Economista y prosti: Entregada a un desconocido (2)

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T. Lectura: 8 min.

Continuación de la Parte (1)… disculpen la falta de sexo de Parte (1) ja ja.

Nuevamente, mi salvación fueron mis clientes, estaba loca por experimentar la entrega, y mis clientes y Tommy, me daban placer y hacían pasar rápidamente los días.

Finalmente un jueves a mediodía recibo una llamada de mi amor: se hace el siguiente sábado en la mañana.

Con Tommy el viernes a la noche, preparamos en lugar. Para que al entrar a mis oficinas no sospecha que sería yo la dama a entregar, cubrimos la placa de bronce de mi compañía con un cartón que decía “Vacaciones”. No extrañaría a nadie de las poquísimas personas que circulan por Ciudad Vieja un sábado a la mañana temprano.

La cita, el sábado a las 8 y 30 am. Tommy anunció que lo esperaba con la puerta del garaje abierta para que guardara su coche muy discretamente.

Planificamos todo, atendí clientes el viernes y el viernes a la noche dormimos y cogimos en la oficina, que como saben tiene no solo un dormitorio sino dos, uno sencillo en planta baja, y la suite subiendo una escalera.

Llevé toda la ropa que juzgue necesaria y planificamos la entrega una vez más.

Tommy fue a la vereda, abrió la puerta del garaje, que es suficiente para dos coches, y esperó.

A la hora convenida, se presentó Juan. Estacionó y entraron por la puerta de calle de la oficina.

—¡Parece una oficina! Dijo Juan. —Lo es, es la oficina de trabajo de mi esposa. Pero no te preocupes, hay mucha comodidad, ya verás, hay dormitorios por si debido a razones de trabajo debemos dormir aquí.

——¿Ella ya está aquí? Estoy ansioso y nervioso. —En unos minutos la conocerás… Pero me gustaría que antes, la vayas apreciando en su plenitud, en la pantalla gigante, así tienes tiempo de arrepentirte si no es de tu agrado.

Y Tommy encendió el televisor y proyectó desde su celular un nuevo video que había preparado, en tomas sin mi rostro o pixeladas.

Se sentaron en el gran sofá frente a la tele y comenzó la proyección. El el video se alternaban secuencias de fotos el el crucero, (¿lo recuerdan?); en Chihuahua, playa naturista; en la piscina de la casa de mis padres en Punta del Este. En todas ellas con muy reducidos bikinis, salvo las de Chihuahua en donde caminaba desnuda.

Los videos que completaban la proyección eran de tomas desnuda, juguetona en la cama, o masturbándome, siempre sin mostrar la cara o con cara pixelada. Finalmente, una breve toma de mi suegro cogiéndome en cucharita y también analmente, pero con las dos caras pixeladas.

—Ese no eras tú, dijo Juanjo. Pero que bien coge y la cogen. —Claro, quizás y solamente quizás, algún día sepas quién le está dando. Y quedó esa duda en el aire.

—Entonces, ¿Te quedas? Le pregunté.

—¡No podría pensar en irme después de ver esto!

—Quiero que sepas que cada uno de nosotros amamos profundamente al otro, hemos sido amigos de escuela y noviecitos de secundaria, luego novios y ahora matrimonio, muy feliz. Pero nos encantan las variantes en el sexo, y ahora te presentaré a mi esposa, la señora Sofía xxx.

Ojalá pudiéramos mostrarles la cara que dice Tommy que puso Juan José en el momento de oír mi nombre.

Justo entonces, entré yo. Sin darle a Juanjo el tiempo de reaccionar al golpe sorpresivo de mi identidad.

Vestía algo muy sencillo y a la vez muy lindo a mí parecer. Total inspiración griega de mi modista, basada en los “chios” de las hetairas. Pero, sabiendo el uso que yo le daría, su inspiración la llevó a modificar lo que debería ser una sola pieza hasta los tobillos, cortándolo a la altura de la cintura.

La parte superior, muy sencilla, cruzada, se cierra sobre el hombro izquierdo con un broche que es parte de un juego de broches que traje de París. Primorosamente hechos en bronce dorado, lucen como oro, de forma un tanto circular pero con borde irregular, tienen punzonado un rostro de mujer.

La parte inferior de mi outfit, aún más sencillo si cabe, una tela igual, que me cubre hasta los tobillos, también sencillo cierra a la izquierda, sobre la cadera, pero deja totalmente te expuesta la pierna de ese lado, por un corte en la tela, cuya parte derecha solamente te llega a mi cadera para prenderse con el broche.

Al cuello, una cadena de oro, con un tercer medallón igual a los broches, que cae entre mis tetas. Sandalias de taco alto, ¡en época griega no existían stilettos! Ja ja

—¡Sofia! atinó a exclamar Juanjo.

—Ella misma, mi esposa… dijo Tommy. ¿Te molesta?

—Les juro, al ver las fotos, yo pensaba que así debe ser el cuerpo de Sofía. ¡Y lo es! ¡Me asombran y estoy feliz!

—Hoy será tuya, dijo Tommy mientras hacía ademán de sentarnos. Así lo hicimos, hablamos largo rato, yo abría cada vez más la abertura de la falda de mi “Chíos “ mientras nos conocíamos un poco, aprendíamos quién es cada uno, y le explicábamos a Juanjo cuanto deseábamos este momento pues “Tommy nunca me había podido entregar totalmente a un hombre que él convenciera”.

Mi marido comenzó a acariciar mis piernas, “mira Juanjo, que bella piel tiene, dijo mientras descubría mi pierna izquierda hasta el pliegue de la ingle”, sin que se viera lencería, pues no la había.

—Amor, dije; seguramente el caballero que me has traído desea conocerme mejor… y me puse de pie.

Tommy hizo lo mismo, diciendo que Juanjo disfrutaría de ver a pleno lo que sería suyo minutos después.

Me abrazó por la cintura, y levantó la falda de mi indumentaria, mostrándole mi culo sin prenda alguna. Luego la dejo caer. Desprendió el broche de mi top, y lo arrojó lejos.

Siempre conmigo de espaldas a Juanjo me desprendió el broche de la falda y la hizo caer.

—Mirá lo que vas a tener, dijo Tom mientras me hacía girar, es toda para vos hoy. Yo me mantuve erguida, mirando arriba, como diciendo “estoy aquí esperando que me tengas”.

—Juanjo dijo Tommy, quiero llevarla al dormitorio para que allí sea tuya, síguenos por favor. Me tomó de la mano y subimos la escalera que lleva a la suite. Yo trataba de mover delicadamente mis caderas para atraer aún más al invitado.

Él subía tres escalones atrás, y cuando llegamos al piso de arriba, Tommy le dijo que esperara un momento.

En el dormitorio, bajó apenas la intensidad de las luces usando el dimer, me acosté sobre mi costado izquierdo, de espaldas a la puerta, y Tommy se cercioró de que flexionara un poco mi pierna derecha de tal modo de exponer a la vista mi concha.

—Por favor, amigo, entra.

Juanjo entró, seguramente me abarcó totalmente con la mirada y dijo “Quiero comer esa concha”

Yo me di vuelta, me paré al lado de la cama y le dije: ¿y las tetas?, mientras las sacudía y el medallón entre ellas acompañaba el movimiento.

No contestó, simplemente preguntó a Tom: ¿Puedo? Y Tom dijo: “Es tuya desde ahora”. Y se fue a sentar a una silla lateral a la cama, delante de la ventana a la calle.

Juan no perdió tiempo. Metió su cara entre mis tetas, las acariciaba, las amasaba. Y mientras tanto yo le dije: “Amigo, estás vestido, quiero verte”. Pidió disculpas ja ja, y se desvistió.

Que agradable sorpresa cuando se quitó el bóxer. Ya lo había visto desde que entré al salón de abajo, debía de tener la pija dura. Pero verla ahora, al desnudo fue una sorpresa. Más bien larga y sin dudas gruesa, no es enorme ni de actor porno, ¡pero es una bella verga! La cabeza cónica, perfecta para penetrar sin esfuerzo, se veía muy dura, y es de las que se curvan hacia arriba, como las esculturas de los sátiros en Pompeya.

Me estrujaba las tetas, las lamía, pasaba a manosearme el culo y volvía a las tetas.

¡De rodillas! Y fue más orden que pedido. Me arrodillé y comenzó a frotarme la verga por la cara, a veces la ponía en los labios y luego la retiraba. Dos o tres veces tomó el medallón que colgaba de mi cuello y restregaba la verga en la cara grabada en el medallón.

Mientras tanto Juanjo se dirigió a Tom:

—¿Así te lo imaginabas Tom? ¿No te ofende ver a tu señora en manos de otro? ¿No te molesta ver como le chupan las tetas o le tocan el culo? Porque vas a ver más cosas… una faceta levemente provocadora de Juan que me gustó.

—No, no me molesta, me gusta, es lo que les pedí… aunque no es fácil… te entregué a mi novia, a mi esposa, una dama, profesional universitaria, emprendedora y bella.

—A quien ahora le voy a chupar la concha y me va a chupar la pija, ya lo verás.

Se tendió en la cama y me guio a un 69. Abrí bien mis piernas y calcé mi concha en su boca, para que su lengua trabajara a gusto. Y vaya si me daba placer.

Pude meterme la verga en la boca, disfrutando de su grosor. Comencé a chupar y a lamer, está totalmente afeitado, a veces a causa del grosor de la pija, se me escapaba saliva por la comisura de los labios, sacaba la verga de la boca, sonreía y le guiñaba un ojo a mi marido, yo sabía cuánto gozaba con este juego, y veía como abultaba su pija, que tanto amo.

Cuando ya su oral me tenía al borde del desmayo, me levanté, giré y le di a mamar mis tetas. Las disfrutó nuevamente y con entusiasmo, el colgante de mi cuello golpeaba su cara, de nuevo amagué sacarlo y de nuevo dijo que lo dejara, también lo lamía junto a mis tetas.

Hasta que me puso en cuatro. Se dispuso a comenzar a cogerme en esa posición, se salivaba una mano y me la pasaba por los labios de la concha y también me ensalivaba las tetas.

—¿Querés ver de cerca como le entra? Le dijo a Tommy mientras su glande recorría sin cesar los labios de mi cuca.

Tommy, fingiendo absoluta obediencia se acercó y miró. La verga de Juanjo entró en mi cuerpo como un rayo, su cabeza cónica era ideal para penetrar y su grosor ideal para disfrutar. Se me escapó un: ¡Ahhh que pijazo! Dicen que “en cuatro todas las vergas son buenas”, imaginen sentir una que ya es buena de por sí. Yo estaba en las nubes, mis tetas se sacudían y el colgante daba contra ellas.

Cuando me acabó fue llegar al cielo. Lo sentí vaciar en mí su caldo de vida tibio, su miel viscosa. Siguió bombeándome uno o dos minutos y luego la sacó.

Su pija estaba cubierta de leche y flujo y la refregó contra mis tetas y en el colgante (¿algún fetiche quizás?), lo que quedó dentro de mí, chorreaba por mis muslos.

—¿Te lo imaginabas así Tommy? ¿No te ofende?

—Me encanta, y quiero ver más…

—En cuanto me recupere verás mucho más.

Y de nuevo me llevó a chupársela. Puse toda mi dedicación, le lamí y chupé las bolas, le lamía el tronco de abajo hacia arriba y le chupaba la cabeza, luego le lamía la cabeza y volvía a los huevos. Hasta que tomé la iniciativa de lamerle el culo.

Eso hizo que de inmediato su poronga volviera a la dureza total. Evidentemente el beso negro lo encendía, más si un dedo escarbaba un poco su esfínter.

Me puso boca arriba y pasé las piernas sobre sus hombros. Pero algo me llamó la atención, mojaba sus dedos con saliva y me comenzó a mojar el culo, cada vez más, y jugaba en la entrada de mi esfínter con un dedo bien ensalivado. Ya no tuve dudas cuando me dijo, sujétate las piernas así puedo ponértela bien.

Acerqué mis piernas a mi cuerpo y las sujeté.

—Vení a ver cómo voy a culearla, fue la grosera indicación a Tommy, que se acercó.

Por suerte estaba relajada, la conicidad del glande me decía que entraría fácil, el resto… bueno, ya se vería.

Ensalivó su verga una vez más, no pidió gel, ni se lo ofrecí, decidida a probarlo solamente con saliva.

Ante la mirada de Tom, puso la cabeza de la verga en mi agujero, y empujó, sin pausa, con fuerza.

La cabeza “entró como si nada” pero el tronco costó, era más difícil y me empujaba, yo clavaba mis uñas en mis piernas sosteniéndolas, respirando por la boca.

Cuando entró toda y sus bolas golpearon mis nalgas, un largo “ahhh“ salió de mi boca. Que la verga no fuera corta ayudó al vaivén, arrodillado, me dio pija sin pausa, cada vez más velozmente cuanto más respondía mi culo dilatándose.

Aún tuve fuerzas para decirle “No me acabes adentro, no me gusta” .

Siguió culeándome a placer, hasta que la sacó, un sonoro “plop” indicó que mi querido orificio se cerraba. Se adelantó por encima de mi cuerpo y comenzó a pajearse. Su gusto fue tirarme la leche en la cara y en el pecho. No me disgustó, más bien al contrario. Como otras veces, recogí con los dedos la leche de mi cara y la llevé a la boca, pero el esperma de las tetas lo levanté con mi medallón y procedí a lamerlo, mirándolo a los ojos y viendo su alegría.

Tirados en la cama, hizo señas a Tommy de que se acercase y preguntó: —¿Estuve bien? Te pido disculpas por el tono de las sugerencias, pensé que era lo que querías, ver cómo se aprovechaban de tu puta esposa. Por eso te hablé así, no para ofenderte, y menos a Sofía.

Eso nos reconfortó, había entendido y hasta forzado nuestros deseos, nos había hecho sentir como nadie, y ahora nos pedía disculpas y aclaraba todo. Un genio.

Seguimos conversando, y era evidente que el tema iba a plantearse después de esa tremenda cogida… —¿Podré verlos nuevamente?

—Mmm respondí yo, difícil, pues no sabes algunas cosas. Eres el primero a quien Tommy me entrega para que me posean gratis… Pero otros me han tenido, para mi beneficio, y lo dejé ahí, esperando que entendiera el mensaje.

—¿Sos puta? Preguntó con cierto asombro y sin medir sus palabras. ¿Te contratan?

—Putifina, de lo mejor y más caro, con un arancel de 2500, antes que preguntes.

—Ufff no lo imaginaba, entonces alguna vez mi bolsillo sufrirá, dijo, resignado a pagar.

—Sí, pero hoy ha sido gratis, y lo has disfrutado, tu pija casi parada me lo dice, le respondí mirando a su entrepierna. Ahora sabes muchas cosas que ignorabas, ¿te animas a coger nuevamente?

—¿Lo harías? Y mirando a Tommy que sonreía: ¿Puedo? ¿No es broma?

—Claro que puedes, te la he cedido para que la disfrutes.

Lo único que lamento es no tener palabras (creo que nadie las tiene) para describir lo que sentimos yo o cualquier otra mujer al recibir dentro ese néctar de vida que nos dejan los hombres. Y por cierto yo también gozo mucho cuando escurre por mis muslos.

Juanjo debía volver a su casa cuanto antes, nos duchamos rápidamente y nos besamos un poco. Pero los tres convinimos algo, lo habíamos pasado muy muy bien y nos citamos para en agosto tomar un café los tres y rememorar lo disfrutado, y nos prometimos Juanjo y yo que le compensaría lo poco que nos habíamos besado.

Hasta la próxima. Besos

Sofía.

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8 COMENTARIOS

  1. Hola Antonio! Que linda tu propuesta, una vez estuvimos en Cancún y me encantó visitar, aunque no tirarme al agua, dos cenotes más o menos cercanos. También me encantaron Tulum, Chichén Itzá y otros lugares por allí. No dudes que se disfrutará y me podrás fotografiar y quizás filmar en acción. No te voy a defraudar.
    Un beso.
    Sofi.

  2. Gracias siempre es un placer esperar tus relatos y hacernos el dia con tanta entrega que me la pones bien dura cada vez a leo tus relatos

    • Ayyy Antonio! Tu siempre tan caballero halagando mis relatos. Te agradezco muchísimo, y ojalá algún día te lo agradezca en persona. Me encantan las,personas que me siguen y me escriben. A veces temo aburrirlos, pero sé que como son relatos reales, cada uno es un poco diferente y siguen gustando.
      Un besito.
      Sofi.

      • Amiga sofi no me canso de leerte aveces los leo dos o tres veces me tienes ya con la riata a todo lo que da y con el suspendo de los nuevos relatos que nos escribiras y ni dudo en lo mas minimo que seran de igual que intenso que loa anteriores y claro que te viy a recibir con los brazos abiertos aqui en tu casa de playa del carmen es mas me tomare unos dias para llevarte a los cenotes y tomarte miles de fotos para que vea la naturaleza que llego nuestra itaman nuestra diosa de la selva

  3. Gracias MVD. Lo de escritora, es lo que me va saliendo…lo de PUTIFINA, bueno, cada vez me gusta más, lo disfruto, rinde, y lo más importante, mi marido me comprende, me apoya y hasta me busca contactos y disfrutamos ambos. Que más puedo pedir?
    Beso y lengüetazo allí mismo.

  4. Me encantó la miscelanea que haces con elementos de la antigüedad en el relato y lo bien que utilizas los accesorios siempre, en este caso más que nada el medallon…
    Se nota que tenes oficio tanto como de putifina como de escritora. Te mando besos chanchos y esperando a que me des entrada para poder atenderme contigo y poseerte cuanto antes🔥💥😋😘…

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