando hasta que mi glande entró y dio un buen gemido. Le dije que se relajara o quería que se lo sacara. Me pidió que se lo sacara y que se lo volviera a meter, que esa sensación de dolor le había gustado. Repetí aquello una docena de veces hasta que ella misma movía la pelvis y poco a poco se hundió mi verga. Me pedía que se la sacara toda y que se la volviera a meter y me dijo: ¡Nunca pensé hacer esto Tony! ¡Me encanta, que delicia! -Esa voz llevaba timbre de erotismo y comencé a taladrar ese culo…
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