Me cogí a mi compañera de trabajo

0
21417
27
T. Lectura: 4 min.

Recién egresada de su carrera, era joven, de piel blanca, cabello negro, un par de tetas que a pesar de no usar escotes, se veían naturales, grandes y muy bien definidas.

Diariamente me saludaba muy cortés. Era una maestra educada, su corta edad nada tenía que ver con su comportamiento, ella era muy educada y autoritaria en el aula. Sus alumnos le guardaban respeto y con los otros profesores siempre era educada y propia. Algunas veces coincidimos en la salida de la universidad y mientras su novio la esperaba afuera se despedía de mí con mucho profesionalismo. Su novio parecía un poco distraído y parecía que no notaba lo elegante y sexy que ella era.

En un evento de la universidad nos piden custodiar un área juntos “como son las figuras que los alumnos ven con más respeto y son muy estrictos les pido que me ayuden con los de nuevo ingreso ya que son una generación muy difícil” nos pidió el director de la universidad. Nosotros sin decir más nos retiramos. En el corredor hablamos de temas de cultura general y pude notar que además de bella era muy inteligente, culta y con un sentido del humor algo crudo. Me sentí atraído.

A lo largo del evento no hubo incidencias entre los estudiantes, sin embargo su sonrisa ya no era la de antes. Pudo notar que al igual que ella, yo también tenía un peculiar gusto por la ciencia, la historia y podía mantenerle la conversación además de darle algunos ejemplo que ella desconocía. Dicen que no hay mayor atractivo para las mujeres que un hombre inteligente y yo sabía aprovechar perfectamente esa situación. Días después coincidimos en un bar local, vi que entró tomada de la mano de su novio y eso me éxito, ya no iba elegante como en el trabajo, ahora era diferente.

Vi como caminaba con un vestido corto, un par de piernas bien torneadas, un escote bastante sexy sin caer en lo vulgar pero suficiente para dejarme ver la forma perfecta de sus enormes tetas. Yo era asiduo a ese bar y pedí al mesero les llevara unas bebidas de mi parte, ellos voltearon hacia mí y yo sutilmente me acerqué “buenas tardes, maestra” la saludé de beso en la mejilla “soy Centauro, que gusto conocerte” le dije que su novio, él me saludó respetuosamente aunque de inmediato se levantó, agradeció la bebida y se retiró al baño “espero no se molesten por lo que les envié” le comenté a mi compañera.

Ella me comentó que era su bebida favorita y me dijo que a pesar de que siempre le ha dicho eso a su novio a él no parece importarle, yo me despedí de ella, esta vez con un beso cercano a sus labios y tomando su cintura de manera firme, ella puso sus manos sobre mis hombros y me agradeció nuevamente la atención “nos vemos en el trabajo” le comenté mientras tomaba su mano y me alejaba lentamente. A los minutos pasó su novio, me sonrió y siguió avanzando hacia su mesa, no sabía que yo ya deseaba tener en mi cama a su mujer.

Ambos seguimos con nuestros coqueteos en el trabajo, hablábamos a diario, se sentía la atracción. Una tarde de sábado recibí un mensaje en el que me confesaba que tenía unos días que había terminado su relación, se sentía bien pero tenía ganas de beber unos tragos, de inmediato la invité a un bar, pero ella me dijo que era mejor vernos en mi casa, ella llevaría las bebidas y yo me encargaría de la cena “por supuesto, te envío la dirección y te espero en la noche” le comenté.

Ella llegó con una botella de vino y cervezas “el vino para la cena y las cervezas para más tarde” mientras cenábamos, aproveché para decirle lo sexy que se veía, tomaba su mano, su cintura y pude notar en sus tetas lo excitada que ella estaba. Nos hundimos en un beso, pude notar que estaba lista para lo siguiente así que la llevé a un sillón y mientras nos besábamos apasionadamente desabroche su sostén, al sentirlo ella comenzó a acariciar mi verga, le quité la blusa y pude ver ese hermoso par de tetas, tenía unos pezones rosas y muy lindos, comencé a besarlos a la par que desabrochaba su pantalón y metía mi mano en su panocha, comenzó a gemir mientras yo la masturbaba con mi mano.

Sentí lo húmeda que estaba, la acosté y quité su pantalón, hice a un lado su tanga y comencé a hacerle sexo oral. Le metía mi lengua mientras acariciaba sus enormes tetas, tenía un sabor delicioso, comencé a meterle un dedo mientras se la chupaba y ella me sostenía la cabeza con las piernas, señal de que no me detuviera, estaba gimiendo y repentinamente sentí como se vino en mi boca, me incorpórate y pude ver sus ojos en blanco, me tomó de la cintura y me acerco a ella “déjame probarte” me dijo mientras me la mamaba.

Tomó mi mano y la puso en sus tetas, le encantaba que las tocara, sentí su mamada algo tímida, señal de que era niña de casa y no una puta como muchas otras así que la recosté nuevamente y comencé a penetrarla suave, está muy húmeda pero apretaba riquísimo, entendí que no tenia mucha experiencia en el sexo así que me aproveché de eso. Mientas la penetraba contemplando sus enormes tetas rebotando de arriba a abajo acariciaba su suave y muy blanca piel. La puse en 4 y comencé a cogérmela más fuerte, ella gritaba de placer “que rica la tienes” me decía, yo estaba perdido sintiendo como apretaba y a la par acariciaba sus tetas.

La volví a voltear, esta vez mientras la penetraba le chupaba sus tetas, me tenían vuelto loco, ella me comenzó a besar en la boca, nuestras lenguas se enlazaban y yo la sentía cada vez más dura, ella no paraba de gemir, nos miramos fijamente, no podía perder la oportunidad, la levanté y me vine en sus tetas, cuando termine la hice que me la mamara para limpiar el semen que se quedó en mi verga.

Después de eso ella se fue al baño a limpiarse, cuando regresó nos quedamos desnudos en el sillón abrazados, me confesó que nunca había tenido sexo con alguien que no fuera su pareja pero le encantó, jamás había recibido semen en su cuerpo y eso la hizo sentir más sexy. Continuamos cogiendo pero esta vez solo fue de misionero a lo que ella estaba acostumbrada, pude venirme nuevamente en su panocha como ella me lo pidió.

Al cabo de unas horas, se vistió y salió de mi casa. Nos despedimos con un beso apasionado, como novios de secundaria. Ella sonreía. Cuando llegó a su casa sus papás ya la esperaban y me escribió. Nos desvelamos platicando y continuamos siendo buenos amigos.

Loading

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí