Economista y prosti: Trabajo y bukkake en partida de póker

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T. Lectura: 12 min.

Hola:

Ustedes saben la nueva posición que ocupa Tommy en su trabajo desde hace pocos meses.

Como parte de su trabajo, lógicamente hay situaciones de rutina y otras de fondo que se deben mejorar.

Uno de los problemas de fondo, era el de la distribución de los productos de la compañía donde trabaja, que no llegaban bien al norte del Río Negro, que más o menos corta al medio todo nuestro país.

El distribuidor anterior tenía el convenio de distribución vencido y Tom buscó, encontró y chequeó un nuevo distribuidor con impecables antecedentes y capacidad logística.

Eufórico ante la casi segura mejora en las ventas, durante dos de los almuerzos de los jueves, Sam insistía en que fuéramos los tres a la firma del nuevo contrato (realmente alcanzaba con que fuera Tommy). Lo real era que Sam quería aprovechar para luego pasar dos días por Punta del Este, y divertirnos.

Finalmente llegó el momento y concretamos el viaje, en días de semana, pues era difícil argumentar firma de contrato y visitas a clientes en fin de semana.

Durante dos jueves seguidos, hablamos del tema de la ida al Norte y de la pasada por Punta del Este.

En realidad, se habló mucho por parte de Sam de nuestros dichos de que “podía considerarse con pleno derecho y casi como si fuera mi esposo”.

Visto que le confirmamos nuestros dichos, me gusta coger con él, es el jefe de Tommy y tenemos gran deuda de gratitud por el ascenso de Tommy, nos expuso dos deseos e ideas para ese viaje:

1- ¿Podríamos tener noches solos él y yo? Obviamente la respuesta fue que sí.

2- Nos explicó su deseo de armar, con conocidos suyos, una mesa de póker, muy especial, partida de póker durante la cual él quería presumir de mi compañía y quizás dar a conocer mis talentos (claro que sus amigos son de muy buena posición). La idea nos pareció muy buena a Tommy y a mí, y ya se las contaré en detalle más delante en este relato, pues se concretó.

El viaje en coche insumió unas seis horas. Partimos un martes de mañana muy temprano, hubo una parada para breve descanso y cambio de conductos más o menos a medio camino. Llegamos y a eso de las 14 h ya estábamos almorzando con el nuevo represente distribuidor de la firma y su segundo de confianza.

Antes de seguir con el relato en sí:

Lo habíamos hablado con Tommy y Sam en el coche, no preveíamos acción de gratificación a los nuevos conocido, pero yo fui vestida como para llamar un poco la atención.

Botas texanas, jean tradicional muy ajustado, sweater de cuello a la base, también muy ajustado y sin soutien debajo, y una campera de abrigo realmente excelente que me quité al entrar al restaurante. Pero hubo un segundo tema de conversación en el largo viaje, un relato largo y detallado de mi aventura con Maca, y un pedido que le brotó del alma a Sam: “por favor, tienen que emputecerla” ja ja. Algo en lo cual ya estábamos pensando Tom y yo.

Desde luego, primero hay que profundizar la relación con ella y esperar a saber cómo reaccionó su marido al tema bi entre ella y yo. “Puede ser tu ayudante low cost” decía Sam…”O tu socia putifina”. Tienes que pensar que cuando te embaracemos no podrás mantener el mismo ritmo de atención de clientes por lo menos durante un año, contando los últimos meses de embarazo y los primeros meses post parto”.

La verdad, un tema a considerar con mente muy abierta.

Volviendo ya a nuestro almuerzo en la ciudad al Norte del Río Negro. Se habló siempre de negocios, yo casi no intervine, y pude ver que los dos que nos agasajaban no paraban de mirarme. Por supuesto, no perdí ocasión de ir al toilette para que me vieran moviendo las caderas al irme, y al regreso caminé rápido para mover las tetas.

Debo confesar que la estrategia surgió efecto.

Después de almorzar nos llevaron al hotel a registrarnos, aquí, cansados, nos registramos Tommy y yo juntos y Sam en habitación separada, con Sam convinimos que todo lo haríamos en Punta del Este.

Los caballeros fueron a la sede de la compañía distribuidora, a firmar los contratos y hablando del tema se les hizo la noche.

Nos invitaron a cenar, me avisó Tommy al celular, y yo me duché y me vestí con un vestido mini muy escotado y un abrigo largo. Sabiendo que también iríamos a Punta, me traje una maleta y un bolso de ropa para tres días ja ja.

Dormimos plácidamente (bueno, sí, tuve sexo con Tom) . Al otro día Sam y Tommy fueron nuevamente a la sede del nuevo distribuidor, recorrieron las instalaciones a satisfacción, y sobre las 11 am ya partimos hacia Punta del Este. Unas casi 8 horas de viaje con una parada para almuerzo rápido.

Se imaginan, en parte del viaje mientras Tom conducía nos acariciamos con Sam, y cuando conducía Sam, era Tommy quien me besaba y acariciaba.

Se conversó del buen paso comercial para la Compañía de Sam, y también una confidencia de Sam:

En un aparte, mientras Tommy recorría la flota de camiones para conocer bien el potencial, el distribuidor, Alfredo o Fred, así lo llamaré, le expresó a Sam que: “La esposa de Tommy está buenísima”.

Y Sam, rápido como el rayo, le respondió que “Cuando aumentes las ventas un 50% será tuya una hora, y si duplicas las ventas, la tendrás toda una noche”…

Parece ser que la sorpresa y el entusiasmo de Fred fueron mayúsculos. Atinó a preguntar: ¿Pero entonces?…y Sam lo interrumpió, según nos contó “Te la prometo, seguro”

Hicimos chistes sobre que ya estoy por ser empleada suya, y hablando también de mi ida, pocos días después a Buenos Aires, sola, pues Tommy tiene mucho trabajo, a invitación de Tib, el ‘tiburón blanco’.

Llegamos a Punta del Este, nos alojamos por dos noches, a sugerencia mía en un hotel frente al océano, con ventanales de cristal de piso a techo. Mi sugerencia fue por recuerdos de cuánto me ha gustado estar en una habitación así, con los dos diplomáticos, en un hotel de Montevideo. Quienes por cierto ya vinieron por segunda vez y me recomendaron al embajador de su país. Ya lo imaginan, esta vez me alojé con Sam para pasar toda la noche, y Tommy tomó habitación single.

Luego del largo viaje, nos duchamos (me duché en el room de Tommy para ir a cenar). Cenamos en un restaurante de Playa Mansa, lo mío apenas ensalada. Volvimos al hotel y Tommy nos deseó buenas y divertidas noches. Le agradecimos y me fui con Sam a su habitación, donde había dejado mi ropa.

Tenía la intención de exprimir a Sam esa noche, así se lo dije ya por el pasillo rumbo a la habitación. Una vez allí, nos pusimos a mirar el panorama espectacular, todo el frente de la habitación en vidrio. Frente a nosotros la Rambla, con pocos coches y luego la arena de la playa, la negrura del océano, a veces interrumpida por luces de barcos lejanos.

Estábamos abrazamos por la cintura, como enamorados pero sin serlo, frente a ese panorama, sin decir nada, a gusto. Luego Sam fue al baño a ponerse un pijama y a su regreso, ya marcando algo de dureza, fui yo con mi bolso de ropa.

Sabía que poco rato estaríamos con lo puesto, la calefacción en el hotel era ideal para la desnudez total.

Además de mi ropa, en la maleta y bolso había llevado un nuevo juguete pronto para usarlo por primera vez. Un cañón proyector de imágenes, pequeñísimo, que recibe imágenes inalámbricas o vía cable desde un teléfono y las proyecta a pantalla o pared. ¡Quería usarlo!

Me preparé para anal por si ocurría, y me puse un lindísimo corset underbust, blanco, o sea con las tetas al aire, totalmente translúcido , con las tiras de la espalda de adorno y cerrado con 16 broches de presión, negros, al frente, que en realidad no cumplían ninguna función de ajuste al cuerpo, es más bien un corset de fantasía y no para reducir las formas del cuerpo, cosa innecesaria. Cuatro bandas de tela blanca caían hasta sujetarse, también como adorno en sendas ligas blancas en mis muslos. Nada más, totalmente desnuda pero vestida ja ja. En el cuello una cadenita de oro de la que cuelga un pequeño corazón de coral rojo.

Al sacar el corsé de mi bolso, vi que había un pequeño envoltorio que yo no había traído. Lo abrí y…otra vez Sam me sorprendió, un más que importante regalo, muy superior a lo normal…¡Que hombre! Tengo que cuidarlo al máximo.

Cuando entré, deliberadamente Sam se había puesto frente a la ventana, separado más o menos un metro del cristal, y miraba al horizonte.

Mis tacos sonaban en el piso de cerámica, me cerqué por detrás de él y fui a situarme delante, entre él y el cristal. Las cortinas abiertas y la luz de la habitación a full, hacían que seguramente vieran toda mi espalda culo y piernas, desde la Rambla, estábamos apenas en un cuarto piso.

Nos besamos, con ganas.

Simplemente le dije “¡Muchas gracias! Y él ya sabía que era por su regalo.

Nos acariciamos y le quité el pijama. Nos besamos más, besos completos, de lengua, saliva, suaves mordiscos. Le lamí la cara y el cuello. El corset underbust le permitía mordisquearme las tetas, olvidados de que nos podrían ver desde la calle, aunque por el frío casi nadie pasa caminando de noche.

Sam pasaba sus manos por la suave tela del corset, me acariciaba el culo, me decía cosas tiernas a veces y otras me decía que soy muy puta.

Finalmente desprendió las tiras del corset que sujetaban las ligas, desprendió despacio todos los broches del corset y lo dejó caer. Quedé con sólo zapatos y ligas.

Se arrodilló y lo entendí. Abrí las piernas y se metió debajo de mí, entre mis piernas y mirando hacia arriba chupaba mi concha y la lamía y la penetraba con la lengua y lamía mi clítoris y todo lo que se pueda lamer, mis caderas, mis muslos, a veces me lamía las manos.

Fue mi turno de arrodillarme y lamerlo y chuparlo, la verga parecía de mármol, así de dura estaba. Gotas de pre seminal asomaban en la abertura de su glande. Me la metí toda en la boca y la llené de saliva.

Me paré y le dije “quiero contra la pared”. Lo guie hasta que estuvo de espaldas contra una pared lateral de la habitación, pasé mis brazos por su cuello y entendió. Me colgué de su cuello, mis piernas alrededor de su cintura, sus manos me sostenían por las nalgas y su verga entró naturalmente en mi cueva de amor.

Podíamos besarnos, y sus manos y brazos comenzaron a hacerme subir y bajar sobre su verga, casi nunca lo he hecho, y me gusta, vaya si me gusta.

Se siente perfecto como el cilindro de amor se mueve dentro de la vagina, la agitación del movimiento hacia que nuestras respiraciones se mezclaran, hasta que caliente y deseoso de mi, acabó.

Antes de tener tiempo de movernos, la leche chorreaba al piso y por mis muslos y mis ligas. Afortunadamente no demasiada fue al piso y luego lo arreglamos ja ja.

De perfil al ventanal le limpié la pija chupándola, y aunque me costó creerlo, de inmediato se endureció nuevamente (¿efecto pastilla azul quizás?)

Fuimos directamente a la cama, yo excitada por el regalo recibido y por la erección inmediata al primer polvo.

Diría que nos revolcamos más que acariciarnos, de pronto uno estaba arriba, de pronto era el otro el que estaba arriba.

Me di cuenta que estaba listo para metérmela. Lo monté vaquerita inversa y dirigiendo la verga con mi mano, que la metí sin dificultad.

Comencé un lento sube y baja, y de pronto sentí algo que para nada me molestaba. Mientras una mano acariciaba mi clítoris, el pulgar de la otra bien ensalivado, me entraba de a poco en el culo. Lo esperaba y lo gozaba, preparación para lo que vendría después.

Él no paraba de decirme que buen culo tengo y lo bien que subía y bajaba.

Y entonces decidí mostrar más habilidades, comencé a moverme diferente y cambiando. A veces me movía hacia adelante y atrás, otras veces subía y bajaba, algunas veces hacía los costados y a veces le hacía la famosa ‘licuadora’ que vi hacer a una actriz porno española.

Era lógico, llegó el momento en que acabó por segunda vez. Me salí de él, me di vuelta y recogí con mi mano el esperma que chorreaba de mi concha.

Me lo llevé a la boca, se lo mostré sobre mi lengua y lo tragué, repetí con lo poco que seguía saliendo de mi interior, lo tragué y lo besé. No retiró la boca, me metió la lengua. Entonces avancé mi cuerpo sobre el suyo y le di a chupar y lamer mi concha.

Me encantó lo bien que lo hizo, sin asco ni prejuicios. Tomé sus manos y las llevé a amasarme las tetas.

Cuando termino esta intimidad, nos recostamos agotados. De costado frente a frente nos besamos y lamimos hasta decir basta. Lo guie a lamerme los pies, cada vez me gusta más eso.

Subió por las piernas, me limpió nuevamente la cuca y besándonos le limpiaba yo la boca.

Luego, como siempre una parte muy disfrutable, el post coito, conversando, cada vez me gusta más mirar el cuerpo relajado de mis ocasionales hombres, sin tensiones, el pene caído hacia un costado, yo le acariciaba las bolas y el miembro. Él me acariciaba el culo y las tetas, o me las besaba.

Mi raja seguía excitada, de tanto coger; húmeda aún de rastros de leche y de saliva. Un dedo de Sam jugaba entrando y saliendo de ella, y a veces se deslizaba y se metía en el culito.

Hablamos largo y tendido acerca de cómo se organizaría el juego de póker al día siguiente, con cinco de sus amigos. Habían rentado una casa pequeña y discreta para eso. No había posibilidad de coger con sus amigos, no les había pedido análisis, y le dije que me encantaría hacer algo novedoso, que nunca he hecho con tantos hombres. Y quedó convenido. Ahora, aunque no pregunté, se hizo evidente el uso de una pastillita azul. Comenzó a erguirse de vuelta su verga.

Y para mayor felicidad mía, su dedo en mi concha encontró el punto justo.

Comenzó a frotar su dedo en esa pequeña zona rugosa de la pared delantera de la vagina, y literalmente me volví loca. Comencé a masturbarlo frenéticamente hasta que la tuvo bien dura. Un poco de oral y estaba listo de nuevo.

Quiero que nos veamos, le dije, me levanté un momento y puse mi celular a transmitir al pequeño cañón proyector que había llevado y que usamos por primera vez esa noche.

La imagen proyectada a la pared, no es perfecta HD, pero casi. Me acosté de espaldas a él, comenzó a jugar con su verga entre mis nalgas, y de a poco le pasé una pierna por encima de las suyas y ensalivándola, me la metió en el culo. Sin apuros y sin dolor, pues ya lo tenía un poco preparado desde que me metió el pulgar.

Nos veíamos en la imagen proyectada a la pared. Yo de frente. Mis tetas acariciadas, a veces una mano me acariciaba el clítoris, a veces yo giraba la cabeza y nos besábamos. Fantástica imagen. Y recomiendo el cañón proyector a quienes les guste verse. No sé si era por saber que se había tomado la pastilla espacial para satisfacerme más, o si era por la suma que me regaló, o verme en la imagen del cañón a la pared, pero yo estaba en llamas. ¡Mi culo gozaba, sí lo disfrutaba! Además, Sam estaba moviéndose al ritmo justo. Ni demasiado lento ni demasiado rápido. Y a veces la sacaba, la ensalivaba nuevamente y me la volvía a meter. Eso me enloquecía.

Y llegó la orden, la sacó y me dijo “En cuatro y el culo bien para arriba”. Mientras lo hice, bajó de la cama y tomó el teléfono para transmitir al cañón de imágenes en POV.

¡Que placer cuando vi en la pared la imagen de como apoyó su verga en mi delicado orificio y empujó hasta el fondo!

Siguió transmitiendo como entraba y salía de mi esfínter hasta que sacándola, y recordando que no me gusta que me terminen en la cola, me dijo que me pusiera boca arriba. Cambió la orientación del cañón hacia el techo y mientras transmitía, me acabó en las tetas. Verme en esa imagen gigante mientras me caían gotas de leche a las tetas fue algo indescriptible.

Agotados, me limpié las tetas, nos higienizamos y en media hora estábamos dormidos.

Al día siguiente, desayunamos con Tommy, luego de despertarnos y jugar un poco pero sin coger, guardándonos para la sesión especial de póker. Aunque como ya les dije, debería ser liviana pero divertida y excitante, a la vez que quizás me sirviera para nuevos clientes.

En el desayuno, le contamos a mi Tommy todo lo ocurrido, y lo excitante que es el cañón de imágenes.

Quedó de pija dura, lo cual ocultó saliendo del salón comedor con el abrigo en la mano disimulando su erección.

Sobre mediodía dejamos hotel, almorzamos frente al mar en el puerto de Punta del Este y luego ya pasada la media tarde fuimos a la casa que los amigos de póker de Sam habían rentado.

Discreta y no muy grande, nos instalamos. Sam nos presentó al amigo que ya estaba allí como “sus amigos Sofía y Tommy”.

Lógicamente, en general hombres casados, no se podían permitir pasar toda la noche. La partida de póker fue organizada para las 7 pm y terminaría a eso de las 11 pm como muy tarde.

Había bebidas sin alcohol pues todos debían conducir, y bocaditos salados para picar. Yo sería la encargada de servir, en sucesivas pasadas (sorprendiendo con cambio de ropa, obvio).

Cuando iban a comenzar a llegar el resto de los amigos, me retiré a un dormitorio y Sam había pedido a su amigo al que me presentó. Que no me mencionara para nada.

Eran en total 5 amigos de Sam más el propio Sam y Tommy, de quien no se diría en ningún momento que somos esposos.

Comenzaron a jugar, siempre apuestas no demasiado grandes. Cuando le pareció adecuado a Sam, se acercó al dormitorio y dijo: “¿Sofía, puedes pasar las bebidas?”.

Al volver, dijo que yo era amiga de él y de Tommy y que los había acompañado a Punta del Este, todo esto guiñando un ojo en forma pícara. El resto lo sabrían después.

Pasé ante las dos mesas que habían formado, saludando con un simple “Hola” y agitando una mano. Con tacos, mi querido y repetido vestido tubo elastizado strapless, Nada debajo. Fui a la cocina, hice dos viajes, uno con algunos bocaditos y la bandeja de vasos y el siguiente con los refrescos y jugo de naranja.

Les serví lo que cada uno quiso y me inclinaba bastante como para echar el culo bien hacia atrás, con el vestido muy corto, y las tetas, se vislumbraban un poquito, pues el vestido ajusta mucho.

Me agradecieron, me fui y volvieron a jugar. Tras un par de rondas de juego, rotaron la formación de grupos y oí el llamado, “faltan bocaditos”.

Volví a pasar rumbo a la cocina. Lo haría a cada llamado para exhibirme más. Esta vez, micro falda plisada negra, y camisa blanca sin soutien y con dos botones abiertos… ¡imagínense! Se oyeron comentarios de “¿Qué es esto?” A lo cual Tommy respondió: “ le gusta mostrarse”.

Por supuesto traje más bocaditos y les volví a servir bebidas, mostrando tanto como pude, sin desvestirme ja ja. Hubo un “Gracias” generalizado y aplausos.

Se repitió el juego y el llamado de Tommy “más bebidas por favor”. Pese al pleno invierno, la calefacción de la casa era excelente y no dudé en pasar en bikini.

No cualquier bikini, uno de color amarillo intenso, de los de tipo “cortina” que los tres triángulos se deslizan sobre los hilos de sostén y se puede regular el ancho de la base de los triángulos a gusto. Los regulé bastante angostos, me tapaban con lo justo las areolas y los pezones, y la parte de abajo al frente bien angosta, dejaba ver el pliegue inguinal pero nada más. Ya lo imaginan, la parte trasera era solamente te un hilo.

Pasé hacia la cocina y hubo silbidos, y pude oírlos decir ¡qué mujer! ¡tremenda! “¿de dónde sacaron esta amiga? ”Volví, y ahora al servirlos, ya me miraban descaradamente, acercaban la cara a mi cuerpo, ya sea desde adelante o desde atrás. Los comentarios fueron mucho más subidos de tono: “que yegua”, “está para ponérsela” “¿cómo ubicarte preciosa?”

Cuando entre sonrisas y sin contestar me retiré, fue Sam quien habló: “Amigos, no se desesperen, la chica es muy dispuesta y hará un par de pasadas más y luego un regalito a todos. No se preocupen, si alguien quiere, a futuro podrá tenerla. Es de lo mejor de Uruguay, y cuesta de acuerdo a eso. Pero ustedes son gente de buena economía, y ella puede, también, asesorarlos en gestión financiera, pues es economista… y un dato más, es casada”.

Lo siguiente ya fue sin llamada por catering. Sam simplemente dijo desde cerca de la puerta del dormitorio: “Cuando quieras Sofi”.

Ésta vez, la penúltima de las planeadas, hice el desfile con stilettos negros charolados, mini conchero negro y soutien negro media copa. Por encima, un babydoll negro transparente, de los que llegan a mitad de culo.

Aparecí y fue casi que un desorden. Nadie más se acordó del poker.

Se dedicaron a mirarme a mí y hacer todo tipo de comentarios atrevidos y de admiración. Pasé frente a ellos, que se habían parado y formaban fila ja ja.

Pasé otra vez para que me vieran bien. Dos de ellos preguntaron qué es el conchero y cómo se sostiene.

Traje una silla, me senté frente a ellos, y les expliqué lo del conchero ja ja, y me presenté, presenté mis dos actividades, como asesora económica y como putifina.

Les informé el arancel, algunos no reaccionaron (positivo) y algunos sacudieron la cabeza (no los imagino de clientes). Expliqué que ese día no habría sexo con ninguno, pues solamente te trabajo con quienes tienen análisis al día, y ellos no fueron avisados. Muchos asintieron, mostrando su acuerdo. Uno preguntó si eso de los análisis implicaba que me podrían terminar donde quisieran (una manera delicada de preguntar si me podrían acabar adentro je je). La respuesta fue un contundente: “Sí, no concibo sexo sin el máximo placer”

Les pregunté si les había gustado mi manera de entretenerlos mientras jugaban póker, y el “Sííí” fue unánime.

Les pregunté si querían una pasada más, y otra vez un “Sííí” unánime.

Me levanté de la silla para volver a cambiarme. Al mismo tiempo hice una señal a Tommy y Sam.

Fui al dormitorio y ellos me siguieron. Volvieron de inmediato trayendo el colchón de la cama y un gran trozo de film de polietileno (comprado esa mañana en Punta del Este) con el que cubrieron el colchón.

Todos se miraban intrigados. “Es para la última pasada dijo Tommy”, y fue al dormitorio a avisarme que todo estaba listo.

Volvió a la sala y anunció: “Amigos, con ustedes la economista Sofía, para que la vean tal como lo desean”.

Entonces aparecí con los mismos stilettos; ¡y nada más! Ni media copa ni conchero ni nada, tetas al aire, firmes y erguidas, la conchita al desnudo, apenas una raya, el cabello, atado en una cola alta. Caminando confiada frente a siete hombres.

Pasé una vez, dos veces y volví a pasar.

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4 COMENTARIOS

  1. Antonio: un gran placer leer tus comentarios tardíos, como siempre. Sabes que me encanta que mis seguidores me escriban. Y me gusta calentarlos!
    Te envío un beso húmedo y con lengua.
    Sofía.

  2. Hola MVD Muchas gracias por tus palabras. Siempre gentil y alabando mis looks. No dudes que si se da de conocernos un día, tendrás muy buen desfile para ti.
    Un beso.
    Sofi

  3. Mmmmm, cada día mejor lo tuyo bb. Me ratonea pensarte con toda lefa chorreada en la cara bajando como acantilado por tus tetas… Me fascina como jugas con la indumentaria hot, siempre fuego 🔥🔥🔥…
    Y muy ricos esos creampie que hicieron.
    No sabes como me deja tanto misterio e histeriqueo 😋

  4. Que deliete mi eterno amor sofi ya me tienes cuativado con tanto sexy relatos me tienes a mil por hora

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