Después de recuperar la vida sexual con mi esposa, por lo ya contado en historias anteriores, recordé una promesa inconclusa de mucho tiempo atrás. En la época en que mi esposa y yo estábamos en un bajón sexual, por decirlo de una manera, tratando de avivar la llama, propuse jugar un juego erótico, ella acepto, aunque no de muy buena gana. Descargué un juego en mi celular, este tenía pruebas bastante subidas de tono, eran con tiempo y por categorías. El juego era bastante completo.
Pagué una suscripción de por vida que, felizmente, no era muy cara. Pero que me daba algunos upgrades interesantes, como el de cambiar los retos, ya sea la duración o la intensidad. Ya que sabía que algunas serían muy atrevidas para mi esposa por el momento que atravesábamos.
Coordinamos como cambiar los retos, quedando los dos contentos con los resultados, pero nunca se concretó. Siempre tena una excusa para no hacerlo, hasta que me cansé de insistir y borré la app.
Hasta hace poco que, después de una sesión espectacular de sexo, como las que estábamos acostumbrados a tener, en esta nueva faceta de nuestra vida sexual, le hice acordar del juego. Laura, recordó y se alegró.
-¡si, amor!!! Descárgalo y lo jugamos –dijo, emocionada.
-Ok, amor, lo voy a buscar –dije, mientras descansábamos de la faena.
-Pero tiene que ser bonito, nada de descargarlo y jugar. Que sea especial ¿ya? –dijo, coquetamente.
-Ok mi vida –respondí, dándole un gran beso en la boca.
Al día siguiente, descargué el juego y comencé a planear lo que haríamos el sábado. Felizmente el juego estaba tal cual lo había dejado. Los cambios ya estaban hechos. Pero me aventuré a cambiar algo más, sobre todo aumentar la duración de los retos. Decidí separar una habitación en el hotel de la historia anterior, ya que se había vuelto nuestro hotel preferido. Esta vez reservé una habitación a la que llamaban suite sexual.
-Listo amor, ya está todo listo para el sábado –dije dos días antes del día planeado- ya está el hotel, ya está el juego y una que otra sorpresa.
-¡Qué lindo amor! –dijo dándome un beso muy cariñoso– entonces yo preparare una sorpresa también.
El sábado en la tarde, fui al hotel. Pedí la habitación y llevé pétalos de rosas, fresas bañadas en chocolate y 2 botellas de champagne con dos copas. Tiré los pétalos en la cama, coloqué las fresas en el frigobar al igual que las botellas, además puse una bolsa de hielo. Estaba todo listo para la noche.
Nos dirigimos al hotel, al llegar, toqué el claxon y me abrieron rápidamente, al ingresar. Le recordé al recepcionista que venía a la habitación número 8 y nos dejó pasar.
Había una puerta levadiza que yo había dejado cerrada, con un gran numero 5 encima. Me bajé del auto para abrir la puerta. Estacioné el auto dentro y me bajé rápidamente a cerrar la puerta. Laura se bajó y le pedí que me espere, mientras entraba por la puerta de vidrio, que había dejado previamente cerrada con una cortina. Esta habitación era diferente a la anterior. Había una cama muy grande, una ducha amplia, con paredes de vidrio, en una esquina. Esta habitación tenía espejo en el techo. Un sillón tántrico y una pequeña barra con dos sillas altas y un frigobar. Al costado de la cama, había un lavadero grande y al otro extremo de este, un cuarto con el inodoro.
Al entrar, acomodé todo lo que había llevado, saqué una de las botellas de champagne, la coloqué en una hielera con hielo en la mesa, al lado de las fresas bañadas en chocolate. Cuando estaba todo listo, salí y le pedí a Laura que se tape los ojos. La llevé lentamente al cuarto, abrazándola por detrás y aprovechando para pegarme a su culo. Laura solo reía. Al entrar, le dije que ya podía ver. Vi cómo se le iluminaron los ojos y se tiró encima mío a darme un beso riquísimo.
Después de unos minutos de besarnos apasionadamente, se separó de mí y me ordenó que salga del cuarto, con un guiño. Obedecí y unos minutos después, escuché que me llamaba. Cuando abrí la puerta, lo primero que vi, me dejó impresionado.
Recostada en la cama, encima de los pétalos de rosa, Laura, vestida con un conjunto semitransparente de la mujer maravilla. Con la característica tiara en la cabeza, un top semitransparente, rojo, que dejaba ver un sostén de encaje, rojo oscuro, que con las justas cubría sus hermosas tetas. Se veía su abdomen bien formado. Debajo, una minifalda azul, también semitransparente, que dejaba ver un pequeño hilo dorado. Pantis rojos hasta la mitad de los muslos que, con una tira, se enganchaban por dentro a la minifalda. La vista era espectacular.
-¡Por dios amor! –atiné a decir– no sé cómo voy a contenerme de tirarme encima tuyo, besarte y arrancarte todo eso para hacerte mía.
-Bueno, no te contengas –dijo y al escuchar eso, me apresuré hacia ella –pero solo bésame, no me lo quites, que es para el juego.
La besé desesperadamente, mi pene estaba durísimo, mis manos recorrían su cuerpo suavemente. Después de unos minutos, me separé de ella y fui hacia el champagne, serví dos copas y le ofrecí una a ella. Brindamos y tomamos mientras conversamos un poco para entrar en calor.
Después de terminar la primera botella, saqué el celular y puse el juego. Ya estaba configurado con mi nombre y el de Laura. Simplemente le puse iniciar y comenzó el juego. El primer turno era para mí y me salió “besar el cuello de Laura por 1 minuto”. No tuve ni que esperar la invitación de Laura, me tiré de boca a su cuello y comencé a lamer y besar su cuello, de la forma que sabía que le gustaba. Laura daba pequeños gemidos suaves. Luego fue el turno de Laura y le salió “Haz un masaje a Gonzalo en la espalda por 2 minutos”. Laura, rápidamente, me empujó a la cama, se subió encima mío y comenzó a masajear mi espalda. Yo aprovechaba para sobar sus piernas.
Las rondas iban pasando, con algunos besos, manoseos y cosas realmente suaves, ya que aún quedaban los retos suaves que habíamos colocado hace mucho tiempo. Luego le tocó a Laura “haz un striptease para Gonzalo”. Me llevó a una silla frente a la cama y comenzó a moverse al ritmo de la música que el mismo juego había puesto. Verla tan hermosa, con ese disfraz que le quedaba espectacular y moviéndose tan deliciosamente, estaba haciendo que mi pene se ponga durísimo y se comience a notar. Apenas Laura lo notó, levantó su pierna y con el pie comenzó a sobarme el pene por encima del pantalón.
Luego se acercó a mí y comenzó a frotar su hermoso culo contra mi pene, mientras lentamente se quitaba el top para quedar solo con el sostén, el cual se quitaría unos segundos después. Ella seguía bailando, ahora frente a mí, sus tetas frente a mí, le sobaba las tetas, mientras ella bailaba y me sobaba el pecho. Yo ya había perdido la camisa en un reto en el que Laura debía besar y lamer mi pecho. Se subió encima mío y se frotaba encima.
Se levantó, se dio la vuelta, tomó su minifalda y la bajó hasta sus tobillos, quedando completamente doblada, su culo frente a mi cara. Lo único que se interponía entre su vagina y yo, era ese pequeño hilo, que, a decir verdad, no tapaba absolutamente nada. Antes de que se pueda incorporar, me acerqué y pase mi lengua, por encima de la tira que la “cubría”, desde su vagina hasta su ano. Laura se estremeció y se incorporó.
Para terminar con tan delicioso baile, se subió encima de mí, puso sus pantorrillas en mis hombros, se tiró para atrás apoyando sus manos en el suelo. De frente podía ver como su hilo intentaba tapar, sin éxito, su hermosa vagina, completamente depilada. Me pidió que le quite el hilo, mientras ella movía sus caderas al ritmo de la música. Una vez que le quité el hilo, aproveché y comencé a sobar su vagina suavemente, la cual estaba ya muy mojada. Ahí terminó el baile.
Nos volvimos a sentar en la cama. Seguimos con el juego, venían retos suaves otra vez, hasta que me tocó “Lame la vagina de Laura por 3 minutos sin parar”. Al escuchar esto, Laura se impresionó por la duración, pero rápidamente se tiró de espaldas y levantó las piernas dejándome su vagina a la vista. Me tiré de cara y comencé a besarle, lamerle, mamarle, succionarle la vagina. Después de más o menos 2 minutos, siento como Laura gritaba y lanzaba un chorro a mi boca, pero el reto decía sin parar, no me moví y seguí lengüeteando, saboreando todos los jugos que salían de ella. Laura no paraba de temblar y de correrse, hasta que pasaron los 3 minutos.
Laura descansó unos segundos, mientras yo servía una copa más de champagne. Luego hubo retos normales, hasta que a Laura le tocó “Chúpale el pene a Gonzalo hasta que se corra”. Me paré frente a la cama, me bajé el pantalón y el bóxer y le mostré mi pene erecto a Laura. Rápidamente vino y se arrodilló frente a mí, se metió mi pene en la boca y comenzó a darme una mamada impresionante, sobaba mis testículos, pasaba un dedo curioso desde los testículos hasta el ano. Luego me masturbaba y me chupaba los testículos. Yo estaba en la gloria, hasta que después de unos 4 minutos más o menos, terminé llenándole la boca de semen.
-No sabía si decía que me lo trague, pero no quería desaprovechar la oportunidad –me dijo mientras me mostraba la boca sin rastro de mi semen.
Continuamos con los juegos. Ya no hubo más retos suaves. Ya todo se puso más caliente. El siguiente reto era un 69 por 2 minutos. Luego me tocó a mí “Penetra a Laura por la vagina en posición 4 patas por 5 minutos” en este punto, ya todos los retos eran de poses sexuales y la duración era de 5 minutos siempre. Así que empezamos con las poses, comencé a darle a 4 patas. Comencé a penetrarla rápidamente, después de su corrida y la mamada que me acababa de dar, la penetración fue fácil. Entró todo mi pene y comencé a moverme muy rápido y fuerte. Laura gemía suavemente al comienzo, luego comenzó a gritar de placer.
Después de los 5 minutos, volvimos al juego, a Laura le tocó “cabalga a Gonzalo por 5 minutos”. Rápidamente me empujó a la cama, se subió y comenzó a cabalgarme de una manera deliciosa. Se movía en círculos y su vagina mojaba completamente mi pene. luego comenzó a saltar encima hasta que faltando unos segundos para que se cumpla el tiempo, se corrió temblando encima mío y dando un grito de placer, se desplomó encima mío y unos segundos después, se cumplió el tiempo.
Me volvió a tocar a mí y me salió “penetra a Laura con piernas al hombro”. sin darle descanso, tomé las piernas de Laura, las puse en mis hombros y la penetré rápidamente, me movía muy rápido y fuerte, mientras mis manos iban directo a sus tetas y las amasaba. Lo hice por unos minutos, mientras Laura gemía suavemente, hasta que no pude contener más y me corrí dentro de ella, Laura soltó un gemido suave y se vino al mismo tiempo.
Nos recostamos abrazados, nos serví más champagne y comenzamos a comer las fresas con chocolate. Le pasaba la fresa por las tetas, para que se derrita el chocolate y se lo lamia. Descansamos unos minutos y continuamos con el juego. Era el turno de Laura y le tocó “Deja que Gonzalo te lama y estimule tu ano por 3 minutos”.
Laura se recostó boca arriba y levantó sus piernas hacia su pecho, dejándome a la vista ese hermoso ano. Se lo comencé a lamer, mientras metía un dedo. Laura siempre ha mantenido una buena higiene en ese sentido, así que tenía un buen olor y sabor. Comencé a lamer su ano, Laura gemía suavemente mientras se frotaba el clítoris. Comencé a meter un dedo mientras lamia alrededor de su ano. Cuando terminó el tiempo, ya tenía dos dedos dentro, su ano estaba bien dilatado y mojado.
Me tocó el turno a mí y me salió “Penetra analmente a Laura en la pose que desees, por 5 minutos”. Decidí ponerla en 4 y comencé a empujar la cabeza de mi pene en su ano. Luego fui empujando suavemente, hasta que entró todo mi pene, lo dejé unos segundos y luego me comencé a mover suavemente, para luego ir acelerando mis movimientos. Cuando se terminó el tiempo y sonó la alarma, yo me movía rápidamente, perforándole el culo.
-¡Que se joda el tiempo! –dijo Laura, empujando mi celular al piso –no pares que me voy a correr.
Continué moviéndome, cada vez más rápido y fuerte. Laura se masturbaba rápidamente con dos dedos dentro de su mojada vagina. Gemía desesperadamente. Cuando Laura empezó a gritar y a botar un largo chorro de su vagina, no aguanté más.
-¡Ahhhh! ¡que rico! –gritaba ella– que rico me corro puto.
-Yo también mi amor –dije– ¿quieres que te llene el culo de leche?
-Si mi amor, dame tu leche caliente –respondió.
-Ahí va entonces –dije, mientras de un empujón metí todo mi pene en su ano y boté un gran chorro de leche- ¡Ahhhh! Toma tu leche putita –grité mientras seguía botando chorros dentro de su ano.
Caímos rendidos y nos recostamos un rato, un minuto después nos dimos cuenta que la alarma aun sonaba. La apagué y salió un mensaje en el juego para la siguiente ronda.
-¿Seguimos? –pregunté.
-No sé –respondió– creo que mejor tiremos no más, jajaja.
-Ok, déjame alistar esa concha entonces –le dije.
Me acerqué y comencé a lamerle la vagina, estaba chorreando aun y podía probar toda su corrida, que delicia. Lamí y saboreé su vagina un buen rato, Laura me empujó y agarró mi pene fuertemente, lo escupió y comenzó a masturbarme, para, unos segundos después, metérselo a la boca y hacerme una mamada increíble. Después de unos minutos de recibir, posiblemente, la mejor mamada de mi vida, la levanté, la llevé al sillón tántrico. La acomodé de rodillas y la comencé a penetrar desde atrás, su vagina estaba chorreando y empapaba mi pene.
-¡si, amor! ¡que rico! –dijo– Más duro, quiero que me des más duro.
-¿Te gusta duro no perrita? –dije yo– ¿quieres que te parta en dos?
-¡Siii! Rómpeme la concha –dijo desesperadamente.
Comencé a darle cada vez más rápido y fuerte, Laura seguía gritando obscenidades, estaba descontrolada. Ambos sudábamos muchísimo. Unos minutos después me cansé de darle con tanta fuerza y decidí dejarla hacer a ella. Que buena decisión fue. Me senté en el sillón y ella me dio la espalda, se metió mi pene en la vagina y comenzó a moverse deliciosamente. Imagino que por la excitación que llevaba, se comenzó a moverse en todos los sentidos a gran velocidad. La sensación de su vagina completamente mojada subir y bajar encima de mi pene era demasiado rica. Ya no pude aguantar más.
-Me voy a venir amor –dije, tratando de contenerme- ¿Dónde quieres tu lechita?
-Me la quiero tomar toda –dijo, sacándose mi pene de la vagina y arrodillándose frente a mí.
Me paré y me comencé a masturbar apuntando mi pene a su boca. Nunca me había pasado, pero, después de haberme venido tantas veces, descargué una cantidad inmensa de semen. Salió con tanta fuerza, que no pude controlarlo y le bañé toda la cara y el cabello de leche. Solo un poco cayó en su boca. Cuando terminé de correrme, Laura estaba con toda la cara y el cabello llenos de semen.
Laura se desplomó en el suelo y comenzó a reírse a carcajadas. Me arrodillé a su costado y comencé a lamerle y besarle las tetas. Metí dos dedos en su vagina y comencé a masturbarla rápidamente y con mucha fuerza. unos segundos después, Laura también estaba teniendo una corrida espectacular, tirando sus jugos por todo el suelo.
Después de descansar unos minutos, nos metimos a la ducha para asearnos. Nos besábamos cariñosamente y nuestras manos se paseaban por todo nuestro cuerpo. una vez limpios, nos fuimos a la cama y después de terminarnos la botella de champagne, nos quedamos dormidos, abrazados.
Al día siguiente, desperté, aun desnudo y al ver a Laura dormida boca abajo, me puse encima de ella y la penetré suavemente. Su vagina aún no estaba lubricada, pero no tardó mucho en mojarse. Laura se despertó gimiendo. Una vez su vagina lubricó, comencé a acelerar los movimientos, para terminar, llenándole, una vez más, la vagina de semen.
Después de eso, nos levantamos, nos cambiamos y nos fuimos a casa.
Fin
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Muy buen relato.