Me escribió y dijo que si íbamos por alitas… le respondí que sí y me dijo “bueno, mejor pide el día completo”.
Nos vimos como a las 10, fuimos a desayunar y me platicó que ese fin de semana se iba a ir unos meses a Mérida por chamba, que por eso quería verme.
Anduvimos un rato en la plaza comprando cosas que le hacían falta, algo de beber y nos fuimos a un hotel.
Round 1.
Desde que llegamos dijo “es a morir eh, tengo que aguantar 3 meses” me empecé a reír y desde que subía las escaleras veía contornearse ese culo que tanto me gusta, la tomé por detrás y empecé a manosearla, hasta llegar a la cama. La aventé hacia la cama boca abajo, me puse sobre ella besando su cuello y desabotoné su pantalón para meterle mano, intentó girar, pero no la dejé.
“Así quédate” le dije mientras jalaba su pantalón y me sentaba a lado… empecé a nalguearla y frotar su ropa interior. Cuando noté que empezaba a mojarse pasé mis dedos por sus labios abriéndolos despacio… Regué un poco su humedad y después metí de golpe dos dedos sacándole un gemido. “Te quiero bien mojada” le dije mientras mis dedos entraban y salían haciéndola gemir fuerte mientras que con mi otra mano la sostenía de la cintura.
No pasó mucho tiempo para que sus gemidos expusieran el primer orgasmo con mis dedos dentro de ella. Yo ya no aguantaba y quería metérsela.
Con mi mano acaricié su espalda hasta tomarla del cabello y dándola una nalgada más le dije: -ven.
Se levantó de la cama y sosteniéndola del cabello hice que se hincara mientras me bajaba el pantalón. Ella metía su mano al bóxer… sacó mi pene y empezó a tocarlo.
Lamía cada centímetro de mi verga apretando mis bolas como me gusta; escupía y metía a su boca una y otra vez. Cada vez que intentaba comerla toda le empujaba la cabeza hasta escuchar sus arcadas… fue en uno de esos momentos donde mi primer brote explotó y llegó a su garganta llenándola de lechita caliente.
Golpeé sus mejillas con la verga escurriendo de saliva y con una sonrisa le dije: -“ya sabes“.
Se levantó, quitamos la ropa que un teníamos y se puso en 4 sobre la cama y yo de pie, detrás de ella mi erección seguía dura. Apenas en posición pasé mi verga por sus nalgas, abrí ligeramente y entré directo… el golpeteo de mis bolas y su humedad parecían competir con los gemidos que emitía, entraba rápido y con fuerza: -“¿quién es mi putita?”, le preguntaba…
Mis manos acariciaban su espalda y bajaban a sus pechos, de pronto saqué mi pene y le dije: -“gira ” y antes de subir sus piernas a mis hombros chupé esas tetas grandes, redondas, duritas con sus pezones erectos, grandes, me encantan esos pechos que fue lo que me hizo querer conocerla y que iniciaran estos encuentros casuales desde hace ya casi 10 años.
Volví a penetrarla retomando el ritmo que tenía, haciendo que terminara rápido, le avisé y rápidamente se incorporó para que me viniera en su boca como le encanta y llenando de leche su garganta nuevamente.
Round 2.
Pues pasamos al jacuzzi.
Ahí todo fluía más tranquilo, me acariciaba despacito nos dábamos algunos besos mientras charlábamos. Me empezó a tocar bajo el agua, me la jaló un poco y me pidió sentarse sobre mí, seguía jalando mientras masajeaba sus pechos y me recreaba con esa vista espectacular.
Todo era un rico jugueteo y mientras se ponía más duro mi pene, mis manos comenzaron a acariciar sus nalgas y pasar los dedos por su anito.
Con mi dedo hacía círculos y lo presionaba poco a poco, así un par de veces hasta que logré meterlo un poco. Para ese momento ella ya estaba clavadísima en mi verga moviéndose despacito y riquísimo mientras yo estaba chupando sus pechos. Dejé sus boobies y le dije: -“por atrás” y sin cuestionar nada se giró.
Volví a pasar unos segundos los dedos y empecé a penetrarla muy despacio. Sentía como comenzaba a entrar la cabeza y salía. Volvía a hacerlo.
Así un par de veces hasta que mi verga entró con más facilidad. Entonces la tomé de las nalgas y no salió, poco a poco fue penetrando más. Para ella según dijo era una sensación rara… al inicio le dolía y así lo dejaba saber con sus gemidos que parecían gritos, pero yo acariciaba su espalda tratando de calmarla y le decía: -“tranquila chiquita, lo estás haciendo muy bien”.
La empujaba haciendo un vaivén muy despacio hasta que entró toda la verga. Se pegó a mí y le a acaricié nuevamente esos pechos preciosos y le besé la espalda, parecía que no se movía. Inmediatamente me percaté que se sentía más relajada.
Yo le decía lo apretada que estaba, que se sentía delicioso apretadita. Y le preguntaba que si sentía lo duro que me tenía. Y así, volvió a sentir mis movimientos suaves pero con un poco más de fuerza. Se volvió más frecuente… se sentía tan bien. La escuché agitarse y sabía que se iba a venir
Entonces le volví a preguntar: -¿quién era mi putita?
Ella me dijo sin dudar -“Yo”.
Sabía que nadie había entrado ahí, así que le dije que quería ser el único que le diera así. Tenemos un acuerdo de poder ver a otras personas. Pero después de 10 años, yo era el primero en darle por atrás.
Y entre mis peticiones y sus gemidos era momento de venirse. Fue delicioso como sentí chorrearme todo dentro de ella.
Terminé, salí despacio. Volvimos a sentarnos y entre besos le dije: -“estás bien apretadita”.
Metí de nuevo mis dedos en su vagina para que ella terminara.
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