Mayelita y los amantes de la diversidad (5): Probando cosas nuevas

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T. Lectura: 8 min.

Natalia siempre buscaba emanar sensualidad, deseo y pasión. Vivía únicamente con su madre, su padre tenía otra familia, aunque le mandaba dinero seguido para pagar su colegiatura, celular y cualquier cosa que hiciera falta, ella siempre odio que prefirió a su otra familia que a ella y su madre. Había perdido su virginidad con un chico de 29, eso siempre lo lamento, pero había comenzado a disfrutar de su cuerpo, sabía que sus senos no eran muy grandes, pero también sabía que muchos hombres darían lo que fuera por tenerlos.

Ella deseaba practicar el sadomasoquismo, gustaba que le escupieran, que la ataran que la ahorcaran, pero una vida cuando recién cumplió 18 años estando en su cuarto masturbándose a las dos de la mañana, termino de ver un video donde ataban de pies y manos a una chica en una “X” y apareció lo que cambio su vida para siempre; sadomasoquismo donde era la mujer y no el hombre el dominante.

Natalia reprodujo el video y le pareció el video tan excitante, que acabo llegando al órgano en tan solo cinco minutos, sus sabanas quedaron empapadas porque volvió a tocarse, la imagen del hombre recostado con una chica delgada, menuda, sin senos como ella, pegándole con un látigo, diciéndole cosas humillantes, sujetándoles la boca para escupirles, dándoles manotazos en sus penes, apretando sus bolas o incluso pisándolos con tacones. La fascino, le encanto, le propuso a su novio de ese entonces, pero él se negó, ella insistió por meses, cuando lo dejo a los 19 años anduvo con otros tres chicos, esperaba encontrar a alguien con quien cumplir su fantasía, ninguno accedió en lo más mínimo y la situación de Natalia empeoro cuando encontró algo que la hizo estallar en deseo y placer.

La imagen de una chica con un arnés consolador alrededor de su cintura y un hombre sodomizado el cual se ponían en cuatro para ser penetrado por ella. Natalia comenzó a desear aquello con todas sus fuerzas, imaginaba vestida de bikini, poniéndose ese arnés en la cintura, sentir que tenía una verga de plástico colgándole y que un hombre estaba a su completa subordinación, que haría lo que ella quisiera, que cumpliría todas sus fantasías.

A lo largo de sus 19 años tuvo cuatro encuentros sexuales, tres se negaron rotundamente el cuatro le debatió si era un chiste y cuando Natalia detallo su deseo de querer ser ella la activa, el hombre le soltó una bofetada se fue. Natalia se estaba resignando veía esos videos con la libido al por mayor soñaba con poder sentir la sensación de dominar, de tener el control de hacer de un hombre lo que ella quisiera, su frustración era tal que se llegó a plantear muy seriamente ir a contratar a un prostituto, comenzaba a crear que esa sería la única manera de penetrar a un hombre y ser ella la alfa, pero entonces apareció Kevin en su vida.

Ambos se subieron al auto en los asientos delanteros y se plantaron unos grandes besos, Natalia disfrutaba muchos los besos que aquel chico que hasta hace apenas cuatro meses creía que únicamente sentía atracción y deseo sexual por los abdómenes cuadrados y las vergas duras.

-Solos tu y yo, mi hermoso pescadito. –Decía mientras se besaban.

-Solos tu y yo, mi dueña. –Dice besándole el cuello, ella se separa y lo abofetea.

-Dilo otra vez. –Dice con rudeza. –Mi dueña. –Ella orquesta otra bofetada más fuerte. –Otra vez. –El traga saliva. –Mi dueña. –Natalia le meto otra tan fuerte que más bien se sintió como puñetazo, pero el obedece. –Mi dueña. –Ella se lanza sobre él y baja el asiento del carro. Queda arriba de Kevin, en la contempla extasiado, siento como su erección crece y sujeta los muslos de aquella mujer que lo hacía dudar de su sexualidad.

-Como mi hermoso pececito beta. –Dice y entonces le da su seno izquierdo, el comienza a chupárselo aun sintiendo el ardor en el rostro de sus bofetadas, pero se tranquila al saborear la suavidad y textura del seno de Natalia, ella adora tenerle a si. –“Eres mío, mío, mío solo mío”. Después de unos segundos ella se levanta y le dice que es hora de irse.

-Solos tu y yo. –Dice besándolo antes de arrancar el carro.

Kevin parecía tener algo extraño con las ducha, piscinas y lugares acuáticos, parecía ser que eran su entorno de tensión sexual, ya que a Jacob lo había conocido y enamorado en las duchas mientras que a Natalia comenzó a conocerla en la piscina.

Ella degustaba de nadar al medio día cuando no había nadie, se vestía con ropa de nadadora y se metía a practicar, Kevin hacia casi un año que había dejado el futbol, le gustaba pero no tanto como dedicarse profesionalmente como Jacob, era un simple pasa tiempo que ya había cumplido su periodo ahora quería otra actividad deportiva y eligió natación, donde se toparía con Natalia y su menudo cuerpo, sus piernas y brazos al descubierto le generaban algo extraño o a si lo veía el al inicio, su rostro le parecía atractivo, le gustaba su delineado, su estilo gótico, como por dos semanas la vio, se saludaban, ella se iba cuando él llegaba.

Natalia lo conocía sabía que era el novio de uno de los chicos más guapos de la escuela, pero rápidamente se dio cuenta que Kevin tenia lo suyo un día decidió quedarse unos minutos para verlo nadar y ese día paso a ser recurrente, Un día finalmente entablaron una plática más formal sobre las clases de natación y sus horarios, de inmediato ambos se cayeron bien, tres días después incluso Kevin solía echarle aventón a la parada de su camión.

-¿Eres gay completamente verdad? –Le pregunto un día.

-Sí, me encantan los hombres, oh bueno mi hombre, mi Jacob. –Dijo. – ¿Y tú solamente con chicos o también con chicas? –Natalia había tenido un par de aventuras lésbicas, pero no le habían producido algo digno de recordar. –Una que otra morita me ha atrapado.

-Oh eso está muy bien.

-¿Y tu?, ¿Alguna chica que te haya tentado?

Aquella pregunta dejo frio a Kevin, porque en su mente la respuesta automática era no, pero desde hace días que las charlas con Natalia, recién salida de la alberca con sus piernas y brazos al descubierto, su cabello mojado y su rostro ovalado le habían generado cierta curiosidad, había comenzado a seguir en Instagram a modelos y actrices como Sydney Sweeny y Ana de Armas, sintiendo como algo en ellas le comenzaba a agradar, como ellas y otras chicas al ver sus fotos le comenzaba a generar alegría, sentía una pizca de curiosidad pero esa pizca estallo cuando un día Natalia maliciosamente fue en bikini a nadar.

Kevin quedo frio al verla con el bikini rojo, sus senos descubiertos en cierta medida, sus hombros y abdomen a su vista, este último le genero gran curiosidad, no había cuadros se veía planito y suave, pero algo que ni el mismo entendido fue, sus senos y nalgas, segundos después se dio cuenta que no podía quitar la mirada de ellos y más cuando los comenzó a ver mojados y con su cabello sobre ellos y cuando ella salió y fue a cambiarse, la sintió; una erección.

-“Tuve una erección por una mujer, ¿Cómo es posible?”. –Se dijo esa noche en su casa y pensó en ver una serie para distraerse pero entonces en su celular apareció el tiro que lo remataria, la actriz Sydney Sweeny subió una serie de fotos en bikini y lencería donde lucia sus grandes copas D y sus piernas perfectas así como su rostro perfecto, su pene se puso duro de inmediato, las vio detalladamente y sin darse cuenta ya estaba haciéndose una paja con ellas y cuando acabo se dio cuenta se había corrido con una mujer, su esperma había sido liberado no por un hombre como acostumbraba si no por una mujer.

Jacobo hacia lo suyo lo penetraba y le hacia el amor, pero poco a poco el comenzaba a sentir el deseo de unos senos como los de Sydney Sweeny y una piel más suave que tersa, un fin de semana Jacob salió y después de la clase de natación Kevin y Natalia salieron a charlar a una plaza comercial, hablaron de sus series favoritas, pasa tiempos, calificaciones y vida sentimental, Natalia se quedó asombrada de que aquel chico solo había tenido relación con Jacob.

-Me imagino ya han tenido relaciones.

-Si bastantes. –Dijo riendo.

-Debe ser excelente en la cama.

-Ay si lo es, pero a veces… -Se encontró diciendo. – ¿Si? –Pregunto Natalia. –Abecés pues mmm creo ustedes las mujeres lo entenderán mejor, a veces es algo mecánico sabes, a veces es solo; Kevin ponte en cuatro que hay te va mi amigo. Su amigo es rico enserio me encanta, pero no se a veces, solo a veces.

-Te gustaría innovar. –Kevin confirmo y entonces la idea vagamente comenzó a rondar por la cabeza de Natalia, de estar ante el hombre por quien tanto había pedido. Le propuso ir al cine al día siguiente el acepto. La chica de 20 años nuevamente se lanzó, se llevó una blusa morada oscura y una falda negra, así como medias blancas, parecía colegiala y Kevin quedo embobado al verla, tanto que casi sintió que se le pondría dura al verla, no habían pactado que película ver, pero la suerte parecía sonreírles a ambos en miras de cumplir sus fantasías.

-Dos entradas para; “Con todos Menos Contigo”. –Dijo Natalia. Era una película protagonizada por Sydney Sweeny y Glen Powell, una comedia amorosa pero donde la actriz salía en bikini y vestidos cortos. Kevin ya había visto las fotos de Sydney y se había masturbado con ellas, llevaba la cuenta en ese entonces, solamente cinco eyaculaciones por mujeres, tres por dicha actriz y dos por videos porno heterosexuales.

Entraron a ver la película y a los veinte minutos en una escena donde sale en bikini blanco mostrando sus hermosas piernas, nalgas y senos en su mayoría Natalia se volteó y dijo. –Hermoso bikini, me gustaría ir a si a la playa un día. –Aquello hizo que la verga de Kevin se pusiera más dura. A lo largo de la película Natalia maliciosamente rozaba su pierna con la suya y sujetaba su mano, Kevin se dejaba. –Ese vestido te quedaría muy bien. –Dijo Kevin al ver una escena en la que Sydney salía con un vestido café escotado, Natalia supo que su trabajo funcionaba.

La escena en la que Glen Powell y Sydney Sweeny acaban haciendo el amor Natalia le puso su mano en la pierna a Kevin, este se quedó frio tratando de adivinar las intenciones de Natalia o fijarse en la película.

-Tu habrías dicho que Sydney Sweeny es la afortunada…. –Dijo guardando silencio. –Pero ahora creo piensas es Glen el afortunado por estar con ella. –Dijo Natalia susurrando entonces sintió como la chica ponía su mano sobre su pantalón tanteando sentir su pene erecto, el suspiro y solo asintió. –Cuando Glen acaricio el trasero de Sydney te éxito. –El volvió a asentir mientras ella lo miraba susurrando y acariciando su pene sobre el pantalón. – ¿Te gustaría sentir la textura de unas nalgas femeninas?

-Si alcanzo a decir. –Entonces Natalia se puso encima de él. La sala estaba casi vacía por lo que pudieron disfrutar, puso las manos del chico que hasta hace unos días se sentía confundido pero que hoy tenía claro que deseaba sentir unas nalgas suaves y femeninas, ella lo guio al inicio, pero después en la acaricio y froto. – ¿Rico no? –Le susurro. El asintió y se besaron. Ni siquiera acabaron de ver bien la película por estar jugando, cuando los créditos aparecieron ambos salieron del cine y decidieron que harían lo que deseaban.

-En mi casa no se puede. –Dijo Natalia.

-Tampoco en la mía. –Dijo Kevin.

-Solo nos queda un motel, pero no traigo dinero.

-Yo sí. –Dice Kevin y arrancan.

En su primera noche no se penetraron, de hecho, Kevin no tenia deseos de penetrarla al iniciar su relación, Natalia y él se besaron, ella cumplió su fantasía desde un inicio, introdujo lentamente sus dedos en la cavidad anal de Kevin, es te puso en la cama y alzo su trasero que Naty beso lentamente para darle placer primero con sus dedos y posteriormente con un dildo de color piel que traía en su bolsa.

-Parece ya tenías todo pensando. –Exclamo Kevin.

-Si. –Dice ella fascinada. –Ahora ponte. –Dice y se llena de alegría al ver como Kevin obedece y le alza su trasero, finalmente había encontrado lo que tanto quería. Sujeto su trasero y comenzó a introducírselo. Le entro perfectamente el exhalaba y gemía. –La próxima vez será un arnés. –Dice levantándose para penetrarlo.

-Ay sí. –Ella contesta. – ¿Si qué? –Dice sujetándole el cuello. –Si mi Naty. –Ella le sujeta fuerte la boca y lo mira. –Si mi dueña se dice. –Aquello éxito a Kevin, su mirada, su voz le parecían exquisitos casi más que el dildo dentro de él. –Ay miren ya se está poniendo duro. –Dijo sujetando su pene. Natalia le introdujo el dildo como si de un pene verdadero se tratara, Kevin sentía su aliento y su mano sujetando su pene, extrañamente en una primera vez parecía ambos habían desarrollado una sincronización de placer, ya que cuando Kevin eyaculo ella misma sintió el clímax, su semen callo en la palma de su mano.

Ella le dio la vuelta y sin saber le dio una bofetada y luego cayó sobre él, el sintió su cuerpo temblando, extasiado aun dando espasmos de placer. Kevin quedo fascinado al ver como Naty lamia su semen de su mano.

-Ay nunca había probado el semen de un putito.

-¿Qué tal sabe?

-Muy bien, ¿comiste piña?

-Que tiene eso que ver. –Dice riendo, entonces Natalia lo dedujo.

-¿Jacobo jamás ha probado tu semilla? –Vio la mirada de Kevin y lo supo. –Es muy rica Kevin. –Dijo sonriendo y volviendo a lamerla incluso bajando a darle unos besos y lengüetazos a su pene.

-Creo ambos probamos cosas nuevas hoy y sobre todo sentimos. –Natalia volvió a subir lo miro a los ojos y ambos se besaron aun con los labios de la chica impregnados de su semilla y ella se acostó sobre su pecho sintiéndose feliz, complacida como una niña que consigue lo que tanto soñaba mientras que Kevin sentía extraño haber tenido relaciones sexuales con una mujer haber saboreado sus senos, su piel, sus labios y tenerla ahora acostada sobre su pecho, era el quien se acostaba en el pecho de Jacobo.

En su segunda cita Natalia hicieron el amor de manera similar, pero fueron a una tienda a comprar dos arneses consoladores y ahora en estos días que se quedarían solos estaban listos para disfrutar de su compañía, disfrutar de sus deseos y quizá de algo más.

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