Secretos del gym

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T. Lectura: 4 min.

El siguiente relato es una historia contada por una colaboradora.

Mi nombre es Jade y tengo 26 años edad no soy una chica que podrias considerar muy atractiva y eso al principio no me gustaba, llevo unos años casada con un gran hombre, el es militar y por eso casi no esta en casa, al principio fue muy difícil poder adaptarme a todo eso y además siempre me genera desconfianza que el este lejos y ni siquiera sepa con quien.

Él siempre me ha dicho que no sucede nada y que debo de estar tranquila con todo eso.

Trato de hacerle caso y creer en sus palabras, por eso incluso tratando de despejar mi mente y poder reavivar la llama de la pasión decidi entrar al gym.

Le dije a mi esposo que si el me pagaba las mensualidades disfrutaría de todos los beneficios que saldrían (aunque si no lo hubiera hecho de cualquier forma terminariamos cogiendo).

Él siempre me da lo que le pido asi que no dudo en hacerlo y empecé a ir todos los dias, siempre voy muy temprano y los primeros meses fui como un fantasma.

Nadie hablaba conmigo y como entrenaba muy temprano prácticamente tenía todo para mi solita, pero lo que no sabia era que el entrenador (que resultó también ser el dueño) ya me habia echado el ojo, fue hasta el mes 3 que decidió acercarse a hablarme.

E: Hola, veo que entrenas muy temprano.

J: Si es que en la tarde ya no tengo mucho tiempo.

E: Te veo muy seguido por aca pero nunca hablas

J: Es por que vengo a hacer ejercicio y no a socializar

E: Tal vez quieras que te ponga una rutina, al fin que ese es mi trabajo

J: Se que ejercicios hacer, me explico mi…

(Por un momento dude de decirle que era casada)

J: mi amigo que también sabe mucho de ejercicio

E: Ya veo, pero siempre estas sola, asi que como te explica ¿o sabe que lo haces bien?

J: Bueno pues no lo sabe

E: Acompañame a mi oficina y te dare una rutina completa que dices, sera un regalo por ser nueva.

J: No soy nueva y además ya tengo una rutina.

Me detuve a verlo bien y era más alto que yo (mido 1.59) ademas de tener un cuerpo atlético muy trabajado (no era uno de esos músculos exagerados) por un instante pense en cosas que no habia tenido en un tiempo (mi marido fue desplegado dos meses y medio antes) asi que vacile un poco y decidi algo.

J: Sabes algo creo que puedo tener otra rutina para ver si tengo cambios.

E: Esta bien, entonces acompañame a la oficina y planeamos una.

Camine detras de el y volteaba para todos lados, realmente estábamos completamente solos.

Yo traia solamente un top deportivo y una pequeña licra que no dejaba mucho a la imaginación (como era muy temprano sabia que nadie me veia y a la hora de irme solo me cambiaba en los vestidores y listo).

Me empezaba a arrepentir pero ya estábamos a punto de entrar a su “oficina”.

E: Adelante, toma asiento

J: Si

En un instante pase la mirada por todo el lugar y vi algo que me dejo helada, tenia en su computadora imágenes de las camaras, pero no solo eran de las maquinas, entrada, salida y esas normales, tenia al menos unas 3 o 4 de los vestidores de mujeres.

No dije nada y movi rapido la vista en lo que el cruzaba hacia su asiento.

E: Bien he visto que tu entrenamiento es para definir y no para aumentar musculatura ¿correcto?

J: Si, solo quiero verme bien y no ser una fortachona

E: Entonces creo que tendras mucho cardio y un poco de trabajo con peso.

La forma en que dijo “cardio” me desperto una alarma interna pero tambien me gusto como me veia mientras lo decía.

Hablamos de cosas más tecnicas y me despedí diciéndole que empezaría al siguiente dia, para irme rapido y ya en casa no pude deshacerme de mis pensamientos de “cardio” con el entrenador.

Pensé en mi marido y en que realmente aunque hablamos diario no se si me estaba pudiendo engañar. Decidi que dejaría que las cosas tomaran solas su curso, quiza yo estaba viendo y oyendo cosas que no eran.

Al dia siguiente ya me esperaba el entrenador para hacer la nueva rutina, resulto que no imaginaba cosas, el realmente estaba intentando algo, se acercaba mucho a mi para explicar y siempre que podia me restregaba a su amiguito. Aunque yo no le fui indiferente y también me inclinaba más de lo necesario, me habia puesto las prendas más pequeñas que tenia para entrenar y notaba que no dejaba de mirarme mi colita.

Tuvimos esta “rutina” de roses por toda una semana. Una vez que ambos sabíamos que era lo que quería el otro empezo el verdadero juego.

Sabiendo que no habia nadie tan temprano y que el tenia llaves aprovecho para que una vez que entre y me fui a cambiar cerro nuevamente y fue tras de mi.

Yo de eso no sabia nada simplemente el entro mi me arincono en los vestidores, yo que esperaba ese momento no llevaba nada debajo de mis diminutas prendas.

El simplemente me volteo y al quitar mi licra ya tenia camino libre, me puso a su amigo en la entrada y solo empujó para que entrara todo (yo me encontraba tan excitaba que ya habia humedecido toda la licra) su acción me hizo gemir muy fuerte y de inmediato me tape la boca, el no se detuvo y siguio metiendolo todo y haciendo que me retorciera entre placer y un poco de dolor.

Al principio me preocupaba que alguien pudiese entrar y escuchará mis gemidos o incluso vieran como me estaba cogiendo tan salvajemente el entrenador.

Después de varios minutos en esa posición me dijo que deseaba seguir en otro lugar, me llevo a las regaderas, yo simplemente me quite el top y ya estaba completamente desnuda, me puse de rodillas y le hice señas para que se acercará mientras veía fijamente a su amiguito que ya estaba totalmente despierto.

Sin perder más tiempo lo colocó en mi boca y empezó a tratar de meterlo completo, yo simplemente trataba de retener lo más posible su inmensa verga.

Había pasado tanto tiempo que no le hacia un oral a mi marido y a pesar de sentir como me llenaba la boca con los fluidos del entrenador no sabia si lo habia hecho bien o simplemente fue la excitación del momento por lo que me lleno de sus hijos.

De inmediato me levanto y me puso en cuatro mientras el agua caliente caía encima de ambos y el volvía a penetrarme mi conchita con tanta energía que no podia dejar de gemir y mojarme toda, todo eso parecía provocar aún más al entrenador y me empujaba con más fuerza, estuvimos asi durante al menos unos 30 o 40 minutos alternando entre mi boca y mi vagina.

Me quedé un momento sentada en la regadera completamente impregnada de semen y mis propios fluidos, me limpie lo mejor que pude, me vestí y al bajar a la entrada descubri que estaba cerrado con llave y entendí porque no tuvo ningún problema el entrenador con lo que habiamos hecho.

No tuve que buscarlo pues apareció muy fresco detras de mi con las llaves para abrir la puerta.

E: ¿Te veré mañana para seguir con tu entrenamiento?

J: Lo voy a pensar, el cardio de hoy fue muy agotador.

Después de decirle eso sali rapido con las palpitaciones al máximo y un súbito sentimiento de culpa me invadió, recordé a mi marido pero no sentía arrepentida sino más bien excitada con toda la situación.

Continuaré contando las vivencias con mi entrenador.

Este fue sólo el inicio de mi caótica relación.

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