Emputeciendo a Charo, la mujer de Germán

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Quizá alguien recordara como tras estar en la habitación de un hotel con mi amigo German y su amigo Sergio, les había prometido a los dos, si al final se atrevían emputecer a sus mujeres, y que al final terminarían follando cada uno con la mujer del otro, no sabía si esto sería una de las tantas cosas que se hablan mientras se folla, pero unas semanas después fue German quien me recordó el asunto, la idea de emputecer a su mujer era algo que le atraía, así que quedamos en provocar un encuentro fortuito entre los tres, el me la presentaría, y a mí me correspondería conducirla por el mal camino, jejeje.

Y tal y como habíamos programado German, su pareja y yo nos encontramos en una calle concurrida de nuestra ciudad, cuando nos cruzamos el me llamo señora de (el apellido de mi marido), yo le salude con la mano, lo de los besos aún no se había popularizado, él le contó a su mujer que yo y mi marido éramos dos importantes clientes para él.

German me presentó a su mujer, me dijo que se llamaba Charo, Físicamente no me pareció nada mal, y desde el primer momento tuve la impresión de que me encontraba ante una puta que necesitaba liberarse. Quizá por ser una cliente vip de su marido, aunque entonces no se utilizaba esta expresión, Charo me saludo de forma muy animada y me ofreció su amistad, por supuesto acepté, aunque en ese momento ella no sabía hasta donde iba a llegar nuestra amistad.

Quedamos en vernos unos días después en su casa, para hablar y tomar unas pastas. Ese día, para no despertar sospechas yo me había vestido de una manera muy discreta, y el día en que habíamos quedado decidí hacer lo mismo, así que me puse un vestido de lunares discretísimo, ella me recibió y me hizo pasar, volví a tener una buenísima impresión respecto a su físico, desde luego German no se merecía que le hicieran follar con las luces apagadas, y ese cuerpo estaba hecho para ser visto desnudo.

Nos sentamos a tomar las pastas y en un momento dado me pareció que debía de pasar al ataque, así que la dije que era una mujer muy bella, que German tenía mucha suerte de tener una mujer tan atractiva, primero acaricie su pecho de una manera que pareciera accidental, y después de una manera menos disimulada llevé mis labios junto a los suyos, y la bese en la boca, ella en un primer momento o reaccionó, después abrió su boca y se dejó llevar, por los movimientos de su cuerpo se la notaba que estaba disfrutando, pero en un momento dado pareció recobrar su moralidad y dijo:

-Lo siento señora Isabel, pero yo soy una mujer decente, fiel a mi marido y no hago cochinadas de esas, que son muy pecaminosas.

-Yo tampoco, créeme, Charo, en el extranjero es una forma natural de mostrarse amistad, pero si tu piensas que yo quiero hacerte cosas pecaminosas, simplemente me voy y no vuelves a saber más de mi

Desde luego no era eso lo que ella buscaba, su marido le había pedido que se hiciera mi amiga, y lo último que quería confesarle era que por un malentendido había perdido a una buena clienta, así que haciendo de tripas corazón me dijo:

-Lo siento Isabel, sin duda he interpretado mal lo que hacías, si en Europa se hace así, ¿Por qué no vamos a hacerlo nosotras?

Había ganado, jajaja, le tenía sometida a mis deseos y sabía que ella iba a hacer todo lo que a mí me apeteciera, así que llevé mis manos hasta una de sus tetas y se la toque ligueramente con la mano, nuevamente vi que le gustaba, definitivamente tenía ante mí a una puta que necesitaba liberarse, llevé una de mis manos a su teta y se la acaricie ligeramente, y le dije:

-Tu marido tiene suerte de tener una mujer tan bella como tú.

Ella no sabía qué hacer y se dejaba hacer, en ese momento le pregunté:

-¿Tu ropa interior es discreta?

Ante mi pregunta ella se sentía molesta, pero yo veía que tras esta molestia se escondía mucho morbo, como vi que tardaba en contestarme yo tomé la iniciativa, me quité el vestido, llevaba un conjunto interior rojo, ella al verme así se quedó sorprendida, pero no podía dejar de mirarme, aunque lo intentaba, jajaja, finalmente tuve que ser yo quien volviera a decir lo de costumbre europea, ante ello ella de muy mal gana se quitó el vestido quedándose con las bragas y el sujetador más feos que he visto en mi vida, no me extraña que a German, viéndola así se le fueran todas las ganas de hacer nada, fue ella quien tomo la iniciativa:

-Perdona Isabel, ¿Pero no te parece que esa ropa interior es de puta?

Yo me reí un momento, y después, cuando me di cuenta de que ella se sentía culpable de sus palabras, llevé una de mis manos haca sus tetas y comencé a acariciárselas por encima del sujetador, estaba pensando en decirme que no, pero sabía que estaba en mis manos y se dejó hacer, yo me aproveché y le quité el sujetador dejándola con las tetas al aire, y después se las acaricié, viendo su duda le dije:

-Mira está claro que las dos somos unas putas pecadoras y que vamos air derechitas al infierno, así que disfrutémoslo

-Está bien Isabel, dijo ella, pero por favor que mi marido no se entere nada de esto, me moriría de vergüenza ante él.

La verdad es que cuando terminara de follar con ella lo primero que pensaba hacer era contárselo a su marido, con el que había quedado en una habitación de hotel, pero aún no era el momento de que esta zorrita se enterara de que iba el juego así que hice como que aceptaba sus condiciones, jajaja.

La terminé de desnudar y luego me desnudé yo y la empujé hacia el sofá tumbándola, y la abrí bien sus piernas, antes de que ella pudiera darse cuenta de lo que iba a hacerla, la aparte las piernas, ella intento conservar un resto de dignidad y me dijo:

-Isabel esto es un pecado muy grande, y además yo no soy tortillera.

-Tu eres una zorra que le gusta que la hagan de todo, aunque hasta ahora no lo hubiera descubierto, y de otro lado de todas maneras vas a ir al Infierno, así que disfruta de tus pecados en la tierra, le respondí.

Y nuevamente con toda la rapidez de la que fui capaz metí mis dedos en su coño y comencé a masturbarla, ella estaba horrorizada, pero a la vez se le notaba que la situación le ponía muy caliente, y mis dedos comenzaron a notar la humedad de su coño, intentaba no gemir, pero le fue imposible y comenzó a hacerlo, en ese instante me decidí a cambiar de instrumento, saqué os dedos, y en su lugar introduje mi lengua eso si le di una especie de consejo-orden

-La próxima vez que hagas cosas pecaminosas conmigo quiero que tengas tu coño completamente depilado.

-Así lo hare Isabel, dijo ella comprendiendo que su relación conmigo no se iba a limitar a esa vez, sino que iba a formar parte de su vida.

A continuación, introduje mi lengua en el interior de su coño, y comencé a lamérselo, ella se resistía y trataba de no gemir, pero todo su cuerpo me demostraba que estaba disfrutando, su coño tenía un sabor delicioso y pensar que estaba comiéndome a plena luz el agujero donde German, solo podía meter su polla, y a oscuras le daba más morbo al asunto. Ella se mordía los labios, tratando de no gemir, pero al final, no pudo vitarlo, y comenzó a gemir de una manera que iba creciendo en intensidad, hasta que tras un fortísimo gemido se corrió:

-¿Ves cómo eres una zorra y una tortillera? Le dije, y luego añadí, ahora te toca a ti hacérmelo a mí.

Nuevamente ella trató de resistirse.

-Pero Isabel nunca lo he hecho, no sé y además me da asco.

Le sacudí un tortazo y le dije:

-So puta, yo soy tu maestra y si te digo que me comas el coño tu me lo comes, y si no sabes lo intentas, aquí me tienes a mí para enseñarte.

Luego la hice tumbarse sobre el sofá, me puse de rodillas encima de ella y le dije:

-Venga puta empieza.

Ella dudó un momento, pero viendo mi cara de mal genio comprendió que no tenía otro remedio y abriendo su boca introdujo su lengua en mi interior, comenzó a comerme el coño de una manera muy parsimoniosa, fue necesario que yo la dijera:

-Venga, puta hazlo con ganas, o quieres que me enfade.

Ante mi amenaza ella se puso a comerme el coño de una manera más apasionada, su lengua empezó a comerme con ganas, y pensar que la tenía dominada y sumisa ante mi hizo que mi excitación aumentara, poco a poco su forma de lamerme el coño comenzó a ser aceptable, en ese momento me decidí a premiarla, me gire sobre mi misma, y me tumbé hasta que su coño volvió a estar al alcance de mi boca, en ese momento le dije:

-Mira zorra, como se come un coño, siente y repite conmigo lo que yo te voy a hacer a ti.

Comencé a lamerle el coño, ella comenzó a comportarse como una alumna aplicada, su lengua comenzó a comer mi coño de una manera precisa, mi alumna estaba aprendiendo, en ese momento yo sentí que ella se estaba corriendo de nuevo, pero también en ese momento yo me corrí, al notarlo ella trato de sacar su lengua de mi coño, pero desde luego no la dejé, y le ordené:

-Puta quiero que te tragues todos los líquidos de mi coño, ¿Entendido?

-Si, mi ama, dijo ella.

Volvió a meter su lengua en el interior de mi coño y comenzó a lamer mis líquidos al principio sin ganas, pero a medida que los fue chupando su lengua se animó, estaba aprendiendo a disfrutar con una mujer. yo la pregunté:

-¿A qué te está gustando puta?

Ella me hizo una señal de que efectivamente era así.

Decidí pasar a la siguiente fase la ordené tumbarse en el cama con las piernas bien abiertas, y cuando lo hizo me pise encima de ella e hice que nuestros coños se rozaran, ella se puso a gemir de inmediato, parecía que al final había acetado su condición de puta y lesbiana, solo se le escapó un:

-Pobre marido mío, va a tener unos cuernos muy grandes.

-De pobre nada, le dije yo, porque la puta de su mujer, para ocultar su condición va a hacer lo que a él le apetezca, si negarse a nada, ¿Entendido zorra?

-Si mi ama respondió ella.

Mientras y seguía rozando mi coño contra el suyo, proporcionándola un gran placer que ella ya no trataba de ocultar, Hasta que me dijo:

-Isabel, estoy gozando muchísimo, necesito correrme.

-De acuerdo zorra, le dije, pero lo vas a pagar

Contando con mi permiso ella se relajó y sentí como una gran humedad se desprendió de su coño, en ese momento yo le dije:

-Ya te has corrido zorra, ahora te toca pagar el precio por hacerlo.

Me di la vuelta y le dije:

-Quiero que me lamas el culo.

-Que asco, dijo ella.

Pero inmediatamente notó en mi mirada que se había equivocado y trato de rectificar a tiempo:

-Si es tu deseo, mi maestra, lo hare.

Yo me puse bocabajo en la cama, y ella se puso con su cabeza cerca de mi culo, la pedí en primer lugar que besara los cachetes de mi culo, y lo hizo, y por fin llegó el gran momento, notaba la tensión en ella, pero arrimó su lengua a mi culo y la introdujo en él, se la notaba que era primeriza y comenzó a chupármelo de una manera un poco torpe. Pero era una buena discípula, no tardo en cogerle el tranquillo al asunto y poco a poco me fue dando más placer, saber que era mi discípula y que su emputecimiento iba por buen camino me ayudaba a sentirme bien, y no tarde en correrme.

En ese momento me pareció que era bueno ser generosa con ella, la pedí que se lavara la boca, ella obedeció y cuando volvió, y comprobé el buen olor de su aliento, la bese en la boca y le dije:

-Así me gusta, estas aprendiendo muy rápido, ahora date tu la vuelta.

Lo hizo, quizá ella pensara que yo le iba a chupar el culo, por eso se debió de quedar sorprendida, cuando sintió que uno de mis dedos entro en el interior de su agujero, dio un grito de dolor, yo le dije:

Cariño, una buena puta debe de tener sus agujeros siempre listos para que se los penetren. Y seguí jugando con mi dedo en su culo, poco a poco su dolor se fue transformando en placer, lo que me llevó a la siguiente fase en su emputecimiento. Y la ordené:

-Ponte a cuatro patas, como una perra, que es lo que eres.

Se había acostumbrado a obedecer y lo hizo, yo cogí un pañuelo que llevaba en mi bolso y con él la tapé los ojos, eso la provocó curiosidad, pero sabía que no debía manifestarla, lo siguiente que hice fue volver a ir a mi bolso y sacar un dildo que llevaba dentro, lo ajusté a mi cintura, y como si fuera un tío, me dirigí hacia donde ella estaba, me puse de rodillas, y desde esta postura arrimé el aparato a su coño, y de un golpe, se lo metí dentro de su coño, ella al sentirlo gritó:

-¿Qué es esto?

-Ta ves zorra, le respondí, no solo voy a ser tu novia, sino también tu novio.

Y comencé a mover mi aparato en el interior de su coño, ella tenía cara de desagrado, además el estar ciega le hacía sentirse indefensa, pero hice como que no me importaba, y seguí follandola con mi aparato, poco a poco noté como su sensación de desagrado desaparecía y era sustituida por otra de placer, y en contra de su voluntad los gemidos comenzaron a salir de sus labios, ello me llevó a aumentar el ritmo, y ella pese a intentar disimularlo soltó un gemido muy inmenso, se había corrido.

En ese momento la quité la venda de los ojos, y sin sacar el consolador de s coño le dije:

-¿Ves cómo eres una grandísima zorra? Te has corrido con un trozo de plástico, jajaja, pues compórtate como tal y chúpale la polla a tu novio.

Ella se arrodilló enfrente de mí, y abriendo su boca se metió en ella mi polla artificial y comenzó a chuparla, como si fuera una polla de verdad, poco después decidí sentarme en el sofá, y la ordené sentarse encima de mí, ella sin dudarlo, se sentó encima de mí, y comprendiendo mis deseos, llevó su coño hasta la pita de mi aparato y moviendo su sexo, se lo introdujo dentro de este.

Y como si fuera una polla de verdad comenzó a moverla con su coño, cualquier tío se hubiera quedado seco si una tía se hubiera movido así con su polla dentro de ella, la idea me estaba resultando morbosisima, y ella parecía estar alucinando con la posesión de este pene de plástico, pero decidí tomar el control de la situación y la levanté, y la tiré sobre el sofá, y poniéndome yo de pille, la introduje mi polla artificial dentro de su coño, mientras la decía:

-Toma zorra, toma, y disfruta.

Sus gemidos se hicieron ensordecedores, por lo que subí el ritmo hasta que se corrió, en ese momento me decidí a hacerla pasar la prueba definitiva, la ordené volverse a poner a cuatro patas, ella obedeció y cuando la tuve así, me puse detrás de ella, y de un golpe se la metí en el culo, su reacción fue de sorpresa y un poco de dolor, pero poco a poco, este dolor de transformó en placer y dijo:

-Pobre de mi marido, nunca le quise dar el culo y ahora me lo han desvirgado

-So zorra, le dije yo, ofréceselo hoy mismo.

Y seguí follandola por el culo hasta que se corrió. Horas después, cuando en la habitación del hotel le contaba a su marido German le contaba como había emputecido a su mujer se puso muy caliente y follamos de una manera salvaje.

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