Qué difícil es ser una persona decente, ¿verdad? Respetar las leyes, a las personas, cumplir con las reglas sociales… Esas cosas no se nos daban nada bien a Ana y a mi. Las dos eramos unas chicas “inocentes” que se ganaban la vida robando pero no de la forma convencional. No nos colábamos a casas deshabitadas rompiendo ventanas o escalando muros, robamos follando. No era nada dificil atrapar la mirada de los hombres ya que ambas estábamos buenísimas y teniamos experiencia de sobra en el sexo, solo teníamos que ir a lugares que recentaban los ricos, como eventos privados o fiestas de lujo, exponernos con vestidos caros, cortos y muy ajustados, lanzar miradas sexys y besos al aire a hombres hambrientos de sexo y el resto es historia. Hoy contaré la vez que mejor follamos y más robamos.
Ana y yo, que me llamo Candela, nos preparábamos para ir a una fiesta privada en un hotel en el centro de Madrid, ¿que cómo habíamos conseguido el pase? Bueno, digamos que tenemos contactos que piden parte de lo robado. Ambas somos igual de altas y prácticamente la misma complexión aunque yo soy un poco más delgada. Ambas somos de tez blanca, con un cabello castaño largo y liso, las dos tenemos ojos marrones aunque los de Ana son más claros que los míos, tenemos labios gruesos y carnosos, como les gusta a los hombres.
En cuanto a las tetas, ambas tenemos pechos grandes de talla F, mis pezones eran rosados y el de ella más beige. Nuestras cinturas son un poco estrechas y nuestras caderas bastante anchas, las dos tenemos un culazo que rebota con cada paso que damos. Mi coño era más pequeño y no tan gordito como el de Ana, el color de mis labios y mi ano, al igual que mis pezones, eran rosaditos y los de Ana también eran beige. En resumen, tenemos cuerpazos de actrices porno con tan solo veintidos años.
Ana y yo somos prácticamente como hermanas con derecho, nos conocimos en secundaria y nos volvimos inseparables por nuestra misma forma de ser, aunque yo soy más habladora he de decir. Hacíamos todo juntas, vivíamos juntas, entrenábamos juntas, nos cuidábamos, nos apoyábamos, follábamos… Vivíamos bien de lo que eramos, putas y ladronas.
Nos estábamos preparando para ir a dicha fiesta, tras ducharnos, maquillarnos, plancharnos y echarnos perfume de Carolina Herrera decidimos ponernos un body transparente que cubría todo nuestros voluptuosos cuerpos, el mío de color negro y el de ella de color rojo. Nuestros bodys eran divinos, se ajustaban a la forma de nuestros cuerpos y el diseño iba cambiando según la parte del cuerpo, dejando más al descubierto las piernas, los brazos, la espalda y el abdomen y transparentando ligeramente nuestros pezones, el culo y el coño.
Solo nos pusimos unos tangas del mismo color que los bodys, dejando que los pezones se viesen levemente a través las mallas de nuestras sensuales prendas. Nos pusimos unos tacones, preparamos nuestros bolsos y salimos de nuestro apartamento para pillar el uber e ir a la fiesta. Nos sentamos en la parte de atrás del coche y durante el camino notamos que el conductor no paraba de mirarnos por el retrovisor y era normal ya que prácticamente se notaban los pezones de nuestras tetas, Ana y yo empezamos a hacer movimientos sensuales, a echarle miradas sexys y a mordernos los labios. Cuando llegamos el conductor nos dijo el precio.
-Son 175€ por favor.
-¿175€? -Dije sensualmente- ¿Y si nos lo rebajas a 100€ a cambio de besarnos?
El conductor se quedó atónito y Ana dejó escapar una risa. Desde atrás Ana pasó por el centro del coche para sentarse en el asiento del copiloto, rozando el cuerpo del hombre con su culo.
-Yo…
-Nos besamos los tres a la vez y nos lo rebajas a 100€ venga. -Dijo Ana mientras yo le acariciaba la mejilla por detrás- No volverás a tener esta oportunidad.
-Vale vale…
El conductor se recolocó y nos besamos los tres, le apestaba el aliento y por lo nervioso que estaba sus besos fueron pobres e inseguros, duramos casi diez segundos con nuestros labios pegados, sin parar de intercambiar saliva. Al terminar propuse algo más.
-Si nos lo rebajas a 50 te dejamos chupar de nuestras tetas.
-No, no… yo estoy… tengo mujer y…
-Y qué. -Interrumpió Ana- Sabemos que te gustan nuestras tetas. -Ana se bajó el body y dejó al descubierto sus pechos y empezó a menearlos mientras se acercaba lentamente a él- Venga, tu mujer no se va a enterar.
-No puedes rechazar esta oportunidad, ¿en serio te vas a quedar con las ganas? -Dije mientras también me bajaba el body-.
-Vale vale vale…
Primero comenzó a chuparmelas a mi, mientras fui acariciándole la cabeza estaba mirando a Ana intentando no reirme, solté unos gemidos falsos para encandilarlo más. Tras acabar con mis pechos fue directo a los de Ana, quien reaccionó igual, con caricias y risas escondidas entre gemidos simulados. Cuando acabó Ana fue a pagarle los 50€ con un billete pero…
-Si me haceis una mamada no os cobro. -Dijo el hombre mientras se desabrochaba el pantalón.-
Ana y yo nos quedamos mirando intentando no reirnos.
-¿Es usted imbécil? -Dijo Ana falseando su enfado.-
-¿Así es como trata usted a las mujeres? -Contesté yo en tono alto.- Pero qué se cree, ¿que somos putas?
-Es usted un sinvergüenza, no merece que le paguemos una mierda.
Ana y yo nos bajamos rápidamente y fuimos directas a la puerta del hotel mientras nos volvíamos a subir el body en plena calle para volver a cubrir nuestras tetas. Entramos y tras hablar con la recepcionista, quien disimuló muy bien su asombro por nuestros outfits, nos dirigimos al ascensor. Una familia estaba esperando, el padre trató de no mirarnos y la madre apartó la mirada de su niño. Al llegar el ascensor les dijimos que nos montaríamos en el siguiente, ellos sonrieron y subieron.
Llegó el siguiente, entramos solo las dos. Al cerrarse la puerta nos bajamos de nuevo el body por la parte de las tetas y comenzamos a limpiarnoslas con papel húmedo para no dejar rastro de babas del conductor. Había una cámara, las dos reimos e hicimos gestos sexuales por si alguien no estaba mirando. Nos recolocamos el body, echamos más perfume en nuestros cuerpos, repintamos levemente nuestros labios y entramos directamente al ático donde nos dejó el ascensor.
El ático tenía un estilo minimalista, estaba lleno de gente sobre todo joven cercana a nuestra edad. Los hombres iban en traje y las mujeres en vestidos normales o en putivestidos. Nosotras dos éramos de las pocas que íbamos tan atrevidas. Con cada paso que dábamos tratábamos que nos rebotasen las tetas y el culo lo más que pudiesen a la vez que exagerábamos nuestros movimientos de cadera. Nuestro plan era sencillo: bailar, tratar de intercambiar miradas con hombres, ir a la barra para pedir algo y dejar que las presas cayesen. Y así fue, tras perrear en el centro, bailar pegadas y sensualmente conseguimos llamar la atención de mucha gente. Fuimos a la barra a pedir una de las copas más caras y no pasaron ni cinco minutos hasta que llegase alguien.
-Bailais muy bien.
Ana y yo nos dimos la vuelta, quien nos habló era un hombre acompañado de otro, ambos iban en traje, tenían perfiles faciales marcados y características muy varoniles, también parecían estar muy en forma y con una ojeada rápida de arriba a abajo traté de ver no solo si tenían un buen paquete sino si llevaban joyas encima. Y así era, ambos llevaban relojes y el que nos habló, que era de pelo negro, tenía un anillo de compromiso.
-Muchas gracias. -Dije mientras bebía de mi copa.-
-¿Cómo os llamais? -Dijo el otro hombre de pelo rubio.-
-Yo soy África -Dijo Ana-. Y ella es Sofía. ¿Vosotros cómo os llamais?
-Nosotros somos Ángel -Dijo el rubio-. Y él Pablo. Os hemos visto bailar y… nos gustaría que nos conociésemos más.
-Podemos tomar unas copas si quereis -Dije sensualmente-.
-A mi me parece perfecto -Dijo Pablo mientras levantaba la mano para llamar al camarero-.
Los cuatro nos fuimos al balcón donde había una mesilla donde poner las copas y hablar. La conversación era muy superficial con preguntas como “De donde sois”, “a qué os dedicáis”, “de qué conoceis al dueño” etc. Todo lo que nosotras decíamos era falso para luego no tener problemas. La superficialidad de la conversación fue desvaneciendose para acalorarse mediante indirectas, bromas tontas y miradas seductoras. Estuvimos casi una hora hablando hasta que Pablo nos propuso ir a su chalet, nosotras obviamente accedimos, “bingo” pensé yo. Bajamos al garaje, nos montamos en un mercedes de los nuevos que están llenos de pantallas y luces ambientales y fuimos directos a su piso.
Yo me senté de copiloto con Pablo de conductor mientras que Ana, ahora África, se sentó con Ángel. Los tonteos siguieron entre nosotros, Ana y Ángel empezaron a besarse atrás mientras que yo empecé a manosear la polla de Pablo por encima del pantalón, no tardé en desabrochárselo, bajar su boxer y sacar su erecta polla para empezar a mamarsela. Comencé con besos sobre la punta de su glande y me fui metiendo poco a poco su polla hasta el fondo de mi garganta para comenzar a chupársela mientras él conducía. El pitido del coche no paraba de sonar por haberme desabrochado el cinturon pero no tenía pensado parar.
Su punta me llegaba hasta más allá de la campanilla, yo dejaba caer babas y escupía sobre su polla para dejársela lo más húmeda posible. Por los ruidos de la parte de atrás supuse que Ana también se la estaba chupando a Ángel. Durante todo el trayecto estuvimos mamándosela a los dos hombres.
Llegamos al chalet, aparcó el coche dentro de los muros de la casa, fuimos a la puerta principal y al entrar no tardamos en empezar a besarnos entre nosotros, yo con Pablo y Ana con Ángel. Parecía que ya nos habíamos emparejado pero también intercambiábamos de hombre e incluso Ana y yo nos besábamos. Los besos eran profundos, intensos, húmedos, con jugueteos de lengua y suspiros ahogados. Estuvimos varios minutos besándonos en la recepción de la casa.
-Vamos a mi dormitorio -Dijo Pablo-.
Los cuatro fuimos. Al llegar Ana y yo dejamos los bolsos sobre un sofá que había ahí. Ambos hombres comenzaron a desnudarse mientras Ana y yo nos besábamos muy románticamente. Los dos se acercaron a nosotras totalmente desnudos, tras besarlos de nuevo nos arrodillamos frente a ellos y comenzamos a chuparselas de nuevo, los dos nos pusieron la mano sobre la cabeza y nos empujaban para meternos sus pollas hasta el fondo. Nosotras nos ahogábamos y babeábamos por tener sus dos miembros dentro de nuestras bocas y hasta el fondo de nuestras gargantas. Ángel y Ana se fueron a la cama, Ana se desnudó por completo y siguió chupándosela a Ángel mientras este estaba sentado al borde de la cama. Yo seguía chupándosela a Pablo mientras estaba de pie como una puta hambrienta.
Ángel se tumbó sobre la cama y Ana se puso encima de su polla para comenzar a saltar sobre ella. No tardó en empezar a gemir y a oirse los golpes del choque del culo de Ana contra los muslos de Ángel. Pablo me levantó, me puso en cuatro en el borde de la cama, me rompió el body por la parte de mi vagina y mi ano e inmediatamente me metió la polla para comenzar a empotrarme violentamente. Su polla se deslizaba dentro de mi caliente vagina metiéndose lo más profundo que podía, sus empujes eran tan fuertes que me era dificil mantenerme estable.
Ana y yo gritábamos como putas locas por la satisfacción, la miré y su rostro de placer era bellísimo, sus tetas y su culo no paraban de rebotar y sus ojos se desviaban hacia arriba. Pablo me rompió aún más el body dejando mis nalgas por completo al aire y comenzó a azotarme mientras me tiraba del pelo, yo me dejaba llevar disfrutando de la sensación de su polla penetrándome en lo más profundo de mi vagina mientras gemía alto sin vergüenza alguna.
Ana fue la primera en llegar al orgasmo, su cuerpo empezó a temblar y a retorcerse de placer. Mientras Ana descansaba Ángel me metió la polla en la boca y comenzó a follarme usando mi cara como su fuese un juguete. Tenía tanto la vagina como mi boca ocupadas por la polla de ambos hombres, me estaban usando como un juguete y yo lo estaba disfrutando como una buena puta. Tras un rato dejándome dar por ambos orificios llegué al orgasmo. Estaba completamente sudada y con mis agujeritos mojadísimos.
Miré a Ana y fui a besarme con ella. Juntamos nuestros cuerpos, nuestros pezones se tocaban y nos azotábamos el culo mientras soltábamos suspiros profundos. Ambas nos pusimos en sesenta y nueve para empezar a comernos el coño mutuamente, Ángel me metió la polla en la vagina y Pablo se la metió a Ana y empezaron a follarnos de nuevo mientras. Desde mi perspectiva veía la esponjosa vulva de Ana siendo penetrada por el pene de Pablo, sus labios se abrían y cerraban cada vez que su miembro salía y entraba. Yo comencé a masturbar el clítoris de Ana con mi lengua mientras Ángel me estaba follando el coño y Ana chupándome también el clítoris con su juguetona lengua.
Los gemidos no paraban, no nos conteníamos los gritos por los orales que nos estábamos dando mientras Ángel y Pablo nos reventaban las vaginas sin piedad alguna. El aire se me iba de los pulmones y mi garganta empezaba a picar por gritar tanto y tan alto. Tras un buen rato siendo folladas las dos llegamos al orgasmo, primero Ana y al rato exploté de placer.
Les dijimos que ahora nos la metiesen por el culo, cosa a lo que los dos aceptaron sin pensarlo. Ana y yo nos tumbamos juntas boca arriba, una al lado de la otra, abrimos nuestras piernas y dejamos que ambos nos metiesen la polla por nuestros anos mientras nosotras nos besábamos y nos acariciábamos las tetas y el vientre. Pablo puso su punta en mi ano, me fue metiendo poco a poco su polla después de escupir hasta el fondo mi recto y la sacó para volver a metérmela de nuevo. La sensación era fantástica, sentir su pene penetrar el fondo de mi recto me hacía sentir espectacular.
Miré a Ana, su pelo estaba deshecho, su maquillaje corrido y su cuerpo entero estaba sudado. Al igual que yo ella estaba gimiendo a gritos, las dos nos ahogábamos besándonos, las dos disfrutábamos del sexo anal que nos estaban dando y las dos nos queríamos que terminase. Ángel y Pablo se intercambiaron, ahora Ángel me estaba follando el culo mientras que Ana estaba siendo follada por Pablo. Ángel me rompió aún más el body dejando mi torso entero al descubierto. Mientras me estaba dando por culo empezó a chuparme agresivamente las tetas, ahora no solo me dolía el culo sino también mis pechos pero el placer lo compensaba. Tras un largo rato de sexo anal Ana y yo, después de gritar, rogar y sentir placer y dolor, llegamos al orgasmo.
Me quité lo poco de lo que quedaba de mi body, me puse encima de Ana, quien seguía tumbada y empecé a besarla apasionadamente dejando que mis tetas cayesen sobre ella. De mientras Ángel se puso detrás de mi y me metió su polla en mi vagina y Pablo me levantó la cabeza y me metió la suya por la boca. Volvieron a follarme por ambos orificios mientras que Ana, quien estaba debajo de mi, comenzó a besarme las tetas y acariciar todo mi cuerpo sudoroso.
La polla de Pablo me penetraba hasta el fondo de mi garganta haciendome soltar muchas babas que caían sobre el rostro de Ana y la de Ángel me follaba brutalmente la vagina haciendo que flujos vaginales se deslizasen por mis muslos mientras me azotaba el culo. Ambos me hacían gritar como loca, sudaba sin parar y dejaba escapar lágrimas por la satisfacción que estaba sintiendo. Cuando se cansaron de mi Pablo me la sacó de la boca y se la metió a Ana a la vez que Ángel sacó su polla de mi coño y comenzó a follarse el de Ana.
Yo mientras comencé a besar el cuello de Ana y a agarrar sus tetas. Ella gritaba como loca y pedía más y más fuerte aún con la boca ocupada, los hombres no tenían piedad con ella, la usaron y la penetraron tan duramente como pudieron pero ella estaba disfrutando muchísimo y a mi me encantaba verla follar de esa forma.
Les sugerí a ambos hombres que me la metiesen los dos a la vez en mi culo y en mi coño. Ángel se tumbó, yo me metí su polla en mi vagina y Pablo se puso detrás de mi metiéndomela por el culo, Ana se quedó a un lado de la cama para masturbarse y verme siendo follada por los dos a la vez. Ambos hombres comenzaron a follar mis dos orificios, no tardé en empezar a gemir, sentir la polla de ambos dentro de mi era increible. Las dos pollas se arrastraban dentro de mis entrañas al unísono, mi ano estaba dilatadísimo y mi coño muy húmedo.
Ángel me estaba chupando las tetas y Pablo me estaba azotando el culo, los empujes de ambos me estaban dejando aturdida, tal fue el placer que sentí que no tardé en llegar al orgasmo. Ana se ofreció, yo me aparté a un lado y los dos comenzaron a follarla con la misma intensidad y forma como me lo hicieron a mi. Ana comenzó a gritar mientras me miraba a los ojos, yo me estaba masturbando metiéndome los dedos, verla así me hacía sentir extremadamente caliente. Las nalgas de ella no paraban de rebotar cada vez que chocaban y sus tetas se movían de forma muy exagerada. Después de tantos gritos ella llegó al orgasmo.
“Correos dentro de nosotras” Dijo Ana. Ambas nos pusimos en cuatro, una frente a la otra, Pablo comenzó a follarme y Ángel a Ana. Las dos estábamos siendo empotradas por el coño mientras nos besábamos, nuestras tetas y las nalgas no paraban de moverse, nuestros cuerpos se movían con cada empujon que nos propinaban, nuestras vaginas no paraban de sacar fluidos y nuestras gargantas dejaban escapar gemidos ensordecedores. Tras un rato siendo folladas agresivamente Pablo se corrió dentro de mí, sentí su ardiente semen ser expulsado a propulsión dentro de mi vagina. Después Ángel también se corrió dentro de Ana. Los cuatro terminamos besándonos y durmiéndonos del tirón después de tanto sexo.
A la mañana siguiente Ana y yo fuimos las primeras en despertarnos, nos dolía todo el cuerpo, pero sobre todo la vagina y el ano. Mientras los hombres seguían durmiendo agarramos nuestros bolsos y nos fuimos a la cocina aún desnudas y descalzas intentando guiarnos por los pasillos de la dichosa casa. Durante el trayecto me fijé en los cuadros y al parecer Pablo tenía esposa e hijos, con más razón se merecía ser robado. Agarramos unos vasos, los llenamos de agua y echamos “polvitos mágicos” para que los hombres se durmiesen.
Volvimos al dormitorio, los dos seguían durmiendo, nos acercamos a ellos y empezamos a besarlos pegando nuestros hermosos cuerpos al suyo para despertarlos. Se fueron despertando poco a poco y fueron siguiendi nuestros besos, yo me estaba besando con Pablo y Ana con Ángel. Cuando se despertaron les ofrecimos agua cariñosamente y comenzamos a chuparles la polla, las cuales empezaron a erectarse poco a poco. Los dos se bebieron el agua, nosotras seguimos chupándoles la polla intensamente, yo babeaba sobre el caliente miembro de Pablo.
Después de un buen rato chupándosela a Pablo me puse en vaquerita sobé su polla y comencé a saltar sobre ella mientras apoyaba mis manos sobre sus pectorales. Ana comenzó a hacer lo mismo, las dos estábamos saltando como locas sobre sus miembros esperando a que la droga hiciese efecto en ellos. Nuestros pechos no paraban de rebotar, nuestras nalgas chocaban violentamente contra ellos, sus pollas se deslizaban en el interior de nuestras vaginas y ambas gritábamos como locas. Seguimos cabalgando tan apasionadamente hasta que los dos hombres fueron durmiéndose poco a poco.
Cuando sus penes ya no estaban tan erectos decidimos parar, los dos estaban totalmente dormidos y era imposible que se levantasen durante horas. Ambas aprovechamos para revisar todas las habitaciones en busca de objetos de valor, dinero, tarjetas de crédito, etc. Les robamos los móviles, un IPad, un MacBook, joyas de Pablo y de su esposa, unos Rolex que había en una vitrina… En la cartera de ambos había varios cientos de euros y las tarjetas de crédito, buscamos más y conseguimos encontrar más dinero en efectivo. Cuando terminamos de revisar todo nos volvimos a vestir, Ana se puso de nuevo su body transparente rojo y sus tacones pero al revisar el mío estaba completamente roto, no me podía poner nada.
-Ponte la ropa de su esposa -Dijo Ana-.
-Da igual, iré así mismo.
-¿Desnuda? ¿En público?
-Claro que no cariño, en su coche.
-Te verá mucha gente.
-Pues que me vean que seguro se alegran de verme así. Venga vamonos rápido de aquí.
Me puse los tacones y tras llenar nuestros bolsos y recoger mi body roto nos fuimos directamente a por las llaves del mercedes. Salimos de la casa y nos montamos en el coche, Ana de conductora y yo en los asientos de atrás que estaban vinilados. Tras abrir el portón del muro con el mando que también robamos salimos de ese barrio de pijos. Conducimos varias horas hasta llegar al lugar donde se encontraba nuestro contacto, le dimos parte de su dinero, las joyas, los aparatos y las llaves del coche y nos prometió el pago en unas semanas. Una amiga del negocio vino a recogernos y a dejarnos en nuestro apartamento, también me dejó ropa para cubrirme. Por fin, tras una dura jornada, Ana y yo llegamos al piso victoriosas.
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Si señor eso es follar, lo demas tonterias
¡Qué buena eres!
Sigue así.