Ella me estrenó

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T. Lectura: 7 min.

Queridos lectores, ahora les narraré mi primera experiencia sexual. Han pasado tantos años, pero lo recuerdo como si hubiera sido hace poco tiempo; ocurrió cuando cumplí los 18. Fue un año realmente loco, pasaron tantas cosas que diría que fue uno de los mejores de mi vida.

En esos años, como tenía barba, aparentaba ser algo mayor. Poco después de mi cumpleaños conocí a quien llamaremos Johana. Nos conocimos por pura suerte, ambos esperábamos el autobús para ir a nuestras casas. Yo salía de estudiar era un lunes, yo llevaba traje, ella es blanca y más baja que yo, su estatura es 1.60. Tenía el cabello pintado de color cobrizo, jeans azules pegados a su cuerpo, una blusa blanca de mangas largas y cuello en v, que mostraba un escote que permitía ver sus hermosos y grandes senos. En esa época me enamoré de esa mujer, su figura, sus ojos café claro, su sonrisa, su cuerpo, era magnífica a la vista, y hasta la fecha se sigue cuidando muy bien, pero eso lo diré después.

Como les decía, fue suerte, esperábamos en una banca sentados, yo estaba a su derecha así que podía admirarla mientras ella miraba a su izquierda esperando el autobús, cuando vimos que estaba a una cuadra nos levantamos, quería ver su trasero, y cuando lo vi noté que ella se había manchado, pues tenía el periodo, enseguida me acerqué un poco a ella y le mencioné:

Yo: Señorita buenas tardes, disculpe que la moleste…

Ella me miró y sin permitirme hablar más me contesto.

Johana: Mira, no me interesa ser tu amiga, ni tu novia, solo quiero ir tranquila a mi casa

No sabía que Johana había tenido un mal día y que yo pagaría los platos rotos, pero igual seguí:

Yo: Señora solo quería ser amigable contigo es que te ha ocurrido un accidente

Su rostro, que era de furia, cambió de forma instantánea, abrió sus ojos de tal forma que ella sabía a que me refería, no sabía cómo taparse, porque el bolso que ella cargaba no le llegaba a cubrir su trasero, entonces me quité el saco, le dije úsalo para taparte y la acompañé hasta su casa, conversamos como amigos de toda la vida, ella era algo mayor que yo, ya tenía 25 años.

Ambos nos ocultamos cosas ese día, yo evité mi edad, ella que tenía esposo. Intercambiamos números y todos los días nos escribíamos, lo que yo no supe hasta tiempo después, era que algunas veces que mientras hablamos por llamada, y la escuchaba trotando y ejercitándose, era en realidad que tenía sexo con su esposo y ambos fantaseaban conmigo.

Nos veíamos todos los lunes, viernes y sábados, nos gustaba salir a caminar, al cine, comer, un día después de besarnos ella notó mi excitación, ya no podía ocultarla, había pasado un par de meses fantaseando con verla desnuda y besar cada parte de su cuerpo, en ese momento ella fue clara conmigo, podíamos ser amigos con derechos, pero no podíamos ser pareja (en mi mente celebré el momento, pensé claro que sí, dime dónde firmo, sexo sin ser pareja, al fin sexo; nunca se me ocurrió porque pareja no), esa noche acabó así temprano con beso y la promesa de que la siguiente semana pasaría algo más.

Fue una semana brutal, cada día que la llamaba ella “estaba ejercitándose”, pensaba que era para mantenerme excitado, no nos vimos hasta el sábado, fue temprano, después del mediodía, estaba muy nervioso, había comprado los condones y la señora que me los vendió se sonrió, era claro que yo era un inexperto y nervioso muchacho.

Nos vimos en un parque principal cerca de un hotel muy agradable, cuando llegó fue increíble su cabello suelto a la altura de sus hombros, una blusa negra de mangas cortas, cuello sin escote ocultando sus atributos aunque la blusa pegada mostraba que sus senos eran grandes, un jean azul pegado al cuerpo y unas botas negras de cuero, que mujerón y en poco tiempo iba a estar conmigo, cuando me saludo y nos besamos el mundo se detuvo.

Caminamos al hotel que estaba cerca, me sentía extraño, sentía que todo el mundo nos miraba, cuando al fin estuvimos en el cuarto ella pasó primero, cerré y la abrace por la espalda, sentía su cintura, besaba su cuello, escuchaba su respiración agitarse, ella se giró y me beso, avanzamos y caímos en la cama estaba todo iluminado por una luz roja muy tenue. Todo era tan sensual, ella se sentó y me hizo poner de pie frente a ella, yo en ese momento me puse nervioso y le dije, es mi primera vez; ella me respondió, lo sé amor, era más que obvio que ella tenía mucha más experiencia que yo.

Ella se quitó la blusa mientras yo me arrodille y besaba su abdomen, y tocaba sus senos encima de su brasier, uno de color negro que apenas cubría sus pezones y parte de sus rosadas areolas, ella olía delicioso, le quite las botas, le desabroche el jean y ella se levantó para poder bajárselo, tenía un cachetero negro, al fin se me estaba dando, iba a estar con ese monumento de mujer, bese y olí su vagina por encima de su cachetero, fue un éxtasis masajeaba sus nalgas, metía uno que otro dedo bajo su cachetero y rosaba la entrada de su vagina y de su ano, no pude contenerme e introduje uno de los dedos en mi boca, sentía su sabor, ella estaba tan húmeda, yo estaba en las nubes.

Ella gemía y se sonreía mientras me tomaba del cabello, me detuvo y se sentó, me quito la camiseta azul que cargaba, me acaricio el pecho, apretaba mis pezones, mientras se mordía el labio inferior, paso sus uñas por mi abdomen mientras me miraba a los ojos y sonreía, desabrocho mi cinturón, mi jean y me dijo que me los quite, ya me había quitado mis botas me quede solo en bóxer, uno negro que tenía el logo de una empresa y decía masturbar crédito ilimitado, ambos nos reímos fuerte y me beso por encima del bóxer, sentía mi pene cada vez más y más grande, me lo chupaba, lo mordía suavemente, yo no sabía que era su primera vez con otro que no fuera su esposo.

Cuando quiso dejar de torturarme me bajo el bóxer, con su mano derecha me lo sostuvo de la base del tronco, me miró a los ojos se acercó a la punta de mi pene que estaba con líquido preseminal, saco la punta de su lengua y me lamio el glande, solo pude enviar la cabeza para atrás y gemir, empezó a hacerme mi primera mamada.

Bajaba y subía por mi pene, lo lamía como si fuera un helado que se derrite y quisiera saborearlo todo sin que se derrame, con su mano izquierda apretaba mis pectorales, me aruñaba suavemente y apretaba mis pezones, soltó la base de mi pene y empezó a masajear mis bolas, yo la miraba por un espejo lateral, la miraba directamente, sujetaba su cabello, sentía que me desesperaba, le dije que se detenga que me haría terminar, la aleje y le saque mi pene de su boca, cuando la aleje y vi su rostro fue increíble, su agitación, su sonrisa, saliva corría por la comisura de sus labios, sus ojos algo rojos y brillosos.

Yo: Johana mi amor no quiero acabar todavía (le decía mientras apenas podía respirar)

Johana: Dani, bebito tu solo disfruta, dame tu leche, tenemos muchas horas para estar aquí (lo decía con total agitación)

Me deje llevar por ella, me tomo de la cintura y se lo metió todo en su boca mientras la miraba a los ojos, en pocos minutos más no pude contenerme, la tome de su cabeza y empuje cuanto pude, me apretó las nalgas, sentí que clavaba sus uñas y así acabe en su garganta, solté un gran gemido con gruñidos, se me contraían las nalgas, mis piernas, mis brazos, todo se tensó en mí, le deje toda mi leche, se tomó gran parte, saque lentamente mi pene y la veía mientras ambos sonreíamos, abrió su boquita que me había dado el placer de mi vida, y me mostro que aun tenia algo de mi semen, cerro su boquita y trago hasta la última gota.

Después de eso era mi turno y yo no podía esperar, le saque su brasier, el cual tenía parte de su saliva, nos besamos mientras se levantó un poco mientras le quitaba su cachetero, estaba empapado, lo vi, y lo acerque a mi rostro, lo olí, luego lo lamí dejándolo limpio de sus fluidos, ella me miraba extasiada, se acostó en la cama y me guio a que me acueste entre sus piernas, lamí toda su vagina, sentí su sabor lo más que pude, pasaba mi lengua metiéndola poco a poco por sus labios, ella me iba indicando como hacerlo, la veía apretar sus pezones y la ayude con eso para que pueda sostenerme del cabello y restregar su conchita con mi cara.

Jugaba con mi lengua en su clítoris, lo hacía con movimientos en círculos, de arriba hacia abajo, ella apretaba mi cabeza con sus muslos, gemía fuerte, apretaba las sábanas, le gustaba que le apretara fuerte los pezones, me pedía más, cuando de repente sentí que arqueo la espalda y lo había logrado, ella alcanzo un delicioso orgasmo que inundó mi boca, mi cara, quede lleno de sus fluidos, solo quería seguir lamiendo y dejarla limpia, así que seguí y ahora algo nuevo le lamía desde su culito, su rico ano, hasta su clítoris, empecé a introducir dos dedos por su conchita y mi lengua por su colita, esta vez fue más rápido, volvió a tener otro orgasmo, ella reía fuerte y gritaba que rico hijueputa.

Se sentó y me besaba, ambos sentados en la cama besándonos, sintiendo sus fluidos en mi boca.

Johana: no pensé que me meterías la lengua por el culo, pero fue riquísimo

Yo: es que te veías tan rica, así gimiendo, gritando, cuando pase la lengua por encima, sentí tu piel como se puso chinita, y me deje llevar

Johana: acuéstate papacito que hoy eres mi hombre y yo tu mujer

En eso me acosté boca arriba y ella encima mío, hicimos mi primer 69, era todo al máximo de sensaciones sentir como me chupaba el pene, apretaba mis bolas, aruñaba mis piernas, como lamia y se metía una de mis bolas en su boca, mientras yo podía disfrutar de su conchita, cada que lamia su clítoris se volvía más y más ardiente, y le empecé a meter dos dedos por su conchita y uno por su ano, sentía como apretaba mi dedo y volvió a acabar en mi cara, que rico sabia ella, aún amo su conchita y sus orgasmos.

Se levanto, sentándose de forma que podía restregar su conchita en mi cara, mientras me masturbaba rápidamente.

Se detuvo, y cambio la posición, se subió en mi y pude sentir su caliente vagina mientras ella se introducía mi pene, aún recuerdo su sonrisa mirándome fijamente.

Johana: papacito hoy me preñas

Empezó a moverse de una forma sensual, sus cadenas las movía lentamente de adelante hacia atrás yo estaba hipnotizado, sus tetas blancas ahora eran rosadas de tanto que las aprete, nuestro sudor hacía que brillemos bajo la tenue luz roja, cerca de mi estaba un interruptor, lo aplaste y la luz cambio ahora todo el cuarto estaba iluminado.

La veía con toda la claridad posible, su piel estaba roja y se notaba las marcas de mis manos y de sus uñas, yo estaba con pecho marcado, empezó a acelerar el paso, gemía más y más, nos tomamos de las manos y la sentí, su primer orgasmo con mi pene dentro suyo, sentía como me apretaba, como se mojaba más sus manos me apretaban pero yo la solté y la acerque a mí, la abrace y la bese mientras empecé a penetrarla en esa posición, se escuchaban mis huevos chocando con sus nalgas, gemíamos boca con boca.

Cambiamos la acosté boca arriba, puse sus piernas en mis hombros y entré en ella, como me enloquecía escucharla gemir pedirme más, en un momento se le salió decir, mira como me revientan la concha, no le di importancia y seguí, le mordí las piernas, le chupe los pies.

Le abrí las piernas y empezó a masajear con furia su clítoris mientras me veía a los ojos

Johana: eso Daniel cógeme, cógeme con fuerza, hazme sentir mujer, como con fuerza hijueputa

Solté sus tobillos y me apoye en sus tetas, para darle con más fuerza, aprete sus pezones, sentía que no iba a aguantar mas y con la mano derecha la sostuve del cuello, fue todo, acabamos al mismo tiempo sentía que me caía sobre ella, su concha apretaba mi verga, mientras soltaba hasta la última gota de mi semen dentro suyo, ambos gemíamos con fuerza con el aliento entre cortado, me acosté sobre ella, boca con boca sentíamos nuestro aliento, el olor a sexo era fuerte, sudados, empezamos a sonreír, me fue bajando la erección, salí de ella.

Cuando me acosté a su lado ella se acostó sobre mi pecho, con una pierna cruzando sobre mi, sentía mi semen escurrir de su vagina bajando por nuestras piernas.

Nos quedamos dormidos, cuando me desperté ella estaba ahí junto a mi, hermosa, radiante, una diosa del sexo, se empezó a despertar y nos besamos:

Yo: corazón disculpa si fui algo agresivo, en algún momento, pensé que mi primera vez sería algo más romántico, pero después de tanto porno pensé en hacerlo como lo he visto

Johana: (empezó a reírse) no seas tontito, así me gusta que seas, aunque eso de lo romántico me lo debes para la próxima

Nunca usamos los condones que compre, al final los use, pero con otras personas, fue fantástico, desde ese entonces yo soy amigo de Johana y Francisco (el esposo), a quien conocería un mes después. Hasta ahora somos amigos, de vez en cuando me veo con ella sola y otras estamos los tres.

Lamento si no he sido descriptivo de la mejor forma, pero aún estoy aprendiendo a escribir mis relatos, espero les guste y gracias por leer, es extraño contar esto por primera vez, no pensé que al final lo contaría, gracias por leer.

Besos y abrazos, tu amigo Daniel.

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