Cruces de parejas

1
21887
32
T. Lectura: 11 min.

Ricardo, se mira en el espejo del ascensor mientras llega a la planta. Se abren las puertas con un pequeño chirrido y sale al rellano. Algo perdido y con el móvil en la mano, mira en todas direcciones hasta que encuentra una puerta que se abre sutilmente.

Alba está mirando por la mirilla y en cuanto descubre a su amigo, abre la puerta y le hace indicaciones en silencio para que entre.

–Shhh… Ricardo, por aquí. (Dice Alba susurrando)

Entra Ricardo en casa y Alba cierra rápidamente la puerta cerciorándose de que no hay nadie más.

–¿No te has cruzado con nadie en el portal ni nada, verdad?

–Tranquila Alba, no me ha visto nadie.

–¿Pero seguro? Uff… Estoy súper nerviosa.

–Ya veo. -Comenta Ricardo mientras la calla con un beso en la boca.

Alba se deja llevar y le mantiene el beso de forma apasionada. Una de sus manos se entrelaza con el pelo de Ricardo y la otra instintivamente va a su espalda. Las manos de Ricardo, se apoyan en la cintura de Alba, bajan hasta las nalgas y tras un agarre le da una cachetada picarona.

–Uff… Estoy a mil, ¿lo hacemos en el dormitorio o dónde? No sé. Es la primera vez que hago algo así. Dime… ¿Cómo lo hacemos?

–Cómo y dónde tú quieras, Alba.

–No me digas eso… que soy muy insegura y no sé ni cómo hemos llegado aquí.

–Pues eres tú la que me lo ha propuesto y pedido insistentemente. Hasta me has mandado nudes.

–Lo sé…

Ricardo se acerca a Alba y la vuelve a besar apasionadamente. Retroceden unos pasos y llegan hasta la pared. Al hacer contacto la espalda de Alba, ya se desata y con sus manos recorre todo el cuerpo de Ricardo intentando deshacerse de la ropa.

Hacen un impás y Ricardo se quita la camiseta que lleva dejando su torso a la vista. Alba le sigue y se quita la suya también descubriendo el suyo. Ella pasa su mano por el pecho de él y se relame. Él es mucho más directo y agarra los pechos de ella con sus manos y los magrea. Para acto seguido, comenzar a chuparlos y comerlos.

Su lengua recorre el contorno de la areola. Intenta amamantarse como un bebé. Abre la boca grande para poder introducirla toda en su boca mientras aprieta con sus manos. A la vez que lo hace, roza su torso por el vientre de Alba, la cual, está con actitud relajada apoyada en la pared con los ojos cerrados mirando al techo con algún suspiro que se escapa de sus labios.

En algunos instantes ambos se miran a los ojos. Tras unos segundos muy intensos, Ricardo se arrodilla, arrastrando hacía abajo el pantalón y braguita de Alba. Ella no le quita ojo expectante a lo que sucede. Tensa a la vez que inquieta. Sabe perfectamente lo que va a ocurrir pero lo espera con deseo y sorpresa.

Ricardo le da varios besos y lametazos por la zona del vientre, laterales del abdomen y lentamente se va adentrando hacia su pubis para llegar a la vulva.

–¡Para! ¡Para! ¡Para!

–¿Qué pasa Alba? ¿Quieres dejarlo?

–¡Nooo! ¡Para nadaa! Lo que quiero es que me lo hagas en la cama. ¡Qué ya estoy cachondísima!

–¡Pero si no hemos empezado! Esto es nada.

–Ya… Pero llevaba tanto tiempo sin vivir algo así…

(Ricardo se queda sorprendido sin saber qué decir)

Alba toma la iniciativa y se dirige por el pasillo hasta la puerta del fondo, su dormitorio. Ricardo, se queda inmóvil observándola como se aleja. Ese cuerpo totalmente desnudo, ligeramente rechoncho pero prieto. Piel blanca con un ligero bronceado que delata la marca de un bikini por las nalgas. Unas nalgas que se intuyen prietas y pícaras. Puesto que se mueven de forma sensual acompasadas con las caderas.

–¿Vienes o qué? (pregunta Alba, volviendo unos pasos atrás y estirando el cuello para ver a Ricardo)

–¡Sí, claro! Estaba hipnotizado con tu culo.

–¿De verdad te gusta? (Comenta Alba, mientras sujeta sus nalgas por el pliegue inferior y las agita con los dedos)

–Mucho. Le haría de todo… (Responde Ricardo a la vez que le da una palmada)

–Uff… Lo que yo me dejaría hacer por ti.

–Ponte de rodillas ahí. (Le dice de forma autoritaria Ricardo a la vez que la empuja un poco por la espalda) Así, separa un poco más las rodillas, saca el culo para atrás.

–(Miedosa exclama Alba) ¡¿Pero qué vas a hacer?! ¡Por el culo no, eh!

–Es sólo comer.

–¿Cómo que comer?

–Sí, comerte el culo. Ya sé que así de primeras no se puede follar… ¿No te gusta?

–Pues… No te lo sé decir… No me lo han hecho nunca.

Ricardo se postra ante el culo de Alba, sujeta sus nalgas y se introduce entre ellas. Su lengua toca primero el orificio de la vagina que está ya emanando flujos del interior, sin pausa, la punta de la lengua llega hasta el ano de Alba. Se revuelve de forma caótica alrededor del ano. El culo de Alba se contrae varias veces. Algo que excita mucho más a Ricardo y se vuelve mucho más rudo y animal en su juego oral.

Alba comienza la frase de nuevo de que por el culo no. Aunque unos arrebatadores gemidos de sus entrañas le impiden terminar la frase. Sin necesidad de palabras ambos se sincronizan en liberar sus instintos más básicos.

Ricardo lame, succiona, muerde y castiga de todas las formas posibles el ano de Alba con su lengua. A la vez que usa los dedos de una de sus manos para estimularle el clítoris. Ella por su parte agita su cuerpo del mismo modo que se agita y acelera su respiración. Mueve sus caderas y lumbares debatiéndose entre pedir piedad para que se apiade de ella o entregarse aún más a la intensidad del placer. “Déjame que yo me doy” Atina a decir Alba muy fatigada y con voz entrecortada mientras con sus manos aparta de su clítoris y vulva las de Ricardo. “Tú céntrate en lo que te tienes que centrar”, sentencia Alba instantes antes de comenzar a gemir aún más.

Ricardo contempla en primer plano los glúteos junto con las intimidades de Alba. Se chupa sus dedos, y la penetra vaginalmente. Ella se relaja y rota su cadera para ponerse aún más en pompa. Ricardo frota los labios vaginales.

–¡Mételos! ¡Mete esos dedos ya! (Ordena Alba)

–¿No me decías de no chillar? -Pregunta con cierta ironía malvada Ricardo, a la vez que le introduce los dedos y los agita enérgicos en su interior-

–¡Qué te den por culo! (Comenta sobrepasada Alba entre resoplidos.)

Ricardo usa otro de sus dedos para penetrar analmente a Alba de forma sincronizada con su vagina.

–¡Mi culooo! ¡Oohh! ¡Ooohh! (Exclama mientras lo aprieta y contrae a la vez que esa “o” prolongada dolorosa se torna en onomatopeya de placer)

–¡No te cortes, libératee! ¡Suelta todo lo que tienes! (Dice tajante Ricardo mientras aprieta los dientes para resistir la tensión)

–¡Diosss!! Uff Uff Uff Uff… Esto es lo que le haces a Isa… (Pareja de Ricardo) Buufff…

–A ella se lo hago peor… (Comenta con sobre esfuerzo Ricardo entre sus dientes apretados y tirando un bocado a Alba)

Alaridos, gemidos, quejidos, resoplidos de ambos se entrelazan mientras reina el sonido de carne húmeda chocando. Alba se suelta y muerde con ganas la almohada. Grita sobre ella y aun así se la escucha. Su espalda comienza a transpirar y las gotas de sudor brillan como diamantes, y sus nalgas blancas sin broncear adquieren un color más asalmonado. Aunque no se aprecia pero sus labios vaginales se vuelven más carnosos, oscuros y sensibles. El clítoris se hace presente endureciéndose y sobresaliendo entre los pliegues que lo recubren.

Salpicaduras vuelan desde la entrepierna de Alba. Gotas con estela recorren sus piernas. Sus pies no se dejan de mover, sus dedos se estiran y separan a la vez que todo su cuerpo se tensa. Un grito sordo y gutural que escapa entre las sábanas acompaña a una respiración agitada y jadeosa de Ricardo.

Sus antebrazos están marcados por las distintas venas que parecieran que van a estallarle. Alba se cae sobre la cama con temblores y convulsiones. Ricardo, derrotado sobre el borde de la cama, levanta la mirada a duras penas y una mueca de media sonrisa se fija en su cara.

–(Muy fatigado Ricardo) … Joder… Sí que has aguantado.

–Esto es lo que quería y necesitaba yo, que me usaras como a Isa… No lo que me hace mi chico.

–Pues que aprenda Rodri, le doy clases… (Pareja de Alba). -Se ríe agotado Ricardo.

–Ya viste en el cuarteto -intercambio lo que le duró a Isa.. Una mamada y te tuve que compartir.

Después de un tiempo de recuperación, están los dos (Ricardo y Alba) tirados en la cama evitando la zona húmeda del centro. Alba se incorpora ligeramente para tumbarse de costado. Contempla el cuerpo desnudo de Ricardo sobre su cama, suspira, y lo acaricia llevando la yema de sus dedos desde el torso hasta la mitad de las piernas. Deteniéndose en contemplar su polla en estado de semiflacidez.

–Es toda una alegría… Hasta verla así transmite gusto. (Comenta Alba)

–Gracias supongo. (Responde restándole importancia Ricardo)

–No hablaba contigo sino con ella…

–Pues dale besitos sin tan amigas sois ahora…

Alba repta por la cama hasta acercarse a la entrepierna de Ricardo. Sujeta con dos dedos la polla, y la aparta para darle una rienda de besos desde la base hasta la punta. La cual termina introduciéndose en la boca y tragándose el resto. Según la saca, la polla de Ricardo va teniendo cuerpo otra vez. Va entrando en erección. Ella la recorre con la punta de su lengua, siguiendo el resalto del cuerpo cavernoso hasta el frenillo. Ricardo la acompaña con una mano en la cabeza.

–Mmm… mejohm demjamee a mih maeraahhmm. (Suelta Alba sin sacarse la polla de la boca)

–Perdón… es que tengo que tocar… es instintivo…

Alba se vuelve a remover por la cama y se pone semitumbada sobre las piernas de Ricardo. Que este las abre y deja caer hacia afuera las rodillas. Ella se acomoda, abre las piernas y levanta los pies. Todo sin descentrarse de darle sexo oral a Ricardo. Con media polla en su boca, busca con sus ojos los ojos de Ricardo. Con miradita cómplice, ella misma se da un cachete en una nalga y guiña un ojo. Asiente con la cabeza y se vuelve a dar. Ricardo lo entiende a la primera y extiende los brazos para llegar a sus nalgas y le da varios cachetes repetidamente de esos que son sonoros y con punto picante.

–¡Pero sin pasarsee! (Exclama rápidamente Alba apartando por un instante la polla de su boca)

–Eres tú que me provocas… (responde Ricardo con una amplia sonrisa) Esas nalgas.. ese culo.. ese agujerito…

–Toudob llegaaham y loz ujarahmm… (Le responde Alba nuevamente con la polla en la boca)

Ricardo se recoloca un poco para llegar más cómodamente al culo de Alba y su entrepierna. Esto implica que ahora ella tiene su cabeza prácticamente encerrada entre las piernas de él y cualquier cosa que haga puede introducirse la polla hasta la garganta. A ella le gusta mucho esa sensación. Tenerla flácida en su boca y mientras masajea los huevos del chico, notar como la polla va entrando en erección y ocupando cada vez más su boca y garganta. Hasta el punto de casi provocarle alguna arcada. Alba juega con sus cervicales para no dejar de comer y tener la polla en su interior.

En ese momento suena un móvil, Ricardo mira su reloj y quitándole importancia le dice a Alba que es Isa (su pareja) pero que no será nada importante. Que luego la responde cuando tenga un rato libre. Ricardo y sus manos inquietas, vuelven al culo de Alba. No dejan de mover en círculos las nalgas de ella, y con la yema de los dedos buscar sus orificios ya dilatados. Agujeros que nuevamente desprenden calor y humedad incesante.

–Esto ya está. ¿Lo metemos y disfrutamos, no? (Pregunta Alba)

–Tus agujeros yo diría que también están.

–Puff… como para no estarlos después de lo de antes… ya ni me cierran, sólo me palpitan.

(Ríen ambos de forma cómplice y abierta)

–Házmelo otra vez como el otro día, el del intercambio de parejas. Que me volvió loca y nunca me habían follado así. Que suerte tiene Isa que la des así… ufff…

–¿A 4 patas?

–¡No coño! ¡¡La otra!! Que hoy sin mi marido no me pienso contener y voy a darlo todo… en todos los sentidos. (Apostilla con mucha picardía esta última frase)

–Tomo nota de ese “todo” -Dice con cierto retintín Ricardo.

Ricardo se recoloca por la cama mientras no deja de mirar el cuerpo de Alba de forma lasciva. Cualquier zona del cuerpo le parece excitante.

–Dame gomita que la voy a fundir…

–Espera Ricardo, ¿tú solo follas con Isa?

–Si, salvo alguna vez como hicimos el otro día con vosotros, pero es muy de tarde en tarde.

–Ok. Yo cuando follo, que en general es de tarde en tarde, también es sólo con Rodri. El otro día no lo quise comentar, pero ya sabiendo como puede ser, ¿te importa si lo hacemos sin goma? Quiero sentir todo dentro de mí con la máxima intensidad

–Eh… (Ricardo se queda con el estuche del condón sin abrir en la mano)

–Tomo píldora, no habrá problema y te puedes correr fuera o en el culo. Pero vaya, que si quieres usamos condón. Yo sólo era una propuesta, una fantasía que tengo y más desde que me follaste el otro día junto con Isa y mi chico. No he dejado de pensarlo.

–Tú lo que quieres es mucha leche…

–… Toda la que se pueda

Mientras terminan de hablar, Alba ya está puesta encima de Ricardo para cabalgarlo cara a cara. Dejando caer su cuerpo sobre él para ser empalada.

–¡Buff…! cómo se siente Ricar… déjame un poquito así y ahora me das tu más.

Ricardo se reclina sobre sus codos para tener mejor vista y Alba comienza a moverse sobre él. Hace círculos con sus caderas, bota ligeramente. Frota su cuerpo con el de Ricardo. A veces se sujeta las tetas, se pelliza los pezones. Gime, resopla entre dientes. Ricardo la alienta a no parar mientras está trasteando con su reloj.

–¿Qué haces Ricardo?

–Ah.. nada.. no te preocupes.. contestar a Isa.

–¿No te intereso yo? (Dice Alba con tono mimoso)

–¡Mucho! por eso mismo estoy evitando que venga y nos pille.

Los huevos de Ricardo bailan al compás de los botes de Alba, entre un sonido de chapoteo, salen disparadas algunas gotas del punto de encuentro entre los cuerpos. Carriles de fluidos escurren entre los huevos y las ingles de Ricardo hasta su ano donde tocan las sábanas y desaparecen.

Después de unos minutos, Alba se empieza a agotar de cabalgar y baja de intensidad. Ricardo toma la iniciativa. Se apoya en la cama y eleva su cuerpo con el Alba encima. Tras un par de levantadas muy celebradas por Alba gracias a la penetración profunda, la agarra de los tobillos y comienza a moverlos como si fuera el de las señales de los aeropuertos. Una forma de conseguir que su polla penetre aun más, al menos Alba lo percibe así. A la vez, él tiene apoyados sus pies en la cama con las rodillas flexionadas, de forma que ahora Alba está como en una tumbona humana.

–¡Esto! ¡Esto es! ¡Vaamooss Ricardo! ¡Dame!

–¡¿Te gusta eh?!

–Con tu polla lo que másss… creo… ufff… que nunca sentí ninguna tan dentro… ¡No pares, no pares, no pares! Ufff… siii… No sé cómo lo haces…

Ricardo entonces la sujeta con una mano los dos tobillos y con la otra se apoya en la cama para tener impulso y vuelve a levantarse y a follarla en el aire mientras sujeta las piernas de Alba muy en alto. Intentando que el culo de ella rebote contra su vientre y pelvis.

–¡Joder Ricardoo –ooh –oohh! (exclama entrecortada con cada golpe de cadera de él) Cómo me entra… ufff… uff… la noto en el estómago… déjamela dentro que la disfruteee… uufff… ¡Qué gustazo!… Serías el único que le diera mi culo si lo disfruto así..

–(Muy fatigado y entrecortado a golpe de levantamiento de pelvis) Eso sería más intenso. ¡Aarrgg!!! (ruge mientras mantiene su pelvis lo más elevada posible con Alba encima)

–Uf uf uf uf… más intenso… Si quieres usar mi culo… yo me dejo… estoy desatadaaa

–¿Así sin preparar?… mejor no… que te lo rompo..

–Diooshhhh!!! ufff Pártemeloo por favorrhh… ábremeloohh (Contesta Alba apretando los dientes)

Ricardo para su actividad. Descansa para coger aire mientras con su manos indica a Alba que se voltee. La sujeta por la cintura y se la mueve. Que rote sobre sí misma sin desmontarse de su polla. Que le siga cabalgando pero ahora, ella mirando a sus pies. Alba obedece sin cuestionar, en su mente ya está empezando el sexo anal que tanto ansía. Un poco patosa, consigue darse la vuelta y ponerse como le ha indicado Ricardo.

Ahora ella tiene las rodillas, espinillas y los empeines de los pies apoyados en la cama. Hace movimientos suaves de cadera sobre Ricardo a la vez que se separa las nalgas. Ricardo se termina de acomodar y según la ve, se ríe con cierto morbo y nerviosismo. Le quita sus manos del culo y deja que las nalgas se le queden sueltas. Que se muevan según lo hace ella. La empuja la espalda para que se tumbe sobre sus piernas.

Alba muy expectante y algo nerviosa está a la espera de los acontecimientos. No puede disimular y cada poco su vagina se contrae fuertemente al igual que su ano, que se aprieta entre nalgas y se afloja. Aunque tiene la polla en el coño, está esperando ese momento del anal. ¡Plashhh! Suena un azote. Alba se sobresalta pero se desliza hacía atrás para recibir más. Ricardo le vuelve a dar unos cuantos más.

–¡Sí dame! Es para ti… ¿No quieres usarlo? Casi estrenarlo. (Pregunta Alba con ironía)

–¿Cómo? ¿Así? (Contesta Ricardo mientras introduce de golpe un dedo en el culo a Alba)

–¡Aaaahh! ¡¡siii.. sí así, así así…!! (Responde Alba moviendo rítmicamente su caderas mientras es doblemente penetrada)

–Son solo dedos.. un dedo..

–Lo see… lo see… (comenta Alba resoplando)

Ricardo la vuelve a empujar por la espalda con la mano que tiene libre y aprovecha para abrazar con sus piernas el cuerpo de Alba, juntando sus pies en el cogote. Ella se deja hacer. Se relaja más y extiende sus piernas hasta los hombros de él. Ricardo remueve su dedo dentro del culo de Alba y fuerza el meter un segundo dedo. Con la mano libre, le da azotes en el culo.

Palmadas que la ayuden a relajar, aunque en realidad ella está excitada y esas palmas la excitan aún más. Sus glúteos se tensan y relajan a ritmo de su placer. Cada vez más tiempo tensos y menos relajados. Justamente lo contrario del ritmo que lleva Ricardo con sus dedos, que ante la imposibilidad de poder moverlos dentro del culo de ella, la folla intenso con su polla. Sus respiraciones intensas y sofocadas lo son todo.

–¡Dioosshh! ¡me corrooo! no pares no pares no pares

–¡Vamos! ¡aprieta y me corro también! ¡asíii aprietaaa!

–Sí sí sí dame por el culo, dame duroo…

–¡Aarrrgg!

–¡Lo noto! ¡lo noto! te explota la polla. Uuhfff… me estás llenando.. (Dice entre jadeos Alba)

Ricardo entra en un gran rigidez, sólo está apoyado en el suelo por el culo y algo las lumbares. Azota el culo de Alba para liberar toda la tensión a la vez que aprieta los ojos con gran fuerza y abre la boca. Son unos segundos que le parecen eternos, hasta que llega el nirvana del relax.

–Uff… Vaya corrida… Perdón por lo del culo, no me controlaba. (Habla algo avergonzado Ricardo)

–Para nada, me ha encantado sentirse así. Yo también me he corrido. Por eso gritaba, me has puesto a mil. Tan animal, tan de instinto… Tu forma de sujetarme con las piernas para follarme, tu polla explotando, los dedos en el culo y esos azotes… buaa, hacia mucho que no tenía sexo así.

–¿Lo has disfrutado?

–¿Tú qué crees?

–No sé, cómo querías algo más que dedos por el culo… (Responde Ricardo con cierta ironía)

–Buff… la costumbre de que acabe rápido y no de para meter más… Ahora no sé si podré anal contigo, pero necesito hacerlo. Probar si aguanto esa intensidad de tu polla y llegar hasta el final. Que nunca me lo llenaron de leche caliente. Ni follaron como puedes hacer tú.

–Pues otro día con más tranquilidad probamos. El anal no es para hacer en cuartetos ni con calentones del momento como hoy. Eso se disfruta con calma y tiempo.

–¡Por cierto! ¿tienes más mensajes o llamadas de Isa? Porque yo tengo varios WhatsApp y llamadas perdidas.

Loading

1 COMENTARIO

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí