De la fantasía a la realidad (Un nuevo cornudo)

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T. Lectura: 12 min.

Estaba totalmente confundida cuando descubrí la infidelidad de mi esposo. Nunca se me pasó por la cabeza serle infiel y por eso nunca hubiera pensado que él lo hubiera hecho.

Fue un año difícil en el matrimonio, me sentía poco valorada y sin atención, así que comencé a chatear con un amigo de una manera más cercana, no tenía intenciones de relación ni de una aventura, solo sentirme atendida nuevamente. Mi esposo por mi error tuvo acceso a los mensajes que tenía con mi amigo Francisco y aún que no había nada comprometedor las intenciones de coqueteo eran palpables. Tuvimos una discusión pero decidimos hablar con tranquilidad aún que yo le dije que en realidad no quería nada con mi amigo y se lo deje claro.

Fue una noche que mi esposo me propuso que nos tomáramos unas cócteles cuando todo comenzó. Yo ya estaba mareada y mi esposo también, salió el tema de la infidelidad en medio de la conversación el tema de mensajes y entre lágrimas y risas decidimos dejarlo atrás y nos comenzamos a besar y terminamos teniendo relaciones muy apasionadas, sin embargo la imagen mental de mi esposo con otra mujer mientras mi esposo metía su verga en mi húmeda vagina, lejos de cortarme, me excitaba hasta que le pregunté:

–¿Así fue como te follaste a tu puta?

El sorprendido pero extasiado me relato paso a paso de cómo se folló a la puta esa. El relato me prendió tanto que terminé muy fuerte y mientras mis fluidos se regaban en nuestra cama me preguntó:

–¿Buscas venganza?

Recobre fuerza y retome mis movimientos de cadera su verga resbalaba tan delicioso y en momento de locura, con una risa marcada en mi rostro y siguiendo su juego conteste a su pregunta:

–Si, voy a vengarme de lo que hiciste, te voy a hacer cornudo

Hasta ese momento ni siquiera lo había pensado, mi esposo había sido el único hombre en mi vida, pero a él no le disgusto la idea, mientras alardeaba yo con mi esposo mientras me imaginaba actuando como puta con otro hombre, diciendo que quería tener otra verga en la boca, para que después me penetre y darle hasta mi culo , las embestidas de mi esposo fueron más frenéticas hasta que sentí toda su leche caliente en mi vagina, y esa sensación me encanta y yo también terminé fuertemente.

De ahí en adelante nuestro sexo se volvió más frenético, y vi como a mi esposo le excitaba que le hable como una zorra, le encantaba que le diga que quería ser follada por otro hombre, el me decía que siempre seré su puta, que tengo un cuerpo delicioso y que debía aprovechar mi juventud. Aún que en realidad me considero una milf, tengo buenos atributos corporales. Tengo a senos grandes una cintura pequeña aún que no soy totalmente delgada y un trasero que es lo bastante bueno, que los hombres lo voltean a ver.

Siempre lo tomamos como un juego sexual, excitante, fogoso algo que nos encendía pero al final era un acto de complicidad que cambiaba el dolor de la traición a un placer sexual.

En una ocasión mientras follabamos mi esposo me preguntó si existe alguien quien me gusta, alguien que pudiera ser parte de la fantasía. Yo me quedé fría pues entendía que esto era un juego y le dije que prefiero no ponerle rostro a nuestras fantasías y el me insistió de sobre manera hasta que me convenció.

El propuso que sea Francisco mi amigo de los mensajes. Pero en realidad yo solo había querido su atención no era alguien que me atraiga realmente. Así que me negué.

No sabía que decir entonces le dije que todos mis compañeros de trabajo son muy poco atractivos por lo menos para mi, pero había un chico prácticamente nuevo de otra área que era simpático pero que era muy menor a mi. Yo tengo 36 años y el tiene 24 años.

Pero mi esposo dijo que podría funcionar con alguien menor ya que prácticamente sería yo quien me follaria a un amante Joven y no al revés. Para mí esto seguía siendo un juego así que le dí el nombre de mi amante secreto para nuestra fantasía. Alex.

La verdad no me sentía mal imaginandolo, aun así no estaba dispuesta a hacer nada, solamente quería ver a mi esposo y a mi reconectando en esta nueva faceta sexual que teniamos. Aún que algunas veces le mostré duda y me sentía mal por qué mi esposo quería compartirme, tenía ideas de desvalorización cuando estaba sola pero con el se me olvidaba todo pues me daba claridad y me hacía sentir amada y segura.

Esta seguridad hizo que cambie algo dentro de mi. Me vestía un poco más provocativa, sentía las miradas de los hombres en diferentes lugares, mientras caminaba, mis amigos incluso en el trabajo, para mí era normal pero ahora había algo distinto sabía que era una fruta deseable. Hasta que mis ojos se cruzaron con los ojos de Alex y por un segundo recordé todas las escenas sexuales que practicaba con mi esposo y una sonrisa broto en mi rostro, motivada por los recuerdos con mi esposo y no por el cruce de miradas con Alex pero esa no fue la impresión de Alex ya que sonreí mientras lo veía y cuando me percate de mi error, aparte la vista y volví a lo mío.

Desde ese día Alex me mira con cierta suspicacia y gusto aún que no veo nada de malo es lo que hacen los demás, aunque pensándolo bien era un poco más intenso por qué yo a el si le devolvia las miradas complices.

Tuvimos una salida de campo los miembros de mi oficina donde festejamos las metas alcanzadas de manera corporativa, fue un evento tipo coctel muy informal pero alegre. En este evento animada por un par de copas devolví algunas miradas de Alex, conversamos un poco de manera casual pero su mirada se volvía más intensa hasta el punto de que senti una incomodidad, no por la atención de Alex sino por qué de alguna manera sentía que la fantasía golpeaba las puertas de la realidad y esto me asusto mucho, deje de corresponder las miradas de Alex hasta que el evento acabó.

Volví a casa con esta incomodidad. Le había contando previamente a mi esposo de cómo Alex y yo coquteabamos con la mirada de manera casual en la oficina. Cuando llegue a casa después de algunas tareas pendientes mi esposo me abordo, y me preguntó del cóctel de la empresa a lo cual respondí de manera fría y calculada.

Extrañado por mi actitud se acercó a mi besándome suavemente y dándome seguridad, escalamos los besos hasta que estaba abriéndole las piernas a mi esposo en el sillón de nuestra sala, cuando el comenzó con nuestro juego habitual una inseguridad me volvió a golpear. Yo no quería ser infiel, yo amo a mi esposo pero poco a poco el me llevo de nuevo por ese camino y sepultó está inseguridad que había brotado en mi.

Sin embargo le dejé bien claro que no pienso serle infiel, le conté del miedo que tuve con las miradas de Alex por qué sentía que ya no era una fantasía y el accedió dándome mi espacio, el sabía lo que estaba haciendo conmigo. Respeto mi decisión pero aclaro que cuando las cosas son consentidas no es una traición por qué ambos estamos de acuerdo. Y que el estaba seguro que nuestro matrimonio no corre peligro con nuestras fantasías. Y dio en el clavo, lo que menos quería yo era que mi matrimonio sufriera, no quería nada más que lo mejor para mí esposo y para mí. Así que dejando las cosas claras accedía a seguir interpretando mi papel en nuestra fantasía.

Mi esposo sabía que al viernes siguiente nos reuniremos en casa de Paulina, que es mi compañera del trabajo y amiga de cierta manera cercana, habíamos salido un par de veces, incluso mi esposo se había sumado en esas salidas. La idea era celebrar sin el protocolo de la empresa con un poco más de libertad.

El viernes llegó, mi esposo trabajaba hasta tarde en esa ocasión, yo le había mencionado que tenía una reunión de compañeros en el apartamento de Paulina como un recordatorio. Quedó en recogerme después de su trabajo para ir a casa, lo cual me alegro pues mi esposo estaba muy atento conmigo.

De antemano habíamos estado bebiendo disimuladamente en la oficina, todos uniformados, los hombres con terno y las mujeres con falda y blusa pero tomando aguardiente de manera camuflada entre risas calladas y complicidad, la fiesta comenzó desde antes de llegar.

Ya en el departamento de mi amiga sentía los efectos del alcohol pero nada para hacerme perder el control y la verdad es que de la felicidad se les pasó la mano a algunos y aunque la noche era joven ya pocos quedaban en pie y los que quedábamos estábamos también con unas copitas adentro. Alex era uno de los que quedaba. Había una pista de baile improvisada en medio de la sala del apartamento de Paulina. Interesantemente Alex no me coqueteo en todo el día, hasta ese momento donde me invitó a bailar.

La música cambio y el reggaetón sonaba, las chicas aullaron de alegría como si fuera el momento cúspide de la noche. Las parejas en la pista de baile se volvieron más atrevidas y Alex también quería lo suyo, pero yo me resistía preocupada por estar expuesta ante el resto de compañeros y compañeras.

Di un vistazo rápido a las demás parejas y había muchas compañeras casadas que bailaban de manera atrevida a pesar de que no estaba el esposo de ninguna de ellas en la fiesta. Lo cual me dió de cierta manera un impulso extra para relajarme.

–Que guapa que estás hoy –me dijo Alex

–Que bueno que estás sola, continuo sonriendo.

Yo solo sonreí mientras lo vi y seguía bailando, esos comentarios aún que me asustaban me encendían, el tomo mi cintura suavemente y me acerco a lo cual accedí sin ver nada de malo, después de un momento, pude sentir su miembro a un costado de mi vientre bajo, a través de su pantalón, al parecer ya estaba creciendo y su pierna estaba ya contra mi vulva. Sentí su olor corporal y era como el aviso de que la fantasía no solo golpeó la puerta de la realidad ahora la estaba abriendo pero mientras no pase nada, todo estaba bien para mi.

Nuestros cuerpos se apretaron como por inercia, sin pensarlo. Me estaba calentando. Maldita fantasía que mi esposo puso en mi. Yo estaba dando mucha cuerda a este chico que creía que tiene derecho a apretarme así y tener éxito.

–Que rico que huele tu cabello, me encanta como cae en tu espalda.

Solo atiné a reír, Que hago -pensé- ¿lo detengo aquí?

Mi mente estaba en blanco y ese era mi error. Gracias maldito alcohol pensé de manera irónica. Por qué mi cuerpo estaba muy cómodo y pedía más, esa sensación en mi vagina rozando su pierna me estaba calentando aún mas.

Me decía sutilmente cosas al oido algunas no entendía por el volumen de la música pero su cercanía me calentaba me pedía dar la vuelta para quedar de espaldas a el y a final de cuentas estábamos bailando reggaetón el baile donde las chicas permitían que sus parejas froten sus miembros contra sus traseros en un acto muy típico de este baile, pero si yo lo permitia ya no había nada más, la fantasía dejaba de ser una fantasía. Miré a Pauli y ella me vio con complicidad, entendí que nada de lo que pase aquí saldría de aqui. Pensé en mi esposo y esto me detuvo por un momento hasta recordar nuestros encuentros, ¿será que esto hace feliz a mi esposo? Me pregunte.

Finalmente animada por la fantasía más que nada accedí y le di la espalda a Alex, y el sin perder tiempo se pegó a mi, por el ritmo de la música saque mis caderas y las comencé a mover.

Era la primera vez que sentía otro miembro en mis nalgas que no sea el de mi esposo. Me encantaba esa sensación de estar portándome como una puta. Una puta casada y muy desgraciado de Alex tuvo la habilidad de poner su miembro justo en mi durazno en pleno centro de mis nalgas. Y el alcohol ayudaba muchísimo. Disfruto de mis nalgas en su miembro un buen rato y la verdad ya estábamos calientes. Sentía mis bragas mojadas, yo atinaba a sacar mis caderas cada vez más para disfrutar de ese miembro ajeno, de ese miembro nuevo. Pero aún tenía inseguridad si bien había sido atrevida y ninguna mujer casada debe permitir este tipos de contactos y acercamientos. Estábamos cubiertos bajo la excusa de un baile. Así que dije no más.

Me di la vuelta buscando un poco de cordura, pero el nuevamente me prestó contra el con esa mirada de cazador. Su erecto pene golpeaba en mi vientre y sus piernas rozaban mi vulva y yo inconscientemente la apretaba contra el. Alex busco mis labios pero lo esquivaba tratando de lucir indiferente, pero alentada por la poca luz, los pocos testigos y el alcohol poco a poco deje que se acerque a mi boca y me bese, suavemente al inicio pero se volvió más pasional que a los pocos momentos nuestras lenguas jugaban entre si. Sentía su aliento caliente contra el mío, mi vagina urgente mis senos a reventar pero aún tenía miedo.

Un momento de lucidez y una extraña culpabilidad hizo que sin explicación me separara y buscará a mi amiga para detener esto ahí. Comencé a buscar un lugar donde pueda desaparecer hasta que mi esposo llegue. Necesitaba estar sola para tranquilizarme

Fui a las distintas habitaciones y estaban cerradas, intenté ir al baño pero estaba ocupado y nadie respondía a mi golpes. Tome mi bolso y fui al cuarto de cocina a beber agua para recuperar el aliento y la cordura, pero la verdad seguía muy caliente.

No pasaron ni 5 minutos desde que estaba ahí y sentí unas manos que se deslizaban detrás de mi tomando mi cintura. Otra vez sentí ese miembro en mi. Me di la vuelta rápidamente alejando sus manos. Tratando de separarme Le dije

–Alex, para, esto no puede pasar, yo estoy casada y no quiero que esto pase, sueltame.

El sonrió y volvió a buscar mis labios. Trate de apartarme pero había algo en mi que si deseaba esto, como si no estuviera en mi, accedí a su beso devolviendo su juego de lengua con el mío.

Decidí abandonarme, la fantasía seguía tornándose realidad, me besaba con el hombre que tantas noches jugó conmigo en la imaginación mía y de mi esposo aún que el no lo sabía. Seguí el juego que tantas veces paso entre mi esposo y yo.

Me llevo entre beso y beso al cuarto de lavado una pequeña habitación continúa al cuarto de cocina, escondida sutilmente. Yo confundida y excitada me deje guiar.

Sus besos eran más candentes y húmedos, mi boca se abría más y nuestras lenguas jugaban como lo hacía solamente con mi esposo. Sus manos se volvieron traviesas. Saco los primeros botones de blusa revelando la mayoría de mis pechos con sujetador. Me sorprendió pero lo permití, me encantaban los besos en mis senos.

Quiso desabrochar mi brasier peor no le dejé ni quería estar totalmente expuesta pero deje que baje mi corpiño rebelando mis senos aún que no es lo más cómodo ese momento no importaba. Sus besos bajaron por mi cuello hasta llegar a mis senos. Comenzó a lamer como un loco mis pezones que eran como dos cerezas rosadas hinchadas y urgentes y a mi me encantaba se ríe su boca sentir su lengua sentir su hambre en mis pechos.

Mientras lo hacía libero su miembro, lo supe pero no lo vi. Volvió a besarme y pude rosar con mi mano su verga, venosa y a reventar. Que cosa más maravillosa fue tocarle la verga no estaba segura pero parecía un poco más grande que la de mi esposo pero definitivamente era más fina. Sin embargo estaba caliente y firme y eso me encendía, la tome con mi mano entera y comprobé mis sospechas, lo comencé a masturbar.

Subió mi falda y su manos estaban en mi trasero. Tal vez sabía desde esa mañana que algo iba a pasar que me puse ligeros y una tanga, no estoy segura pero eso llevaba puesto. De repente sus dedos buscaban mi vagina, pero yo me aseguraba de que no llegue a tocarme mi centro aun no estaba lista para darselo. Permití que se consuele con mi trasero hasta que sentí una palmada firme en una de mis nalgas que mando un corrientaso por todo mi cuerpo y me arranco un gemido.

Así que no tuve reparo le di su premio, separé un poco las piernas para que me pueda tocar, sus manos pasaron por mi tanga, la hicieron a un lado y sus dedos resbalaron en mi interior. Yo estaba muy caliente, muy húmeda tanto así que fue facil que sus dedos entren en mi. Que locura estaba dejando que Alex me toque de esa manera y aún que nadie nos veía seguía siendo igual de excitante y prohibido pero aún sentía culpa e incomodidad.

Estaba siendo infiel a fin de cuentas algo que me había dolido que me hagan y ahora lo estaba haciendo eso me golpeaba pero no le detenía. El alcohol y la fantasía eran más fuertes que mis pensamientos. Mi cuerpo pedía y yo lo complacía pero aún con medida.

Subió una de mis piernas y yo le dejé , quería sentir ese pene cerca de mi vagina. Comenzó a frotar su cabeza contra mi vagina húmeda aún cubierta por mi tanga, yo movía mis caderas buscando más fricción.

Tomo con sus mano su miembro para dirigirlo a mi entrada, yo me quedé expectante sentí su cabeza en posición de mi vagina pero mi tanga aún estaba en medio, estaba lista para recibirlo pero en una alerta de peligro cuando sentí mi tanga deslizarse hacia a un lado exponiendo totalmente mi orificio mi cadera se movió entorpeciendo su entrada. Mi vagina me reclamo con un espasmo pero la lucha entre mi mente y mi cuerpo aún estaba vigente.

–No por favor, Sin condón no atiné a decir mostrando preocupación.

Alonso no traía un condón encima, me sentí de cierta manera aliviada.

Desistió por un momento el querer penetrarme, y mi pierna tocó el suelo nuevamente pero estaba muy caliente y mientras me besaba, el no se rendía pero ya no le permití levantar mi pierna.

Lo mire con ansias con atisbo de temor en mis ojos, el me regreso la mirada al principio confundida pero al sentir mi mano en su pene me permitió guiar lo siguiente.

Quería darle placer a Alex por lo que tome su miembro y frote su miembro contra mi vagina aún cubierta por el triángulo de mi tanga mientras lo besaba, hice un canal entre mis piernas para que me pueda frotar toda su extensión hasta llegar a mi trasero. De alguna manera me sentía más tranquila. El accedió y comenzó a besarme y tocar mis expuestos senos mientras frotaba su miembro y lo pasaba en medio de mis piernas rozando mi vagina. Yo también movía mis caderas dándole placer y buscando el mío.

Ágilmente el comenzó a halar mi tanga hacia a un lado, yo sé lo permití sin saber el resultado. La fricción con los movimientos de Alex más los movimientos de mis caderas mis tanga se recorrió exponiendo mi vagina húmeda, ya no me interesaba no tener nada entre el y yo. Así que seguí frotándome contra el. Sentía como sus manos pidieron que me sacará mi tanga y le deje que me la saqué, mi tanga cayó hasta mis pies y me olvidé de ella.

Estaba sin nada entre su miembro y mi vagina. Volvió a tratar de acomodar su miembro para penetrarme, y aún no niego que sentir su cabeza separando mis labios me excitaba, en serio no quería ser penetrada sin condón. Así que me pare firme y apreté mis muslos, mientras nos besamos y el buscando contacto deslizó su miembro entre mis muslos, sentía su miembro deslizándose entre mis labios vaginales y mis muslos. Que deliciosa sensación que tenía disfrutando el roce de esa verga ajena.

Era una sensación deliciosa, soy una puta pensaba y el lo deslizaba, yo también movía mis caderas masturbándome con el roce de su pene en mi vagina, sus movimientos se aceleraron y me llevaron a un momento de locura.

Si el me insistía una vez más. Dejo que me penetre en ese momento y en ese lugar pense.

Relaje mis piernas para insinuar y buscar su insistencia. Pero no dije nada. Mis jugos chorreando por mis piernas llenando su miembro de humedad.

Quería ser penetrada, el calor del momento y la excitación que el también sentía. La idea de lo prohibido de una vagina casada, a la mujer que no hacía caso de los coqueteos que lo esquivo en el coctel, la que siempre mencionaba al marido en todo. Ahí estaba el jugando con su pene en la vagina de esa mujer felizmente casada.

Dejamos de besarnos y nos miramos intensamente mientras nuestros sexos se masturbaban mutuamente, su mano busco mi pierna la cual se levantó sin impedimento. Ambos sonreímos con complicidad su mano se dirigió a su miembro pero la aparte con firmeza. Sorprendido pues fui yo quien tomo su verga yo mismo la puse en mi entrada mientras lo veía.

Empuja maldito- le dije amenazante, abandonándome a consumar la tan detestada infidelidad.

El sonrió triunfante. Un movimiento de su cadera fue suficiente para que poco a poco su verga entrara en mi. Lo hizo despacio y entendí que no era por delicadeza sino para saborear cada centímetro que conquistaba en mi.

La sensación fue indescriptible, culpa, temor, excitación, placer, humedad, una verga ajena y nueva llenandome. Un gemido escapó de mi cuando sentí que había entrado entero alguien ajeno a mi esposo y lo peor era que me gustaba.

Primero Alex moviendose dentro mío, después mi caderas buscando profundidad.

Sigue- se escapó de mis labios

El inspirado se movió con más fuerza. Mis gemidos apagados por la música. Los choques de carne contra carne. Su verga resbalando en mi.

Nuestras bocas se encontraron, había una intensidad. Era alcanzar la cumbre después de pelear tanto contra moralidad y apariencias. Pero aquí estaba la mujer felizmente casada siendo penetrada por su compañero de trabajo.

Estaba a punto del orgasmo, la cara de Alex cambio a expresiones de placer. Mi cara también debió verse de la misma manera. Su glande se engrosó en mi interior, su miembro palpitaba. Mi vagina no solo estaba húmeda era una llave abierta a mis jugos vaginales. Mis gemidos cada vez más fuertes. Hasta que sentí ese líquido caliente llenandome. Y entonces paso.

Un orgasmos tan intenso como los que tenía con mi esposo. Mis fluidos brotaban mirando su cuerpo. Su semen me llenaba. Nuestras bocas unidas.

Nuestras lenguas aun jugando con la del otro. No sé cuánto tiempo paso, desde que sentí su explosión en mi interior pero en medio del beso mi celular sonó. Volví en mi. Me separé, baje mi falda acomode mi blusa con mi sostén aún abajo. Conteste y era mi esposo, estaba afuera esperándome, no había oído por todo lo que estaba pasando pero me había llamado un par de veces más.

No me despedí de nadie solo salí rápidamente.

Al llegar al auto me di cuenta que de los nervios, ni siquiera había limpiado su semen de mis muslos. Además de estar sin mis panties.

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4 COMENTARIOS

  1. Me encantó tu relato, todo con detalles y la manera de contar lleva al lector al éxtasis máximo, ahora necesitaría la segunda parte si le contaste a tu esposo y como ha seguido tu relación después de esto. Saludos

    • Esta fabuloso tu relato…y pensar que no lo iba a leer, creo que a todos los que lo hemos leído, nos a llevado a una calentura tal, que nos masturbamos frenéticamente, el llevar el relato como tú lo llevaste, es lo más caliente y fascinante, te felicito, ojalá y subas a segunda parte.

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