Tenía algunos días que había hecho una compra de lencería para ella. Un conjunto muy lindo, de buena calidad que le quedaba como guante. Lo estrenamos de una forma deliciosa, como debe ser, hasta que terminó todo en el piso.
Al día siguiente reincidí en la página en donde había realizado la compra. Encontré unos bikinis muy lindos, chicos, justo del tipo que tenía en mente para ella. Algo pequeño por delante que cubriera bien sus labios, por atrás un hilo que terminara en un triángulo en la parte superior de su culo, y arriba un top sencillo que taparía bien sus deliciosos senos, pero dejando marcar sus pezones.
Sin más, realicé la compra. No sin antes tener comunicación con el amable proveedor a quien también le solicité una tanga negra con un as de picas en la parte trasera en color blanco o algo metálico oscuro que reflejara con la luz. Tenía un plan en marcha.
La compra llegó a tiempo… a tiempo para el viaje que había planeado, una escapada a la playa con ella.
Las maletas ya estaban hechas, pero aproveché para guardar en la de ella el bikini nuevo, la tanga y una falda ajustada que con juego de luces podía dejar saber de sus transparencia.
Iniciamos el viaje con algunos acuerdos. El primero, al llegar a la habitación dejaríamos los móviles para dedicarnos a nosotros. El segundo, ella tenía debía sentirse libre de cualquier prejuicio con la intención de que disfrutara. El tercero, aprovechando el clima, debía aceptar a vestir muy provocativa en todo momento, asumiendo también esa actitud a partir de que arribáramos a nuestro destino. Y, el cuarto, yo buscaría siempre que ella estuviera cómoda.
Llegamos a nuestro destino, un hotel all inclusive en donde nos recibieron con un cocktail de bienvenida mientras hacíamos el check in. El calor del viaje hizo que la bebida se evaporara de forma mágica en nuestras bocas. Ella solo sonrió y dijo, -pues bueno, ya llegamos, ahora a disfrutar- lo cual yo asentí con la cabeza y una sonrisa.
Nos asignaron nuestra habitación. Una habitación amplia en cuya entrada de un lado estaba el baño, del lado contrario estaba un closet que al abrir la puerta mostraba un espejo de cuerpo completo y que escondía la puerta de entrada.
La cama, king size, una pantalla de buen tamaño al frente y al lado una silla (si, solo una).
El balcón tenía un sillón bastante cómodo en “L” y un jacuzzi. Nuestra vista era buena, ni muy alto ni muy abajo.
Ella decidió tomar un baño para refrescarse. Yo haría lo mismo en cuanto ella terminara. Antes de entrar a la ducha, le recordé los acuerdos, así que tuvimos nuestra última conexión y guardamos nos teléfonos en la caja fuerte. Al salir de la ducha, pude ver algo en su mirada, al parecer el punto tercero estaba en marcha.
Debido a la hora, se había puesto un vestido largo holgado y escotado, mientras se arreglaba, tomé una ducha para salir fresco y ponerme algo relajado, ad hoc al lugar. Unas bermudas, huaraches y una camisa de manga corta.
Estando ya listos para salir, pude ver que el vestido se veía diferente a como la había visto antes de arreglarme. Inicialmente lo había puesto con un bra por debajo, ahora no lo llevaba.
Sus tetas estaban libres y el vestido de tirantes y escote le hacía lucir hermosa. La abracé y le dije -te ves hermosa-, ella sonrío y me dijo -lo sé-. Baje la mano hacia su culo y pude sentir que traía una tanga, desconocía el color. Ella me pregunto -¿así está bien, o me la quito?
Era el primer día, estábamos llegando, apenas íbamos a tener una comida tarde, así que le respondí -como tú estés más cómoda-. Finalmente se la dejó puesta y salimos.
Comimos muy bien, bebimos un poco y en la sobremesa, pude ver que el vestido de ella, había hecho lo propio, muchas miradas habían sido cautivadas. Yo solo disfrute eso.
Eran pasadas las 6 pm, un animador se acercó a nosotros y nos comentó sobre las actividades que ofrecían a los huéspedes. Una de ellas era una fiesta de espuma nocturna en la alberca con DJ y después te invitaban a acudir al antro del hotel para seguir la fiesta.
Nos pareció interesante, así que fuimos a nuestra habitación a prepararnos. Teníamos 2 horas libres.
Llegando a la habitación le sugerí que descansáramos, quería que su energía estuviera llena para que la noche fuera larga, ella aceptó gustosamente y tomo una siesta. A las 7:30 despertó, yo ya estaba listo para la fiesta de espuma, le sugerí que se cambiara y preparara. Le había dejado un regalo en el baño. Cuando entró me dijo – ¡este bikini, no me va a quedar!- acostumbrada a los trajes de cuerpo completo, en definitiva era algo muy diferente. Solo le respondí -póntelo y veámoslo-.
Se lo puso y salió, no podía creer lo que mis ojos tenían de frente. De frente se veía el bikini, blanco, pequeño, cubriendo sus labios, pero perdiéndose entre sus muslos. Subía la mirada y el top mostraba sus tetas deliciosas detrás de esos triángulos perfectamente ajustados blancos. Cubría la parte baja de sus tetas, subía y cortaba un poco arriba de los pezones. Era un tamaño ideal. Le pedí que se volteara. Su culo me atrapó, se veía el triángulo del bikini y después se perdía entre sus nalgas. Mi erección era muy notable. Ella propuso aprovecharla, pero le dije que eso sin duda iba a pasar pero quería llegar a tiempo a la fiesta. Nos besamos apasionadamente, ella con dudas y nerviosismo se puso encima una tipo camisa larga que le cubría hasta la mitad de los muslos.
Llegamos a la fiesta, había mucha gente ya disfrutando la música. Elegimos un par de camastros para dejar nuestras toallas y me acerqué a besarla y a quitarle la camisa para dejarla en traje de baño. Su nerviosismo era notorio, la volví a besar y le mostré cuantas personas en bikini había alrededor, lo cual era bueno para que ella estuviera tranquila.
Pedí un par de bebidas al mesero que estaba cerca, quien rápidamente se presentó y proporcionó el servicio.
Mientras estábamos tomando esos primeros tragos, el animador que nos había invitado se acercó a saludarnos, dándonos la bienvenida nos dijo -que bien que están por acá, hay varias parejas que quisieran conocerlos. La verdad es que eso me extraño pero agradó. Ella tomó mi mano y apretándola, solo sonrió.
Lo acompañamos al área de jacuzzi y nos presentó con 2 parejas que estaban ahí. La primera pareja se presentó como Beto y Dani, la segunda como Sam y Mara. Nos invitaron a acompañarlos en el jacuzzi. Mi mujer nerviosa aceptó, era notorio como veían su cuerpo.
Dani y Mara también traían un traje a dos piezas con los respectivos escotes. Entramos al jacuzzi y después de la presentación y de hablar sobre nuestra reciente llegada, Dani nos dijo que ellos se habían conocido en el hotel y que les habíamos llamado mucho la atención, nos habían visto en el restaurante. Yo les pregunté -¿qué es lo que les llamó la atención?-, Beto respondió -hacen una muy linda pareja- a lo cual Mara volteando a ver a su pareja, comentó -y aquí a Sam le encantó tu vestido- para después reír los 4 juntos.
Por un momento pude sentir un ambiente tenso ya que no sabía como iba a responder mi mujer, pero en un acto sorpresivo ella reviró –¿solo el vestido? Yo hubiera pensado que algo mas- volteándome a ver con una sonrisa pícara. Aproveché para intervenir proponiendo un brindis diciendo -por el vestido y por lo que hay dentro de él, ¡salud!- todos rieron y siguieron el brindis.
La noche fue evolucionando, las bebidas a buen ritmo, no paraban de llegar. Mi mujer estaba contenta, platicábamos de trivialidades y había mucho humor caliente, bromas y referencias. Beto reconoció que ya había bebido de más y necesitaba retirarse con la promesa de tener una mejor administración al día siguiente, Dani su pareja, con enojo comentó que lo acompañaría e intentaría regresar a seguir la velada con nosotros. No la vimos sino hasta el día siguiente.
En ese momento, la fiesta de espuma había terminado hacia ya un rato, quedaban muy pocas personas en la alberca que iluminada con luces moradas desde su interior, daba un buen ambiente con algo de música de fondo. El jacuzzi en donde nos habíamos instalado, tenía iluminación del mismo color. Ahora solo quedábamos ella (mi mujer), Mara, Sam y yo.
Mara aprovechó para decir que esperaba que el primer comentario no hubiera sido incomodo, pero que a Sam le había parecido muy guapa Ella. Esperé a la respuesta de ella quien de manera muy sutil dijo -no, de hecho rompimos el hielo muy rápido con eso- yo agradecí la sinceridad y comenté, -amigo, no estás nada equivocado, la verdad es que no hay mucho más que pueda decirte- mientras la abrazaba por detrás y acariciaba suavemente sus tetas.
Sam respondió -amigo, no antojes- y Mara le preguntó -¿si se te antojan mucho las de ella?- a lo que Sam respondió -claro, a poco a ti no-, todos reímos y yo aproveche para dejar una mano en sus tetas y bajar la otra mano a sus piernas buscando su vagina. Ella volteó y me besó apasionadamente y me dijo al oído -vamos a seguirles el juego.
Cuando terminamos de besarnos, Mara estaba acariciando visiblemente a Sam por debajo de su traje de baño, al parecer las copas ya habían hecho efecto. Le comenté a Sam, -veo que te están atendiendo bien amigo- y con un movimiento desde mi posición, estando atrás de ella abrazándola, bajé el bikini de un lado para dejar una teta completamente descubierta. Mientras hacía esto metía un dedo en la vagina de ella quien lo hizo notorio con un suspiro y gemido ligero. La luz del jacuzzi dejaba ver un poco lo que sucedía por debajo.
Sam quedó cautivado por la vista, Mara sonrió y acercándose a ella, acarició la otra teta y la sacó del bikini diciendo -si vas a enseñar amiga, que sea completo- y después ella se desprendió de su top para quedar topless.
En ese momento la noche estaba cerrando actividades en la zona acuática, pero al parecer nos quedaba humedad para rato.
Yo le indiqué a Mara que estábamos por irnos a la habitación porque tenía que atender a ella.
Mara sonriendo y viendo a Sam, comentó que él estaba muy interesado en poder ayudar en lo que fuera necesario y después sonrió.
Salí del jacuzzi para ir por las toallas, pude ver como Mara se acercó y le dijo algo al oído a ella y después salió del jacuzzi para tomar una de las toallas que yo iba a entregarles. Con una sonrisa muy picara y topless me preguntó -¿en su habitación o en la nuestra? Ella dice que en donde sea- Yo le respondí -en la que esté mas cerca-.
Sam y Mara tenían una habitación con acceso desde la planta baja. Por lo que me indicó el camino y saliendo Sam rápidamente del jacuzzi nos dijeron, los esperamos allá, pueden entrar por el balcón.
Entramos a su habitación, dejamos las toallas en la terraza. Al entrar, Mara estaba con una bata solamente, se había quitado el traje de baño. Sam, salió del baño con toalla. Nosotros dos estábamos con traje de baño húmedo y nuestras cosas sin saber hacia donde dirigirnos.
Nos preguntaron sobre que regla teníamos, la respuesta fue -ella decide, ella disfruta, hoy todo se trata de ella- Mara sonriendo, se acercó a ella con total iniciativa y le besó el cuello mientras acariciaba sus nalgas. Sam se acercó a ella también, para ponerse detrás de ella mientras yo miraba. Ella cerro sus ojos y se dejó llevar.
Mara se separó un momento dejando su bata abierta, pude ver sus senos de nuevo y una vagina con labios sutiles, suaves y depilados. Mientras mi mirada seguía el avanzar de ella, soltó la bata para quedar completamente desnuda. Yo podía verla menearse mientras caminaba hacia el baño. Al voltear, sorpresivamente Sam había dejado caer la toalla y ella estaba masturbándolo. Yo me acerque a ella y empecé a besarla en la boca mientras le pedía a Sam que desabrochara la parte superior del bikini de ella y yo bajaba por su ombligo a quitar la parte de abajo. En un momento estábamos todos desnudos en la habitación de nuestros nuevos amigos.
Mara regresó y lanzó sobre la cama varios condones mientras yo dirigía a ella a acostarse boca arriba, Mara empezó a mamar la verga de Sam. Yo empecé a comer de ella, llevando mi lengua entre sus labios para sentir como la humedad crecía. En un momento, Mara se acercó con Sam y puso la verga de su amado en la boca de ella, quien sin reparo empezó a deleitarse de manera profunda. Yo, me levanté para seguir con la acción y pude sentir las manos de Mara masturbándome, para después empezar a mamar como si no hubiera mañana, su succión era fuerte y constante.
Ella le acercó un condón a Sam y le dijo -póntelo y ya dame-. Sam, con suma obediencia se lo puso y poniendo las piernas de ella en sus hombros, la penetró profundamente de un movimiento. El gemido no se hizo esperar, mientras eso sucedía Mara deseaba ayudar, por lo que soltó mi verga para dirigirse a los pezones de ella, y ella me señalaba que me acercara, deseaba mamarme.
La imagen de ese momento es inolvidable, ella recibiendo todo el placer posible, pidiendo más en cada embestida. En un momento cambiamos de posición. Mara se puso debajo de ella mientras Sam la penetraba por detrás, Mara usaba su lengua en el clítoris de ella y ella me mamaba pidiéndome que me viniera en su boca.
Esta posición nos trajo al clímax a Sam y a mí, el orgasmo de él se hizo saber con un gemido grande, después el de ella y finalmente el mío en la boca de ella. Mara se acercó rápidamente para buscar la boca de ella y de una manera muy educada pedirle -compárteme hermosa- para después besarla y extraer todo mi semen ahora en la boca de nuestra amiga.
El condón de Sam estaba saturado, Mara, mostrando su pasión por el semen, lo derramó sobre su pecho para después masturbarse con una mano y con la otra frotar sus tetas con el semen de su hombre hasta terminar con un gemido grande y lanzando un chorro líquido, dándonos la vista de un perfecto squirt.
El calor del jacuzzi, los tragos y la explosión orgásmica de los 4, nos había dejado exhaustos.
Después de un par de caricias, recogimos nuestras ropas y sin vestirnos, solo usando las toallas de alberca que llevábamos, con nuestros trajes de baño en mano, nos despedimos para salir a nuestra habitación.
Ahí, la bese con toda la pasión que pude y después de ir a la regadera juntos a asearnos, cerramos la noche con una cogida deliciosa, podía sentir su vagina aun caliente pero ella necesitaba una descarga de semen antes de dormir, la cual se la di y así, sin asearnos más, desnudos, nos quedamos dormidos.
Al amanecer, después de un beso de buenos días le pregunté -¿cómo te la pasaste?- a lo que me respondió -no lo digas pero me encantó-, yo la volví a besar y le dije al oído -y eso que fue apenas la primera noche…
Nos levantamos y nos preparamos para ir a desayunar y descansar pues estábamos desvelados y esa noche, nos habían informado, había fiesta de nuevo, pero esa noche será cuestión de otro relato…
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interesante…