Que rica es el agua (2)

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T. Lectura: 6 min.

Llegamos a mi habitación y, de inmediato, me tomó en sus brazos y me empezó a besar con pasión y prisa. Yo solo me dejé tomar y me ofrecí sin limitaciones. Pero que forma de besar, bueno, les confieso que me encanta que me besen así que, salvo que mi pareja sea pésima besando, siempre me rendiré de inmediato.

Me empezó a quitar la ropa húmeda mientras metía su lengua buscando la mía y, yo, le daba ligeros mordiscos para aumentar la pasión.

Le dije, vamos a la regadera Ramiro y, nos dirigimos al baño mientras le iba retirando la camiseta y el short que traía. Nos desnudamos y nos metimos al jacuzzi. No me soltaba, me abrazaba con pasión y yo le correspondía con ganas de comérmelo a besos.

Se sentó dentro del jacuzzi y me dijo “sumérgete y mámame el pene” le di un piquito, le sonreí con picardía y sumí mi cabeza en el agua hacia su pene. De inmediato me lo metí en la boca y lo empecé a mamar deliciosamente. Como podrán imaginarse, como soy un “ser acuático”, llego a resistir bastante tiempo debajo del agua y, esta no fue la excepción. Se la mamaba tan rico, al menos así me parecía, que de inmediato empezó con movimientos cadenciosos cogiéndome por la boca, fue un deleite enorme. Después de casi un minuto, salí a respirar y me dijo “Marijó, que delicia de mujer que eres, sigue mamando. Yo lo besé, le guiñé un ojo y le dije “sigo amor, sigo”.

Me sumergí y me fui directo a comerme su pene, lo sentía delicioso, rico. Le empecé a tocar las nalgas y busqué su ano para meterle dos dedos. Cuando sintió que entraban, se arqueó para que pudiera meterlos mejor, lo que me dejó entender que eso le gustaba. Fue una señal de enrome pasión para mí, pues podría hacer correr mi imaginación y moverme por donde yo deseara, buscando que él también se deleitara. Ya tenía más de un minuto mamando allá abajo y metiéndole los dedos en el culo, su respuesta era de maravilla, intensificó los movimientos de cadera para que ensartara más mis dedos y metiendo su pene muy profundo en mi garganta.

Volví a salir a la superficie y me dijo, me encanta lo que estás haciendo, que me metas los dedos en el culo, eso me gusta mucho, es más, deseaba que lo hicieras. Yo le sonreí y buscaba su boca para besarlo, besarlo mucho. Le dije “¿de verdad te gusta?” porque a mí me encanta hacerlo y, me contestó, sigue haciéndolo, me vuelves loca. Me volví a sumergir y seguí mamando y metiendo los dedos más profundos, él solo se meneaba y sentía como lo disfrutaba mientras lo toqueteaba y le daba muy buenas mamadas. Pasó casi minuto y medio y volví a salir a la superficie. Le dije no me esperaba esto y, casi podría asegurar que también te gusta ponerte ropa femenina.

Me vio con ojos de ternura y me dijo “tienes toda la razón, me encanta, es más, me considero chica transgénero y se que tú también lo eres”. Bueno, que sueño hecho realidad.

Mmm cariño, que me dices y que me le aviento, busqué su boca y la besé con furia, le metí la lengua con desesperación y la abracé con amor. Entramos en la busconería loca. Estaba tan alegre que me sentía además muy hot, quería coger, pero, pensé y le dije, “te invito a que vayamos a mostrarnos al antro. Va, que excitante dijo. Nos salimos del jacuzzi, nos vestimos y nos vamos de novias al antro.

Si, por favor, me encanta la idea.

Nos salimos del baño y me dijo, arréglate mientras yo voy a mi habitación y me visto, también traigo mi ropa, ¿te parece que nos veamos en una hora en el lobby? Pero claro, le dije, ahí nos vemos cariño, que emoción, nunca me esperaba esto. Ni yo, me dijo, pero ya que estamos en ello, vamos a aprovecharlo al máximo. Oye ¿y cómo te llamo? Ah, claro, que grosera soy, no me presenté ja, ja, ja, soy Francis. Va, nos vemos en una hora Francis, en el lobby. Si Marijó, nos vemos.

Salió de la habitación y yo me sentía soñada, daba vueltas como disfrutando un baile y si, era el baile de la emoción, del deseo y la pasión. Nunca me habría imaginado que una de mis más locas fantasías se estuviera haciendo realidad. Ligando en un viaje de trabajo, haberme ido a nadar por romper mi aburrimiento y encontrarme con la gran aventura que se veía delante.

Traía dos juegos de ropa, siempre salía preparada y presta me dispuse a vestirme.

Me puse un brasiere y pantaletas negras, un conjuntito muy mono, con encajes; liguero de banda ancha y medias negras; un vestido largo vaporoso color negro, con abertura en la pierna izquierda, accesorios, maquillaje llamativo, zapatilla y bolso, toda una chica lujuriosa. Para completar, me metí un plug vibrador, que se manipula a control remoto. Quería todo esa noche.

A la hora salí de la habitación y me dirigí al lobby del hotel a mi cita con Francis. Caminaba contorneándome con delicia y feminidad, alcancé a ver por ahí un par de miradas de asombro y deseo ja, ja, ja.

Llegué al Lobby y o sorpresa, Francis ya estaba ahí, se veía como una diosa, venía super sensual, nada vulgar, al contrario, sobria pero muy elegante. Traía un vestido de satín en color azul rey, soñado. De cuerpo lucía espléndida, tremendamente femenina y muy sexy, su maquillaje era discreto, muy favorecedor y peinaba un cabello trigueño corte Bobby que lucía de maravilla. Me quedé embobada.

De lejos nos avistamos y con una amplia sonrisa nos acercamos una a la otra y nos dimos un abrazo muy de novias. Que rico.

Pasamos al antro que, por ser media semana, no estaba muy concurrido y pedimos una mesa alejada de la entrada. Nos ofrecieron de beber y yo pedí un Martini y ella pidió un güisque en las rocas.

Se escuchaba música de piano, con música romántica y, bueno, estábamos felices.

Nos chuleamos una a la otra, comentando lo maravilloso de nuestra presencia y gusto para vestirnos y empezamos a platicar de nosotras.

De la plática, lo sobresaliente era lo bien que nos sentíamos y de la gran oportunidad que estábamos disfrutando, sin que lo hubiéramos ni siquiera imaginado.

La plática siguió comentando nuestros gustos y deseos y coincidimos en que buscaríamos complacernos al máximo.

Saqué de mi bolso el control remoto del vibrador y le dije “mira Francis” y me preguntó ¿qué es eso? Le dije mi acelerador. Me vio con extrañeza, lo tomo, revisó y dijo “ahh pilla, te vas a dar placer, es el control remoto de un vibrador que, seguramente, lo traes puesto, que atrevida ja, ja, ja”.

Si Francis y lo traigo puesto porque quiero excitarme mucho para que me tengas, cuando regresemos a la habitación a tu plena disposición, para que me hagas sentir mujer y me des pasión sin límite.

Claro Marijó, eso es lo que queremos y eso haremos.

Después de nuestra entrada, pedimos un plato de carnes frías y una copa de cava. Mientras consumíamos, me dice, préstame el control remoto. Le dije pensé que jamás lo pedirías, aquí está, soy tuya.

Lo puso en acción y empecé a sentir la vibración en mi coñito, muy rico, muy suave, deleitándome al máximo. Nos veíamos y nos atacábamos de la risa. Y tal como yo lo esperaba, empezó a manipular la velocidad y bueno, me sentía desenfrenada, con unas ganas de coger al casi llegarme un orgasmo. Yo le tocaba las piernas por debajo de la mesa y le acariciaba la vagina y, así estuvimos como una hora, con nuestras copas de espumoso, las dos escurríamos de excitación.

Finalmente decidimos regresar a la habitación y en el camino de regreso, puso el vibrador a máxima velocidad y yo solo me contorsionaba de placer y ella, me decía “de verte casi me vengo” y nos entraba la risa a carcajadas.

Llegamos a la habitación y le pedí, Francis, vamos a desnudarnos, quedémonos en ropa interior. La desvestí y me desvistió, lo hicimos con delicadeza, cariño y excitación.

Me quité el vibrador y le dije “Francis, quiero mamarte, mamarte intensamente y quiero que tú me lo hagas también, me urge, hagamos un 69” y me dice que delicia vamos a hacerlo.

Nos trepamos a la cama y nos acomodamos para darnos el placer de un 69 hecho con pasión, con gusto y deseo y así lo hicimos durante más de media hora. Le succionaba su clítoris, lo lamia de arriba abajo, me lo metía hasta que sus bolas me llegaran a la lengua, me lo tallaba en el rostro, miles de locuras. Ella me daba pequeños mordiscos que sentía yo super excitantes, llenó de saliva sus dedos y me los empezó a meter en mi colita, despacio de inicio y, ya adentro, con fuerza y deseo. Le dije “Francis, déjeme ir por un juguetito”, me levanté y saqué de un bolso un dildo largo para jugar con él. Le mostré y le dije, mira, nos va a dar servicio a las dos y, soltamos la carcajada.

Le puse lubricante a una punta y se lo empecé a meter, rico, con calma. Le veía el rostro y notaba que estaba super excitada, cerraba los ojos y mostraba gusto por lo que estaba sintiendo. Le puse lubricante a la otra punta, me senté frente a ella y me lo empecé a meter. Mmmm que delicia, me entro de súbito, ya lo necesitaba y también entorné los ojitos para mostrar mi gran satisfacción. Le dije “Francis, ya lo tenemos adentro, muévete, muévete fuerte, hazme sentir mujer, métemelo lo más profundo que puedas, dámelo, yo buscaré satisfacerte con gran deseo y pasión, disfrutemos, cojamos, cojamos fuerte, dame, te doy, dame, dame, ayyy que rico que tremendamente putas que somos.

Si Marijó somos unas grandes putas, alegres a la hora de coger y a toda hora. Nos besábamos, nos tocábamos, nos acariciábamos las tetas, la cara, el vientre, nos acosábamos los agujeros con fuerza, con enorme pasión. Después de un buen rato me dice Marijó, quiero penetrarte. Le dije “y yo lo deseo”. Nos sacamos el dildo y nos pusimos una frente a la otra, nos besamos y, la acosté boca arriba y le dije “déjame cogerte” me dice, adelante cariño, dame, dame y hazme feliz.

Le puse la punta en su entrada y fui introduciendo mi miembro con delicadeza y ternura, poco a poco y me dice “así Marijó, así, sabes muy bien cómo tratar a una dama, así cariño, asííí” Yo le arremetía con furia su coñito y se la metía tan profundo que sentía como topaba en pared y se lo restregaba con fuerza y deseo. Así ensartada, giramos con pasión sobre la cama, manejábamos nuestros cuerpos con flexibilidad y gracia, nos veíamos con lujuria y nos hablábamos sucio para excitarnos más. Me dice después de media hora, déjame cogerte.

Se la saqué y me di media vuelta para ponerme boca abajo, me encanta que me cojan así, boca abajo para que entremos en el ritmo del meter y sacar lleno de armonía. Le dije Francis, duro, dame duro, hazme sentir mujer, hazme sentir que me deseas, que nos hacemos felices.

Conforme avanzaba en la penetración, su rostro incrementaba la sensación de felicidad y excitación, me dijo, Marijó ya no aguanto más, vamos a venirnos y, yo le dije, si Francis vamos, vamos, duro, muévete, muévete y, ella me grita llena de pasión siii, tu también, duro Marijó, duro, dame, dame ayyy me vengo, si las dos ahora agg aggg mmmm yaaa.

Continuará.

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