“Nunca digas nunca”, dice un refrán, y vaya si es sabio.
Hace mucho tiempo somos amigos los 4 y compartimos viajes, fiestas, momentos, charlas. Muchas veces hemos tocado el tema de las infidelidades en las charlas, incluso juzgando a otras personas por seducir o ser infieles con personas cercanas a su pareja, yo no juzgo jamás pero tampoco he expuesto ningún contrapunto en esas charlas para no quedar como una desubicada y sencillamente asentía u seguía el flujo de la conversación acordando con el resto.
“Yo nunca haría eso”, decían los otros tres y yo agregaba “¡obviamente! habiendo tantos hombres y mujeres por que hacerlo con la pareja de una amiga”.
Sin embargo, yo sabía que esas frases estaban cargadas de hipocresía, si bien no pensaba en ese hombre como alguien con quien tendría algo, yo ya había sucumbido a la tentación con otro anteriormente y conocía tantos otros casos que dudaba de que realmente ellos 3 estuvieran realmente convencidos de lo que decían.
Aun así, para mi internamente, no existía la posibilidad de tener algo con el novio de mi amiga y amigo de mi novio y tampoco pensaba que él quisiera algo conmigo específicamente.
Pero, siempre hay un pero… las cercanías, los roces, los momentos a solas, comenzaron a generar esas sensaciones internas, ese deseo de estar cerca, de hablar de cerca, de sentir la humedad en mi vagina sin haber tenido un pensamiento sexual y por el solo hecho del momento de cierta intimidad. Eso que ocurre cuando hay deseo, sin que mi cabeza aun lo procesara conscientemente.
Es como una bomba que se va armando de a poco, como jugar con cosas inflamables, hasta que una chispa desata el incendio.
Esa chispa, minúscula pero disparadora, ocurrió en nuestras últimas vacaciones, en Tailandia.
Los cuatro en el agua tibia y transparente, en un paisaje de ensueño, preparándonos para una foto que le pedimos a un extraño que nos saque con mi celular, sentí que él me tomaba de la cintura para atraerme hacia atrás para encajar mejor en la foto, pero su mano me tomó diferente a otras veces, también el alcohol en abundancia que todos habíamos tomado durante el día nos daba cierto atrevimiento en nuestras acciones, así que me deje arrastrar hacia atrás y ayudé incluso hasta hacer tope con él.
Nadie vio nada extraño, en la foto solo se me ve delante de él, mi amiga a mi lado y mi novio detrás de ella, nada raro, salvo que yo sabía que la distancia entre el novio de mi amiga y yo no era la misma que la de mi amiga y mi novio, yo había sentido su pito apoyarse en mi nalga izquierda y yo sabía que yo me había dejado arrastrar a ese punto. Yo sabía también que mientras el extraño se tomaba su tiempo para tomar la foto, ese pito había comenzado a ponerse duro, había latido contra mi culo mientras nuestras caras sonreían para la foto.
Fue algo de un momento, pero como dije antes, la chispa que inició todo.
No hubo miradas cómplices ni conversaciones que tocaran el tema, pero ambos supimos lo que había pasado ahí.
A partir de ese momento, nuestros momentos de cercanía eran algo más cercanos que antes, buscábamos generar esos momentos, mi cuerpo recordaba y me excitaba con sus habituales caricias que nunca era subidas de tono, eran las habituales, pero ahora se generaba cierta electricidad entre ambos.
Lo siguiente que ocurrió, ya de regreso, estábamos compartiendo con amigos una tarde de asado y piscina y estando ambos en la piscina y hablando con otros amigos, él estaba dentro del agua, pero apoyado sobre el costado con el agua hasta debajo de su pecho, sus piernas estaban abiertas, yo me acerqué para participar de la charla, el agua estaba en movimiento, a mí me llegaba hasta casi el cuello, por lo cual mi estabilidad no era muy buena, me movía mucho.
En un momento, yo quede entre sus piernas, seguíamos conversando, pero sentí nuevamente su pija, debajo del agua, erecta, dura, rozar con el costado de mi cadera.
Esta vez mis pensamientos se nublaron, dejé de aportar a la conversación, toda mi atención paso a ser su pija, ¿por qué ya estaba dura? ¿acaso él estaba deseando que yo me apoyara en él? ¿estaba ya fantaseando conmigo?
No pude evitar dejar que el agua me moviera y generar más roces, ya sentía mi vagina mojarse internamente, disfrutaba de cada contacto de su pito duro con mi cadera.
El seguía conversando como si nada, yo en cambio estaba super caliente y no podía casi interactuar en la charla. Para colmo, como yo me movía, sentía como su pito daba saltos cada vez que tomaba contacto conmigo sin que nadie lo viera.
Ya a esa altura yo deseaba que se fueran todos y poder agarrar esa pija dura y pajearla y chuparla como una desesperaba, mis pensamientos en ese momento fantaseaban esas cosas, mientras el resto hablaba de ¡vaya a saber que!
Esa noche yo garché como una loba con mi novio, estaba super excitada, se la chupé con los ojos cerrados imaginando que se la chupaba a nuestro amigo.
A partir de ahí, algo cambió, las caricias eran diferentes cuando estábamos a solas, las conversaciones tocaban tomas sexuales más a menudo que antes, nuestras miradas eran diferentes, con cierta complicidad.
Yo sentía culpa, por supuesto, pero el deseo era cada vez mayor.
Siguió un viaje a Puerto Rico, al segundo día, mientras mi novio y mi amiga se fueron a supermercado a comprar provisiones, nos quedamos como tantas otras veces, solos.
Yo tenía puesta una remera sin mangas holgada, no llevaba corpiño debajo, día de muchísimo calor, debajo un short muy corto. Él estaba con un short de baño y nada más, su torso desnudo, algo sudado. pero emanando un rico aroma a perfume.
Sentados ambos en un banco a la sombra en el patio nos pusimos a conversar. Cerca el uno del otro, de pronto veo su mirada posada en mi escote, no digo nada, pero sé que está deseando que me mueva de alguna forma donde mis tetas se dejen ver más.
Se que de costado mi remera va a dejar ver más si me inclino de cierta forma, me estiro hacia adelante para tomar una lata de cerveza y adrede estiro el brazo que esta de su lado.
Atenta a sus movimientos me giro al momento exacto para atraparlo mirándome, inmediatamente apartó la mirada, pero era tarde, lo había expuesto demasiado obvio.
“¡Me estas mirando las tetas!”
Su mirada cambió y para mi sorpresa no anduvo con rodeos.
“Si, ¡y no me vas a decir que te moviste así sin querer! somos grandes Ro, estamos solos y no necesitamos caretearla ya, los dos nos tenemos ganas”
La verdad es que no esteraba semejante confrontación, pero tenía razón, llevábamos un tiempo ya con esos juegos de seducción y somos grandes.
Pero aun así quise segur jugando a la sorprendida.
“¿Te excitaste con mis tetas?” le pregunté, con todo el morbo del mundo en mi cabeza y mirando a su pija mostrándose parada debajo de su pantalón.
“Que a mi se me vea la excitación y a vos no, no significa que no estemos igual de calientes” me respondió, al mismo tiempo que se acercaba y me hablaba más de cerca.
“Si, en este momento solo pienso en que quiero sacarte la remera y chuparte las tetas Ro. Se sincera y decime que estás pensando vos ahora”. Esa última frase me lo dijo tan cerca de mi cara que pude sentir su aliento en mi boca.
“Que esto está mal pero tenés razón, hace rato que nos venimos calentando el uno con el otro y ya sabes como soy en ese aspecto porque lo hablamos mil veces, si, estoy pensando en que me chupes las tetas y chuparte la pija, hace rato que fantaseo con eso, me masturbe muchas veces imaginándomelo e incluso se la chupe a Héctor imaginando que era la tuya”.
Se que fui hasta obscena en lo que le dije, pero estaba muy caliente y teníamos demasiada confianza.
Lo siguiente ya fue besarnos apasionadamente, mientras nuestras lenguas se entrelazaban me quitó de inmediato la remera y sus manos masajearon mis tetas, las apretaba haciendo que mis pezones se pusieran cada vez más duros.
Yo llevé al mismo tiempo mi mano a su pija que tanto deseaba. Primero por sobre su short pero rápidamente se la saqué para pajearlo mientras nos besábamos.
Estaba dura, venosa, llena de líquido preseminal que pegoteaba mis mano. Yo lo pajeaba con fuerza y velocidad y él me chupaba las tetas haciéndome calentar como nunca.
Sabíamos que no teníamos tiempo de garchar, pero estábamos tan excitados que debíamos saciarnos antes de que llegaran mi amiga y su amigo.
Él bajó sus manos para introducir sus dedos en mi conchita que estaba empapada en ese momento, abrí mis piernas para recibir sus dedos que se introducían y masajeaban mi clítoris con maestría.
Yo se la quería chupar pero la posición no me lo permitía, el me estaba chupando las tetas como un desesperado, me decía las pajas que me había dedicado después de cada roce de su pija conmigo desde ese primer día en Tailandia, las ganas de chuparme las tetas, lo puta que yo era, que me quería hacer el culo al tiempo que uno de sus dedos se metía en mi ano mientras seguía masturbándome.
Yo estaba en el paraíso y me dirigía rápidamente a un orgasmo, me moría por hacer que me acabe en la boca pero no podía ponerme en posición, solo lo pajeaba alternando fuerza y velocidad con pasar suavemente mis dedos por su glande todo pegajoso.
“Hijo de puta, me vas a hacer acabar… ahhhg” y exploté en un hermoso orgasmo haciendo que le apriete con mi mano la pija que latía dura y venosa.
Ni bien me recompuse del orgasmo me agaché y fui directo a su pija viendo que él también estaba por acabar. Me la pasé por la nariz y olí profundamente disfrutando cada centímetro, me encantaba sentir esa pegajosidad en mi cara mientras lo pajeaba y se la empecé a chupar como una desesperada hambrienta de pija, la metía y sacaba fuerte y rápido de mi boca pajeándolo y masajeaba sus bolas con la otra mano, jugué con mi lengua en su glande rodeándolo.
No duró casi nada hasta que los potentes chorros de leche saltaron dentro de mi boca. Yo succioné y tragué hasta que no salió mas semen y se la dejé completamente limpia.
En ese momento escuché llegar el auto, corrí hasta el baño, no podía recibir a mi novio y mi amiga con tanto olor a pija y semen en mi cara y manos.
Alejandro se quedó lavándose las manos en la cocina.
Y ahí estábamos luego los 4, charlando como si nada preparando la comida, tomando cerveza y riendo como siempre, pero dos de nosotros con la consciencia sucia, habíamos hecho eso que siempre dijimos que nunca haríamos y sabíamos que no iba a terminar ahí.
![]()
Woow, ¡Qué arrechera la tuya! Lo prohibido es tan rico!