Queridos lectores:
Hago lo posible por ponerme al día, pero el trabajo es mucho; la aventura con Juanjo (el casi desconocido), conquistar a mi amiga de la Universidad y dos viajes, uno al norte de Uruguay y Punta del Este y uno a Argentina, me quitan tiempo, ¡aunque suman experiencias y money! Al momento de escribir éste reporte, he regresado del viaje al norte, y viajo a Buenos Aires el próximo lunes 4 de agosto.
Aunque no lo crean, Francisco, Paco, ya nos llamó al día siguiente de lo que les relaté. A mi me agradeció los momentos vividos y haberlo elegido para esa aventura, todo en tono muy caballeresco (por cierto no le dije cuánto me gustó su hermoso miembro viril o pija, ja ja). A Tommy, en una conversación mucho más extensa, le agradeció lo mismo, le expresó su voluntad de ver el tema económico para hacerse mi cliente, le expresó su admiración por cómo Tommy fue capaz de entregarme y presenciar todo.
Y… por supuesto, sugirió si podría haber una segunda vez, “ya que creo que los tres lo pasamos muy bien”.
Tommy agradeció todo y simplemente dijo que conversaría conmigo.
Como mensaje para quien me lo ha preguntado, mi cuenta de relaciones (o Body Count) hasta hoy 29 de julio, es de 36 personas, y si quieren más datos, 34 caballeros y dos mujeres, desde fin de enero 2024. Antes de enero 2024, solamente, únicamente, mi amado Tommy, el hombre de mi vida.
Ya saben que sin apuro, después de estar con Maca y otra amiga (muy tímida) en Colonia del Sacramento un fin de semana largo, y habiéndolo hablado con Tom, me dispuse a conquistar a Maca, a quien pude ver desnuda, ella también me vio. Me encantó.
Hemos salido a tomar té o café y en una ocasión la hice conocer mi oficina, en lo físico, fui avanzando desde los besos de mejilla y aire usuales como saludo en Uruguay, hasta a veces tomarle la mano o el brazo para enfatizar algo que le estaba diciendo.
Desde eso, avancé una tarde al despedirnos hasta que como sin querer y con apuro, el beso se transformó en un pico (un beso de labios muy liviano y casi que no comprometedor). Nunca me mostró disgusto ni resistencia.
Un día casi de noche, ella había pasado a saludarme por mi oficina, yo estaba sola, aunque con cliente a las 10 pm y me ofrecí a llevarla a su casa, pues ella estaba sin coche.
Conversamos y la llevé a su casa, pues debía volver a la oficina antes de las 10 pm y tener tiempo de prepararme.
Cuando llegábamos a su casa, estacioné a unos 100 metros de distancia, me giré un poco en el asiento soltando el cinturón de seguridad. Y le dije:
—Quiero hablar algo contigo, mañana de mañana ¿dispones de una hora? Puede ser temprano si quieres, te espero en mi oficina a partir de las 8.
—Si, puedo ir, pero ¿Qué pasa? ¿Problemas con Tommy o económicos?
—Te lo digo mañana, pero no es nada de eso, yo pienso que es algo positivo. Pero si puedes solucionar para llegar más tarde al trabajo, por si toma más de una hora.
—Mañana paso por allí, y lo del trabajo, tengo libertad de horario. Iba a bajar del coche y giró el rostro para despedirse, volví a darle un pico, quizás un segundo más largo y la llevé en el coche hasta la entrada del edificio donde vive.
La noche fue intensa. Manuel, el separado en trámite de divorcio estuvo fogoso y divertido. Siempre que puede me pide para pasar la noche (recuerden que no pongo límite de tiempo ni de prestaciones, auténtico servicio de novia). Cuando se fue, me di un largo baño de inmersión y me preparé para mi cita con Maca. Entusiasmada y al mismo tiempo intrigada por lo que podría pasar, aunque yo sabía que el rechazo era una posibilidad. Me vestí “interesante y accesible”, no escandalosa. Tacos altos, mini (no micro) falda negra, un sweater de cuello alto, turquesa; y debajo un lindo conjunto de tanga tipo hilo y soutien media copa todo color turquesa.
Eso sí, un rico perfume con notas frescas de salida y final persistente, que me lo apliqué cuando ella hizo sonar el timbre de la oficina.
La recibí, nuevamente un pico de saludo sin sorpresa ni desagrado de parte de ella “vamos bien, pensé”.
Llevaba abrigo, que se quitó y debajo una camisa blanca con jabot de hermosos volados, con un poco de escote que no llama la atención pues es de pechos muy pequeños (yo los había visto al desnudo en Colonia, en el hotel) y un pantalón negro, ajustado, sumado a botas cortas, de tacón.
La invité a té o café, y prefirió té. “Casualmente” yo no tenía ninguno de los dos en la cocina, sino que los había puesto en un bolso en planta alta.
—Subo a buscar el té, ¿tienes tiempo verdad?
—Sí, iré al trabajo a eso de 12 o 12 y 30.
Subí la escalera meneando un poco mis caderas y sabiendo que en la escalera una siempre luce e las piernas, más aún en minifalda.
Bajé, preparé té, pocos minutos de conversación, mi falda se subía cada vez más, “casualmente”, y decidí jugar todo:
—Maca, lo que voy a decirte es importante, al menos para mí. Pero prométeme que sea lo que sea que oigas no dejaremos de ser amigas.
—Sofía, por favor, te lo prometo, pero me preocupas, ¿cuán grave es lo que tienes que decirme?
—No sé si es grave, pero para mí es importante… hice como que tocaría su cara con una mano, pero deliberadamente te dejé el gesto inconcluso.
Es que verás, cuando estuvimos en Colonia, y nos vimos saliendo de la ducha… no sé, algo se agitó en mí… y cada vez pienso más en ti, y quería hablarte de eso, porque a veces me cuesta controlarme, y el deseo puede más y sigo pensando. Bueno, eso, está dicho y te ruego me perdones si te molesta. Para mí es tan importante que hasta se lo he comentado a Tommy, no es que quiera serle infiel, y claro que también respeto tu matrimonio, pero eso… me siento atraída cuando te veo… y cuando no te veo, pienso en ti.
Y llegó su respuesta, breve, asombrosa e inesperada:
—Me volvías loca con tu demora en hacer algo, esos picos, ese tomarme a veces la mano. ¡He mojado demasiadas tangas por tu culpa!
Y se inclinó sobre mí en el sofá a besarme.
Demoré como cinco segundos en reaccionar, ja ja. ¡Pero nunca esperé eso! Nos besamos al principio de boca cerrada y luego abrimos un poco los labios. No como se besan hombre y mujer, no; esto fue suave, dulce y muy muy largo. Tomé su cara en mis manos, la cara más suave que haya acariciado jamás, y nos seguimos besando, ella metió sus dedos en mi cabello, y más y más besos.
Paramos para recuperarnos de aquello y nuestras palabras se atropellaban, era una conversación hasta incoherente, una comenzaba una frase y la otra la terminaba, pasábamos de decir cuánto nos gustamos a decir que no sabemos cómo seguirá esto y así, incoherentes y deseosas.
La tomé de una mano y prácticamente subimos la escalera corriendo hasta la suite.
Nos tiramos sobre la cama, riendo y jadeando. Más besos, ahora con un poquito de lengua, como adivinando hasta donde podríamos llegar.
Le desprendí la camisa, surgieron a la vista sus tetas (no llevaba soutien), pequeñas como limones, y duras de maravilla, los pezones duros, pedían acción.
No pude quitarle sus ajustados pantalones, nos paramos, ella se quitó los pantalones y yo me quedé en lencería. Nos miramos, sonreímos, “quiero ver tus tetas” dijo, y me quitó el soutien. “Me encantan las tuyas” le dije y se las acaricié. “Son divinas” me dijo, mientras me las acariciaba y las admiraba. Dos pares de tetas tan diferentes y tan hermosas unas y otras. Me encantan las de ella.
Volvimos a besarnos y nos acariciábamos, hasta que me arrodillé y le saqué su tanga. Su concha me gustó al momento, nada más que una raja, nada de labios caídos, perfecta, totalmente depilada. Me acerqué a besársela, nada de lamer ni chupar, besos suaves y caricias a su trasero, mientras ella me tomaba la cabeza con las manos y gemía. Su concha tenía un sabor enloquecedor.
Fue su turno, diría que repitió lo hecho por mí. Me hizo feliz que respondiera a mi estímulo, después de besarme la cuca a gusto se incorporó y volvimos a besarnos. Mezclamos nuestros sabores íntimos, suaves y agradables.
Caímos a la cama besándonos, las manos ya se dedicaban a conocer todos nuestros rincones, las lenguas se enroscaban libremente, y los ojos de cada una estaban fijos en los de la otra.
Todo eso terminó dejándonos sin aliento. Quedamos abrazadas conversando.
Descubrimos que cada uno quedó gustando de la otra y desando hacer algo y fue desde que estuvimos juntas en el hotel de Colonia con nuestra otra amiga.
También hablábamos de cómo yo lo conversé con Tommy y me dijo que ella pensaba hacerlo con su marido, déjenme llamarlo Javier, Javi. Coincidimos en nuestro amor a nuestros hombres, sin sombra de lesbianismo pero encantadas de hacer cosas bi entre nosotras.
Nos reímos, como si fuera broma, cuando le dije la respuesta de Tommy, que le parecía perfecto que intentara conquistarla… “Y quién sabe si hasta podríamos intercambiar”, aunque yo sí sé que eso fue en serio ja ja.
Nos contamos, estábamos verborrágicas, nuestros planes de maternidad, y si soy sincera, yo volaba de ganas de contarle todo acerca de mí, pero me mordí y decidí esperar un poco a tener mayor confianza.
—¿Así que mojabas la tanga cuando yo te daba piquitos? Le pregunté.
—Me ponía enloquecida, y pensaba que era casual y nunca harías nada.
La volví a besar, respondió al instante, y una mano mía fue hacia su conchita, suave y mojada, suspiró al contacto, y no lo dudé, primero bajé a chupársela, esta vez sí, chupaba y le metí la lengua. Fueron instantes y me acomodé en 69. No lo dudó, ella también abrió mis labios con la lengua y chupaba.
No que decir, yo marqué el camino hacia el clítoris. Y vaya si le gustó, gemía y gemía, al rato también yo me retorcía de placer.
Decidí de un paso más.
Primero, pasé a besarle y lamerle el chiquito, no se molestó y a los dos minutos ella también me lo hacía, y a ella le gustaba… ya saben que a mí me encanta.
El calor físico y la excitación mental eran increíbles. Salí del 69 y pasamos a una nueva sesión de besos y caricias. Nuestras tetas eran objeto de pellizcos, caricias con los dedos, caricias con la palma de la mano y a veces besos y lamidas.
No pude resistir más, les juro que mi concha era un fuego.
Echada encima de ella que me seguía acariciando las tetas, estiré un brazo, abrí el cajón de la mesita de noche, y saqué algo que había comprado “por si llega a ser necesario”…
Un hermoso consolador, de unos 40 cm de largo, anatómico, con dos hermosas cabezas de pene y simulando tener venas en toda su longitud. Grueso pero no demasiado, cómodo, nadie se asustaría. De silicona transparente, lucia casi como de cristal.
Por lógica estaba en su envoltorio original, sin abrir, lo desenvolví, se lo mostré y asintió con un gesto. Le puse un estreno al alcance de su boca para que chupara y yo chupaba y lamía el otro extremo mirándola a los ojos.
Nos tocábamos las partes, húmedas. Y así estuvimos chupando y chupando y a veces se lo frotábamos a la otra por la cara.
Y llegó el momento. Enfrentadas, pasé mis piernas sobre las de ella, sentadas ambas.
Cuando le metí el consolador me obsequió un prolongado ahhh y las uñas de una de sus manos se clavaron en mi brazo. Me metió la otra cabeza en mi concha y primero yo tomé la parte que quedaba entre las dos y comencé a moverlo dándonos placer, ¡mucho placer!
Luego, íbamos aprendiendo, comenzamos a mover nuestros cuerpos, un poco fuera de sincronización, pero con los minutos fuimos aprendiendo hasta hacerlo perfecto.
Un “Ayyy que me acabo” retumbó (sí, retumbó) en la habitación, Maca estaba con la cabeza hacia atrás, la boca abierta, los ojos cerrados. Pero seguimos moviéndonos hasta que me tocó mi turno, no grité, pero temblaba de pies a cabeza, y le tomé las manos atrayéndola hacia mí para besarnos.
Lo siguiente, mientras normalizábamos nuestro estado, fue un gesto suyo que me confirmó que todo irá bien… retiró de nosotras el consolador y me dio a chupar la cabeza que estuvo en ella, y chupó la cabeza que estuvo en mí intimidad. Ahora somos, no sé cómo decirlo, ¡hermanas de fluidos!
Agotadas, realmente agotadas, quedamos acostadas, ella sobre mi. Conversando de cualquier cosa, besándonos, frotábamos nuestros cuerpos, nuestras conchitas (¡qué delicia!).
Sin que se lo pidiera, volvió a decirme que se lo contará a su marido, que esta experiencia le ha encantado. Y lo mejor… “Quiero repetir, repetir y repetir”, le prometí que sí, cada vez que podamos, le juré nunca aburrirnos. Y casi sin querer, me dejé llevar a abrir sus piernas y lamer su raja, aún inundada del flujo de su orgasmo. Me lo retribuyó, nos besamos largo rato, mucho .
Era inevitable que le diera más satisfacción, y nuevamente mi mano fue al cajón de la mesita de noche.
Tomé un nuevo sex toy, y valga el juego de palabras, un strap-on strapless ja ja, negro y venoso, en silicona. ¡Con testículos! Y con calce anal y vaginal.
Maca lo miró intrigada al principio, pero rápidamente captó la idea, lo chupé un poquito y se lo di a chupar, lo chupó y también cubrió de saliva los calces anal y vaginal, y ella misma me los colocó delicadamente.
Impresionante, yo parecía un trans rubio con tetas y con miembro y testículos negros, de más que buen tamaño.
La guie a misionero, volví a ensalivar el aparato, parada frente a ella al lado de la cama para que admirara lo que entraría en ella.
—Ponémela, dijo.
Subí a la cama, fui entre sus piernas y me incliné para que nos besáramos, le chupé las tetitas, me chupo las tetas y mientras tanto, así como los varones me la refriegan en los labios de la concha, yo se la refregaba a ella. Le encantó. Nueva ensalivada a la cabeza de mi “verga” y se la fui metiendo de a poco. Solamente atinaba a decirme “más”, “más” y yo lentamente la complacía. Me moví, iba y venía dentro de ella, se la saqué y la volví a meter.
Hasta que nuevamente comenzó a temblar acabando. Se aferró a mi espalda y sentí que me clavaba las uñas. Seguí y seguí, (esta verga no se ablanda ja ja), hasta que suspiró y se aflojó. Se la saqué, la saqué también de mi cuerpo, y nos abrazamos largo rato.
—¡Por favor no lo pierdas! Me dijo, juguetona.
—Estará siempre a la orden, y espero que algún día te lo pongas para mí.
Más besos más mimos, más lengua y caricias.
Y el maldito reloj dijo que deberíamos ducharnos para ella irse a trabajar, y yo “debo atender a quien viene a las 14 h”… por supuesto ella aún no sabe nada, pensó que sería un cliente de asesoría, que justo ese día no lo era…
Nos vestimos, yo posteriormente a que se fuera me puse outfit de putifina, pero hasta que se fue no podíamos dejar de hablar del encuentro, y de contarnos cosas. Nos prometimos hablarnos a la brevedad, contarnos más cosas. Y ella tuvo que irse.
Una situación que me hizo muy muy feliz. Y que espero que seguirá adelante. Tengo más juguetes comprados para divertirnos, y a mí me gustó muchísimo que ella esperaba mi “declaración” con ansias.
El futuro dirá.
Era obvio, al caer la noche ya estábamos hablando al teléfono, con el mismo entusiasmo y en adelante, conversamos cada día, poniéndonos al tanto de lo que sentimos y de la opinión de nuestros maridos.
Pero demoramos unos días en vernos nuevamente, pues tuve compromisos en el norte de Uruguay y en Buenos Aires.
Sumando a Maca, la cuenta de mis relaciones llega a 36, nada más y nada menos, un dato solamente relevante para el lector que me lo preguntó una vez, y se lo estoy actualizando cada vez.
Besos
Sofía.
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Mmmmmmmm.. Que relato mas caliente Sofi!!!
Me encantaría todo contigo.
Besito.
Lau y José.
Hola Lau! Que lindo que te haya gustado el relato y que pienses que te gustaría algo conmigo. Sabes una cosa? A mí me encantaría conocerte! Avancemos!
Hola, amiga, me encantó este relato, yo diría que es el mejor , el más explícito y caliente de todos los relatados por ti hasta ahora. Me encantó tu sutileza al describir cada segundo de tu relación con Maca, muy afortunada Maca por cierto. Eres toda un diccionario de lujuria sin final. Adore este relato por como siempre me ha gustado ver sis mujeres en la cama, es una de las imágenes más deliciosas e indescriptibles que puedan existir.
Saludos para ti y Tommy
Hola Wisin! Que hermoso todo lo que me decís! En realidad en ese primer encuentro nos sentimos muy afortunadas las dos, je je. Y te aseguro que ahora que ya cumplí con la ida a Bs As, seguro que volveré a encontrarla. Me encanta y veo en ella mucho cariño, y potencial para desarrollarla como secretaria. No sé si lo aceptará, pero lo intentaré, y me gusta que le ha contado todo a su marido y él aprobó nuestro encuentro.
Te mando un beso.
Sofía.
Hola ANTONIO ! Que lindo lo que me dices siempre. Ya se dará. Todo llega para quien bien espera.
Beso.
Sofi
Mmm…sabes que eso me gusta, quiere decir que logro transmitir bastante bien lo ocurrido. Y respecto a Maca, quiero avanzar y ver de qué otras cosas somos capaces juntas.
Beso.
Sofía.
Lpm quede jadeando imaginandolas a los tijeretazos limpios bb. Soy recurrente pero tengo que decir que sigo esperando formar parte de ese body count porfitas 😋…
No se si estarías dispuesta pero ojala usaras el strap on conmigo 🔥😘. Besos con mucho rocío!
Hola MVD! Sabes? Es una asignatura pendiente lo del atrapa on con caballeros. A veces al hacerles beso negro veo que se excitan mucho y me pregunto si a alguno le gustará. Es algo que primero probaré con Tommy, y si veo que soy hábil, pues entonces….
Un beso.
Sofía putifina.
Corazón, joya pensalo bien puedo ser un cliente muy generoso. Ojalá Tommy te libere para mi, estoy muy deseoso de tenerte ao vivo 🔥😘😋…
Una llamarada de besos para la más puta y fina de todas!
Siempre es un placer leer cada relato,tan excitantes que me termino masturbando miestra leo cada linea
Me encanta que te masturbes por mis relatos! Lo que sería si estamos juntos o si me ves con otros! Beso a distancia!
Sofi.
Me encatas tal como eres me gusta ver y participar pero cada que leo tus relatos soy muy inspirativos en lo sexual me calienta mucho ya quiero verlos besos tuyo siempre